DOSSIER GRAN BRETAÑA

“Las enfermeras están en huelga por el bien de todos”

Por Taj Ali

[El secretario de Estado de Salud, Steve Barclay, no deja de proclamar que las huelgas pueden poner en peligro a los pacientes, él, que rechazó cualquier negociación con el secretario del Royal College of Nursing (sindicato de las enfermeras), Pat Cullen. Cabe recordar que el RCN no había iniciado un movimiento de huelga durante 106 años. Y esto después de una amplia votación entre sus miembros. En cualquier caso, el ministro de Finanzas Jeremy Hunt rechaza cualquier aumento salarial que permita hacer frente a la inflación. Sin acuerdo, tras los dos días de huelga de este lunes 19 y martes 20 de diciembre, se llevará a cabo una nueva movilización en enero. Taj Ali explica lo que alimenta la huelga: los efectos de la crisis financiera y humana del NHS (Servicio Nacional de Salud), planificada desde hace años por los gobiernos conservadores. Red. A l´Encontre]

Desde los carteros hasta las y los trabajadores de ambulancias, desde los conductores de autobuses hasta la policía fronteriza, es más fácil preguntarse quién no está en huelga estos días. Cuando las y los trabajadores han experimentado un largo período de estancamiento salarial y la peor reducción del nivel de vida desde la década de 1950, era solo cuestión de tiempo que proclamaran que demasiado es demasiado.

La actual ola de huelgas, la más grande en tres décadas, no sale de la nada, se ha preparado durante más de una década. Y no se trata solo de salarios ridículos. Nuestros servicios públicos, maltratados y magullados por más de una década de austeridad, están de rodillas. Y quienes los usan también están al borde del abismo. Quienes han presidido estos recortes han hablado en los últimos días de la seguridad pública. Pero la verdad es que el público ha sido puesto en peligro todos los días que las y los conservadores han estado en el poder.

El NHS (Servicio Nacional de Salud) no está a punto de romperse, ya está roto. A finales de octubre, más de 7 millones de personas esperaban poder comenzar un tratamiento de rutina, una lista de espera récord en los hospitales que suman más que toda la población de Dinamarca. En Inglaterra, en urgencias, sólo el 68,9% de los pacientes son examinados en cuatro horas. En comparación, en 2009, solo el 4% de los pacientes esperaba más de cuatro horas en urgencias. Este gobierno ha ido más allá reduciendo irresponsablemente los servicios sociales para adultos [cuidados en el hogar que limitan las hospitalizaciones], una política nefasta que ha tenido un efecto de arrastre para nuestros hospitales y su personal.

El estrés y el agotamiento profesional debidos a la acumulación de retrasos en el NHS se agravan por una década de reducción de salarios. Hoy en día, las enfermeras ganan 5000 libras [5740 euros] menos al año en términos reales que en 2010. Y para las matronas y el personal paramédico, esta cifra es de más de 6000 libras. La actual ola de huelgas en varios sectores no es una coincidencia: un nuevo análisis del Trade Union Congress reveló que 2022 fue el peor año para el crecimiento de los salarios reales en casi medio siglo [véase el artículo publicado antikapitalistak.org https://www.antikapitalistak.org/dossier-gran-bretana/ ].

El NHS se encuentra en medio de una crisis de reclutamiento y conservación de agentes, con un un número de personal peligrosamente bajo en todos los sectores. No hace mucho tiempo, las enfermeras recién diplomadas tenían una red de apoyo a su alrededor, colegas experimentados a los que recurrir y recursos para hacer el trabajo. Hoy en día, a menudo, desde el principio se tiran a la piscina, a veces teniendo que asumir la responsabilidad de un servicio completo o emprender procedimientos complejos en ausencia de cualquier colega experimentada.

Una de cada nueve enfermeras dejó el NHS el año pasado y solo el 21% de las enfermeras dicen que hay suficiente personal para hacer su trabajo correctamente. Es una profecía auto-realizadora: las enfermeras se van en masa, mientras que las que permanecen en una profesión subfinanciada, carente de personal y, por lo tanto, agotadora, son más susceptibles de acabar haciendo lo mismo. Con un personal recién diplomado que se supone que interviene por encima de su nivel efectivo de competencia, el deterioro de la atención al paciente es una evidencia.

Tres de cada cuatro unidades organizativas del NHS afirman que cada vez hay más enfermeras que acuden a los servicios de salud mental debido al estrés, el endeudamiento y la pobreza. ¿Cómo pueden las y los profesionales de la salud proporcionar una atención de calidad a sus pacientes cuando su propia salud está amenazada? Este entorno, sometido a una fuerte presión y con pocos recursos, simplemente no es seguro, ni para el personal ni para las y los pacientes.

Desmoralizados y abatidos, las y los conductores de ambulancias no tienen más remedio que ponerse en huelga en un intento desesperado de salvar su servicio. Al igual que las enfermeras, fueron aclamados como héroes en el apogeo de la pandemia, luchando en primera línea para salvar la vida de los demás. Sin embargo, hoy se sienten culpables de hacer huelga por un gobierno que ha presidido 12 años de recortes en el servicio y en su salario

El impacto es evidente para todos. Solo el mes pasado, 41.000 pacientes se expusieron a riesgos potenciales mientras esperaban demasiado tiempo antes de ser ingresados en urgencias o simplemente para que una ambulancia se presentara para rescatarles. De estos 41.000 pacientes, 5.000 fueron puestos en peligro o sufrieron un “perjuicio grave”, incluida la muerte, el número más alto jamás registrado.

Las y los agotados conductores de ambulancia ya han advertido de que la escasez de personal y los retrasos de varias horas en la entrada de los hospitales harán que el número de muertes de pacientes aumente este invierno. Un tercio de los conductores de ambulancias entrevistados por el sindicato GMB este verano cree que los retrasos en la intervención han provocado la muerte de un paciente.

Los ministros del gobierno que expresan su falsa preocupación por la seguridad pública conceden irónicamente un punto importante: nuestros servicios públicos se derrumbarían de la noche a la mañana sin el trabajo de los trabajadores y trabajadoras mal remunerados que constituyen la columna vertebral de estos servicios. Hay una contradicción fundamental en los términos. No se puede pretender que estos trabajadores son demasiado importantes para permitirse hacer la huelga, pero no demasiado importantes como para que se les pague adecuadamente.

Es hora de que sean tratados con el respeto y la dignidad que merecen, por el bien de todas las personas que dependen de los servicios públicos. La verdad es que estas huelgas se producen precisamente por preocupaciones de seguridad pública. El público solo puede estar seguro si quienes están en primera línea para cuidarle cuando sea necesario pueden trabajar en las mejores condiciones posibles. Por eso luchan las y los trabajadores en huelga. (Opinión publicada en The Independent, el 18 de diciembre de 2022).

https://alencontre.org/europe/grande-bretagne/royaume-uni-les-infirmieres-font-greve-pour-notre-bien-a-tous.html

Traducción: F.E. para antikapitalistak.org

 Las enfermeras se unen a las movilizaciones en defensa de los salarios

Yuri Prasad

Hasta 100.000 enfermeras podrían participar en un movimiento sindical en los hospitales de Inglaterra, País de Gales e Irlanda del Norte los días 15 y 20 de diciembre, marcando la primera huelga nacional en la historia del Royal College of Nurses (RCN- sindicato de enfermeras), fundado en 1916.

Las enfermeras planean hacer huelga durante dos días. Una nueva y notable etapa de la batalla salarial que se extiende por Gran Bretaña. Las y los líderes sindicales de la RCN en Inglaterra, País de Gales e Irlanda del Norte anunciaron la semana pasada que organizarían sus primeros paros el jueves 15 y el martes 20 de diciembre. Esto significará piquetes de huelga delante de los hospitales en gran parte de Gran Bretaña por primera vez en años.

“Nunca pensé que nos vería haciendo huelga”

Con cientos de miles de trabajadores y trabajadoras que ya están en conflicto, la noticia de la huelga de enfermeras debería elevar la temperatura política. La huelga del 15 de diciembre coincide con una huelga prevista de Royal Mail. Otros sindicatos deberían planificar acciones en los días de huelga del NHS (Servicio Nacional de Salud).

Lucy, una enfermera del oeste de Inglaterra con 14 años de experiencia, dice que la próxima huelga refleja un “cambio radical” entre las enfermeras. “Cuando empecé a trabajar, nunca pensé que nos vería haciendo huelga”, explica.

“Pero ahora estamos realmente hartas. Hemos sufrido la primera ola de austeridad, la congelación de los salarios durante tres años, seguido de aumentos por debajo de la inflación. Luego vimos todos los escándalos de los conservadores, los bonus de los banqueros, etc. La gente simplemente ya no está dispuesta a aceptar salarios bajos ”.

Con un gobierno obstinado, Lucy cree que el sindicato tendrá que lanzar una “acción seria” para obligar al gobierno a ceder. Tiene toda la razón. El RCN indica que anunciará qué usuarios del NHS se verán afectados cuando envíe notificaciones oficiales a finales de la semana. El sindicato ha superado los umbrales de participación exigidos por las leyes antisindicales en 176 lugares de trabajo.

Una solidaridad que hay que construir

El gobierno impuso un miserable “aumento salarial” del 4% a casi todo el personal del NHS este otoño y luego puso fin a las negociaciones. El RCN lucha por un aumento salarial un 5% superior a la tasa de inflación. Esto significa que sólo una oferta cercana al 20% puede resolver el conflicto.

Ésta es, según el RCN, la única forma de llenar las decenas de miles de vacantes en el NHS. Mientras no haya personal seguro en cada departamento, la seguridad de los pacientes estará en peligro. El conjunto de activistas y sindicalistas debe ahora prepararse para rodear a las enfermeras en huelga con una ola de solidaridad activa, con paros, concentraciones a la hora del almuerzo y delegaciones masivas en los piquetes de huelga.

10/12/2022

Fuente: http://socialistworker.co.uk

L’Anticapitaliste – 640 (08/12/2022)

Traducción: F.E. para antikapitalistak.org

Según el Trades Union Congress los salarios reales experimentaron en 2022 la mayor caída desde 1977

Miles Brignall

Mientras las y los trabajadores del Reino Unido se preparan para acciones de huelga relacionadas, entre otras cosas, con los salarios,  se ha comprobado que 2022 fue el peor año para los salarios reales desde hace casi medio siglo.

El análisis de las estadísticas oficiales realizado por el Trades Union Congress (TUC Congreso de sindicatos británicos) reveló que los salarios reales, la cantidad que las personas ganan en comparación con el costo de vida, cayeron un promedio de  76 £ [88 euros] al mes en 2022, ya que los salarios no siguieron el ritmo de la inflación.

Según el sindicato, las y los asalariados clave del sector público ahora tienen 180 libras [209 euros] menos al mes en términos reales que hace un año. Esto significa que han experimentado la mayor caída de los salarios reales desde 1977 y la segunda más acentuada desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Esto también explica por qué tantas y tantos empleados han comenzado o están a punto de iniciar una huelga para obtener un aumento salarial.

En los próximos días, las huelgas de carteros, conductores de trenes y autobuses, personal de aduanas, monitores de autoescuelas, personal de salud del NHS (National Health Service/Servicio Nacional de Salud), profesores y muchas otras personas causarán enormes perturbaciones en todo el Reino Unido.

Según el TUC, el salario real de las enfermeras disminuyó en 1800 £  el año pasado, mientras que el de las y los trabajadores de ambulancias bajó 2400 £. El personal de enfermería, cuya huelga está prevista para el jueves 15 de diciembre, gana 5000 libras [5815 euros] menos al año, en términos reales, que en 2010. Y para las matronas y el personal paramédico, esta cifra asciende a más de 6000 libras [6978 euros].

La secretaria general del TUC, Frances O’Grady, ha dicho que la actual ola de huelgas en Gran Bretaña es el resultado de la situación de las y los empleados “empujados al límite” por años de austeridad salarial. También acusó al gobierno de estar más interesado en una intensificación de los conflictos [frente a los que responde con el fortalecimiento de la legislación antisindical y las medidas de excepción] que por su resolución. “Los presupuestos de las familias han sido destrozados por el aumento de las facturas y más de una década de austeridad salarial. Los conservadores han presidido la mayor reducción de los salarios reales en más de 200 años», dijo. “No podemos ser un país en el que el personal del NHS /1 y de la educación deben recurrir a los bancos de alimentos, mientras que los banqueros de la City reciben bonus ilimitados.”

En un contexto en el que se han disparado los costos de la vivienda y otros bienes, las y los asalariados se enfrentaron a una inflación de los precios de la alimentación de más del 12% [lo que es una estimación baja] y a facturas energéticas anuales más de 1000 libras superiores a las del año pasado. A pesar de esto, el gobierno ha apoyado activamente el bloqueo salarial por parte de la patronal, entre otros en el conflicto del sector ferroviario, o se ha negado a intervenir en otros casos.

El domingo, el ministro de Asuntos Exteriores, James Cleverly, rechazó la oferta de los sindicatos de enfermeras de suspender las huelgas previstas a cambio de negociaciones salariales /2. Las enfermeras, cuyo salario anual comienza en 27.000 libras, han pedido un aumento del 17,6%, considerado inaceptable por unas y unos ministros que ganan más de 150.000 libras al año.

La organización sindical ha dicho que era “absurdo” afirmar que el aumento de los salarios aumentaría la inflación y ha afirmado que cualquier plan serio para mejorar el crecimiento debe implicar poner más dinero en los bolsillos de los trabajadores.

Un portavoz gubernamental justifica así la política del gobierno de Rishi Sunak: “Vamos a aumentar los salarios de millones de asalariadas y asalariados elevando el “salario nacional de subsistencia” a 10,42 £ [12,12 euros] por hora en abril, o 1.600 £ más al año para un trabajador a tiempo completo. Además, la garantía de precios de la energía permitirá a un hogar típico ahorrar alrededor de 700 libras este invierno, mientras que hemos cancelado el aumento de las cotizaciones del seguro nacional y hemos realizado cambios en el crédito universal /3 para ayudar a los hogares que trabajan a mantener más de lo que ganan. Es esencial luchar contra la inflación, que corroe los salarios, pero también reconocemos la vital contribución del sector público a nuestro país, por lo que hemos ofrecido a 2 millones de trabajadores el mayor aumento salarial en casi 20 años”. (Artículo publicado en The Guardian, 12 de diciembre de 2022; traducido y publicado por A l’Encontre)

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Martin Wolf, que no es particularmente un partidario del sindicalismo, hace la siguiente observación en el Financial Times del 11 de diciembre de 2022: “El gobierno británico se enfrenta a un “invierno de descontento” en los servicios públicos. En respuesta, insiste en que no puede permitirse aumentar los salarios y busca limitar el derecho a la huelga de los funcionarios. Esto puede funcionar políticamente. Pero no tiene sentido desde el punto de vista económico. Los salarios del sector público deben fijarse en los niveles necesarios para atraer y motivar al personal necesario. Un impulso de la inflación no cambia esta lógica. Desde la llegada al poder de las y los conservadores en mayo de 2010, el salario medio real global (incluidas las primas) había aumentado un 5,5% en el sector privado en septiembre de 2022, pero había disminuido un 5,9% en el sector público. Es sorprendente que entre enero de 2021 y septiembre de 2022, el salario real promedio en el sector privado disminuyó un 1,5%, mientras que disminuyó un 7,7% en el sector público. En realidad, toda la caída de los salarios reales del sector público desde 2010 se ha producido en los últimos dos años”.

Luego, Martin Wolf constata que las y los asalariados del sector público han experimentado desde 2021, con una aceleración en 2022, una degradación general de sus ingresos, en comparación con el sector privado. Destaca la falta de personal en el NHS y la educación, con el deterioro de las prestaciones. Lo que implica, según él: “El tejido social del país se está desmoronando. En particular, la mala situación de la salud pública perjudica la oferta de mano de obra… Dejar que la inflación reduzca los salarios reales, mientras se espera que los servicios se mantengan o incluso mejoren, es simplemente deshonesto”.  El Guardian supuestamente “de izquierda” casi podría haber citado al Financial Times. (Red. A l´encontre)

El gráfico producido por el Financial Times apoya la observación de Martin Wolf: “El reciente declive de los salarios reales en el sector público es extremo”. Las dos curvas (privadas / públicas) lo explicitan.

12/12/2022

https://alencontre.org/europe/grande-bretagne/royaume-uni-selon-le-trades-union-congress-en-2022-les-salaires-reels-ont-connu-la-plus-forte-baisse-depuis-1977.html

Traducción: F.E. para antikapitalistak.org

Notas

1/ Según una norma que se está extendiendo en los países europeos, la falta de facto planificada de personal hospitalario del sector público y los bajos salarios de este personal conducen paradójicamente a un gasto significativo para pagar a médicos y enfermeras temporales de agencias privadas. Esto es lo que señala Wes Streeting, el secretario de Estado de Salud del Gabinete Fantasma: “Los hospitales, desesperados, se ven obligados a pagar honorarios exorbitantes a agencias privadas, porque los conservadores no han formado a un número suficiente de médicos y enfermeras en los últimos 12 años. Es escandaloso ver que, mientras que los contribuyentes pagan honorarios exorbitantes por médicos de agencias privadas, el gobierno ha reducido el número de plazas en las escuelas de medicina, imposibilitando así a miles de excelentes estudiantes poder estudiar en Inglaterra”. (The Independent, 12/12/2022 (Red. En A l´Encontre)

2/ El ministro de Asuntos Exteriores, James Cleverly, dijo a Sophy Ridge, del programa dominical del 11 de diciembre de Sky News, que el ministro de Salud estaría encantado de discutir con los sindicatos, pero solo para mejorar el rendimiento del NHS y las condiciones de trabajo, y no en lo que respecta a los salarios. (The Guardian, 11/12/2022)

3/ Sistema que ha sustituido varios tipos de prestaciones en una sola. Es pagada por el gobierno a las personas que no tienen ingresos o ingresos muy bajos para ayudarlos a hacer frente a sus gastos de subsistencia. (Red. A l´Encontre)

Perú: Golpe parlamentario contra Pedro Castillo. Crónica de una crisis política permanente.

Johnatan Fuentes
<Sociólogo de la UNMSM y Militante de Corriente Amaru>

La victoria electoral de Pedro Castillo y Perú Libre en las elecciones presidenciales del 2021 auguraba la profundización de la crisis política peruana de hace más de un quinquenio, con la particularidad del ensañamiento de las clases dominantes ante un dirigente sindical de origen campesino que cristalizó con crudeza el racismo y macartismo imperante de nuestra sociedad.

Un populismo de baja intensidad

A diferencias de las experiencias nacional-populares recurrentes en América Latina, el proyecto de Castillo adoleció de una estrategia definida, sólidas bases populares y una amplia mayoría parlamentaria para implementar los cambios propuestos en campaña electoral. Además de ello la convivencia con el partido Perú Libre era más un entendimiento práctico, que una apuesta por construir partido que finalmente se formalizó la separación hace algunos meses.

Ante el asedio golpista de la ultraderecha, Castillo optó por otorgar concesiones constantemente a las clases dominantes hasta el punto de dejar sepultado las medidas mínimas del programa de cambios con que ganó la segunda vuelta electoral. Cuestión que se evidenció con el cambio de gabinete ministerial donde la tecnocracia neoliberal recuperaba el Ministerio de Economía y algunos sectores de derecha se agazapaban en el ejecutivo a tan solo 6 meses de gobierno.

Castillo derrotó las dos primeras mociones de vacancia estableciendo acuerdos con las bancadas de derecha ligadas más a las regiones y a cierta burguesía provinciana como Alianza para el Progreso (APP) y una fracción de Acción Popular (AP) y Podemos. De cierta forma la división de la izquierda, las disputas entre Perú Libre y Nuevo Perú, en los primeros 6 meses de gobierno contribuyó a esta dinámica fortaleciendo al entorno regionalista y familiar cercano a Castillo que se desempeñó como dirección política informal del ejecutivo apuntalando su derechización y capitulación.

El asedio golpista permanente

La ultraderecha peruana liderada por el Fujimorismo desde el día cero desconoció la victoria electoral de Castillo, que bajo diversas formas intentó impedir la investidura presidencial recurriendo a un pool de abogados reaccionarios, así como a los grandes medios de comunicación que se propusieron menoscabar la legitimidad del nuevo gobierno que llegaba con banderas de izquierda.

Las movilizaciones antigubernamentales que convocaban solo lograban congregar a la vieja partidocracia del APRA y el PPC, y algunas fracciones de la clase media y la burguesía limeña que no toleraban a alguien proveniente del mundo popular como presidente de la república. En cierta medida el empate de fuerzas en las calles y el congreso entre la oposición burguesa y el oficialismo habilitó la política de sobrevivencia que llevaba a Castillo a sostener el piloto automático neoliberal.

Ante el impasse se abrió con más contundencia otro frente de disputa política desde el Poder Judicial y la Fiscalía de la Nación que aperturaron 6 carpetas fiscales en tiempo récord contra el entonces presidente Pedro Castillo con el fin de lograr su derrocamiento previa deslegitimación ante la opinión pública. La fiscal a cargo de la investigación que tiene presuntos lazos con el narcotráfico se convertía ahora en una referente de la lucha contra la corrupción según la narrativa de los grandes medios de comunicación alineados con los golpistas. Hasta el momento contra el expresidente Castillo solo pudieron obtener testimonios de ex altos funcionarios y empresarios lobbystas sin alguna prueba que acredite las denuncias vertidas.

Desde el congreso se preparaba una solicitud de suspensión del entonces presidente Castillo, ya que requería menor votación que las mociones de vacancia, pero esta vía no logra prosperar ante lo cual se aprueba la tercera solicitud de admisión de la moción de vacancia presidencial que implicaba una segunda votación este siete de diciembre para su aprobación final.

Una salida precipitada

Ante la crisis política irresuelta Castillo decidió cerrar el congreso golpista sin la correlación política necesaria y sin el apoyo popular contundente que le permitiera materializar su medida de excepción. Su aislamiento fue a tal punto que todos los ministros terminaron renunciando a las pocas horas o minutos, inclusive los sectores provenientes de la izquierda castillista como Roberto Sánchez de Juntos por el Perú y Betssy Chávez de Voces del Pueblo.

El pronunciamiento de las Fuerzas Armadas en contra del cierre del congreso clarificó la correlación de fuerzas actual, así como el carácter precipitado y absurdo de la medida de excepción que intentó implementar, más allá de cuestiones formales/constitucionales priorizadas en el análisis de la izquierda liberal que llamó golpista al expresidente Castillo llegando incluso a compararlo con Alberto Fujimori y algunos Exministros como Pedro Francke y Mirtha Vásquez se unieron al coro mediático de la reacción que fustigaba el frustrado intento de cierre del congreso.

Derrotada la medida precipitada de Castillo, el congreso se alistó a aprobar la tercera moción de vacancia presidencial contando con los votos a favor de algunos congresistas de Perú Libre, Nuevo Perú y el Partido Magisterial y Popular. Consumado el golpe parlamentario, efectivos policiales detuvieron al expresidente en la prefectura bajo el cargo de rebelión evidenciándose una vez más el ensañamiento de las clases dominantes del Perú con el dirigente sindical de origen campesino.

La crisis continua

La asunción presidencial de Dina Boluarte, ex vicepresidenta, es producto del acuerdo tácito de las fuerzas políticas del congreso en su maniobra de normalizar el golpe parlamentario consumado. Tan solo meses antes la ultraderecha intentó inhabilitar a la entonces vicepresidenta con razones absurdas, pero en los últimos días se retrocedió en la medida con el fin de habilitar la transferencia de mando presidencial sin irrupciones populares.

Boluarte anunció un gobierno de unidad nacional que en realidad significa continuismo neoliberal ahora quizás a un nivel de mayor vínculo con la tecnocracia y la derecha tradicional. No cumplió su promesa de renunciar si vacan a Castillo, como lo señaló en unos de sus últimas intervenciones políticas, tampoco mencionó algo sobre el proceso constituyente o alguna reforma progresiva durante su toma de mando presidencial. Aun así, la ultraderecha no arriará sus banderas golpistas, solo se alista para un contexto en mejores condiciones para su política sediciosa.

Hoy queda más claro que la independencia política de la izquierda y los movimientos populares son vitales para preparar una salida democrática y de ruptura antineoliberal antes la crisis política permanente. En esa medida construir un referente político para las mayorías populares es la tarea principal del momento y de las nuevas generaciones de la militancia revolucionaria.

Ucrania: El grupo feminista de Lviv Bilkis acosado por fascistas

<Patrick Le Tréhondat>

Hace varios días que el grupo feminista Bilkis de Lviv ha lanzado una campaña contra la marca de licor La Cerise ivre (La cereza borracha) que muestra una mujer desnuda en las etiquetas de sus botellas.

El grupo feminista explica su campaña de la siguiente manera: “Ayer [sábado 26 de noviembre], organizamos una concentración cerca de uno de los establecimientos de La Cerise ivre /1 . Estábamos con carteles de “Deja de sexualizar a las mujeres”, “El cuerpo femenino no es tu anuncio”, “Boicotead a los sexistas”, y una activista pintó a un hombre al estilo que La Cerise ivre retrata y ve a las mujeres, es decir, desnudas, con una cereza. Nuestras demandas no han cambiado: no a la representación que llama a la violencia y no a la sexualización de las mujeres. Por desgracia, no nos escuchan. Por tanto, hoy continuamos nuestra lucha y seguimos manifestándonos frente al mismo establecimiento de 15 a 17 horas, ¡únete a nosotras!”

Bilkis organiza el fin de semana concentraciones frente a una de las tiendas de La Cerise ivre en Lviv. Pero la semana siguiente a una de estas concentraciones el grupo fascista Katarsis lanzó amenazas contra Bilkis de cara a su movilización los días 3 y 4 de diciembre de 2022 y Bilkis reaccionó inmediatamente: “Sin embargo, debemos alertaros: el otro día recibimos un mensaje de Katarsis. Creemos que se trata de un intento de intimidación. Por lo tanto, nos gustaría advertiros que puede haber provocaciones o ataques durante y después de la movilización. Y sabemos que los activistas de Katarsis o asociaciones similares pueden atacar a activistas después de la acción. Para nosotras, estas intimidaciones no son una razón para no realizar acciones, porque eso es exactamente lo que están tratando de lograr. Pero no queremos ponerte en peligro, así que honestamente os avisamos de la situación ”.

Katarsis es un grupo neonazi muy presente en la calle que, entre otras cosas, publica informaciones personales sobre activistas de izquierda. Su canal de Telegram tiene 135.000 suscriptores, principalmente neonazis y fascistas y sus activistas activos son numerosos. Maxim, un activista de izquierda en Lviv, nos dijo: ”“Da miedo porque publicaron muchos de mis datos personales”.

El sábado 3 de diciembre, Katarsis estuvo presente en la manifestación de Bilkis y hubo un mini-enfrentamiento entre un activista de Sotsialnyi Rukh (Movimiento Social) y un nazi. A la mañana siguiente, Bilkis declaró: “El sábado 3 de diciembre organizamos una acción callejera por tercera vez frente a uno de los establecimientos de La Cereza borracha. Los partidarios de Katarsis también vinieron con sus pancartas: “Las desnudas son baratas”, “dejad a la mujer desnuda y enviad a los radicales al frente”. Son las mentiras y las manipulaciones en el espacio público difundidas por quienes están a favor de la discriminación en la publicidad. Muy imperial, porque son los mecanismos de la propaganda rusa. Todavía estamos sorprendidas por el argumento de los partidarios del sexismo y la cultura de la violación. ¡Así que ven a la movilización hoy domingo de 15 a 17 horas! ”

Por su parte, el Sotsialnyi Rukh (Movimiento Social) declaraba el domingo por la mañana: “La cereza borracha es conocida por su terrible tratamiento de los derechos de las y los trabajadores, la corrupción y el parasitismo de los estereotipos de género. La manifestación del 3 de diciembre llamó la atención en las redes sociales y planteó cuestiones sobre el derecho a la libre manifestación durante la guerra. En ese momento no hubo amenazas de violencia física por parte de jóvenes antidemocráticos de la ultraderecha, sino un intento de “atrapar” activistas una vez finalizada la movilización. Además, jóvenes no identificados que vinieron a la manifestación tomaron fotos y llevaban carteles falsos con el objetivo de desacreditar a las y los activistas”.

Este domingo 4 de diciembre, las activistas de Bilkis volvieron a estar presentes frente a la tienda con su cartel de 14 a 17 horas ( -1 en Lviv). Los fascistas también estaban allí, pero debido a la presencia de la policía, las cosas salieron bien. Bilkis había organizado un directo del piquete en Instagram.

El lunes 5 de diciembre por la mañana, sacando un balance de su movilización, Bilkis declaró: “Ayer celebramos nuestra movilización frente a uno de los establecimientos La Cerise ivre. A pesar de las provocaciones de los jóvenes de extrema derecha y algunos comentarios negativos de los transeúntes, ¡hemos tenido un apoyo increíble tanto en la calle como en nuestras redes sociales este fin de semana! Los policías presentes intentaron explicarnos que no hay sexismo y discriminación en La Cerise ivre. Uno de los policías incluso instó a los transeúntes a visitar la tienda. En total, hemos organizado 4 movilizaciones. Os recordamos que estas acciones se llevaron a cabo en el marco de la acción internacional de 16 días de acción activa contra la violencia de género. ¡La violencia contra las mujeres debe ser completamente erradicada de nuestra sociedad! ” (5 de diciembre de 2022)

2022/12/05

https://alencontre.org/europe/ukraine/ukraine-le-groupe-feministe-de-lviv-bilkis-harcele-par-les-fascistes.html

Traducción: F.E. para antikapitalistak.org

Nota

<

p style=»text-align: justify;»>1/ Marca de licores en Lviv con etiquetas en las botellas mostrando mujeres desnudas. En su sitio web, la marca dice “cada ama de casa de Lviv fabricaba este licor y cada mujer joven conocía ese sabor. Ha ayudado a encontrar el amor desde el siglo XVII ”.

Ampliación de los movimientos de huelga en el Reino Unido

<Thierry Labica>/

La muerte de la reina Isabel II y el duelo nacional que siguió habían dado lugar a la suspensión de unos movimientos de huelga muy dinámicos desde principios del verano de 2022. ¿Conseguirían las luchas recuperarse una vez pasado el momento de la genuflexión nacional?

¿Y qué suscitaría, además, la confusión que se produjo en la cúspide del poder durante las caóticas semanas del mandato de Liz Truss y la focalización mediática ahora totalmente orientada hacia las intrigas institucionales de una nueva sucesión en el cargo de primer ministro?

Luchas que se extienden

Lejos de lo que se podía temer, “asfixia”, cansancio y desánimo, pérdida de visibilidad, pesadez de la organización de nuevos procedimientos de votación (para declarar una huelga, obligatorios cuando el último es de más de seis meses), las luchas del mundo laboral no solo se han reanudado, sino que se han extendido y acentuado.

Las organizaciones líderes desde hace varios meses siguen siendo combativas. Este es el caso del sindicato de trabajadores postales (CWU) cuyos miembros votaron, a más del 91%, la organización de nuevas huelgas en la Post Office (Correos) (mandato válido para los próximos seis meses, por lo tanto). Además, ya están programadas seis jornadas para diciembre (incluidos los 23 y 24) en Royal Mail (115.000 carteros y carteras).

Hay que decir que la empresa (Royal Mail) está poniendo por su parte: 758 millones de ganancias en 2021-2022, 567 millones distribuidos a las y los accionistas cuando la inflación supera el 11%, y plantea una oferta de “recuperación” salarial del 7%… ¡en dos años! Tomando como pretexto las pérdidas atribuidas a los días de huelga, desde mediados de octubre, la empresa ha llegado a amenazar con eliminar 10.000 puestos de trabajo para agosto de 2023.

Por razones comparables (ofertas salariales ridículas, destrucción de puestos de trabajo), la movilización continúa entre el personal ferroviario (RMT con “sí” en el 91,7%) y entre los ferroviarios (Aslef) cuya huelga del 26 de noviembre debe afectar a once operadores ferroviarios. A menor escala, lo mismo ocurre con el personal de tierra del aeropuerto de Heathrow, con los 950 conductores de autobuses de la empresa Abelio (sindicato Unite) que anunciaron diez días de huelga en noviembre-diciembre, y hasta los cincuenta empleados (Unite) de Funeralcare, fabricantes de ataúdes con sede en Glasgow (casi dos semanas en octubre-noviembre).

Enfermeras, bomberos, universidades…

Sin embargo, las cosas toman un giro más masivo cuando la huelga se vota mayoritariamente entre los y las 300.000 enfermeras del RCN (Royal College of Nurses), por primera vez desde su creación en 1916 (el retroceso salarial ya es del 20% en diez años), así como entre los 100.000 funcionarios públicos del PCS (Servicios públicos y comerciales) donde la huelga fue votada al 86,2%, o incluso en las universidades donde, como resultado de un “aumento” del 3%, 70.000 personas (sindicadas en la UCU) repartidas en 150 establecimientos han votado la huelga (tres jornadas a finales de mes) en más del 80%. Aquí también, mientras la precariedad se ha vuelto crónica y los descensos salariales son considerables, los presidentes de universidad distribuyen alrededor de 45 millones de libras al año en un sector que obtuvo unos ingresos récord de 41.100 millones el año pasado.

Los bomberos (de la FBU) han rechazado la propuesta de aumento del 2%, y se está votando el mandato para futuras huelgas.

En el horizonte, la inflación se anuncia como un poco más grave (7,4% previsto para 2023). Los anuncios presupuestarios del 17 de noviembre, a pesar de algunos ajustes aparentes, prometen un empeoramiento continuo de la situación para la gran mayoría de la población, a la que se le va a obligar a tapar un agujero de 54 mil millones de libras esterlinas. Es en este mismo contexto en el que el gobierno adopta una nueva ley anti-manifestación (Public Order Bill) y el Partido Laborista continúa excluyendo a su izquierda, en particular la sindical.

L’Anticapitaliste – 638 (24/11/2022)

https://lanticapitaliste.org/actualite/international/royaume-uni-extension-des-mouvements-de-greves-au-royaume-uni

Traducción: F.E. para antikapitalistak.org

Preguntas sobre Ucrania (1): De la anexión de Crimea a la guerra en el Donbass

<Daria Saburova>

“Creer que la revolución social es concebible sin insurrecciones de las pequeñas naciones en las colonias y en Europa, sin explosiones revolucionarias de una parte de la pequeña burguesía con todos sus prejuicios, sin el movimiento de las masas proletarias y semi-proletarias políticamente inconscientes contra el yugo señorial, clerical, monárquico, nacional, etc, es repudiar la revolución social. Es imaginar que un ejército tomará una posición en un lugar determinado y dirá ”“Estamos por el socialismo”“, y que otro, en otro lugar, dirá ”“Estamos por el imperialismo”“, ¡y que entonces de dará la revolución social!”! […] Cualquiera que espere una revolución social “pura” nunca vivirá lo suficiente como para verla. Es solo un revolucionario en palabras que no entiende nada de lo que es una verdadera revolución”.

Lenin, “Balance de una discusión sobre el derecho de las naciones a disponer de sí mismas” (1916).

El 30 de septiembre, Putin aprobó la anexión por parte de Rusia de las regiones de Donetsk, Lugansk, Jerson y Zaporiyia, tras los referendos fantoches celebrados entre el 23 y el 27 de septiembre, repitiendo así el escenario que ya había sido probado en 2014 en Crimea y Donbass. Este golpe se produce en el contexto de una gran contraofensiva del ejército ucraniano en las regiones de Kharkiv y Donetsk, y tiene como objetivo justificar la “movilización parcial” anunciada el 21 de septiembre. Si bien este nuevo episodio de la “autodeterminación popular” debería por sí mismo iluminar retrospectivamente lo que sucedió en 2014, algunas voces de la izquierda todavía se levantan para acusar a Ucrania de haber provocado la escalada militar en curso. Este texto repasa los acontecimientos de 2014-2022 para responder a una serie de preguntas que siguen desgarrando a una parte de la izquierda radical y que obstaculizan su solidaridad con la resistencia popular ucraniana. Estas cuestiones se refieren al movimiento separatista y la guerra en el Donbass, los acuerdos de Minsk, la política del gobierno post-Maïdan, el avance de la extrema derecha y las perspectivas para la izquierda en Ucrania.

¿Guerra civil o guerra de agresión?

El 27 de febrero de 2014, días después de la caída de Yanukóvich tras la revolución de Maidán, un grupo de personas armadas tomó el control del Parlamento y del Gabinete de Ministros en Crimea. Al día siguiente, los “pequeños hombres verdes”, soldados vestidos con uniformes militares sin identificación, invaden los aeropuertos de Sebastopol y Simferopol, así como en otros lugares estratégicos de la península. Más de dos tercios de las tropas ucranianas estacionadas en Crimea y el 99% del personal de los servicios de seguridad se pasan del lado de Rusia. Apenas tres semanas después, tras un referéndum apresurado, Putin firma la adhesión de Crimea a la Federación Rusa.

En abril del mismo año, en el este de Ucrania, las fuerzas separatistas tomaron el control de los edificios administrativos en Donetsk, Lugansk y Kharkiv, y llamaron a la organización de referendos sobre la independencia de estas regiones. Si las autoridades ucranianas recuperan rápidamente el control de Kharkiv, no pueden recuperar las regiones separatistas de Donetsk y Lugansk, y la contrarrevolución corre el riesgo de extenderse a otras ciudades del sureste. El gobierno ucraniano responde a la creación de las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk (que proclaman su independencia en mayo) con el lanzamiento de una “operación antiterrorista” (ATO) con combates que durarán hasta febrero de 2015, fecha de la firma del Acuerdo de Minsk II. Aunque este acuerdo contribuye a la disminución significativa de la intensidad de los combates, conoce, como sabemos, el mismo fracaso que el primer acuerdo de septiembre de 2014. Antes de la invasión de febrero de 2022, la guerra ya había causado más de 13,000 muertos y casi 2 millones de refugiados.

Las preguntas más frecuentes en relación con estos acontecimientos se refieren a la naturaleza del conflicto en el Donbass y la ineluctabilidad de su extensión: ¿se trataba de una guerra civil, una guerra de agresión rusa contra Ucrania o una guerra que podríamos caracterizar de inmediato como interimperialista? ¿Podría haberse evitado la continuación de la guerra en el Donbass y la invasión a gran escala de Ucrania si se hubieran aplicado efectivamente los acuerdos de Minsk?

Si buscamos una respuesta puramente empírica a la primera pregunta, no hay duda de que la guerra en el Donbass puede calificarse de guerra civil, ya que parte de los habitantes locales participa realmente primero en las manifestaciones anti-Maïdan y luego en el movimiento separatista pro-ruso. El hecho de que las partes beligerantes puedan recibir ayuda externa no cambia la validez de esta calificación: las guerras civiles implican en general, de una forma u otra, intervenciones externas. Sin embargo, en el campo político esta cuestión va rápidamente más allá de la dimensión de una simple cuestión empírica o teórica y se convierte en una cuestión partidista, porque están en juego responsabilidades respectivas, que a su vez determinan las posiciones políticas con respecto al conflicto en el Donbass. Putin siempre ha negado la participación militar de Rusia en el Donbass. El término “guerra civil” para describir lo que sucede allí forma parte del arsenal ideológico de la propaganda rusa. Por el lado de Ucrania y las instituciones europeas, que, sin embargo, reconocen la participación de las poblaciones locales en el movimiento separatista, el término “guerra civil” está desterrado. La guerra en el Donbass se califica desde 2014 (y oficialmente desde 2018) como una “guerra de agresión rusa” para subrayar no solo la participación militar de Rusia en una guerra civil ya en curso, sino también y sobre todo su papel determinante en el estallido de la misma. No se niega que la población local se haya unido a las filas de los separatistas, pero se les considera simples marionetas del Kremlin.

El movimiento separatista: ¿qué implicación de Rusia?

En realidad, hay que reconocer que las dos dimensiones están muy presentes, y la cuestión debe centrarse más bien en la relación entre las dos dimensiones del conflicto. Es cierto que el movimiento separatista no habría logrado establecerse sin un mínimo de apoyo de la población local, o más bien sin la falta de apoyo al poder post-Maïdan y a la operación de liberación del Donbass lanzada por el gobierno ucraniano en la primavera de 2014. No hay encuestas de opinión fiables sobre los territorios bajo control separatista. Pero hay que recordar que en estos territorios el Partido de las Regiones y su líder Yanukóvich, él mismo originario de Donetsk, obtuvieron más del 80% de los votos en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de 2010. Una gran parte de la población, en su mayoría de habla rusa, se concibe a sí misma como “rusa étnica”, comparte sentimientos nostálgicos de la URSS, tanto en estos aspectos socioeconómicos positivos como en estos aspectos social y políticamente conservadores, y toda la región depende económicamente de los vínculos con Rusia.

Los acontecimientos de 2014 pueden entenderse como la culminación de un proceso en el que, durante la década anterior, las divisiones identitarias y económicas reales fueron acaparadas e instrumentalizadas políticamente por diferentes fracciones del capital ucraniano. La acentuación de estas divisiones permitió que cada fracción se distinguiera en el juego electoral, relegando a un segundo plano las preocupaciones socioeconómicas y políticas comunes a las clases populares de todas las regiones de Ucrania. No siempre ha sido así. El tema étnico-cultural y lingüístico de las “dos Ucranias” solo se convierte en políticamente central a partir de las elecciones de 2004 que oponen a Viktor Yanukóvich y Viktor Yushchenko. Al mismo tiempo, asistimos a la marginación del Partido Comunista como actor independiente de la vida política y su participacón en coalición con el Partido de las Regiones. A partir de 2004, la vida política ucraniana estará, por tanto, estructurada de forma duradera según la división entre, por un lado, el campo nacional-democrático, liberal y proeuropeo, reclamando una identidad oeste-ukrainiana y, por otro, el campo paternalista, de habla rusa y pro-ruso, reclamando una identidad sud-este-ukrainiana. Esta división también toma la forma de una lucha en torno a la memoria histórica: los unos se reivindican del movimiento de liberación nacional con la figura de Bandera como héroe nacional, mientras que otros destacan la “Gran Guerra Patriótica” contra el fascismo. Cada bando desarrolla una imagen diabólica del otro: los ucranianos occidentales son estigmatizados como herederos de los colaboradores de los nazis, los ucranianos orientales como nostálgicos del estalinismo responsable de la muerte de varios millones de ucranianos durante la hambruna de la década de 1930. Esta dinámica local se acompaña geopolíticamente de un aumento de las tensiones entre Rusia y Occidente que terminan cristalizándose de manera privilegiada en torno a la cuestión ucraniana.

Según las encuestas, la mayoría de la población del Donbass estaba en contra de la firma del acuerdo de libre comercio con la Unión Europea (55,2% de “no”), con preferencia por la Unión Aduanera (64, 5% de “sí”). Según una encuesta realizada en diciembre de 2013, solo el 13% de los encuestados dijo que apoyaba a Euromaïdan, mientras que el 81% dijo que no lo apoyaba. La actitud mayoritaria de los habitantes de Donbass hacia el Maidan iba desde la indiferencia hasta la hostilidad, reforzada por el desprecio de clase que los pro-Maïdan podían mostrar hacia ellos.

Sin embargo, el Maidan tenía el potencial de reunir al país en torno a reivindicaciones comunes. Aunque fueron menos masivas, en el Donbass también hubo manifestaciones pro-Maïdan, manifestaciones contra la corrupción, los abusos del Estado policial y el sistema jurídico disfuncional, y por valores asociados, con razón o sin ella, con Europa, como la democracia, el respeto a la ley, la defensa de los derechos civiles y los derechos humanos, así como por salarios y un nivel de vida más elevados. Pero este potencial se vió sofocado, por un lado, por la entrada en el movimiento de grupos de extrema derecha que han sobredeterminado el Euromaïdan de Kiev por una agenda nacionalista, y por otro lado por el esfuerzo de los poderes locales del Este para desacreditar el movimiento. Al igual que en Kiev, los representantes locales del partido gobernante respondieron con la constitución de milicias para intimidar, desacreditar y dispersar las manifestaciones. Y al igual que en Kiev, organizaron y financiaron manifestaciones anti-Maïdan/pro-gobierno. Finalmente, la radicalización de las manifestaciones en Kiev, que llevaron al derrocamiento del régimen, así como la derogación por parte del gobierno interino de la ley de lenguas regionales aprobada dos años antes, reforzaron la idea, transmitida por los medios de comunicación, de que los nacionalistas ucranianos iban a llevar el desorden al Donbass, oprimir a las poblaciones de habla rusa y, por la reorientación radicalmente proeuropea del país, amenazar los equilibrios socioeconómicos de la región.

Pero eso no significa que hubiera una gran movilización popular desde el principio por la independencia de la región o por su anexión a Rusia, y que la crítica al Maidan inevitablemente evolucionaría en una guerra civil. Las organizaciones separatistas y panrusas (“República de Donetsk”, “Club de fans de la Novorossiya”, “Bloc ruso”, etc.) eran muy marginales antes de 2014. Hasta febrero de 2014, sus manifestaciones condenando el golpe de Estado fascista, llamando a defender a la iglesia ortodoxa rusa y la pertenencia del Donbass a Rusia, solo reunían a unas pocas decenas de personas. La extensión del tema separatista fue más bien obra de las élites locales y las fuerzas separatistas minoritarias apoyadas por Rusia, que supieron explotar el descontento popular difuso contra el nuevo gobierno. Las conversaciones con los ciudadanos de las regiones separatistas revelan sobre todo un sentimiento de impotencia, la impresión de ser rehenes de los juegos geopolíticos que los superan, el resentimiento hacia todas las partes beligerantes y un profundo deseo de volver a la paz. El contraste es sorprendente cuando comparamos este bajo nivel de movilización popular con la resistencia actual de los ucranianos a la invasión rusa, ya que el 98% de los encuestados en las últimas encuestas brindan un fuerte apoyo al ejército ucraniano /1.

Por lo tanto, podemos afirmar que sin la participación de Rusia, la desconfianza de las poblaciones de Donbass en la revolución de Maidan seguramente no se habría convertido en una guerra civil. En primer lugar, está el inmenso papel que desempeñó la propaganda rusa en el descrédito de Maidan como un golpe de Estado fascista orquestado por Estados Unidos. Los medios de comunicación rusos o controlados por las élites locales pro-rusas, principales fuentes de información para la población local, difundieron todo tipo de información falsa y rumores sobre el destino reservado por el nuevo poder de Kiev a las poblaciones de habla rusa: que las y los rusófonos iban a ser despedidos de sus puestos de trabajo en instituciones y empresas públicas, o incluso expulsados del país; que los “Banderistas” iban a venir al Donbass para sembrar el miedo y la violencia; que las minas del Donbass iban a ser definitivamente cerradas y utilizadas por los países europeos para almacenar en ellas residuos radioactivos; que el mercado ukraniano iba a ser sumergido en productos alimenticios modificados genéticamente; que Estados Unidos usaría Ucrania como base para librar la guerra contra Rusia. En la crisis política del invierno-primavera 2013-2014, Rusia es así cada vez más percibida como garante de paz y estabilidad.

Luego hubo la participación directa de consejeros del Kremlin como Surkov y Glazyrev, así como de las fuerzas especiales rusas en las protestas anti-Maïdan y en el levantamiento separatista bajo la bandera de la “Primavera Rusa”. Éste es dirigido por el ciudadano ruso Girkin-Strelkov, que más tarde fue reemplazado por el ciudadano de Donetsk Aleksandr Zakharchenko para dar más legitimidad a la dirección de las nuevas repúblicas.

Finalmente, a partir de junio de 2014, Rusia se involucra en la guerra no solo enviando armas pesadas a los separatistas locales, sino también directamente con la participación de las unidades del ejército ruso en los combates en Ilovaïsk en agosto de 2014, en Debaltseve en febrero de 2015, etc. Esta intervención militar tuvo lugar cuando el ejército ucraniano y los batallones de voluntarios estaban a punto de infligir una derrota decisiva a las fuerzas separatistas. Es la entrada del ejército ruso en la guerra la que cambia por completo las correlaciones de fuerzas, empujando al presidente ucraniano Poroshenko a iniciar el proceso de negociaciones y firmar el alto el fuego conocido como  acuerdos de Minsk.

Los acuerdos de Minsk: ¿una guerra evitable?

Por lo tanto, hay que recordar que los acuerdos de Minsk se producen en una situación militar muy desfavorable para el gobierno ucraniano, en un momento en que Rusia revierte la situación en el campo de batalla y amenaza con continuar las conquistas territoriales en el este y el sur de Ucrania, con el desafío de la creación de un corredor terrestre de Crimea a Transnistria. Ya había en ese momento el miedo muy real a una invasión a gran escala del país. Por lo tanto, Ucrania se ve obligada a aceptar los términos de las negociaciones. Para Rusia se trataba de encontrar una manera de mantener una influencia decisiva en la política interna y externa de Ucrania, porque con la pérdida de Crimea y parte del Donbass, Ucrania también ha perdido su electorado más orientado al voto pro-ruso. Para asegurarse el control de su antigua semi-colonia, Rusia tenía, por tanto, más interés en la reintegración por parte de Ucrania de los territorios separatistas bajo condición de la federalización del país, y en que no se pudiera tomar ninguna decisión estratégica sin el acuerdo de todos los miembros de la federación, que en reconocer su independencia o vincularlos definitivamente a Rusia, que era lo que sin embargo los propios líderes separatistas deseaban.

Las negociaciones se llevan a cabo en dos ocasiones: en septiembre de 2014 (Minsk I) y en febrero de 2015 (Minsk II). Los acuerdos de Minsk incluían varios puntos con un componente de seguridad (alto el fuego, retirada de armas pesadas, intercambio de prisioneros, restauración de la frontera ucraniana) y un componente político (amnistía de las personas involucradas en el movimiento separatista, reforma constitucional de Ucrania estableciendo un principio de descentralización del poder, reconocimiento de un estatus especial a las regiones de Lugansk y Donetsk, organización de elecciones locales). Ningún punto de estos acuerdos se aplicó plenamente. Su fracaso se explica por el estancamiento de las negociaciones sobre la parte política. Ucrania reclamaba que las elecciones locales se celebrasen de acuerdo con la ley ucraniana y bajo la vigilancia de instituciones internacionales independientes tras el desmantelamiento y la retirada previa de todas las formaciones militares ilegales (fuerzas separatistas, mercenarios y ejército regular ruso) y la recuperación por parte de Ucrania del control de su frontera. Por su parte, Putin quería que el proceso comenzara con las elecciones locales y la reforma constitucional. El otro punto de desacuerdo se refería a la amnistía para los líderes de las repúblicas separatistas y el reconocimiento de un estatus especial para el Donbass. Este estatus implicaba que las regiones pudieran llevar a cabo una política económica, social, lingüística y cultural autónoma, nombrar fiscales y tener órganos de justicia independientes y, finalmente, formar sus propias “milicias populares”. El texto también sugería que el gobierno central debía contribuir a reforzar la cooperación entre las regiones de Lugansk y Donetsk y Rusia. Concretamente, el texto de los acuerdos tenía como objetivo legalizar el statu quo: los actuales líderes separatistas se convertirían en representantes oficiales del poder ucraniano en los territorios ocupados, sus fuerzas militares se mantendrían y tomarían oficialmente el control de la frontera ruso-ucraniana.

Como resultado, los acuerdos de Minsk eran inaceptables para la opinión pública ucraniana. A lo sumo aseguraban una congelación provisional del conflicto. Estaba claro que, para Rusia, se trataba de adquirir un instrumento permanente de injerencia en los asuntos ucranianos, impidiendo que el país llevara a cabo una política exterior e interna independiente. Además, estos acuerdos no aportaban ninguna solución a la cuestión de Crimea. La aplicación de estos acuerdos por parte del poder ucraniano seguramente habría llevado a una nueva crisis política, a un nuevo Maidan liderado esta vez por la franja más reaccionaria de la sociedad civil ucraniana. Desde el punto de vista de la realpolitik, siempre se podría decir que el gobierno ucraniano podría haber evitado la guerra haciendo concesiones a Rusia. Pero tal afirmación equivale a culpar a la víctima y aceptar que las potencias imperialistas pueden dictar a los pueblos las condiciones de su sumisión bajo presión militar.

4/12/2022

https://lanticapitaliste.org/actualite/international/questions-sur-lukraine-1-de-lannexion-de-la-crimee-la-guerre-dans-le

L’Anticapitaliste n°140 (noviembre 2022)

Traducción: F.E. para antikapitalistak.org

1/ https://www.pravda.com.ua/news/2022/08/11/7362903/

Irán :“Tercer mes de la revuelta de las mujeres en Irán: ¡Mujer, Vida, Libertad!”

<Por Behrooz Farahany*>

Esta revuelta es ya la más larga y extensa geográficamente que Irán ha conocido desde hace mucho tiempo. También es la más diversa por la composición de las fuerzas que participan en ella. En su gran mayoría son mujeres y hombres jóvenes de la clase media y trabajadores desfavorecidos quienes están en primera línea de las luchas. El vigor de la resistencia histórica de las y los kurdos iraníes, una vez más, juega un papel preponderante en todo ello. Por la negativa al uso del velo islámico, se dirige al corazón del sistema ideológico del régimen. Pero eso no es todo. Cuanto más dura el movimiento, más precisas son las demandas. Un comunicado de las “Mujeres activistas del interior del país”, del 22 de noviembre de 2022, termina así:

“[…] Y no nos detendremos hasta que hayamos erradicado toda forma de violencia y discriminación contra las mujeres.

– Por una sociedad en la que hayan desaparecido todas las formas de discriminación, incluida la discriminación de clase, género, sexual, étnica / nacional, religiosa y de discapacidad.

– Una sociedad laica en la que la religión, el clan o el gobierno no tengan autoridad en nuestras vidas […]

– Una sociedad liberada de las relaciones capitalistas […] y liberada del saqueo desmesurado de los recursos ambientales. […]

– Una sociedad en la que todas y todos dispongan de servicios sociales de calidad gratuitos (guarderías, educación, cocina, servicios sanitarios y médicos, etc.). […]

– Una sociedad en la que se reconozca el derecho a formarse, organizarse y manifestarse.

Seguimos en medio de la batalla ”.

Viene de lejos. La hegemonía del discurso que proponía “reformar desde arriba” durante 20 largos años y la alineación de algunas mujeres activistas conocidas con esta posición habían debilitado el movimiento feminista, hasta el punto de casi desaparecer de las luchas sociales como fuerza independiente. Siguiendo la estela del movimiento de revuelta de diciembre de 2017 y con la acción de las “Chicas de la calle de la Revolución” y la retirada de su hidjab en público, la lucha de las mujeres tomó amplitud y entró en una nueva fase. Pero el nivel de organización de las mujeres activistas seguía siendo muy bajo.

Desde el gran movimiento “Un millón de firmas” de los años 2006-2013, no había un comité o agrupación conocida a nivel nacional, pero como se muestra en el comunicado anterior, esto ha comenzado a organizarse.

Mientras tanto, el movimiento reivindicativo de las y los trabajadores continúa y no faltan huelgas y otras formas de protesta. Pero, después de una primera huelga política de las y los trabajadores del sensible sector petrolífero y la feroz represión que ha seguido (350 huelguistas detenidos, de los que aún no tenemos noticias), el movimiento continúa pero a través de protestas políticas dispersas. Las y los trabajadores de la Acería de Isfahan, de la Azucarera de Haft-Tapeh, entre otros, han mostrado su solidaridad con el movimiento. Como en 1978-79, el movimiento obrero llega con retraso, pero la cosa está poniéndose en marcha. 

27 de noviembre de 2022 

* Behrooz Farahany, activista de Solidaridad Socialista con las y los Trabajadores de Irán

https://alencontre.org/moyenorient/iran/iran-dossier-troisieme-mois-de-la-revolte-des-femmes-en-iran-femme-vie-liberte.html

 

Traducción: F.E. para antikapitalistak.org

La Unión Europea en la tormenta perfecta

(Tomado de el Salto)
La agenda energética impulsada por la UE es un fiel indicador de su desempeño general en los últimos años: se azuza la espiral belicista, se desarrollan estrategias erráticas y se une la suerte del continente a los intereses privados de las empresas transnacionales, en un marco de creciente autoritarismo y conflictividad.
Gonzalo Fernández Ortiz de Zárate / Juan Hernández Zubizarreta
Observatorio de Multinacionales en América Latina (OMAL) – Paz con Dignidad
 

“Una crisis como nunca se ha vivido, fuente de potenciales disturbios socioeconómicos en 2023”. Esta es la contundente caracterización de David Beasley, director ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos (PMA), sobre el actual horizonte global. La Organización Meteorológica Mundial, por su parte, ahonda en la misma línea argumental cuando alerta sobre un “cambio climático que se intensifica a velocidad catastrófica”, principal conclusión de su reciente informe presentado en la COP27 celebrada en Egipto. Tampoco se aleja mucho de este diagnóstico el Fondo Monetario Internacional (FMI), que titulaba “Panorama sombrío e incierto” su última actualización sobre las perspectivas económicas a escala planetaria. Ni el Banco Mundial o la Oficina Nacional de Estadística de China, que atisban un “riesgo real de estanflación”, esto es, una compleja y poco habitual combinación de frágil crecimiento económico e inflación.

En Europa, escenario directo de una guerra de proyección y escala internacional, este clima de incertidumbre, fragilidad y crecientes tensiones se hace todavía más evidente. Josep Borrell, alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, constata —o se jacta de— que “la política de la fuerza ha vuelto”, mientras Paolo Gentiloni, comisario europeo de Economía, habla de “aguas turbulentas” como metáfora de la situación social en el viejo continente. Incluso el Banco Central Europeo (BCE) ya no oculta “su creciente preocupación por una recesión inminente”.

Estos titulares denotan, ahora sí, un cierto consenso —incluso institucional—, sobre la extrema gravedad de la situación que atravesamos. Este, no obstante, salta por los aires cuando se señalan causas y responsables de la misma. Las élites económicas, políticas y mediáticas, empecinadas en la defensa de un statu quo del cual dependen sus privilegios, nos bombardean con un imaginario que sitúa la guerra en Ucrania cómo génesis de todos los males presentes y por venir, haciendo pasar consecuencias como causas y sentando las bases para aplicaciones futuras de la doctrina del shock. Evitan de este modo un análisis integral de las dinámicas económicas, ambientales y geopolíticas hoy en flagrante tensión —tensión que antecede al conflicto bélico en ciernes—, ofreciendo a cada problema soluciones parciales y/o de corte tecnológico (digitalización, capitalismo verde, atlantismo) como señuelo para impedir las profundas transformaciones sistémicas que hoy precisamos.

Frente a este ejercicio alienante de ideología capitalista, desde múltiples instancias sociales y académicas hace tiempo que se viene situando la raíz de la profunda crisis actual en la tormenta perfecta a la que nos aboca el capitalismo. El desarrollo de este enfrentaría así la acción combinada y simultánea de cuatro límites estructurales (crecimiento estancado, ultraendeudamiento, cambio climático desbocado y agotamiento de energía fósil, materiales estratégicos y alimentos), un inédito callejón sin salida de funestas consecuencias sobre los ecosistemas, los pueblos y la clase trabajadora, génesis además de crecientes conflictos de todo tipo, Ucrania incluida.

La Unión Europea, lejos de asumir el reto de enfrentar la tormenta perfecta, ha contribuido y sigue contribuyendo a su gestación, desarrollo y enconamiento. El belicismo creciente y la sumisión a Estados Unidos mostrado en lo geopolítico, el carácter timorato y en favor del poder corporativo de sus apuestas económicas, así como el sentido antagónico a una verdadera transición ecosocial de su agenda energética, alimentan una peligrosa espiral en la que se entrelazan oscuros sabotajes, desmantelamiento de derechos, precariedad generalizada, violencia e, incluso, amenazas nucleares.

Es por tanto necesario forzar, desde la movilización social, un profundo cambio de rumbo político en el viejo continente. Bajo esta premisa este artículo alerta, en primer lugar, sobre el grado de desarrollo y horizonte futuro de una tormenta perfecta que no deja de fortalecerse. En segundo término, disecciona críticamente el rol geopolítico, económico y energético que la Unión Europea está asumiendo en este contexto global, planteando en última instancia algunas claves desde las que, en vez de avivar la tormenta, tratemos de desactivarla.

La tormenta perfecta que no cesa

Iniciamos nuestro análisis del devenir de la tormenta perfecta a partir de los dos vértices que delimitan la base física de actuación del capitalismo: el cambio climático, por un lado, y el agotamiento de energía fósil, materiales estratégicos y alimentos, por el otro.

En lo que respecta al cambio climático, y pese a los cantos de sirena de la apuesta por la descarbonización, seguimos alcanzando año tras año un nuevo récord de emisión de gases contaminantes a la atmósfera. En 2022 la temperatura media general se situará ya en 1,15 °C por encima de la existente en la época preindustrial, cuando el Acuerdo de París estableció 1,5 como límite de referencia antes de que se activaran bucles de retroalimentación de nefastas e imprecedibles consecuencias. De mantenerse los patrones actuales de desarrollo, alcanzaríamos la cifra de 2,8 °C al finalizar el presente siglo, según los recientes informes del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) o el Climate Action Tracker (CAT). El alarmante dato de una Amazonía otrora “pulmón verde del planeta”, hoy en gran parte emisora neta de carbono, no es sino un botón de muestra de la senda sin retorno en la que parecemos adentramos.

Pese a ello, la voluntad política de la comunidad internacional para reducir emisiones de manera explícita y vinculante, incidiendo en consecuencia sobre la lógica capitalista de acumulación y crecimiento a escala global, sigue siendo nula. La COP27 celebrada en Egipto no es sino la última constatación a tal efecto: se evita a toda costa cualquier compromiso de reducción, mientras se vende como éxito la creación de un difuso fondo —aún sin dotación económica ni marco de actuación— para ayudar a los países más vulnerables a enfrentar el cambio climático.

En consecuencia, se vislumbran en el horizonte próximo notables impactos en términos de acidificación de océanos, degradación de tierras, proliferación de desastres, desplazamientos ambientales, aceleración del deshielo y liberación del metano oceánico, etc. Impactos que ya son evidentes en 2022: el verano más cálido registrado nunca en Europa, las inundaciones en Pakistán e India, las sequías en Kenia, Somalia, Etiopía y el oeste de EEUU, o el incremento en 10 milímetros de la altura del mar respecto al baremo de 2020, son solo algunos ejemplos de ello.

La tormenta perfecta limita cada vez más el “marco de lo posible” para el sistema capitalista, conduciéndole a un callejón sin salida: crecer más con menos recursos, en un marco de creciente vulnerabilidad climática.

El segundo límite físico que atenaza al sistema vigente es el agotamiento de energía fósil, materiales estratégicos y alimentos. Si crecimiento capitalista e incremento en el consumo de dichos elementos son fenómenos históricos indefectiblemente unidos, hoy el capitalismo enfrenta el reto de crecer con una base energética y material explícitamente menor.

En lo que se refiere al petróleo —gran hegemón de la matriz energética actual—, una vez superado su pico, sufre actualmente un paulatino proceso de desinversión. Un estudio de la transnacional saudí Aramco incide en esa línea, augurando una reducción de la producción global del 30% en los próximos ocho años. Aunque el deshielo del ártico y las coyunturas favorables que pudieran crearse al calor del vaivén de unos precios que toman forma de “dientes de sierra” mitiguen dicho proceso, este parece tendencialmente irrefrenable. Por su parte, el gas seguirá esta misma evolución, aunque un poco más pausada, alcanzando su pico a lo largo de la presente década. Mientras, el carbón pudiera contar con un plazo más amplio, y vuelve a la primera plana de la mano especialmente de Alemania y China que, ante la espiral de precios del gas, lo usan de nuevo de manera masiva, pese a su incidencia exponencial en términos de cambio climático.

Este horizonte a corto y medio plazo de los combustibles fósiles no es ni mucho menos baladí, si tenemos en cuenta que estas tres fuentes de energía, junto a la nuclear —también el uranio está en declive, descendiendo su extracción un 20% desde 2016— suponen el 90% de la energía primaria a escala global. Si combinamos este dato con otro que señala que solo en torno al 20% del consumo energético final es en forma de electricidad, podemos concluir que por mucho que se avance en términos de electrificación, incluso vía renovables, será imposible llenar el vacío que vayan dejando el petróleo y el gas sin reducir el consumo. Un misil en toda regla a la línea de flotación de la acumulación capitalista.

En todo caso, esta relación paradójica entre necesidades capitalistas y límites físicos no se circunscribe únicamente a la energía fósil, sino que amplía su radio de acción a la minería metálica, como bien señala la Agencia Internacional de la Energía (IEA). El capitalismo verde y digital, hoy convertido en falso imaginario de disputa con la tormenta perfecta, desarrolla una práctica depredadora de muy diversos materiales (litio, cobalto, cobre, níquel, circonio, wolframio, tierras raras, etc.), que ya han llegado a su cénit o están cerca de hacerlo. Junto al canto de sirena de la descarbonización, el de la desmaterialización de la economía vía digitalización también cae por su propio peso. Por poner solo un ejemplo, la IEA ha señalado que el litio, elemento fundamental para la producción de baterías eléctricas de todo tipo, podría sufrir carencias ya en 2025, si se mantiene al actual ritmo de crecimiento de la demanda.

Pero incluso la producción de alimentos también da signos de agotamiento, fruto de la acción combinada del cambio climático, el modelo agroindustrial y la carencia de fertilizantes. Todo ello, por supuesto, agravado por la guerra entre Ucrania y Rusia como “graneros del mundo” y principales productores de dichos abonos químicos. Si sumamos este progresivo agotamiento al incremento de precios provocado por el carácter especulativo de los mercados alimentarios, obtenemos como resultado un panorama realmente crítico, al que se abona no solo el director del PMA con la frase que abría este artículo, sino también el Banco Mundial, cuando afirma que dicho incremento tendrá un “efecto devastador en las familias más pobres”. La Asociación Internacional de Fertilizantes, mientras tanto, asegura que ya en 2022 hay una “clara probabilidad de escasez en ciertos fertilizantes”.

En definitiva, la tormenta perfecta limita cada vez más el “marco de lo posible” para el sistema capitalista, conduciéndole a un callejón sin salida: crecer más con menos recursos —cuestión que nunca ha logrado en su historia—, en un marco de creciente vulnerabilidad climática. Si bien es cierto que se trata de tendencias ecológicas que se proyectan en el medio y largo plazo, ya están teniendo su impacto directo también en el corto en términos de degradación, escasez y alza de precios.

Además de que el marco ecológico convierte el crecimiento en una quimera como tendencia, las propias dinámicas de acumulación capitalista llevan dando señales de alarma hace mucho tiempo.

Uno de los principales factores que inciden en la galopante inflación actual, como posteriormente analizaremos, está directamente vinculado al agotamiento de energía, materiales y alimentos, con un efecto integral sobre el conjunto de la economía y de la sociedad. Si Jason W. Moore ya alertaba sobre la incapacidad del capitalismo de reproducirse sin un marco de abundancia y bajos precios de trabajo, energía, materias primas y alimentos (“los cuatro baratos”), hoy evidentemente se enfrenta a un momento más que crítico.

Completamos nuestro análisis de la tormenta perfecta abordando sus dos vértices de carácter económico: el crecimiento estancado y el ultraendeudamiento. Además de que el marco ecológico convierte el crecimiento en una quimera como tendencia, las propias dinámicas de acumulación capitalista —recordemos, principal seña de identidad del sistema— llevan dando señales de alarma por sí mismas hace mucho tiempo. Estas jamás han reeditado las tasas de crecimiento de los Treinta gloriosos del siglo pasado, mientras el Banco Mundial asegura que “durante el quinquenio 2020-2024 se ha reducido en un 20% el crecimiento tendencial del periodo 2010-2019”. Ahora, en un contexto de guerra, se atisban, como ya hemos señalado, síntomas de recesión.

En este sentido todas las perspectivas elaboradas por organismos multilaterales (FMI, BMOCDEBCECEPAL) son notablemente pesimistas. En grado creciente, como se puede comprobar, según se van actualizando datos. Como corolario de todas ellas destacamos la conclusión del FMI, que afirma que “un tercio de la economía mundial entrará próximamente en recesión”, dentro de un marco de prácticamente nulo crecimiento para todas las regiones del planeta en 2023 (a excepción de China, aunque a un ritmo menor que en décadas precedentes).

La digitalización, gran esperanza capitalista, no ha mostrado capacidad alguna de generar una nueva onda expansiva que, a partir de incrementos sólidos y generalizados en la productividad, dé pie a aumentos en las tasas de ganancia, inversión, consumo y empleo. Al contrario, como señala Michael Roberts, “el crecimiento de la productividad se ha ido desacelerando hacia cero en las principales economías durante más de dos décadas, y particularmente en la larga depresión desde 2010”.

Además, este magro desempeño económico se enfrenta a una alta inflación, dando lugar al fenómeno de la estanflación. Hablamos de una inflación fundamentalmente de oferta —salvo parcialmente en el caso de Estados Unidos—, provocada por diversos factores entrelazados: el agotamiento antes señalado de recursos como lógica tendencial, el mantenimiento generalizado de los márgenes empresariales de beneficio, el carácter especulativo, autorregulado y errático de parte fundamental de los mercados de futuros en los que se deciden los precios de energía, materias primas y alimentos, así como el impacto de la guerra. El resultado es un incremento de precios sostenido en el tiempo, que alcanza el 10,6% en la Eurozona, y que no desciende del 8% en EEUU y América Latina, siendo 9% la media estimada para los países miembros de la OCDE. Se trata de un fenómeno por tanto muy sustantivo, que incide aún más en la incertidumbre a la hora de realizar inversiones —pese a la precarización evidente de los salarios, que no se actualizan al ritmo de la inflación— y, en consecuencia, sobre las dinámicas de acumulación de capital.

Precisamente por ello, y pese a no ser producto en términos generales de un exceso de demanda, las principales autoridades monetarias han comenzado una espiral de subida de tipos de interés como arma de lucha contra la inflación, ahondando aún más en las posibilidades de recesión vía “enfriamiento de la economía”. La Reserva Federal de EEUU (FED) ha elevado los tipos hasta el 3,75-4%, mientras que el BCE lo ha hecho hasta el momento en un 2%, perfilando el euribor hacia el 3%. El dogma neoliberal se impone de nuevo: “Siempre hay un riesgo de ir demasiado lejos o de no hacer lo suficiente, aunque por encima de todo está el temor a no cumplir con el juramento de tener los precios bajo control”, afirma Jerome Powell, presidente de la FED.

El resultado de este proceso, más allá de un efecto directo en términos de precariedad del trabajo, es una vuelta de tuerca más en el horizonte de recesión y, muy especialmente, un aldabonazo en el cuarto vértice de la tormenta perfecta: el ultraendeudamiento de hogares, corporaciones y Estados. Si hasta el momento el lánguido devenir del capitalismo se sostenía mediante la respiración asistida de una deuda barata, la espiral aún no concluida de incrementos en el coste de la misma amenaza seriamente la frágil estabilidad financiera global.

Tengamos en cuenta que la deuda global roza los 300 billones de dólares (3,5 veces el PIB mundial); que la deuda pública ha aumentado en 2022 un 7,8% respecto a 2021, fruto de los programas de recuperación, alcanzando la cifra de 65 billones; que, según Roberts, “la nueva recesión será provocada por el colapso de la ingente deuda corporativa”; y que parte significativa del consumo de la ya de por sí precarizada clase trabajadora se sostiene sobre la deuda. La inestabilidad, por tanto, está servida.

En esa línea, ya se están dando los primeros casos de impago (Sri Lanka, Líbano, Surinam, Zambia), mientras otros países solicitan “ayuda” al FMI (Pakistán y Bangladesh) y muchos otros afrontan graves problemas financieros (Chile, Polonia, India, Filipinas, Tailandia, Egipto, Ghana, Túnez). Las trompetas de la austeridad, por lo tanto, comienzan a atronar, y los países mencionados son solo el comienzo. A su vez, la proliferación de “corporaciones zombi” (aquellas capaces únicamente de pagar los intereses de su deuda), amenaza muy seriamente la economía global, dado su tamaño y la interdependencia de la economía. Finalmente, los riesgos de explosión de burbujas como la generada en 2008 por las hipotecas subprime en EEUU se incrementan exponencialmente en el marco de un sistema financiero desproporcionado y desregulado.

El capitalismo nos aboca a una tormenta perfecta de desempleo, desindustrialización, recesión, insostenibilidad, inestabilidad financiera y precariedad generalizada.

En definitiva, el capitalismo nos aboca a una tormenta perfecta de desempleo, desindustrialización, recesión, insostenibilidad, inestabilidad financiera y precariedad generalizada. Su versión actual, más cool, verde y digital, no hace sino ahondar en dicha tormenta. No hay salida, pues, dentro de un sistema que alienta el cambio climático, agota sin control democrático los escasos recursos estratégicos, amplía el marco del desempleo —muy relevantes los despidos ya previstos en las corporaciones tecnológicas—, empobrece a la clase trabajadora e incrementa la cifra de personas con hambre hasta los 828 millones.

El intento de atajar uno de los vértices de la tormenta perfecta desde las señas de identidad del capitalismo agrava la situación del resto de vértices, sentando en consecuencia las bases que impiden siquiera cualquier avance en dicho intento parcial. Una verdadera aporía, un problema sin solución.

Pese a ello, el empeño por mantener la acumulación de capital como premisa indiscutible, los mercados globales como escenario prioritario, las empresas transnacionales como protagonistas y los megaproyectos como herramienta básica de actuación, ahonda en una lógica de reforzamiento de la impunidad corporativa y desmantelamiento de derechos colectivos. Tormenta perfecta y autoritarismo creciente, por tanto, van indefectiblemente unidos.

Así, por un lado, se sigue profundizando en el blindaje de los intereses corporativos mediante la proliferación de tratados de comercio e inversión, el desarrollo de nuevas figuras jurídicas “de urgencia” que limitan el control público y el análisis  de impacto ambiental, así como el desarrollo de fórmulas como la diligencia debida, que pretenden impedir la regulación democrática de las actuaciones de las grandes empresas.

De manera complementaria, los derechos humanos sufren un quíntuple proceso de descomposición: desregulación en masa, pasando la precariedad a formar parte constituyente de sus núcleos centrales; expropiación a las mayorías sociales y pueblos mediante la ofensiva corporativa antes expuesta; reinterpretación de los mismos desde los intereses de las élites político-económicas, situando la propiedad privada y la especulación en el vértice del orden normativo; zonificación, lo que implica que se encarcela, encierra y aísla a pueblos y personas, en el contexto de un confinamiento estructural de parte de la población; y finalmente destrucción, por la vía de la guerra, la militarización, el racismo, el patriarcado y la xenofobia jurídica.

Blindaje político-jurídico autoritario, en definitiva, que acompaña a una ofensiva económica sin salida. Este es el horizonte que nos ofrece un capitalismo inserto en el laberinto de su tormenta perfecta.

La UE, agente activo en la tormenta perfecta

El rol de la Unión Europea en la gestación y desarrollo de la tormenta perfecta ha sido y sigue siendo clave. Su participación en el impulso de la agenda neoliberal a lo largo de más de tres décadas, así como en la consolidación de un tablero internacional crecientemente inflamado —también en Ucrania—, es innegable.

Partiendo de esta responsabilidad histórica, nos centramos ahora en el análisis de sus políticas en el último trienio, incidiendo de manera específica en tres ámbitos complementarios de especial significación: el geopolítico, el macroeconómico y el energético.

La sumisión a los dictados de EEUU —por ende, de la OTAN— y un creciente belicismo son las principales características de su desempeño geopolítico. En vez de hacer valer su poder económico (mayor mercado del mundo) y geoestratégico (parte de Eurasia, territorio clave dentro de la muy actual teoría de Mackinder) para convertirse en fiel de la balanza de la disputa por la hegemonía entre EEUU y China, la UE ha tomado partido. Se ha convertido así en cómplice de una estrategia norteamericana que pretende sostener su rol imperial a cualquier precio, azuzando los conflictos que fueran necesarios con tal de aislar a Oriente y blindar el atlantismo europeo. Ucrania, en este sentido, sería un conflicto condicionado por dicha estrategia.

La guerra, con el aval de la UE, se impone así a la búsqueda de la paz, el unilateralismo a la pretensión de un mundo multipolar. El relato bélico extiende sus alas y se adueña del debate político. Se entrelazan de este modo, dentro de una peligrosísima espiral militarista, análisis simples y dicotómicos de la realidad, ocho rondas de sanciones a Rusia —considerado ahora como “Estado terrorista” — de un impacto y eficacia más que dudosos, presupuestos de “defensa” que duplican su tamaño, entrenamiento de tropas y venta de armamento pesado a Ucrania, un grave sabotaje no aclarado del Nord Stream —aunque todo apunta a EEUU y/o a sus aliados—, señalamiento de China —mayor socio económico europeo— como “desafío estratégico”, amenazas más o menos veladas de ataque nuclear, etc.

Frente a la determinación de poner fin a esta deriva e imponer de manera rotunda la vía diplomática, la UE ha decidido asumir el lamentable papel de “tonto útil” de EEUU. Mientras este refuerza su posición internacional y amplía los mercados para su industria militar y energética —venta de gas licuado a la UE en sustitución del ruso—, es la población europea la que vive en sus propias carnes y de manera exponencial los impactos del conflicto.

La primacía del interés del poder corporativo sobre los derechos de la ciudadanía es lo que destaca como leit motiv de la política de la UE

Avanzando en nuestro análisis al ámbito macroeconómico, es precisamente la primacía del interés del poder corporativo sobre los derechos de la ciudadanía lo que destaca como leit motiv de la política de la UE. Aunque los fondos de recuperación (NGEU) y la suspensión temporal del Pacto de Crecimiento y Estabilidad se pretendieron vender como un giro neokeynesiano frente al dogmatismo neoliberal, eran en realidad medidas directamente vinculadas al rescate de unas grandes corporaciones europeas zarandeadas por la tormenta perfecta, así como por su retraso respecto a las chinas y norteamericanas en los principales nichos del capitalismo verde y digital.

Esta mutación en la captura corporativa de las instituciones continentales no ha alterado por tanto las prioridades, tal y como estamos ya observando: se prima la lucha contra la inflación —aunque esta tenga origen en la oferta, no en la demanda—, subiendo los tipos de interés aún a riesgo de ahondar en el horizonte de recesión; se anuncia una revisión de la política fiscal, que devolvería a medio plazo los límites de déficit (3%) y deuda pública (60%), en un marco de reformas dictadas por la Comisión y el Consejo; se asume como premisas el incremento del gasto militar y el pago de una voluminosa deuda, engordada por el apoyo público a grandes empresas, así como por el carácter especulativo de la política monetaria de expansión cuantitativa; se refuerzan las alianzas público-corporativas para el desarrollo de megaproyectos, una verdadera alfombra roja para las empresas transnacionales; se impide cualquier atisbo de lesionar los privilegios de estas (control de precios, coto a los mercados marginalistas oligopólicos, fin de los paraísos fiscales), salvo quizá el timorato y aún cuestionado gravamen a los “beneficios caídos del cielo” de las corporaciones energéticas; y se insiste en reformas lesivas para la clase trabajadora (laboral, pensiones), vía chantaje en la negociación de los fondos europeos.

En definitiva, lo sustancial de la agenda capitalista se ha mantenido inalterable, aunque en un nuevo marco que refuerza el rol del Estado en la lógica de acumulación, así como en un contexto político de reequilibrio de las correlaciones de fuerzas entre “halcones”, PIGS y países del Este.

La sociedad europea, en consecuencia, se está ya enfrentando a una coyuntura de inflación galopante, tipos de interés en espiral alcista y una economía paralizada. Pero el horizonte es todavía más turbio, a las puertas de una recesión —con sus derivadas en términos de desindustrialización, desempleo y austeridad—; enfrentando un panorama de escasez energética a partir de 2023, cuando ya se hayan agotado las reservas actuales de gas, en el marco de una guerra que se proyecta en el largo plazo; en  un momento en el que vuelven a evidenciarse las tensiones internas y la prioridad por “salidas individuales” frente a las colectivas, fundamentalmente de los países más poderosos como Alemania; y ante una dinámica progresiva de descomposición de derechos, con el neocolonialismo encarnado en los nuevos tratados de comercio e inversión con Mercosur y México, el avance de la diligencia debida, el reforzamiento de la Europa Fortaleza, la imposición de figuras como los megaproyectos de interés común, etc.

El relato verde y los objetivos de cero emisiones, que acapararon la agenda mediática en la fase de recuperación de la pandemia, ha sido en la práctica atravesado y cercenado por la apuesta hegemónica por el acceso a combustibles fósiles

Estas apuestas macroeconómicas en favor del poder corporativo se trasladan de manera coherente al estratégico ámbito de la energía. El relato verde y los objetivos de cero emisiones netas, que acapararon la agenda mediática en la fase de recuperación de la pandemia, ha sido en la práctica atravesado y cercenado por la apuesta hegemónica por el acceso a combustibles fósiles del programa RepowerEU, respuesta de la UE ante el impacto de la guerra y la espiral de sanciones.

La taxonomía europea que considera el gas y la energía nuclear como limpias define a las claras las erráticas prioridades de la UE: desarrollo de infraestructuras y dinámicas de mercado que garanticen el acceso a combustibles fósiles (sobre todo gas), resurrección del debate nuclear, y avance en iniciativas de carácter renovable —incluyendo burbujas como la del hidrógeno verde o la captura de carbono— como nuevos espacios de capitalización.

Todo ello, bajo un esquema de actuación similar: impulso de estrategias diversas de muy ambiciosos objetivos, sin ningún tipo de contraste democrático; desarrollo, en base a estas, de modelos energéticos centralizados a escala continental, unidos por nuevas infraestructuras de interconexión eléctrica y gasística; proliferación de megaproyectos de todo tipo, articulados mediante dichas infraestructuras de interconexión, incluyendo iniciativas  fuera del territorio de la UE, en plena actualización de una dinámica colonial de depredación de recursos; protagonismo absoluto de las empresas transnacionales mediante alianzas público-privadas, dada la escala de las estrategias energéticas impulsadas, y con un peso específico muy significativo de las corporaciones gasísticas; y finalmente, mantenimiento de los mercados oligopólicos y de carácter marginalista, dominados por dichas compañías.

Estas son, en síntesis, las características del modelo que se impone, tanto para la fósil como para la renovable. Gas, petróleo, carbón, hidrógeno, eólica y fotovoltaica, todo vale, aunque sus metas sean contradictorias, y aunque dicho modelo sea ineficiente y consuma una ingente cantidad de energía y materiales. El modelo no se toca: acumulación de capital, intereses corporativos y de reconversión de sectores en crisis, por encima de las necesidades colectivas. Mirada continental centralizada, en oposición a planificaciones democráticas de carácter descentralizado que definan prioridades sociales. Lo corporativo, frente al desarrollo de lo público y/o lo comunitario. Los megaproyectos, frente al desarrollo de otras fórmulas que, incluyendo también la posibilidad de iniciativas de cierta escala, desarrollen un marco más amplio de instrumentos (autoconsumo, autoproducción, pequeños y medianos proyectos, iniciativas urbanas, etc.).

El avance de la tormenta perfecta y la guerra en Ucrania provocan que esta estrategia y este modelo energético-corporativo muestren ya sus grietas. Partiendo de la gran dependencia externa y en combustibles fósiles del continente, la escasez y el incremento de precios están haciendo mella ya en los bolsillos de la clase trabajadora, en las perspectivas de sectores industriales clave (como el metalúrgico), y en última instancia en el conjunto de la economía, vía recesión y desabastecimiento futuro de gas, principalmente.

Frente a ello, la UE apeló a una “intervención de emergencia”, que inicialmente se concretó en cinco medidas complementarias: límite proporcional al consumo de gas por país, teniendo en consideración la “excepción ibérica”; aprobación de un sistema continental de compra conjunta; establecimiento de un tope al precio del gas, en el marco de un nuevo índice alternativo al TTF de Ámsterdam (que refleje mejor la creciente pujanza del gas natural licuado); imposición de un gravamen coyuntural a los “beneficios caídos del cielo” de las empresas energéticas; y aceleración de los proyectos de energía renovable. Medidas todas ellas forzadas por una coyuntura crítica, pero que en ningún caso alterarían en demasía —ni durante demasiado tiempo— las lógicas de un mercado que, según la propia Von der Leyen, “ya no funciona”.

Pues bien, tras pasarse la pelota la Comisión, el Consejo y otras estructuras comunitarias durante los últimos meses, aún no hay acuerdo para una cuestión tan urgente, sobre todo en lo que se refiere al tope del precio del gas. Mientras países como Alemania y Austria presionan en favor de no establecer tope alguno para evitar que se cierren mercados, confiando en su particular capacidad de compra en los mercados, 15 Estados miembros sí apuestan por definir un máximo. La pelota, de nuevo, se sitúa en el Consejo Europeo de los días 13 y 14 de diciembre, mientras el techo propuesto como eje del debate por la Comisión (275 euros el megawatio) es considerado una “broma” por algunos países, dado su nulo carácter práctico. La Unión Europea, como el capitalismo, en su laberinto.

En definitiva, la agenda energética impulsada por la UE es un fiel indicador de su desempeño general en los últimos años: se azuza peligrosamente una espiral belicista de enormes consecuencias sobre la ciudadanía, se desarrollan estrategias erráticas de carácter antagónico con la lucha contra la tormenta perfecta, y se une la suerte del continente a los intereses privados de las empresas transnacionales, en un marco de creciente autoritarismo y conflictividad.

Cambiando de rumbo

Es fundamental, por tanto, un profundo cambio de rumbo. La transición ecosocial se va a dar, sí o sí, y está abierto el debate sobre la dirección que esta toma. Frente a la espiral de conflictos ecosociales y geopolíticos a la que nos aboca la tormenta perfecta, debemos apostar desde ya por una superación emancipadora del capitalismo. Y Europa tiene un rol fundamental en este sentido.

Acabamos bosquejando una serie de claves que apuntarían en esa dirección, incidiendo precisamente en los tres ámbitos de análisis priorizados. Así, en lo geopolítico, Europa debería poner todas sus capacidades político-diplomáticas —que no son pocas— para forzar, junto a una comunidad internacional mayoritariamente no alineada, una definitiva negociación de paz entre Rusia y Ucrania. Una negociación que asuma las máximas de justicia, verdad, reparación y garantías de no repetición, señalando las responsabilidades de todos los agentes en la conculcación de derechos humanos y la comisión de actos delictivos. Desactivar la guerra y el belicismo —no solo en Ucrania, sino también en Taiwán y otros conflictos vigentes—, poner freno a la trampa de Tucídides a la que nos lleva EEUU, avanzar en términos de un mundo multipolar, esta es la condición básica para enfrentar la tormenta perfecta.

En lo referente a la agenda económica, el desmantelamiento de la hegemonía de los mercados y las empresas transnacionales debería ser una prioridad. Si la pandemia nos ha mostrado la fragilidad de un capitalismo globalizado, la fase bélica actual de la tormenta perfecta pone a las claras su falta de rumbo, así como el antagonismo entre poder corporativo y clase trabajadora. Revisar el conjunto de su arquitectura (Tratado de Lisboa, Pacto de Crecimiento y Estabilidad, autonomía del Banco Central Europeo) debería ser posicionado, en consecuencia, en nuestro horizonte continental. Más a corto plazo, la intervención pública de los mercados (acabar con oligopolios energéticos y mercados de futuros, establecer topes máximos y mínimos de precios de alimentación, vivienda, energía, etc.) podría convertirse en una práctica democrática común, que nos permitiera avanzar hacia la publificación —en alianza público-comunitaria— de sectores estratégicos. A su vez, una redistribución radical de riqueza, trabajos y patrones internos de desarrollo es imprescindible, primando la fiscalidad progresiva y el reequilibrio territorial.

Respecto a la energía, y en coherencia con las propuestas anteriores, se debería poner fin al modelo corporativo y centralizado. Este, lejos de atender a la necesidad de solidaridad interna, responde a una lógica de acumulación de sólida matriz neocolonial respecto a los países empobrecidos. Por ello, la planificación democrática de recursos y necesidades a escala estatal y subestatal es una premisa básica para enfrentar las consecuencias de la tormenta perfecta. En función de ello, el protagonismo de la propiedad y control público-comunitario del sector frente a lo corporativo es la senda incuestionable por la que avanzar, definiendo una serie amplia y diversa de instrumentos mediante los que alcanzar los objetivos marcados en las planificaciones. La energía no puede ser una mercancía, ese es el principal aprendizaje del funesto actuar actual de la UE.

En todo caso, también es preciso poner coto a la ofensiva política autoritaria que acompaña a la tormenta perfecta, denunciando los tratados de comercio e inversión en vigor, eliminando la excepcionalidad jurídica que acompaña a los megaproyectos, impulsando la creación de instancias y normativas de regulación internacional de las grandes corporaciones y, en última instancia, reinterpretando desde abajo el derecho internacional de los derechos humanos.

Un último apunte político: este cambio de rumbo será imposible sin un notable incremento del volumen y audacia de la movilización social. Nos adentramos en un escenario muy incierto, no solo por lo excepcional del grado de desarrollo de la tormenta perfecta, sino también de las mutaciones y alcance en la respuesta social. Viejas y nuevas fórmulas tendrían que articularse para lograr posicionar, desde lo local a lo continental, una agenda de transición ecosocial como la que hemos bosquejado, sostenida en la calle y sobre el conflicto. Una agenda que trascienda la tibia trinchera que frente al neofascismo y el poder corporativo supone la alianza social-liberal. Un reto, sin duda alguna, a la altura de la tormenta perfecta.

Frontex: el brazo armado de la Unión Europea que ahoga a las personas migrantes en el Mediterráneo

<Por Freddy Mathieu >

Frontex /1 atraviesa un mar agitado… Durante casi dos años, la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas  y su ex director ejecutivo, Fabrice Leggeri, se han enfrentado a múltiples acusaciones por parte de ONG, medios de comunicación y la Comisión Europea.

¿La agencia europea habría cerrado los ojos ante las devoluciones /2 de personas migrantes en aguas griegas? Sí, según un informe de la OLAF, la Oficina Europea de Lucha contra el Fraude. El informe fue tan perjudicial cuando salió que se consideró clasificado y solo se presentó a miembros seleccionados de la comisión parlamentaria “Libertades Civiles, Justicia y Asuntos Internos” (LIBE), mientras que el público era manenido en la ignorancia. Afortunadamente, este informe acaba de ser hecho público por la plataforma FragDenStaat, con sede en Alemania, en colaboración con Der Spiegel y Lighthouse Reports (Países Bajos) /3.

¿Qué contiene el informe de la OLAF?

El artículo del Spiegel es preciso: “El informe consta de 20 entrevistas con testigos, incluye meses de trabajo de investigación y llena más de 120 páginas: La Oficina Europea de Lucha contra el Fraude (OLAF) ha sido minuciosa. Las y los investigadores registraron las oficinas pertenecientes al equipo directivo de Fabrice Leggeri, entonces jefe de Frontex, y revisaron los correos electrónicos y los mensajes de WhatsApp. El informe de la OLAF condujo a la dimisión de Leggeri en la primavera de 2022. Pero lo que las y los investigadores han descubierto va mucho más allá de las cuestiones de responsabilidad individual. Aunque éste no fue el objetivo principal de la investigación, el informe expone incansablemente cómo los guardias fronterizos griegos en el mar Egeo abandonan a los refugiados en el mar en balsas de rescate inflables para evitar que ejerzan su derecho a solicitar asilo”.

Frontex estaba informada desde las primeras horas de estas “devoluciones” a Turquía, pero sus líderes tomaron la decisión de cerrar los ojos. Esto es básicamente lo que afirma el informe de Olaf. Según la Oficina, los ejecutivos de la agencia de fronteras exteriores de la UE cometieron “graves faltas”, al no señalar la represión de migrantes por parte de los guardias fronterizos griegos. Este informe indica que en un caso, el avión de la agencia de la UE se alejó voluntariamente de una zona del mar Egeo, para no ser testigo de un incidente en curso. El informe también señala una multitud de infracciones ante la llegada de barcos improvisados, a menudo procedentes de Turquía.

Estas conclusiones confirman las acusaciones de varias ONG, que desde hace varios años señalaban las derivas de la Unión Europea y de los países adherentes en la gestión de la crisis migratoria, debido en particular a la guerra en Siria. La ONG Aegan Boat Report /4 documenta las devoluciones desde el mar Egeo y las islas griegas del mar Egeo desde hace años. Dicha ONG, que fue objeto de ataques de las autoridades griegas por su minucioso trabajo de documentación de las devoluciones, publica informes cifrados semanales, mensuales y anuales.

Desde marzo de 2020, más de 900 balsas salvavidas fabricadas en Grecia, que transportan a más de 15,000 refugiados, se han encontrado a la deriva en la zona marítima entre Turquía y las islas griegas del mar Egeo, y nadie encuentra esto al menos un poco fuera de lo común.

Recientemente escribía en su página de Facebook: “Curiosamente, ningún funcionario de la UE ha pedido hasta ahora respuestas a Grecia, sobre el gran número de balsas salvavidas que transportan personas refugiadas, que han sido encontradas impotentes a la deriva en el mar Egeo, en la frontera con Europa. Tampoco han tomado medidas para investigar estas violaciones de los derechos humanos y del derecho internacional cometidas por un Estado miembro de la UE, entonces la pregunta es, ¿por qué?”.

El Parlamento europeo se niega a validar las cuentas de Frontex

La publicación en los periódicos de extractos del informe de la OLAF causa sensación. El martes 18 de octubre tuvo un eco en el Parlamento Europeo que debía examinar el presupuesto anual de las agencias europeas, incluida Frontex. 345 diputados votaron a favor de la recomendación de la comisión de control presupuestario de rechazar la la asignación presupuestaria a Frontex, 284 votaron en contra de la recomendación y 8 se abstuvieron. Los diputados critican “la magnitud de las faltas graves cometidas” por el anterior director ejecutivo de la Agencia. Pero no debemos conformarnos con este pequeño “tiempo muerto”, no pedimos renovar Frontex para que funcione mejor, sino disolverlo.

En este punto, ya no podemos hablar de un “incidente” sino de un sistema organizado, una política de rechazo que se generaliza en todos los países europeos, en los mares que rodean nuestro continente… y que tiene como objetivo aceptar solo a aquellos que la economía capitalista necesita, ya sea directamente en puestos de trabajo o como “ejército de reserva” para influir negativamente en las condiciones de trabajo de todas y todos.

Y mientras esta cuestión esté sobre el tapete, también pidamos cuentas a las y los electos belgas sobre la organización de la acogida de los solicitantes de asilo en nuestro país. Desde principios de año, Bélgica ha sido condenada más de 4000 veces por los tratos degradantes que les inflige al no organizar la acogida prevista en todos los tratados internacionales y europeos que rigen la solicitud de protección internacional.

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Las principales acusaciones de OLAF a Frontex

El informe de la OLAF muestra cómo Frontex ha sido cómplice de flagrantes violaciones de los derechos humanos.

– En repetidos incidentes, la dirección de Frontex ha ocultado casos de posibles violaciones de los derechos humanos a su propio responsable de derechos fundamentales;

– La agencia suspendió su vigilancia aérea para dejar de registrar las violaciones de la ley;

– Cofinanció algunas de las unidades griegas que realizaron las devoluciones;

– Según el informe, Frontex ha engañado a los órganos encargados de supervisar la agencia;

-Y aunque debería quedar claro al leer el informe que las devoluciones eran “de naturaleza grave o susceptibles de persistir”, Frontex no puso fin a las operaciones conjuntas como se estipula en el artículo 46 del reglamento de la agencia.

18 de octubre de 2022

Notas

1/ Lo que inicialmente era solo una pequeña agencia en Polonia se ha convertido en una de las más grandes de la UE. Su presupuesto ha aumentado más de un 560 % desde 2005, y se le reservan 5.600 millones de euros para el período 2021-2027. El presupuesto anual de Frontex pasó de 6 millones de euros a 754 millones de euros. Frontex ha reclutado a un ejército de guardias fronterizos que pueden poseer y utilizar armas de fuego, y tiene como objetivo disponer de 10.000 guardias para 2027. “La agencia pone a disposición agentes de los servicios represivos de los Estados miembros y de los países asociados al espacio Schengen, así como buques, aviones y dispositivos de vigilancia fronteriza en las zonas de las fronteras exteriores que requieren asistencia adicional”… “La agencia apoya la cooperación de los servicios represivos, las agencias de la UE y los servicios aduaneros en las fronteras marítimas”… “Frontex juega un papel creciente en la devolución hacia su país de origen de las personas que no son autorizadas a permanecer en la Unión Europea. La agencia ayuda a los Estados miembros a coordinar y financiar las operaciones de devolución, pero también puede lanzar dichas operaciones por iniciativa propia ”se puede leer en su sitio web: https://frontex.europa.eu/about-frontex/faq/key-facts/

2/ Devoluciones: las y los solicitantes de asilo que llegan a las islas griegas o a las aguas territoriales son arrastrados hacia el mar, u obligados por la Guardia Costera Helénica a subir a las balsas salvavidas naranjas inflables, “en forma de tienda” y dejadas a la deriva.

3/ https://www.spiegel.de/international/europe/frontex-scandal-classified-report-reveals-full-extent-of-cover-up-a-cd749d04-689d-4407-8939-9e1bf55175fd

4/ https://aegeanboatreport.com/

25/10/2022

https://www.gaucheanticapitaliste.org/frontex-le-bras-arme-de-lunion-europeenne-qui-noie-les-migrant·e·s-en-mediterranee/

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p style=»text-align: justify;»>Traducción: F.E. para antikapitalistak.org

Nicaragua: El profesor Oscar-René Vargas debe ser liberado. Su integridad física debe ser asegurada, así como todos sus derechos

A l´encontre, 24-11-2022

https://alencontre.org/

Traducción de Correspondencia de Prensa

Oscar-René Vargas, ciudadano nicaragüense de 77 años, es un economista, historiador y analista de la actualidad centroamericana cuyas cualidades son reconocidas en los círculos académicos, particularmente por aquellos que han defendido sistemáticamente los derechos sociales y democráticos del pueblo nicaragüense frente a los diferentes regímenes autoritarios.

Sin embargo, el martes 22 de noviembre de 2022 nos enteramos de su «secuestro» -es decir su detención y encarcelamiento- por la policía del régimen del presidente Daniel Ortega. Este acto arbitrario nos indigna profundamente, sobre todo porque es la continuación de una serie de detenciones de personas críticas, desde diversos ángulos, del actual régimen nicaragüense.

Oscar-René Vargas es conocido por sus numerosos trabajos históricos -más de 35 libros- sobre Nicaragua, así como por su compromiso, desde mediados de los años 60, contra la dictadura de Somoza, su apoyo al gobierno original del FSLN y su respaldo al movimiento popular reivindicativo que se manifestó en 2018. Los compromisos mencionados aquí reflejan la rectitud ética y política de Oscar-René Vargas, su apego a los derechos democráticos y, por tanto, a la libertad de expresión y de organización.

Pedimos a las autoridades nicaragüenses el pleno respeto de la integridad física de Oscar-René Vargas, de todos sus derechos de defensa y su liberación inmediata. Cualquier posible procedimiento futuro deberá respetar absolutamente los derechos humanos y las normas jurídicas internacionales.

Esta exigencia está en consonancia con el Estatuto sobre derechos y garantías de los nicaragüenses, adoptado por la Junta de gobierno de reconstrucción nacional de la República de Nicaragua el 21 de agosto de 1979, y con el dictamen de la Comisión Internacional de Juristas (CIJ) de 1980, que señalaba «las preocupaciones humanitarias del [nuevo] gobierno» (p. 6).

Nuestro apoyo a este llamamiento dirigido a las actuales autoridades de Nicaragua se hace eco de esos principios y valores que Oscar-René Vargas defendió entonces y que sigue defendiendo.

Anexo

Si el «secuestro» de Oscar-René Vargas no fuera reconocido por las autoridades, se le estaría negando la condición de preso con todos los derechos que de ella deberían derivarse. Una situación de «desaparecido» -que recuerda los peores momentos de ciertas dictaduras- requeriría una intervención aún más decidida de una instancia propia al Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, así como del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), ya que la vida de Oscar-René Vargas estaría en una situación de mayor peligro que la actual. (Los responsables del llamamiento, 24 de noviembre, a las 17 horas)

Primeras firmas reunidas entre el 23 de noviembre y el primer cierre del 24 de noviembre a las 15 horas

América Central y del Sur

Dra. Elena Lazos Chavero, Profesora-Investigadora Titular C, SNI III, Instituto de Investigaciones Sociales, Cd. Universitaria, Coyoacán, Ciudad de México

Manuel Aguilar Mora, escritor y profesor, Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM)

Rodrigo Díaz Cruz, profesor-investigador Departamento de Antropología, UAM-I, México

Carmen de la Peza, profesora-investigadora Universidad Autónoma Metropolitana, Departamento de Comunicación y Educación, UAM-X, México

Ana Lau Jaiven, profesora-investigadora Universidad Autónoma Metropolitana, Departamento de Política y Cultura UAM-X, México

Ma. Eugenia Ruiz Velasco, profesora-investigadora Universidad Autónoma Metropolitana, UAM, México

Gisela Espinosa Damián, profesora-investigadora Universidad Autónoma Metropolitana, Departamento de Relaciones Sociales UAM. Directora de la revista Veredas, México

Ángeles Eraña, profesora-investigadora del Instituto de Investigaciones Filosóficas, IIF, Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM, México

Luis Bueno Rodríguez, profesor-investigador Universidad Autónoma Metropolitana, UAM, CILAS, México

Gilberto López y Rivas, Profesor-investigador Instituto Nacional de Antropología e Historia, INAH, Morelos, México

Alicia Castellanos Guerrero, profesora-investigadora jubilada UAM-I, México

Arturo Anguiano, profesor-investigador Universidad Autónoma Metropolitana, UAM, México

Sonia Comboni Salinas, profesora-investigadora Universidad Autónoma Metropolitana, UAM, México

Noemí Luján Ponce, profesora-investigadora UAM, México

Fernando Matamoros, profesor de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, BUAP, México

Araceli Mondragón, profesora-investigadora Universidad Autónoma Metropolitana, UAM, México

Marcos Tonatiuh Águila Medina, profesor-investigador Departamento de producción Económica, UAM-X, México

Mary Rosaria Goldsmith Connelly, profesora-investigadora UAM-X, México

Germán A. De la Reza, Profesor-investigador, UAM-X, México

Telésforo Nava Vázquez, profesor-investigador, UAM-I, México

Adolfo Gilly, professor emerito, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, UNAM, México

Gerardo Ávalos Tenorio, profesor-investigador de la UAM, México

Margarita Zires, Profesora-investigadora de la UAM, México

Luis Hernández Navarro, Coordinador Editorial de La Jornada, México

Mary Rosaria Goldsmith Connelly, profesora-investigadora UAM-X, México

Germán A. De la Reza, Profesor-investigador UAM-X, México

Telésforo Nava Vázquez, Profesor-investigador UAM-I, México

Julio Muñoz Rubio, Profesor Biólogo, Facultad de Ciencias, UNAM, México

Massimo Modonesi, professeur de Sciences Politiques et Sociales, UNAM, México

Dr. Gilberto Lopez y Rivas, profesor investigador del INAH Morelos, México

Carmen Aliaga, UAM Xochimilco, México

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Maristella Svampa, investigadora del CONICET, Argentina

Horacio Tarcus, Director del Centro de Documentación e Investigación de la Cultura de Izquierda (CeDinci), Argentina

Rubén Lo Vuolo, economista del CIEEP, Argentina

Valeria Manzano, Universidad Nacional de San Martín, Argentina

Pablo Pozzi, Profesor Consulto, Universidad de Buenos Aires, Argentina

Pablo Bertinat, profesor de la Universidad Tecnológica Nacional, Argentina

Mario Pecheny, Director del área de Ciencias Sociales y Humanidades del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicac (CONICET), Argentina

Julián Rebón, profesor de la Universidad de Buenos Aires, Argentina

Roberto Gargarella, Profesor Universidad de Buenos Aires, Conicet, Argentina

Dra Ana Teresa Martinez, Instituto de Estudios para el Desarrollo Social (INDES), Universidad Nacional de Santiago del Estero/Consejo de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (UNSE-CONICET), Argentina

Gabriel Puricelli, Profesor, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires, Argentina

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Valério Arcary, professor titular del Instituto Federal de Educação, Ciência e Tecnologia de São Paulo, Brasil

Forrest Hylton, profesor invitado de Historia, Universidade Federal da Bahia, Brasil

Ricardo Antunes, profesor titular, Universidade Estadual de Campinas (UNICAMP), Brasil

Breno Bringel, profesor de la Universidad Estatal de Río de Janeiro, Brasil

José Mauricio Domínguez, profesor de la Universidad Estatal de Río de Janeiro, Brasil

Pablo-Henrique Martins, Universidad Federal de Pernambuco, Brasil

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Mario Rodríguez, fundación Wayna Tambo, Bolivia

Elizabeth Peredo Beltran, Psicóloga e Investigadora, Observatorio de Cambio Climático y Desarrollo – OBCCD, Bolivia

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Muricio Archila, Profesor Titular (pensionado), Universidad Nacional de Colombia

Daniel Libreros Caicedo, economista, profesor, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá

Alejandro Mantilla, profesor de la Universidad Nacional de Colombia

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María Esther Montanaro Mena, cédula 1-0922-0124, Universidad de Costa Rica

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Miriam Lang, profesora de la Universidad Andina Simón Bolívar, Ecuador

Alberto Acosta, economista, ex-presidente de la Asamblea Constituyente de Ecuador

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Dr. Haroldo Dilla Alfonso, Profesor Titular, Director del Instituto de Estudios Internacionales (INTE), Universidad Arturo Prat, Chile

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Ana Silvia Monzón, FLACSO, Guatemala

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Virtudes de la Rosa, profesor de la Univerrsidad Autónoma de Santo Domingo

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Ramiro Chimuris, economista y abogado, Universidad de la República, Uruguay

Isabel Koifmann, sindicalista, Cooperativa Magisterial, Uruguay

Daniel Ceriotti, licenciado en Nutrición, Universidad de la República, Uruguay

Ernesto Herrera, periodista, Uruguay

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Hans Nusselder, Consultor-investigador en desarrollo rural, San José, Costa Rica

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Edgardo Lander, Universidad Central de Venezuela

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Estados Unidos

Jeffrey L. Gould, Distinguished Visiting Professor of Modern History, School of Historical Studies, Institute for Advanced Study, Indiana University, Etats-Unis

Barbara Weinstein, Silver Professor of Latin American History, New York University, Etats-Unis

Justin Wolfe, Associate Professor of History, Tulane University, Etats-Unis

Jocelyn Olcott, Professor of History, Duke University, Etats-Unis

Michel Gobat, Professor of History, University of Pittsburgh, Etats-Unis

William I. Robinson Distinguished Professor of Sociology and Global and International Studies, Latin American and Iberian Studies, University of California-Santa Barbara, Etats-Unis

Dan La Botz, Membre du comité de rédaction de New Politics, New York, Etats-Unis

Steven Volk, Professor of History Emeritus, Oberlin College, Ohio, Etats-Unis

Dr. Julie A. Charlip, Professor emerita, Latin American History, Whitman College, Etats-Unis

Clara E Irazábal Zurita, JEDI Officer, ADVANCE Professor, School of Architecture, Planning and Preservation, University of Maryland, Etats-Unis

John L. Hammond, Professor of sociology, City University of New York, former collaborator in the Casa del Gobierno, Estelí, 1985-86, Etats-Unis

Rosalind Bresnahan, California State University San Bernardino (retired), Etats-Unis

William Bollinger, Latin American Studies, California State University, Los Angeles, Etats-Unis

Carlos Forment, professor, New School of Social Research, NewYork, Etats-Unis

  1. Vann Woodward, Professor of History, Yale University, Etats-Unis

Arturo Escobar, Prof.  Emerito de Antropologia, U. de Carolina del Norte, Chapel Hill, Etats-Unis

Amy C. Offner, Associate Professor of History, University of Pennsylvania, Etats-Unis

William Aviles, Professor of Political Science, University of Nebraska at Kearney, Etats-Unis

Jeffery R. Webber, Associate Professor, Department of Politics, York University, Toronto, Canada

Viviana Canibilo Ramírez, BA (Hons), Dip. Ed., Investigadora Independiente, Senior Teacher of Spanish & Home Economics (retired), NSW & Queensland Depts. of Education (1980-2016), Australia

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Francia

Michael Löwy, director emérito de investigaciones, CNRS, Francia

Eleni Varikas, profesor emérito de la Université de Paris 8, Francia

Catherine Samary, economista, Université Paris Dauphine

Gustave Massiah, profesor retirado de l’Ecole d’architecture de Paris La Villette, France

Claude Serfati, economista, IRES, Paris

Franck Gaudichaud, profesor universitario de Historia latinoamericana en la Université Toulouse Jean Jaurès, Francia

Christian Tutin, profesor emérito des universités, Paris-Est, Francia

Pierre Salama, profesor emérito universitario, economista, Université Paris-Nord, Francia

Jean Malifaud, catedrático, Université Paris Didedot, mathématicien, Francia

Alain Bihr, profesor honorario de sociología, Université de Bourgogne-Franche-Comté (Besançon), Francia

Roland Pfefferkorn, profesor emérito de sociología, Université de Strasbourg, Francia

Bernard DREANO, economista, Presidente del CEDETIM (Centre d’études et d’initiatives de solidarité internationale), Francia

Natacha Lillo, catedrática, Université Paris Cité, Francia

Thomas Posado, Doctor en ciencias políticas en la Université Paris-8, Francia

Bruno Percevois, médico pediatra jubilado, Francia

Olivier Compagnon, historiador, Université Sorbonne Nouvelle (Institut des Hautes Etudes de l’Amérique latine), Francia

Leila Chaibi, eurodiputada, Francia

Hadrien Clouet, sociólogo, diputado del departamento de la Haute-Garonne, Francia

Hubert Krivine, profesor emérito de física, Université Pierre et Marie Curie, Francia

Luc Quintin, MD, PhD, anestesiólogo jubilado, investigador jubilado, Francia

Claude Calame, responsable de estudios, Ecole des Hautes Etudes en Sciences Sociales, Francia

Evelyne Perrin, sociólogo, Stop Précarité et LDH 94 – Ligue française de défense des droits de l’Homme, Francia

Pierre Cours-Salies, profesor emérito, Paris-8, Francia

John Barzman, profesor emérito de historia contemporánea, Université Le Havre Normandie, Francia

Isabelle Garo, filósofa, Francia

Christian Mahieux, Union Syndicale Solidaires, Réseau Syndical International de Solidarité et de Luttes, Francia

Carlos Agudelo, Sociólogo, investigador asociado URMIS, IRD – CNRS – Université de Paris – Université Côte d’Azur, Francia

Bruno Percevois, médico pediatra jubilado, Francia

Natacha Lillo, catedrática, Université Paris Cité, Francia

Laurent Faret, profesor de geografía en la Université Paris-Diderot, Francia

Janette Habel, Catedrática en la Université de Marne-la-Vallée et à l’IHEAL, Francia

Ludivine Bantigny, catedrática, historiadora, Université de Rouen-Normandie, Francia

Pierre Khalfa, economista, Fondation Copernic, Francia

Nicole Abravanel, Ecole de Hautes Etudes en Sciences Sociales, Francia

Christiane Vollaire, filósofa, Investigadora asociada, CNAM, Paris, Francia

Ruben Navarro, profesor y traductor, Lyon, Francia,

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Bélgica

Bernard Duterme, directord del CETRI – Centre tricontinental, Bélgica

Mateo Alaluf, profesor honorario Université libre de Bruxelles, Bélgica

Andrea Rea, profesor en la Université Libre de Bruxelles, Bélgica

Pierre Marage, profesor emérito de la Université Libre de Bruxelles, Bélgica

Anne Morelli, profesor emérito de la Université Libre de Bruxelles, Bélgica

Marcelle Stroobants, profesor emérito de la Université Libre de Bruxelles, Bélgica

Jean Vogel, profesor en la Université Libre de Bruxelles, Bélgica

Éric Toussaint, doctor en ciencias políticas en las universidades de Paris 8 et de Liège, Bélgica

Hugues Le Paige, periodista, cineasta, Bélgica

Isabelle Stengers, profesora emérita en la Université Libre de Bruxelles, Bélgica

Francine Bolle, profesora en la Université Libre de Bruxelles, Bélgica

Esteban Martinez, profesor en la Université Libre de Bruxelles, Bélgica

Fréderic Louault, profesor en la Université Libre de Bruxelles, Bélgica

Margaux De Barros, investigadora en la Université Libre de Bruxelles, Bélgica

Laurent Vogel, investigador asociado en el Institut Syndical Européen, Bélgica

Christine Pagnoulle, profesora honoraria en la Université de Liège, Bélgica

Sylvie Carbonnelle, asistente, reponsable de estudios, Instituto de Sociología, Université Libre de Bruxelles, Bélgica

Jean Vandewattyne, profesor, Université de Mons, Bélgica

Douglas Sepulchre, asistente, Université libre de Bruxelles, Bélgica

Riccardo Petrella, profesor emérito de la Université Catholique de Louvain (B), Economista político, Bélgica

Perrine Humblet, profesor emérito en la Université Libre de Bruxelles, Bélgica

Corinne Gobin, profesor emérito en la Université Libre de Bruxelles, Bélgica

Michel Caraël, Pprofesor emérito de l’Université Libre de Bruxelles, Bélgica

Willy Estersohn, periodista, Bélgica

Jean Puissant, profesor emérito Université Libre de Bruxelles, Bélgica

Ralph Coeckelberghs, ex secretario general de Solidarité Socialiste-ONG active au Nicaragua, Bélgica

Eric Corijn, profesorde estudios urbanos, Vrije Universiteit Brussel (VUB), Bélgica

Pierre Galand, profesor emérito de lass Universités, ULB, Bélgica

Tatiana Roa, profesora Centre for Latin American Research and Documentation Cedla, Amsterdam University, Países Bajos

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Gran Bretaña

Alex Callinicos, Emeritus Professor of European Studies, King’s College London

Gilbert Achcar, Professor, SOAS, University of London

Alfredo Saad Filho, Professor, King’s College London

Elisa Van Waeyenberge, Professor, SOAS, University of London

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España

Jaime Pastor, profesor de ciencias políticas en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), Madrid, España

Marcos Roitman, profesor de sociología de la Universidad Complutense de Madrid, España

Luisa Martín Rojo, catedrática de Lingüística de la Universidad Autónoma de Madrid, España

María Trinidad Bretones, profesora titular de Sociología la Universidad de Barcelona, España

Antonio García-Santesmases, catedrático de Filosofía Política de la Universidad Nacional de Educación a Distancia, España

Roberto Montoya, escritor y periodista, España

Carlos Prieto Rodriguez, profesor emérito de la Universidad Complutense de Madrid, España

Ángeles Ramírez, profesora titular de Antropología social de la Universidad Autónoma de Madrid, España

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Italia, Portugal

Luigi Ferrajoli, professore emerito di « Filosofia del diritto » presso l’Università degli Studi Roma Tre, Docteur honoris causa de varias universidades : Buenos Aires (UBA), Universidad Nacional de La Plata, Universidad de la Repubblica del Uruguay, Academia Brasileira de Direito Constitucional (Curitiba, Brasil), etc.

Pierto Basso, Professore associato di Sociologia – Università Ca’ Foscari / Venezia, Italia

Riccardo Bellofiore, Docente di Economia politica all’Università degli Studi di Bergamo, Italia

Michele Fatica, professore emerito di storia moderna e contemporanea presso l’Università « L’Orientale » di Napoli, Italia

Alda Sousa, Universidad de Porto, ciencias biomédicas, Portugal

Jorge Sequeiros, Universidad de Porto, medicina, Portugal

Ana Campos, Universidad Nueva de Lisboa, medicina, Portugal

Francisco Louçã, Universidad de Lisboa, economía, Portugal

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Suiza

Jean Ziegler, profesor emérito de sociología de la Université de Genève, vice-présidente del comité consultativo del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, Suiza 

Sébastien Guex, profesor honorario de la Université de Lausana, Suiza

Bernard Voutat, profesor de la Université de Lausana, Suiza

Sandra Bott, profesora asistente, facultad de letras, Universidad de Lausana, Suiza

Silvia Mancini, profesora honoraria, Faculté de théologie et des sciences des religions, Université de Lausanna, Suiza

Malik Mazbouri, Maître d’enseignement et de recherches, Faculté des Lettres, Université de Lausanne, Suiza

Jean Batou, profesor honorario, Faculté des Sciences sociales et politiques, Université de Lausanne, Suisse

Joseph Daher, profesor invitado, Faculté des Sciences sociales et politiques, Université de Lausana, Suiza

Stéfanie Prezioso, profesora asociada, Faculté des sciences sociales et politiques, Université de Lausana, Suiza, miembro del Parlemento federal

Janick Marina Schaufelbuehl, profesora asociada, Faculté des sciences sociales et politiques, Université de Lausana, Suiza

Nils de Dardel, avogado, ex parlamentario federal, Ginebra, Suiza

Romolo Molo, abogado, Ginebra, Suiza

Hans Leuenberger, Delegado CICR jubilado, Suiza

Nelly Valsangiacomo, profesor, Faculté des Lettres, Université de Lausana, Suiza

Charles-André Udry, economista, Editions Page 2, Suiza

Nicolas Bancel, profesor, Faculté des Sciences sociales et politiques, Université de Lausana, Suiza

Pierre Eichenberger, Maître d’enseignement et de recherche, Faculté des Sciences sociales et politiques, Université de Lausana, Suiza

Pierre Frey, profesor honorario en la Ecole polytechnique fédérale, Lausana, Suiza

Caroline RENOLD, abogada, Ginebra, Suiza

Pierre STASTNY, abogado, Ginebra, Suiza

Maurizio LOCCIOLA, abogado, Ginebra, Suiza

Christian Dandrès, abogado, miembro del Parlemento federal, Ginebra, Suiza

Emmanuel Amoos, miembre del Parlemento federal, Valais, Suiza

Laurence Fehlmann Rielle, miembro del Parlamento federal, Ginebra, Suiza

Nicolas Walder, miembro del Parlemen federal, Ginebra, Suiza

Dr Martine Rais, médico, Suiza

Cédric Wermuth, miembro del Parlemeno federal, Argovie, Suiza

Pierre-Yves Maillard, miembro del Parlemento federal, Vaud, Suiza

Sébastien Chauvin, profesor asociado, Faculté des Sciences sociales et politiques, Université de Lausana, Suiza

Michel Ducraux, ddelegado CICR jubilado, Suiza

Cécile Péchu, Maître d’enseignement et de recherche, Université de Lausana, Suiza

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Austria, Alemania

Dr. Leo Gabriel, Periodista y Antropólogo, Austria

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p style=»text-align: justify;»>Dr. Manfred Liebel, Profesor emérito Technische Universität Berlin, Alemania

25-N, indarkeria matxista guztien aurka/contra todas las violencias machistas

Justizia patriarkalak zigortzea eta errua botatzea besterik ez du bilatzen, ez gu babestea. Feminismo borrokalaria behar dugu, inor atzean utzi gabe aurrera egiten duena.

Aurten ere, mugimendu feminista Euskal Herriko kaleetara aterako da milioika emakumek egunero jasaten dituzten indarkeria matxista ugariak salatzeko. Beste behin ere, hilketak eta erasoak milioika emakumeren gorputzak betikotzen dituen sistema baten icebergaren muturra besterik ez dira. Sistema kapitalista, patriarkala eta arrazistak sortutako indarkeria, emakumeen gorputzak behar dituena, zentzurik literalenean, ugaldu eta betikotzeko. Emakume langileek, emakume migratzaileek, emakume transek, sexu-langileek, presoek… jasaten duten indarkeria.

Aurten ere, nahiz eta agian bereziki honek, premiazkoa da esatea justizia feminista behar dugula zigor bidezko politiken aurrean. Beste modura esanda, eskubide patriarkalak erasotzailea zigortu nahi du, ez biktima babestea. Ez dute patriarkatua edo indarkeria matxistak desagerrarazi nahi, baizik eta egiturazko arazoei errudun indibidualak bilatu.

Borrokatzen jarraitu behar dugu denontzako eskubideak bermatzeko —etxebizitza, osasuna, hezkuntza, lan duinak, etab.—, indarkeriari aurrea hartu ahal izateko funtsezko elementuak baitira; horrez gain, sistema judizial patriarkal bat aldatzeko borroka egin behar dugu; sistema horrek indartu egiten gaitu eta ez ditu ikertzeko behar diren bitartekoak jartzen, eta kasu asko, zigorrrik gabe uzten ditu. Gainera, justizia feminista lortzeko, batzar feministetan, lantokietan, azoketako plazetan, osasun-zentroetan eta feminismoa gatazka-historia aberats batean eraikitzen joan den elkargune bakoitzean eraiki behar dugu.

Antikapitalistak Euskal Herria erakundetik klase mugimendu feminista bat eraikitzen jarraituko dugu, arrazismoaren aurkakoa eta transintegratzailea, jarrera punitibistetatik aldentzen dena eta emakumerik atzean uzten ez duena. Emakumeak ahalduntzen dituen feminismo bat behar dugu, indarkeria prebenitzeari eta gure sexualitatea askatasunez bizitzeko eskubideari buruzko hezkuntza afektibo-sexuala bermatuko duena. Egunero milaka emakumek jasaten dituzten eta egiturazko arazoei lotuta dauden desberdintasun-arazo larriei irtenbideak ematea behar dugu.

Gaur arratsaldean, mugimendu feministaren deialdiak babestuko ditugu:

Iruñea 20:00 Gaztelu Plazatik

Gasteiz 19:00 San Anton plazatik

Bilbo 19:00 Jesusen Bihotzetik

Baiona 17:00 Roland Barthes Zelaigunetik (26an)

Donostia 19:00 Bulebarretik

Indarkeria matxisten aurka

Punitibismo gutxiago

Eskubide gehiago denentzat

Gora borroka feminista!

La justicia patriarcal sólo busca castigar y culpabilizar, no proteger. Necesitamos un feminismo combativo que avance sin dejar a nadie atrás. 

Un año más, el movimiento feminista sale a las calles de Euskal Herria para denunciar las numerosas violencias machistas que sufren a diario millones de mujeres. Un año más, nos vemos en la obligación de señalar que los asesinatos y las agresiones son sólo la punta del iceberg de un sistema que perpetúa diferentes violencias sobre los cuerpos de millones de mujeres. Una violencia generada por el sistema capitalista, patriarcal y racista que requiere de los cuerpos de las mujeres para, en el sentido más literal, reproducirse y perpetuarse. Una violencia que sufren las mujeres trabajadoras, las mujeres migrantes, las mujeres trans, las trabajadoras sexuales, las presas…

Un año más, aunque quizás especialmente éste, urge señalar que, frente a políticas punitivistas necesitamos justicia feminista. Dicho de otra forma, el derecho patriarcal busca castigar al agresor, no proteger a la víctima. No quieren acabar con el patriarcado ni con las violencias machistas, sino buscar culpables individuales a problemas estructurales. 

Debemos seguir luchando para garantizar derechos para todas –acceso a vivienda, salud, educación, trabajos dignos, etc.– ya que son un elemento fundamental para poder prevenir las violencias; además de pelear por transformar un sistema judicial patriarcal que nos revictimiza y no pone los medios necesarios para investigar, dejando muchos casos impunes. Además, para lograr una justicia feminista, necesitamos, también, construirla en las asambleas feministas, los centros de trabajo, las plazas de los mercados, los centros de salud y en cada espacio de encuentro que el feminismo ha ido construyendo a lo largo de una rica historia de conflictos. 

Desde Antikapitalistak seguiremos participando en la construcción de un movimiento feminista de clase, antirracista y transinclusivo, que se aleje de posiciones punitivistas y que no deje a ninguna mujer atrás. Necesitamos un feminismo que empodere a las mujeres, que garantice una educación afectivo sexual que se centre en la prevención de las violencias y en el derecho a vivir nuestra sexualidad con libertad. Necesitamos soluciones a los graves problemas de desigualdad que sufren, día a día, miles de mujeres y que están aferrados a cuestiones estructurales. 

Esta tarde, apoyamos las convocatorias del movimiento feminista: 

Iruñea 20:00 Gaztelu Plazatik

Gasteiz 19:00 San Antonplazatik

Bilbo 19:00 Jesusen Bihotzetik

Baiona 17:00 Roland Barthes Zelaigunetik (26an)

Donostia 19:00 Bulebarretik

Contra las violencias machistas

Menos punitivismo

Más derechos para todas

Gora borroka feminista!