La teoría de revolución permanente y su actualidad

 
 

Copyright 5 mars 1960, La Havane, Cuba. Marche avec, de gauche à droite, Fidel Castro, Osvaldo Dorticós Torrado, Che Guevara, Augusto Martínez Sánchez, Antonio Núñez Jiménez, William Alexander Morgan and Eloy Gutiérrez Menoyo

 

I. Génesis de la teoría de la revolución permanente

La expresión «revolución permanente» proviene de Marx y Engels. Durante la revolución de 1848-49, y más aún después de su fracaso, se dieron cuenta de que, en Alemania, la revolución burguesa (liberal-democrática) y la revolución proletaria no serían etapas históricamente separadas (por un período de desarrollo capitalista de varias décadas).

«Hasta que todas las clases más o menos poseedoras hayan sido apartadas del poder».

En Francia, la burguesía había liderado la Revolución de 1789, derrocado el feudalismo y el Antiguo Régimen, y redistribuido la tierra en gran medida. En Alemania, la burguesía era demasiado débil políticamente y demasiado temerosa del creciente poder del proletariado: se pondría rápidamente del lado de la reacción. En cuanto a la pequeña burguesía democrática, si pudiera desempeñar un papel importante en el inicio del proceso revolucionario, desearía ponerle fin prematuramente. Por lo tanto, era necesario que el proletariado y los comunistas «hicieran la revolución permanente, hasta que todas las clases más o menos poseedoras hayan sido desalojadas del poder, el proletariado haya conquistado el poder, y no sólo en un país, sino en todos los países dominantes del mundo, la asociación de los proletarios haya progresado lo suficiente como para poner fin a la competencia de los proletarios en esos países y concentrar en sus manos al menos las fuerzas productivas decisivas»1.
Si era indispensable que los proletarios participaran activamente en el derrocamiento de los viejos regímenes y en la revolución democrática, debían esforzarse por intensificar y radicalizar este proceso, hasta convertirlo en una revolución comunista. Desde el principio, tuvieron que tomar conciencia de sus intereses de clase -que se identifican, en última instancia, con la abolición de toda dominación de clase-, plantear sus propias reivindicaciones y organizarse de forma autónoma, para establecer el germen de un doble poder: Tenían que «establecer sin demora, junto a los nuevos gobiernos oficiales, sus propios gobiernos obreros revolucionarios, ya sea en forma de comités municipales y consejos de ciudad, o de clubes y comités obreros, para que los gobiernos democrático-burgueses no solo se vieran inmediatamente privados del apoyo de los trabajadores, sino que fueran inmediatamente vigilados y amenazados por autoridades con toda la masa de los trabajadores detrás de ellos»2.
Para Marx y Engels, «su grito de guerra debería haber sido: ¡revolución permanente! En Alemania, la hipótesis estratégica de Marx y Engels no se confirmó: no hubo revolución antes de 1918, y fue «desde arriba» que se logró la unificación nacional, y que se introdujeron reformas liberales muy parciales, aunque bajo la presión del movimiento obrero. Fue en Rusia donde la noción de revolución permanente adquirió toda su relevancia histórica.

Trotsky y el «desarrollo desigual y combinado

Trotsky, a su vez, comenzó a teorizar sobre la revolución permanente ya en 1904 (con el texto «Antes del 9 de enero») y especialmente después de la revolución de 1905 (en Bilan et perspectives, 1906). Al igual que Marx y Engels para Alemania, aunque en ese momento no tenía conocimiento directo de sus textos sobre esta cuestión, Trotsky consideraba que no se debía esperar que la burguesía rusa dirigiera una auténtica revolución liberal y democrática. Será bajo la dirección del proletariado, apoyándose en el campesinado mayoritario, como se podrán llevar a cabo las tareas democráticas, que no estarán separadas de las tareas proletarias (en primer lugar, la socialización de los grandes medios de producción).
Esto está relacionado con su análisis del capitalismo ruso. El desarrollo tardío del capitalismo, el lugar subordinado de Rusia en la jerarquía imperialista, la importancia del papel económico del Estado y la presencia de capitales extranjeros que explotan directamente a los trabajadores rusos explican tanto la debilidad de la burguesía nacional como el desarrollo relativamente importante de un proletariado concentrado (aunque siga siendo minoritario en comparación con el campesinado) y también la posibilidad de un desarrollo económico rápido debido al nivel de las técnicas y fuerzas productivas existentes. Es lo que más tarde llamaría (sobre todo en su Historia de la Revolución Rusa, 1930) «desarrollo desigual y combinado»: hay una desigualdad de desarrollo entre Rusia y los países capitalistas avanzados, lo que implica un desarrollo «combinado», en el sentido de que asistimos a la combinación de niveles de desarrollo muy diversos (que van desde el atraso extremo del campo hasta las fábricas ultramodernas de Petrogrado).
El vínculo de Trotsky entre el desarrollo desigual y combinado y la revolución permanente en el caso de Rusia se generalizó más tarde a los distintos países dominados en el marco del imperialismo3, que todavía tenían que cumplir tareas revolucionarias «burguesas», como la abolición de las relaciones feudales y la reforma agraria radical, la conquista de una verdadera independencia nacional y la liberación del imperialismo, o la creación de instituciones democráticas.

La revolución permanente frente al «socialismo en un solo país

Aunque la Revolución Rusa confirmó en gran medida las concepciones de Trotsky, a mediados de la década de 1920 resurgió un debate que enfrentaba el socialismo de un solo país de Stalin y Bujarin con la idea de Trotsky de que era necesario hacer la revolución permanente no solo hasta la abolición del dominio de clase y la completa transformación socialista de la sociedad, sino hasta el triunfo del socialismo a escala mundial.
Tras su derrota, Trotsky propuso su teorización más completa de la noción y la estrategia de la revolución permanente, en un libro escrito principalmente en 1929, Revolución Permanente (véase el extracto que sigue a este artículo4), y distinguió tres aspectos de esta. La primera (por oposición al etapismo) es la permanencia del proceso revolucionario o el «transcrecimiento» de la revolución democrática en una revolución socialista, para los países llamados «atrasados».
El segundo aspecto (opuesto al estatismo burocrático) es la permanencia de la propia revolución socialista. La revolución socialista está lejos de completarse con la toma del poder o la decisión del Estado de socializar los medios de producción: «Durante un período de duración indefinida, todas las relaciones sociales se transforman en el curso de una continua lucha interna», con trastornos que afectan a «la economía, la tecnología, la ciencia, la familia, la moral y las costumbres».
El tercer aspecto (opuesto al socialismo en un solo país) se refiere a la necesaria extensión (so pena de degeneración) de la revolución a escala internacional debido a la naturaleza global de la economía: «La revolución socialista comienza en el terreno nacional, pero no puede quedarse ahí. […] La revolución internacional, a pesar de sus reveses y retrocesos temporales, representa un proceso permanente. La Revolución de Octubre aparece así como la «primera etapa de la revolución mundial, que necesariamente se extiende durante décadas».
El segundo y el tercer aspecto, que son perfectamente actuales, no se desarrollarán aquí. La idea de que la revolución socialista irá mucho más allá del momento de la toma del poder y la necesidad de internacionalizar la revolución son evidentes. Pero tratar de concebir con mayor precisión lo que implica la articulación de los niveles nacional e internacional, por un lado, y la democratización radical de todas las relaciones sociales, por otro, nos llevaría demasiado lejos.

II. La revolución permanente como herramienta de análisis del imperialismo y como estrategia antiimperialista

¿La noción de revolución permanente permite analizar las situaciones y revoluciones de los procesos revolucionarios de los países dominados en el marco del imperialismo?

El caso de las luchas de liberación nacional

Recordemos en primer lugar que las ideas de Trotsky fueron confirmadas en gran medida por los procesos que combinan la revolución antiimperialista y socialista: la revolución china (la derrota de 1925-1927 y luego la victoria de 1949), la liberación de Vietnam o la revolución en Cuba.
Ciertamente, varios elementos parecen oponerse a la revolución permanente entendida como una previsión histórica. Aunque las situaciones son muy diversas, la mayoría de las independencias de los países colonizados entre 1945 y 1975, sobre todo en África (con la excepción de las antiguas colonias portuguesas: Angola, Mozambique, Cabo Verde y Guinea-Bissau), se ganaron sin desembocar en un sistema socialista y sin que las organizaciones comunistas tuvieran la hegemonía sobre el movimiento de liberación nacional (aunque su influencia y sus vínculos con la URSS hayan sido importantes). En Argelia, aunque se iniciaron medidas socialistas parciales patrocinadas por el Estado tras la independencia, el proceso no se completó, como ocurrió en el Egipto nasserista. Además, incluso cuando las fuerzas políticas que se decían comunistas desempeñaban un papel importante, o incluso dirigían el proceso de liberación nacional, se basaban menos en la clase obrera que en el campesinado. Además, independientemente de que estas victorias antiimperialistas hayan conducido a una socialización económica (parcial o completa), no han conducido a regímenes democráticos.
Sin embargo, las naciones independientes que no atacaron las estructuras capitalistas no se liberaron de los grilletes del imperialismo. Posteriormente, la ofensiva neoliberal internacional, el peso de la deuda, los planes de ajuste estructural y el Consenso de Washington, seguidos del colapso del bloque soviético, restringieron el margen de maniobra que tenían los países dominados hasta los años 70. Sin embargo, es este margen de maniobra el que posibilita ciertas políticas de desarrollo nacional autocentradas destinadas a modificar la división imperialista del trabajo (lo que Samir Amin llama «desconexión»), posiblemente forjando nuevos vínculos de colaboración entre los países del Tercer Mundo.
Por supuesto, algunos países que antes estaban dominados en términos imperialistas ya no lo están. Pero podemos considerar que han experimentado trayectorias particulares que no se pueden generalizar, basadas, por ejemplo, en el fuerte apoyo de Estados Unidos en el contexto de la Guerra Fría (Corea del Sur, Taiwán), o en el papel de las exportaciones de petróleo (principalmente los Estados del Golfo). El caso más complejo es el de China. Por su crecimiento económico, que demuestra que ha escapado a la lógica del «desarrollo del subdesarrollo» (André Gunder Frank), y por su poder político, no se puede considerar a China como un país sometido al imperialismo, aunque sería discutible la cuestión de si está destinada a sustituir la hegemonía mundial de Estados Unidos. Sin embargo, esto no implica un rechazo de la idea de la revolución permanente, ya que fue «la revolución china [la que] rompió las dominaciones imperialistas y dotó al país de una clase obrera independiente, de habilidades, de industria y de tecnología», estableciendo así las condiciones para un mayor desarrollo capitalista.
A pesar de algunas excepciones, casos complejos y situaciones muy diversas que impiden la aplicación de un esquema de forma mecánica, la intuición en el corazón de la noción y la estrategia de la revolución permanente sigue siendo fundamentalmente correcta: «Hasta que no se produzca una auténtica revolución socialista/democrática -en proceso «permanente»- es improbable que los países del Sur, las naciones del capitalismo periférico, puedan empezar a dar solución a los problemas «bíblicos» (la expresión es de Ernest Mandel) que les aquejan: pobreza, miseria, desempleo, desigualdades sociales flagrantes, discriminación étnica, falta de agua y de pan, dominación imperialista, regímenes oligárquicos, acaparamiento de tierras por parte de los latifundistas… »5

La «primavera árabe».

Los altibajos del proceso revolucionario en la región árabe, que comenzó en el invierno de 2010-2011, muestran cómo las tareas democráticas, económicas y sociales están particularmente entrelazadas. La organización de elecciones en algunos de los países afectados por la ola de levantamientos, o incluso el establecimiento de un régimen democrático burgués formal como en Túnez, no ha cambiado fundamentalmente las estructuras de dominación, y las aspiraciones populares permanecen. Como señala Gilbert Achcar, «el cambio que necesita la región para superar su crisis crónica requiere de liderazgos o cuerpos gobernantes del movimiento popular con un alto nivel de determinación revolucionaria y lealtad al interés popular». Estos liderazgos son esenciales para gestionar el proceso revolucionario y superar las difíciles pruebas y desafíos que inevitablemente hay que afrontar para derrotar a los regímenes existentes ganándose a su base social, tanto civil como militar. Se necesitan liderazgos capaces de elevarse al nivel necesario para garantizar la transformación del Estado de una máquina de extorsión social en beneficio de una minoría a una herramienta al servicio de la sociedad y de su mayoría trabajadora. Mientras no surjan o no logren imponerse tales organismos dirigentes, el proceso revolucionario continuará inexorablemente a través de fases de flujo y reflujo, avances revolucionarios y retrocesos contrarrevolucionarios »6.
En otros países de la región, podemos ver hasta qué punto la incapacidad de asumir las tareas económicas, sociales y democráticas combinadas ha fomentado incluso el regreso de los antiguos regímenes (que nunca desaparecieron del todo). El caso más ejemplar es probablemente el egipcio, en el que los Hermanos Musulmanes, aunque afirman haber salido ganando con la revolución de 2011, se negaron a cualquier ruptura con las políticas económicas neoliberales y depredadoras -incluso tendiendo a profundizarlas-, desempeñando un papel contrarrevolucionario de facto y precipitando la vuelta al poder del ejército. La idea de que la democracia política sería un paso a dar «como primera medida», construyendo alianzas políticas con las fuerzas burguesas, aunque supusiera renunciar a la imposición de la transformación social, que solo se preveía como resultado de la consolidación de las estructuras democráticas, viene de lejos: no sólo la transformación social nunca llegó, sino que esta separación de las tareas sociales y democráticas ha favorecido el retorno de las dictaduras -y la destrucción de los escasos espacios de democracia política.

III. Actualidades sobre la teoría de la revolución permanente

En los países dominados, por tanto, la teoría de la revolución permanente sigue siendo pertinente, siempre que se actualice constantemente a la luz de las nuevas experiencias sociales y políticas. Como escribió Michael Löwy: «En la gran mayoría de los países del capitalismo periférico -ya sea en Oriente Medio, Asia, África o América Latina- no se han cumplido las tareas de una auténtica revolución democrática: según el caso, la democratización -¡y la secularización! – del Estado, la liberación del control imperial, la exclusión social de la mayoría pobre o la solución de la cuestión agraria siguen estando en la agenda. La dependencia ha adoptado nuevas formas, pero éstas no son menos brutales y constrictivas que las del pasado: la dictadura del FMI, del Banco Mundial y pronto de la OMC -sobre los países endeudados, es decir, prácticamente todos los países del Sur- mediante el mecanismo de los planes de «ajuste» neoliberales y las condiciones draconianas de pago de la deuda externa. [Por lo tanto, la revolución en estos países solo puede ser una combinación compleja y articulada de estas demandas democráticas y el derrocamiento del capitalismo. Hoy, como en el pasado, las transformaciones revolucionarias que están a la orden del día en las sociedades de la periferia del sistema no son idénticas a las de los países del centro. Una revolución social en la India no puede ser, en cuanto a su programa, estrategia y fuerzas motrices, una pura «revolución obrera» como en Inglaterra. El papel político decisivo -¡no previsto por Trotsky! – que juegan hoy en día en muchos países los movimientos campesinos e indígenas (el Ejército Zapatista de Liberación Nacional en México, el Movimiento de los Trabajadores Agrícolas Sin Tierra (MST) de Brasil, la CONAIE en Ecuador) muestra la importancia y la explosividad social de la cuestión agraria, y su estrecha relación con la liberación nacional»7.
Para Trotsky, en los países capitalistas avanzados, donde la revolución burguesa se daba por concluida, la revolución permanente solo era relevante en dos sentidos: la continuación del proceso revolucionario socialista tras la toma del poder y la necesidad de extender la revolución a nivel internacional.
Sin que, por supuesto, haya sido abolida, «la frontera entre la ‘revolución proletaria’ en los países imperialistas y la ‘revolución permanente’ en los países dominados parece hoy más borrosa que en el pasado, tanto en el plano político (¡las consignas son cada vez más similares en un momento en que la deuda ilegítima está en el centro de la crisis europea!8
En términos más generales, la revolución permanente como combinación de tareas democráticas y socialistas tiene una nueva relevancia en los propios países del centro imperialista. La larga crisis del capitalismo, cuyo estallido en 2008-2009 no ha terminado de tener consecuencias -y réplicas- ha abierto así una fase de desarrollo autoritario, dentro de los países capitalistas «desarrollados», cuyo desenlace estamos lejos de haber visto. Esta trayectoria autoritaria no es un accidente de curso o una simple «huida hacia adelante» ideológica: es la expresión de una crisis de hegemonía de la dominación política burguesa, corolario de su incapacidad estructural para obtener el consentimiento de fracciones significativas de la población, su adhesión a políticas que, lejos de amortiguar las consecuencias sociales de la crisis económica, las agravan. La inestabilidad política está ahí, lo que se refleja en el fin de los regímenes de alternancia «pacíficos», en el desarrollo espectacular de las fuerzas de extrema derecha y ultraderecha, en acontecimientos como la elección de Donald Trump o el Brexit, en las múltiples intervenciones brutales en los últimos años de las instituciones europeas en la escena política «nacional» (Italia, Grecia y, en menor medida, Portugal), etc.
El autoritarismo de Macron es, pues, la expresión «a la francesa» de una crisis de hegemonía de las clases dominantes a escala internacional, que se despliega de diversas formas en la mayoría de las «democracias burguesas». En el momento de la elección de Macron, se planteó la cuestión de si representaba una solución a esta crisis de hegemonía o si era un producto de esta crisis que solo podría profundizarla a medio plazo. Todo indica hoy que, aunque sus contrarreformas respondan a los deseos de la burguesía, la crisis está lejos de solucionarse: las reformas se votan y se aplican, pero el consentimiento no existe, como lo demuestra la baja popularidad de Macron y la disminución de su base social, que ya era minoritaria durante las elecciones presidenciales. Pero nada parece indicar que Macron y sus seguidores estén en busca de una «nueva hegemonía», ya que su relación con las formas más clásicas de mediación y, por tanto, de producción de consentimiento (partidos, sindicatos, asociaciones e incluso, en cierta medida, medios de comunicación) muestra, con respecto a estas estructuras, una voluntad de marginar/circunvalar, o incluso de dominar absolutamente.
La inseparabilidad de las luchas democráticas y sociales es cada vez más visible en los países capitalistas dominantes, al igual que en los países de la periferia. Es en este sentido que podemos entender los repetidos levantamientos populares de los últimos diez años como expresión de una revuelta contra el capitalismo neoliberal-autoritario, en la que se combinan «naturalmente» las demandas sociales y democráticas9. Irak, Chile, Ecuador, Líbano, Cataluña, Puerto Rico, Sudán, Colombia, Hong Kong, Nicaragua, Argelia, Haití, Irán, India… casi todos los movimientos populares de los últimos años, y esto también se aplica al movimiento de los Chalecos Amarillos en Francia, aunque comenzaron como una reacción a una medida gubernamental específica, muy rápidamente se convirtieron en levantamientos globales, cuestionando todas las políticas neoliberales llevadas a cabo durante los últimos años, o incluso décadas, y desafiando la propia legitimidad de los poderes y sus prácticas antidemocráticas, incluso autoritarias.
En todas estas luchas se echa cruelmente en falta la ausencia de un horizonte emancipatorio común (comunismo, ecosocialismo, etc.), así como la existencia de fuerzas políticas capaces de sintetizar las experiencias pasadas y los nuevos radicalismos, lo que es indispensable para plantear las revoluciones del esiglo XXI planteando abiertamente la cuestión del poder. Para eso también puede y debe servir la revolución permanente: para alimentarse de las experiencias sociales y políticas contemporáneas y, al mismo tiempo, constituir una teoría y una práctica que, lejos de las visiones teleológicas o estatistas de la lucha por la emancipación social, permitan «articular el tiempo político del acontecimiento y el tiempo histórico del proceso, las condiciones objetivas y su transformación subjetiva, las leyes tendenciales y las incertidumbres de la contingencia, la coacción de las circunstancias y la libertad de las decisiones, la sabiduría de las experiencias acumuladas y la audacia de la novedad, el acontecimiento y la historicidad»10.
Traducción: Carlos Rojas
Fuente: L’Anticapitaliste n.126

  • 1.Discurso del Comité Central de la Liga de los Comunistas, escrito por Marx y Engels en marzo de 1850.
  • 2.Idem.
  • 3.El caso de China, discutido por el propio Trotsky, es paradigmático; Pierre Rousset vuelve a él en su contribución a este dossier: ESSF (artículo 58489), La experiencia china y la teoría de la revolución permanente.
  • 4.Disponible en ESSF (artículo 58020), Los tres aspectos de la teoría de la revolución permanente. León Trotsky [1928-1931], La revolución permanente, París: Éditions Gallimard, 1963.
  • 5.Michael Löwy, «Actualité de la révolution permanente», Inprecor, n° 449-450, julio-septiembre de 2000. Disponible en ESSF (artículo 24077), Actualidad de la Revolución Permanente.
  • 6.Gilbert Achcar, «2010-2020: La primera década del proceso revolucionario árabe», alencontre.org, 18 de diciembre de 2020. Disponible en ESSF (artículo 56176), 2010-2020: La primera década del proceso revolucionario árabe.
  • 7.Michael Löwy, «Actualidad de la revolución permanente», art. cit.
  • 8.Pierre Rousset, «Daniel Bensaïd, la revolución permanente», art. cit.
  • 9.Véase Julien Salingue, «Un soulèvement mondial contre le capitalisme néolibéral-autoritaire?», revue l’Anticapitaliste n°110, diciembre de 2019.
  • 10.Daniel Bensaïd, «Fragments pour une politique de l’opprimé: événement et historicité», 2003.

A25: ANTIKAPITALISTAK INDARKERIA MATXISTAREN AURKAKO NAZIOARTEKO EGUNAREN AURREAN

25N: ANTIKAPITALISTAK ANTE EL DIA INTERNACIONAL CONTRA LAS VIOLENCIAS MACHISTAS

Berriro ere, azaroaren 25ean, indarkeria matxisten aurkako nazioarteko egunean aurkitzen gara. 5 emakume erail dituzte Euskal Herrian azken urtean, horregatik ez da oroipen eguna bakarrik, borroka eguna da, indarkeria matxisten aurrean dauden erresistentzia guztiak agerian uzten dituen eguna. Azken urteotan salatu dugun bezala, zuzeneko indarkeriez gain, gure bizitzak baldintzatzen dituzten egiturazko indarkeriak daudela gogorarazteko eguna da. Indarkeria matxistak ezin dira hilketetara mugatu, ezta bikote-harremanen barruko indarkerietara ere. Halaber, emakume antolatuak garela aldarrikatzeko eguna ere izan behar du, guztiok aske eta zapaltzen gaituen uztarri patriarkaletik kanpo ibiltzeko dugun eskubidea defendatzen jarraituko dugu.

Azaroaren 25ean, erakunde publikoetatik eta lider politikoetatik indarkeria matxista gaitzesten dutela entzungo dugu berriro, eta argi utziko digute indarkeria mota hori desagerrarazteko konpromisoak hartu nahi dituztela. Hala ere, errealitateak dioskunez, 2021. urte honetan, urteetan zehar sortu diren kolektibo eta espazio seguruen zati bat kendu digun pandemia batek eragindako kalteak pairatzen jarraitzen dugu, eta oraindik ere beste pandemia bat bizi dugu: indarkeria matxistak.

Denbora tarte honetan, mugikortasun-murrizketen eta edukieren joan-etorriekin, emakume askok denbora gehiago igaro behar izan dute beren etxeetan, erasotzaileekin batera. Neurri horien bitartez, etxetik kanpoko harremanak murriztu egin dira, eta batzarretan, bileretan eta laguntza-sareetako lan batzuk erabat desagertu dira.

Indarkeria matxistak patriarkatuaren parte dira, eta genero-aldagaia beste batzuekin gurutzatzen denean indartzen dira. Horrenbestez, salatu egin nahi ditugu jarduera edo ez-egitezko jarduera matxista, LGBTI+fobiko, arrazista, xenofobo eta klasistek eragindako diskriminazio eta indarkeria instituzionaleko praktikak. Harriduraz ikusten dugu indarkeria matxistek gora egin dutela arau heteropatriarkal zuria betetzen ez duten kolektiboen aurka, non eskuin muturrak, era ezberdinetan, bere jomuga jarri duen.

Gorakada hau ikusita, eta gizarteak eta erakundeek matxismoaren hazkundea geldiarazteko baliabide instituzionalak nahikoak ez direla argi dago.

Euskal Herri feminista, antikapitalista eta antiarrazista eraikitzera goaz!

GORA BORROKA FEMINISTA!

Nos encontramos de nuevo ante otro 25N, día internacional contra las violencias machistas. 5 mujeres han sido asesinadas en Euskal Herria en el último año, por eso no es sólo un día de conmemoración, es un día de lucha, un día en que se visibilizan todas las resistencias ante las violencias machistas. Es un día para recordar que, como venimos denunciando desde hace años, además de las violencias directas existen violencias estructurales que condicionan nuestras vidas. Las violencias machistas no se pueden reducir sólo a los asesinatos, ni a las violencias dentro de las relaciones de pareja. También debe ser un día para reivindicar que somos mujeres organizadas que seguiremos defendiendo el derecho de todas y cada una de nosotras a caminar libres y fuera del yugo patriarcal que nos oprime.

Este 25N volveremos a escuchar desde las instituciones públicas y líderes políticos su rechazo a la violencia machista,  además de dejarnos clara su voluntad de asumir compromisos para erradicar este tipo de violencia. Sin embargo, la realidad nos dice que durante este año 2021, sufriendo todavía los estragos ocasionados por una pandemia que nos ha arrebatado parte de los colectivos y espacios seguros que se habían gestado a lo largo de los años, seguimos viviendo otra pandemia: las violencias machistas.

En este periodo de tiempo, con las idas y venidas de las restricciones de movilidad y de los aforos, muchas mujeres se han visto abocadas a pasar más tiempo en sus hogares, conviviendo con sus agresores. Con estas medidas, se ha conseguido que las relaciones fuera del hogar se vean mermadas, y que, al perderse la presencialidad en las asambleas, reuniones, algunos trabajos las redes de apoyo se vean diluidas o completamente desaparecidas.

Las violencias machistas forman parte del patriarcado y se potencian cuando la variable género se entrecruza con otras. Denunciamos por lo tanto las prácticas de discriminación y violencia institucional generadas por actuaciones u omisiones machistas, LGBTI+fóbicas, racistas, xenófobas y clasistas. Observamos con estupor el aumento de las violencias machistas contra colectivos que no cumplen con la norma heteropatriarcal blanca, donde la extrema derecha en sus diferentes formas ha puesto su punto de mira.

A la vista de este aumento y la falta de respuesta social e institucional a éstas, es evidente que los medios institucionales para frenar el crecimiento del machismo son claramente insuficientes.

¡Vamos a construir una Euskal Herria feminista, anticapitalista y antirracista!

¡VIVA LA LUCHA FEMINISTA!

Trabajo, pensiones y una vida digna

Bildu gara herri mugimenduko hainbat eragile eta kolektibo anitz, abenduaren 1erako Hego Euskal Herrian ELA, LAB, ESK, STEILAS, ETXALDE, HIRU, CGT eta CNT sindikatuek deitutako mobilizazio egunarekin bat egiten dugula adierazteko.

2008ko krisiaren ondorio lazgarriak gainditu gabe genituela harrapatu gaitu COVID19ak eragin duen osasun krisiak. Hau baina, ez da soilik osasun krisi bat izaten ari. Pandemiak azkartu egin ditu jada bizi genituen krisi anizkoizak eta sistema kapitalista, heteropatriarkal eta kolonialistak eragindako zapalkuntzak are gehiago sakondu dira.

Aurreko guztiaren kudaketa negargarriak argi utzi du boteregune ekonomiko eta politikoen hautua bizitzaren sostenigarritasuna alboratu eta kapital metaketari eusteko erabakiak inposatzea dela. Irakaspenak atera eta norabide aldaketa sakonari ekin baino, datozen hileotako eta urteotako aurreikuspenek argi uzten dute erabakiek ildo berean jarraituko dutela: Europar funtsen baldintzapekotasun eta norabidetik  hasi, Madrilen hileotan eztabaidagai dauden lan eta pentsio erreformetatik igaro eta gure herriko aurrekontu eta berdintasun politika zein politika sozialetaraino.

Lan, pentsio eta bizitza duina

Lan eta pentsio erreformei ez. Bizitza duinerako, burujabetza. Oinarrizkoak diren aldarrikapen hauek batzen gaituzte. Lan guztiak aitortu eta banatzeko neurriak beharrezkoak dira, eta enplegurako baldintza duinak bermatzeko ordua ere bada. Prekaritatera kondenatutako langile belaunaldi berrion aldarrikapena da hau, bazterrean eta izkutuko lanetan gauden emakumeona, bizirauteko nahikoak ez diren langabezia prestazioak jasotzen ditugunona.

Urteetako borrokaren ondorioz irabazitako eskubideen murrizketarik ez dugu onartuko, eta besteren artean pentsio duinerako eskubidea aldarrikatzen dugu. Bai orain pentsiodunak garen zein eta etorkizunean izango garenonak. Genero arrakalarik gabeko pentsio sistema, eros ahalmen errealari lotutakoa, propioa, publikoa eta unibertsala.

Finean, gutxi batzuen diru eta botere gosearen gainetik, pertsona guztien bizitzak, gure herriaren eta planeta beraren biziraupena erdigunean jarriko dituzten neurri politikoak aldarrikatzen ditugu. Ezinbestekoa da, beraz, norabide aldaketa sakon bat, ezinbestekoa den bezala erabaki burujabeak hartu eta gauzatzeko eskubidea eta gaitasuna izatea.

« Ozen eta argi adierazi nahi dugu badagoela  gauzak beste era batean egiteko modua  eta hemen gaudenok prest gaudela norabide horretan borrokan jarraitzeko »

Murrizketarik ez

Guzti honek, egunotan eztabaidagai diren lan eta pentsio erreformen batailan posizioa hartzera garamatza. Ez gaude prest gure bizitzak pobretu eta prekarizatuko dituzten murrizketa berriak onartzeko. Euskal Herriko feministak, ekosozialistak, gazteak, ikasleak, eskubide sozialen aldeko aktibistak, antimilitaristak eta independentistak ez gaude eszenatoki hau onartzeko prest.

Horregatik, testuinguru honetan, begi onez ikusten dugu sindikatuek luzatutako proposamena eta abenduaren 1ean mobilizaziorako deia egiten dugu Hego Euskal Herriko eragile sozialek. Aipatu dugun bezala, arrazoiak ez zaizkigu falta. Ozen eta argi adierazi nahi dugu badagoela gauzak beste era batean egiteko modua eta hemen gaudenok prest gaudela norabide horretan borrokan jarraitzeko. Bereizita eta desmobilizatuta nahi gaituzten honetan, elkarrekin indartsuagoak gara.

Abenduak 1 mobilizazioak

Gauzak horrela, abenduaren 1ean goizeko 11:00etan Hego Euskal Herriko lau hiriburuetan
manifestazioak egingo ditugu. Zehazki, Bilbon Udaletxetik, Donostian Gobernu Zibiletik,
Iruñean CENetik eta Gasteizen Probintzia plazatik.

  • Bilbo Udaletxea
  • Donostia Gobernu Zibila
  • Iruñea CEN
  • Gasteiz Probintzia plaza.

Era berean, arratsaldez, besteak beste, hurrengo herrietan mobilizazioak izango dira:

  • Bizkaia
    • Bilbo
    • Durango
    • Algorta
    • Basauri
    • Barakaldo
    • Zalla
    • Galdakao
    • Mungia
    • Erandio
    • Zornotza
    • Igorre
    • Ondarru
  • Gipuzkoa
    • Donostia
    • Beasain
    • Tolosa
    • Hernani
    • Irun
    • Errenteria
    • Azpeitia
    • Zarautz
    • Eibar
    • Arrasate
  • Nafarroa
    • Iruñea
    • Tutera
    • Lizarra
  • Araba
    • Gasteiz
    • Agurain
    • Laudio

Deialdiaren babesleak

Amaitzeko, deialdi honekin bat egiten dugun eragile, herri mugimendu eta kolektiboen zerrenda hurrengoa da:

  • Arabako Osasun Publikoa Aurrera plataforma
  • Argilan-ESK
  • Ari Du Elkartasun Sarea (Plentzia Gorliz Lemoiz)
  • Arrigorriagako pentsionisten asanblada
  • Asociación Colectivo Bachue Elkartea
  • Asociación Mujeres en la Diversidad
  • Asociación Posada de los Abrazos
  • ATH-ELE
  • Berri-otxoak (Plataforma contra la exclusión y por los derechos sociales)
  • Bizitzak Erdigunean Koordinadora Feminista
  • BizkaIko Emakumeen Asanblada (AMB-BEA)
  • Congreso de los Pueblos
  • Ehun euskal errepublikaren aldeko mugimendua
  • Ekologistak Martxan
  • Emakume Askeak.Mujeres Libres
  • Eragin
  • Ernai gazte antolakundea
  • Euskal Gune Ekosozialista
  • Euskal Herrian Euskaraz
  • Euskal Herriko Bilgune Feminista
  • Euskal Herriko Emakumeon Mundu Martxa
  • Euskal Herriko Eskubide Sozialen Karta
  • Euskal Herriko Neska* Gazteak
  • FeministAlde
  • Gu ere bagara Bilbo
  • IKAMA (Ikasleria Martxan)
  • Iniciativa por el Derecho a Techo y Contra la Exclusión Social de Gasteiz
  • Irauli
  • Izartu Mungialdea
  • Kakitzat (Koordinakunde Antimilitarista)
  • Laumunarrieta Memoria Elkartea
  • Marimatraka Santurtziko Talde Feminista
  • Mugarik Gabe ONGD
  • OKA elkartea (Berriz)
  • OMAL-Paz con Dignidad
  • Oneka Euskal Herriko Emakume Pentsionistak elkartea
  • Ongi Etorri Errefuxiatuak Araba
  • Sare Antifaxista
  • Trabajadoras no domesticadas

Era berean, Euskal Herriko Pentsiodunen Mugimenduak azaroaren 13ko mobilizazioetan adierazi zuen bat egiten duela abenduaren 1eko deialdiekin.

Nos hemos reunido diversos agentes y colectivos del movimiento popular para expresar nuestra adhesión a la jornada de movilizaciones convocada por los sindicatos ELA, LAB, ESK, STEILAS, ETXALDE, HIRU, CGT y CNT en Hego Euskal Herria para el 1 de diciembre.

La crisis sanitaria provocada por la COVID-19 nos ha llegado sin que hubiéramos superado las consecuencias de la crisis de 2008. Pero esto no solo está siendo una crisis sanitaria. La pandemia ha  acelerado las crisis múltiples que ya vivíamos y las opresiones provocadas por el sistema capitalista, heteropatriarcal y colonialista se han profundizado aún más.

La nefasta gestión de todo lo anterior ha dejado claro que los centros de poder económicos y políticos han optado por obviar la sostenibilidad de la vida e imponer decisiones para mantener la acumulación de capital. En lugar de extraer lecciones e iniciar un profundo cambio de rumbo, las previsiones de los próximos meses y años dejan claro que las decisiones continuarán en la misma línea: desde la condicionalidad y dirección de los fondos europeos, pasando por las reformas laborales y de pensiones que se están debatiendo estos meses en Madrid, hasta las políticas presupuestarias, de igualdad y sociales de nuestro país.

Trabajo, pensiones y una vida digna

No a las reformas laborales y de pensiones. Soberanía para una vida digna. Nos unen estas reivindicaciones que son básicas.

Son necesarias medidas de reconocimiento y reparto de todos los trabajos, y también es hora de garantizar unas condiciones dignas para el empleo. Ésta es una reivindicación de las nuevas generaciones de trabajadores y trabajadoras condenadas a la precariedad, de las mujeres que estamos en los márgenes y en trabajos invisibles, de quienes recibimos prestaciones de desempleo insuficientes para sobrevivir.

No vamos a permitir recortes de derechos ganados con años de lucha y entre otros, reivindicamos el derecho a una pensión digna. Tanto de quienes somos pensionistas ahora como de quienes lo seremos en el futuro. Sistema de pensiones sin brecha de género, vinculado al poder adquisitivo real, propio, público y universal.

En definitiva, por encima de la codicia y el ansia de poder de unos pocos, reivindicamos medidas políticas que pongan en el centro las vidas de todas las personas, la supervivencia de nuestro pueblo y del propio planeta. Es imprescindible, por tanto, un profundo cambio de rumbo, como es imprescindible tener el derecho y la capacidad de adoptar y llevar a cabo decisiones soberanas.

« Queremos decir alto y claro que   hay otra manera de hacer las cosas   y que quienes estamos aquí estamos dispuestos y dispuestas a seguir luchando en esa dirección »

No a los recortes

Todo esto nos lleva a tomar posición en la batalla de las reformas laborales y de pensiones que se están debatiendo estos días. No estamos dispuestas a aceptar nuevos recortes que empobrecen y precarizan nuestras vidas. Feministas, ecosocialistas, jóvenes, estudiantes, activistas por los derechos sociales, antimilitaristas e independentistas de Euskal Herria no estamos dispuestos y dispuestas a aceptar este escenario.

Por eso, en este contexto, los agentes sociales de Hego Euskal Herria vemos con buenos ojos la propuesta de los sindicatos y hacemos un llamamiento a la movilización el 1 de diciembre. Como ya hemos comentado, razones no nos faltan. Queremos decir alto y claro que hay otra manera de hacer las cosas y que quienes estamos aquí estamos dispuestos y dispuestas a seguir luchando en esa dirección. Ahora que nos quieren separadas y desmovilizadas, juntas somos más fuertes.

1 de diciembre movilizaciones

Así las cosas, el 1 de diciembre realizaremos manifestaciones en las cuatro capitales de Hego Euskal Herria a las 11:00 h.

  • Bilbao Ayuntamiento
  • Donostia Gobierno Civil
  • Iruñea en la CEN
  • Gasteiz Plaza de la Provincia.

Del mismo modo, por la tarde, se llevarán a cabo movilizaciones en los siguientes municipios, entre otros:

  • Bizkaia
    • Bilbo
    • Durango
    • Algorta
    • Basauri
    • Barakaldo
    • Zalla
    • Galdakao
    • Mungia
    • Erandio
    • Zornotza
    • Igorre
    • Ondarru
  • Gipuzkoa
    • Donostia
    • Beasain
    • Tolosa
    • Hernani
    • Irun
    • Errenteria
    • Azpeitia
    • Zarautz
    • Eibar
    • Arrasate
  • Nafarroa
    • Iruñea
    • Tutera
    • Lizarra
  • Araba
    • Gasteiz
    • Agurain
    • Laudio

Apoyan esta iniciativa

Para finalizar, ésta es la lista de los agentes, movimientos populares y colectivos que se suman a esta convocatoria:

  • Arabako Osasun Publikoa Aurrera plataforma
  • Argilan-ESK
  • Ari Du Elkartasun Sarea (Plentzia Gorliz Lemoiz)
  • Arrigorriagako pentsionisten asanblada
  • Asociación Colectivo Bachue Elkartea
  • Asociación Mujeres en la Diversidad
  • Asociación Posada de los Abrazos
  • ATH-ELE
  • Berri-otxoak (Plataforma contra la exclusión y por los derechos sociales)
  • Bizitzak Erdigunean Koordinadora Feminista
  • BizkaIko Emakumeen Asanblada (AMB-BEA)
  • Congreso de los Pueblos
  • Ehun euskal errepublikaren aldeko mugimendua
  • Ekologistak Martxan
  • Emakume Askeak.Mujeres Libres
  • Eragin
  • Ernai gazte antolakundea
  • Euskal Gune Ekosozialista
  • Euskal Herrian Euskaraz
  • Euskal Herriko Bilgune Feminista
  • Euskal Herriko Emakumeon Mundu Martxa
  • Euskal Herriko Eskubide Sozialen Karta
  • Euskal Herriko Neska* Gazteak
  • FeministAlde
  • Gu ere bagara Bilbo
  • IKAMA (Ikasleria Martxan)
  • Iniciativa por el Derecho a Techo y Contra la Exclusión Social de Gasteiz
  • Irauli
  • Izartu Mungialdea
  • Kakitzat (Koordinakunde Antimilitarista)
  • Laumunarrieta Memoria Elkartea
  • Marimatraka Santurtziko Talde Feminista
  • Mugarik Gabe ONGD
  • OKA elkartea (Berriz)
  • OMAL-Paz con Dignidad
  • Oneka Euskal Herriko Emakume Pentsionistak elkartea
  • Ongi Etorri Errefuxiatuak Araba
  • Sare Antifaxista
  • Trabajadoras no domesticadas

Azaroak 25. Feministok borrokarako eguna dugu honakoa!

Este 25N vamos a construir una Euskal Herria feminista, anticapitalista y antirracista

Autodefentsa feminista antola dezagun!
¡Organicemos la autodefensa feminista!

Azaroak 25, emakumeen kontrako indarkeriaren aurkako eguna. Aurten ere, Euskal Herriko Mugimen-du Feminista kalera aterako da emakume* izate hutsagatik egunero pairatzen ditugun indarkeria anizkoitzik gabeko bizitza askeen alde. Beraz, feministok borrokarako eguna dugu honakoa.

Minduta, nazkatuta, eta amorruak ematen digun indarrarekin iritsi gara azaroaren 25era. Aurten, ofizialki, 5 emakume erail dituzte Euskal Herrian eta etxeetan zein kalean pairatu izan dugun biolentzia izugarria izan da azken urtean. Ehunka eta ehunka dira ere, LGTBIQ+ kolektiboaren kontrako eraso, garrota diskurtso eta sexu orientazioagatik zein genero identitateagatik ematen diren bazterketak. Noiz arte? Jendarte eredu hau jasangaitza da emakume eta genero disidenteontzat! Politika feminis-tak, prebentzioan sakontzeko baliabide pedagogikoak eta jendarte osoaren ardura hartzea behar dugu.

Euskal Herriko eragile sozial, politiko eta instituzional bakoitzak ildo horretan lan egitea exijitzen dugu, indarkeria matxistarik gabe bizitzea gure eskubidea baita. Erakunde konprometituak behar ditugu eta ez morez mozorroturiko adierazpen instituzional. elkarretaratze ezta argazkirik. Ez dugu benetako neurri eraginkorrik eta aurrekonturik gabeko berdintasun oolitika hutsalik onartuko, ezta zerbitzu publikoen prekarizaziorik ere. Promesa faltsuetaz nazkatuta gaude!

Gaurkoan indarkeria matxistarik gabeko bizitzan orain! diogu eta autodefentsa feminista antolatu baten aldeko aldarria berhartzen dugu gure bizitzak defendatzeko, ikasi ditugun arauak zalantzan jartzeko, indarkeria zein errealitate ezberdinei modu indibidualean eta kolektiboan aurre egiteko. Kaleak hartu eta zuenganatu nahi dituzuen espazioen jabe egingo gara berriro. Nazkatu gara beldurra izateaz, guk boteretze kolektiboaren aldeko hautua egiten dugu!

Aurtengo azaroaren 25ean ere, erdigune eta bazter guztietan mobilizatuko gara. Baionan, 18:00etan izango da manifestazioa Moracin plazatik hasita. Bilbon 19:30ean Jesusen Bihotzetik. Donostian, arratsaldeko 19:30ean Bulebarretik hasiko da manifestazioa. Gasteizen, 19:00etan lparralde Gizarte Etxetik eta lruñean 20:00etan Baluartetik abiatuko da manifestazioa. Hiriburuez gain ere, herri zein eskualdeetan hamaika deialdi egingo dira.

Beraz, datorren azaroaren 25ean kaleak eta plazak hartzera animatzen ditugu emakumeak, trans eta bollerak. Euskal Herri feminista, antikapitalista eta antiarrazista eraikitzera goaz!

GORA BORROKA FEMINISTA!

2021eko azaroak 25
Euskal Herriko Mugimendu Feminista

Autodefentsa feminista antola dezagun!
¡Organicemos la autodefensa feminista!

25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las mujeres. Un año más, el Movimiento Feminista de Euskal Herria sale a la calle para luchar a favor de unas vidas libres de violencia múltiple, las cuales padecemos a diario por el mero hecho de ser mujeres*. Por lo que para las feministas este es un día de lucha.

Dolidas, hartas, y con la fuerza que nos da la rabia hemos llegado al 25 de noviembre. Este año, oficial-mente, 5 mujeres han sido asesinadas en Euskal Herria, y la violencia que hemos vivido en nuestras casas y en las calles ha sido insufrible el último año. También son cientos y cientos las agresiones, discursos de odio y discriminaciones por la orientación sexual e identidad de género contra el colecti-vo LGTBIQ+. ¿Hasta cuándo? ¡Este modelo de sociedad es insoportable para las mujeres y los géneros disidentes! Necesitamos políticas feministas, recursos pedagógicos para profundizar en la prevención y que toda la sociedad asuma su responsabilidad.

Exigimos que cada uno de los agentes sociales, políticos e institucionales de Euskal Herria trabajen en esta línea, porque vivir sin violencia machista es nuestro derecho. Necesitamos instituciones compro-metidas y no declaraciones institucionales, concentraciones, ni fotos disfrazadas de morado. No acep-taremos políticas de igualdad vacías de presupuestos y medidas reales, ni tampoco la precarización de los servicios públicos. ¡Estamos hartas de falsas promesas!

Hoy decimos, ¡vidas libres de violencia machista ya!, volvemos a coger la reivindicación por una auto-defensa feminista organizada para defender nuestras vidas, cuestionar las reglas que hemos aprendi-do, combatir individual y colectivamente tanto la violencia como las diferentes realidades. Volveremos a tomar las calles y a apoderarnos de los espacios que nos queréis quitar. ¡Nos hemos hartado de tener miedo, nosotras optamos por un poder colectivo!

El 25 de noviembre de este año también nos movilizaremos en todos los centros y periferias. En Baiona, la manifestación tendrá lugar a las 18:00 horas desde la plaza Moracin. En Bilbao a las 19:30 desde el Sagrado Corazón. En San Sebastián, la manifestación comenzará a las 19:30 horas desde el Boulevard. En Vitoria-Gasteiz, la manifestación partirá a las 19:00 horas del Centro Cívico lparralde y en Pamplona a las 20:00 horas del Baluarte. Además de las capitales, tanto en pueblos como en comarcas se realizarán un sinfín de convocatorias.

Así que animamos a las mujeres, trans y bolleras a tomar calles y plazas el próximo 25 de noviembre. ¡Vamos a construir una Euskal Herria feminista, anticapitalista y antiracista!

GORA BORROKA FEMINISTA!

25 de noviembre de 2021
Euskal Herriko Mugimendu Feminista

Greba mugagabea Cadizko Badian.

A la huelga indefinida en la Bahía de Cádiz

La periferia también quiere pan y trabajo

Fabio Buitrago |

El pasado 10 de noviembre la principal avenida de Cádiz se vio cortada por los trabajadores del metal. Podría parecer una huelga más de trabajadores que luchan por un mejor convenio colectivo, pero hay un trasfondo mucho mayor; la lucha por no ver convertida la provincia en un parque temático para turistas.

Cádiz cómo provincia lleva sufriendo la deslocalización de empresas más de una década. Primero fue Delphy, siguiéndole Gadir Solar y Visteon entre otras. En todo este tiempo, los jóvenes hemos visto cómo teníamos que elegir entre migrar y los trabajos precarios vinculados al turismo. No son pocos los menores de 25 años que, pese a trabajar todos los veranos, no han cotizado apenas, siendo esta circunstancia consecuencia de la estacionalidad turística y del modelo económico por el que se ha apostado en el sur.

Se dice popularmente que de aquellos polvos vienen estos lodos. Pues Cádiz, más de diez años después, es una provincia con tejido industrial mucho más débil de lo que fue antaño, con empleos precarios y estacionales, y en la que en los últimos años no pocos ayuntamientos de la provincia tienen intención de poner en marcha planes relacionados con la depredación de espacios naturales para tener una mayor capacidad de alojamiento para turistas.

En este contexto, la huelga de los trabajadores del metal representa mucho más de lo que puede parecer a simple vista, no sólo ya por la historia de la industria en la provincia durante los últimos años, sino también por el desarrollo de la lucha en sí, donde por un lado la patronal pactó con el gobierno el traslado de la planta de Airbus a Getafe, y por otro, las mismas élites sindicales traicionaron, una vez más, a los trabajadores, aceptando el marco impuesto por la patronal a cambio de una subida que no es ni paralela a la de la inflación y olvidándose por completo de los trabajadores de la subcontrata (entre otras).

Es por esto último que los trabajadores del metal han hecho un llamamiento a la huelga indefinida a partir del 16 de noviembre. Esta lucha representa la resistencia a la turistificación de la provincia y a la precarización de la vida en una provincia que además da para mucho más que el sol y playa. Una victoria de los trabajadores podría suponer un punto de inflexión en la dinámica provincial.

Periferiak ogia eta lana ere nahi ditu
Fabio Buitrago |

Azaroaren 10ean Cadizeko etorbide nagusia moztu zuten metaleko langileek. Hitzarmen kolektibo hobe baten alde borrokatzen duten langileen greba bat gehiago irudi lezake, baina askoz ere sakonera handiagoa dago; probintzia turistentzako parke tematiko ez bihurtzeko borroka.

Cadizek hamarkada bat baino gehiago darama enpresen deslokalizazioa jasaten. Delphy izan zen lehena, Gadir Solar eta Visteon atzetik zituela, besteak beste. Denbora horretan, gazteek ikusi dugu nola aukeratu behar genuen migrazioaren eta turismoari lotutako lan prekarioen artean. Ez dira gutxi 25 urtetik beherakoak, uda guztietan lan egin arren, apenas kotizatu ez dutenak, egoera hori turismoaren urtarokotasunaren eta hegoaldean egin den eredu ekonomikoaren ondorio izanik.
Jendeak esaten du hauts haietatik datozela lohi horiek. Izan ere, Cadiz, hamar urte baino gehiago geroago, garai batean baino industria-sare ahulagoa duen probintzia da, enplegu prekarioak eta urtarokoak dituena, eta azken urteotan probintziako udal askok naturguneen harraparitzearekin lotutako planak abian jartzeko asmoa dute, turistek ostatu hartzeko gaitasun handiagoa izan dezaten.

Testuinguru horretan, metaleko langileen grebak uste baino askoz gehiago ordezkatzen du, ez bakarrik azken urteetan probintziako industriaren historiagatik, baita borrokaren beraren garapenagatik ere, alde batetik, patronalak gobernuarekin hitzartu baitzuen Airbusen lantegia Getafera eramatea, eta, bestetik, elite sindikal berberek traizio egin zieten, beste behin ere, langileei, eta ez zuten erabateko aldaketa onartu, ez eta zerga osoa ere.

Hori dela eta, metaleko langileek greba mugagaberako deia egin dute azaroaren 16tik aurrera. Borroka honek probintziaren turistizazioari eta probintziaren bizitzaren prekarizazioari aurre egiten dio, gainera, eguzkiak eta hondartzak baino askoz gehiago ematen duen probintzia batean. Langileen garaipena inflexio-puntua izan liteke dinamika probintzialean.

COP26: Basta de blablabla, sólo la lucha pagará

(Daniel Tanuro)

Militante de Gauche Anticapitaliste, sección belga de la Cuarta Internacional

Traducción: Punto de Vista Internacional

Fuente: Escrita para el sitio web de Cuarta Internacional, esta contribución retoma algunos extractos de la introducción del libro » Luttes écologiques et sociales dans le monde. Le rouge s’allie au vert«, editado por Daniel Tanuro y Michael Löwy, Textuel (se publicará a finales de octubre de 2020)
El creciente número de catástrofes climáticas en todo el mundo es el resultado de un calentamiento de 1,1° a 1,2° centígrados «sólo» en comparación con la era preindustrial. De la lectura del informe especial del IPCC[1] sobre 1,5°C, cualquier lector razonable concluirá que hay que hacerlo todo, absolutamente todo, para mantener la Tierra muy por debajo de este nivel de calentamiento. Más allá de eso, los riesgos aumentan muy rápidamente[2].  Existe incluso la posibilidad creciente de que una cascada de retroalimentaciones positivas haga que el planeta se incline irreversiblemente hacia un régimen que acabe por elevar el nivel del mar trece metros o incluso varias decenas de metros por encima del actual[3]. Una distopía inimaginable… ¡ciertamente incompatible con la existencia de siete mil millones de seres humanos en la Tierra!
Dado el tiempo perdido desde la Cumbre de la Tierra (Río, 1992) -y desde París-, no es seguro que el límite de 1,5°C pueda seguir respetándose (al ritmo actual de emisiones, se superará hacia… ¡2030!). Lo que es absolutamente cierto, sin embargo, es que la carrera hacia el abismo no puede detenerse sin salirse del productivismo inherente a la economía de mercado. Como bien dijo Greta Thunberg, «la crisis climática y ecológica simplemente no puede resolverse dentro de los sistemas políticos y económicos actuales. No es una opinión, es simplemente una cuestión de matemáticas»[4].  Dado que la COP26 se mantiene «en el marco de los sistemas económicos y políticos actuales», el pronóstico es claro: la conferencia de Glasgow no detendrá la catástrofe más que las anteriores.
¿Significa esto que podemos ignorar lo que ocurrirá en Escocia? No, hay temas importantes en la agenda de la cumbre. Por ejemplo: ¿cuántos países aumentarán el nivel de sus ambiciones climáticas? ¿en qué medida se reducirá la brecha entre los compromisos de los países y lo que debería hacerse a nivel mundial para salvar el clima?[5] en los compromisos de los principales contaminadores, ¿cuál será la proporción respectiva de las reducciones reales de las emisiones nacionales, la «compensación de carbono» mediante sumideros forestales, la captura-secuestro y las llamadas inversiones limpias en los países del Sur?[6] ¿se pondrá en práctica el «nuevo mecanismo de mercado» para el carbono adoptado en principio por la COP21 y cómo[7]?  ¿Cumplirán por fin estos países su promesa de aportar cien mil millones de dólares anuales al Fondo del Clima para ayudar al Sur global a afrontar el reto climático? ¿Seguirán haciendo oídos sordos a los países pobres que exigen compensaciones por las crecientes «pérdidas por daños» que el calentamiento global está imponiendo a la población? Y así sucesivamente.
Estas cuestiones serán objeto de un intenso pulso entre los representantes de los Estados, en función de sus intereses económicos y rivalidades geoestratégicas. Todo esto tendrá que ser analizado en detalle para sacar lecciones sobre el estado del capitalismo y la agudeza de su crisis sistémica. Sin olvidar que las movilizaciones de los movimientos sociales pueden pesar en el resultado, en ciertos puntos y hasta cierto punto. Esto no carece de importancia. Por ejemplo, no está de más poner obstáculos a la «compensación de carbono», y si se pudiera prohibir este sistema, sería una victoria importante. Sin embargo, no debemos hacernos ilusiones: en general, la COP26 se mantendrá «dentro de los sistemas políticos y económicos actuales», como dice Greta Thunberg. Así que podemos ser categóricos: Glasgow básicamente no resolverá NADA.

Más energías renovables… y más emisiones

A este punto de vista radical, a veces se le objeta que la irrupción de las energías renovables podría ofrecer una salida a la crisis. Este avance es realmente real, principalmente en el sector de la generación de energía. En los últimos veinte años, la proporción de las energías renovables en la combinación energética mundial ha aumentado una media anual del 13,2%. El precio del kWh verde se ha vuelto muy ventajoso (especialmente en la eólica terrestre y la fotovoltaica). Según la AIE, en la próxima década, más del 80% de las inversiones en el sector eléctrico se destinarán a las energías renovables. Pero es completamente erróneo concluir que «el proceso mundial de abandono de los combustibles fósiles ya está muy avanzado», como escribió recientemente la Comisión Europea[8]. De hecho, esta afirmación es una auténtica mentira. En diez años, la cuota de los combustibles fósiles en el mix energético mundial ha disminuido solo de forma imperceptible: del 80,3% en 2009 al 80,2% en 2019; en veinte años, solo la cuota del carbón ha disminuido, pero muy ligeramente (-0,3% de media anual); la del gas natural ha aumentado un 2,6% y la del petróleo un 1,5% (de 2014 a 2019)[9]. ¡No hay el más mínimo indicio del comienzo de una «eliminación global» de los combustibles fósiles! Por eso, las emisiones mundiales de CO2 siguen aumentando inexorablemente (salvo la crisis de 2008 y la pandemia de 2020).
¿Por qué hay más renovables y más emisiones fósiles al mismo tiempo? Porque las renovables no sustituyen a los combustibles fósiles: sólo cubren una parte creciente del consumo energético mundial. Este consumo sigue creciendo al mismo ritmo que la acumulación de capital (la creciente digitalización y la complejización de las cadenas de valor internacionales, en particular, son dos dinámicas muy intensivas en energía[10]). La política climática burguesa tiene, pues, dos caras, como Jano. En el lado de la cancha, los gobiernos capitalistas compiten entre sí con bonitas declaraciones sobre la «transición energética» y la «neutralidad del carbono inspirada en la mejor ciencia». Pero sus compromisos tienen más que ver con favorecer a las empresas que se lanzan al mercado de las tecnologías verdes que con salvar el clima. Por eso, en el patio trasero, estos mismos gobiernos tiran del freno de la «transición» cada vez que es necesario para mantener el crecimiento del PIB. Así, la ley del beneficio prevalece sobre las leyes de la «mejor ciencia» de la física. Esto es lo que han puesto de manifiesto las tensiones sobre el suministro de energía en China.

Cuando el precio de la energía sube en el taller del mundo…

El contexto es bien conocido: la naciente potencia china pretende imponerse como líder geoestratégico mundial. Esta ambición se ha vuelto inseparable de una política climática «responsable», como el capitalismo verde. Por eso Xi Jiping prometió en Davos que las emisiones de su país empezarían a bajar antes de 2030; un poco más tarde, incluso añadió que China dejaría de construir centrales eléctricas de carbón en el extranjero. Hasta aquí el patio trasero. Al otro lado de la valla, apenas se había secado la tinta de los periódicos que informaban de estas declaraciones cuando Pekín aumentó la producción de carbón en Mongolia Interior en un 10%. La coincidencia de unos objetivos climáticos «más ambiciosos» y la recuperación posterior a la crisis del COVID han motivado esta decisión. Los pedidos de productos fabricados en China llegan a raudales, lo que provoca una relativa escasez de electricidad. Las exportaciones rusas de combustibles fósiles -especialmente de gas, que también es una carga para Europa- son insuficientes para tapar el agujero. Así que los precios están subiendo… lo que amenaza la recuperación mundial. La estanflación es una amenaza. Por ello, Pekín está reactivando sus minas de carbón.
El análisis que hace el Financial Times de la situación es claro: «China, al igual que otros mercados energéticos que se enfrentan a la escasez, debe realizar un acto de equilibrio: utilizar el carbón para mantener la actividad al tiempo que muestra su compromiso con los objetivos de descarbonización. En vísperas de la COP26, esto suena incómodo (¡sic!) pero la realidad a corto plazo es que China y muchos otros no tienen más remedio que aumentar el consumo de carbón para satisfacer la demanda de electricidad»[11].
Cabe señalar que los competidores de Estados Unidos y Europa se han cuidado de no criticar la decisión china. Por una razón obvia: una subida incontrolada de los precios de la energía en el taller del mundo capitalista tendría consecuencias en cascada en todo el mundo. Los dirigentes chinos también son muy pragmáticos: aunque han impuesto un embargo al carbón australiano -para castigar a Canberra por su postura respecto a Taiwán, Hong Kong y otras cuestiones-, hacen la vista gorda cuando los cargueros australianos descargan su carbón en los puertos chinos… Conclusión: no hay que fiarse de las promesas climáticas de los políticos capitalistas, aunque se cubran con la bandera del «comunismo». Al final, es el capital el que tendrá la última palabra, no el clima. En la República Popular China, como en otros lugares.

… ¡se queman más fósiles en nombre de la «transición ecológica»!

Estas tensiones en el mercado energético ponen de manifiesto las contradicciones insolubles de la «transición energética» capitalista. De hecho, China es el principal proveedor mundial de paneles fotovoltaicos (la mayoría de los cuales se fabrican en Xinjiang, con trabajo forzado). También es el principal productor de esas «tierras raras» cuya explotación y transformación requieren grandes cantidades de energía y que son indispensables para muchas tecnologías verdes… Mientras la humanidad está al borde del abismo climático, la lógica capitalista del beneficio lleva así a este absurdo evidente: hay que quemar más carbón, y por tanto emitir más CO2… para mantener los beneficios… ¡de los que depende la transición a las renovables!
Como China es el «taller del mundo», el problema es inmediatamente global. ¿Cuáles serán las repercusiones en la política climática general? Se supone que la COP 26 debe «aumentar las ambiciones». Esto puede hacerse sobre el papel, para convencer a la gente de que la situación está bajo control. Pero hay un largo camino por recorrer. Ya un reciente informe de la ONU señala que 15 países (entre ellos Estados Unidos, Noruega y Rusia) proyectan que la producción de combustibles fósiles en 2030 ¡será más del doble del límite compatible con el Acuerdo de París! En total, en 2030 se superaría el límite en un 240% en el caso del carbón, un 57% en el del petróleo y un 71% en el del gas[12].
Preguntado por el Financial Times, un experto no cree que «la escasez de carbón y el aumento del precio de la energía sean un problema coyuntural y a corto plazo en China». Más bien, dice, el episodio pone de relieve «los retos estructurales a largo plazo de la transición a sistemas energéticos más limpios». Tiene razón. El reto estructural es el siguiente: no hay más margen de maniobra, las emisiones tienen que reducirse inmediatamente, de forma radical. Por lo tanto, no basta con decir que las renovables podrían sustituir a los combustibles fósiles. Tenemos que decir cómo vamos a compensar las emisiones adicionales que se derivan del hecho de que haya que utilizar combustibles fósiles para fabricar los convertidores de energía renovable, sobre todo al principio. Técnicamente, este reto sólo puede superarse reduciendo la producción global y el transporte[13]. Socialmente, esta solución técnica sólo puede plantearse a su vez compartiendo masivamente el trabajo, el tiempo y la riqueza necesarios. Volveremos sobre ello en la conclusión, pero está claro que las dos ramas -técnica y social- de la solución son totalmente incompatibles con la lógica capitalista de la competencia de mercado. Es en este contexto donde hay que examinar las promesas de «neutralidad del carbono».

La verdadera cara de la «neutralidad del carbono» y los «acuerdos verdes”

Desde que Trump cedió el testigo a Biden, los principales contaminadores del mundo han declarado su intención de lograr la «neutralidad del carbono» para 2050 (2060 para Rusia y China) aplicando diversas variedades de «acuerdos verdes». Pero esta neutralidad del carbono, en la práctica, es un engaño. En teoría, el concepto se basa en la idea de que es imposible eliminar por completo todas las emisiones antropogénicas de gases de efecto invernadero, por lo que habrá que compensar un residuo eliminando el carbono de la atmósfera. Pero en la práctica, los capitalistas y sus representantes políticos llegan a la conclusión de que pueden enviar al infierno las drásticas reducciones de emisiones que se necesitan con urgencia, porque un día en el futuro, un deus ex machina tecnológico eliminará de la atmósfera no un «sobrante» sino 5, 10, incluso 20Gt de CO2 cada año. Como resultado, mientras que la Unión Europea y Estados Unidos deberían reducir sus emisiones en al menos un 65% para 2030 (para mantenerse por debajo de 1,5°C y cumplir con sus responsabilidades históricas), sus compromisos de «neutralidad de carbono» sólo consisten en «reducirlas» en un 55% y un 50-52% respectivamente[14].
En esta estrategia subyace un escenario completamente descabellado: llamado «rebasamiento temporal», consiste en dejar que el mercurio suba por encima de 1,5°C mientras se apuesta a que la «Ciencia» enfriará más tarde la Tierra con «tecnologías de emisiones negativas» (TNE)[15].  Sin embargo, (1) la mayoría de estos NETs sólo están en fase de prototipo o demostración; (2) estamos muy cerca del punto de inflexión de la capa de hielo de Groenlandia, que contiene suficiente hielo para elevar el nivel del mar en siete metros[16]; y (3) por lo tanto, suponiendo que los NETs funcionen, es muy posible que se desplieguen después de que se haya iniciado un proceso masivo de ruptura del hielo. En este caso, los daños serán evidentes: el rebasamiento «temporal» habrá provocado un cataclismo final…
Supongamos, sin embargo, que el rebasamiento temporal sigue siendo muy limitado (lo que exigiría, en cualquier caso, reducciones de emisiones mucho más severas que las que se están debatiendo actualmente): en este caso, dejando de lado todo cataclismo, ¿cómo sería el mundo con la estrategia de «crecimiento» de la «neutralidad del carbono»? Podemos hacernos una idea de las propuestas de la Agencia Internacional de la Energía (AIE)[17].  Son edificantes. De hecho, para esperar conseguir «cero emisiones netas» en 2050, según la AIE, necesitaríamos duplicar el número de centrales nucleares; aceptar que una quinta parte de la energía mundial siga procediendo de la combustión de combustibles fósiles (que emiten 7,6Gt de CO2/año); capturar y almacenar esas 7,6Gt de CO2 cada año en el subsuelo en depósitos geológicos (cuya estanqueidad no puede garantizarse); dedicar 410 millones de hectáreas a monocultivos industriales de biomasa energética (¡esto representa un tercio de la superficie agrícola en cultivo permanente! ); utilizar esta biomasa en lugar de combustibles fósiles en las centrales eléctricas y otras instalaciones de combustión (de nuevo capturando el CO2 emitido y almacenándolo bajo tierra); producir hidrógeno «azul» a partir del carbón (¡de nuevo capturando el CO2!) y esperar que la electrólisis del carbón sea un éxito. ) con la esperanza de que la electrólisis industrial del agua permita producir más adelante hidrógeno «verde» a un precio competitivo; duplicar el número de grandes presas; y… seguir destruyendo todo -incluso la Luna- para monopolizar las «tierras raras» imprescindibles para las gigantescas inversiones que se harán en «tecnologías verdes». ¿Quién quiere vivir en ese mundo?

Políticas de mercado, desastre social y ecológico garantizados

La AIE tiene un plan, otros tienen planes, pero no se trata de una planificación. El neoliberalismo obliga, y se supone que el mercado debe coordinar la marcha hacia la «neutralidad del carbono», mediante impuestos, incentivos y una generalización del sistema de derechos de emisión negociables. La Unión Europea está a la vanguardia con su plan «Fit for 55». Pionera en la aplicación de los derechos de emisión en sus principales sectores industriales, la UE los extenderá a los sectores de la construcción, la agricultura y la movilidad. Cuanto más mal aislada esté la casa o más contaminante sea el vehículo, mayor será el aumento de precio para los consumidores. Las rentas bajas se verán penalizadas. Las economías del Sur también se verán penalizadas -y sus poblaciones a través de ellas- mediante la «compensación de carbono» y los impuestos fronterizos sobre el carbono. Y todo ello por un plan que (a no ser que hagamos trampas) ni siquiera alcanzará su inadecuado objetivo, inalcanzable por los mecanismos del mercado.
Se podría decir que reducir las emisiones en un 52 o 55% es mejor que nada[18]. Sin duda, pero en contra de lo que dicen incluso algunos especialistas[19]), planes como «Fit for 55» no «van en la buena dirección». Desde el punto de vista climático, no nos sitúan en la senda de mantenernos por debajo de los 1,5 grados de calentamiento: hay una brecha importante entre la senda del 55% y la del 65% de reducción para 2030, y esta brecha no puede cerrarse después, ya que el CO2 se acumula en la atmósfera. Socialmente, planes como «Fit for 55» tampoco van en la buena dirección, ya que suponen una acentuación de los mecanismos coloniales de dominación, la mercantilización de la naturaleza y las políticas neoliberales a costa de las clases trabajadoras. Pero no hay tiempo para cometer errores. Para «ir en la dirección correcta», hay que fijar el rumbo correcto desde el primer paso.

Sí, es una simple cuestión de matemáticas

Volvamos a la cita de Greta Thunberg al principio de este artículo. La joven activista sueca tiene toda la razón al decir que es «una simple cuestión de matemáticas». Las cifras de la ecuación climática son perfectamente claras: 1°) mantenerse por debajo de 1,5°C requiere una reducción del 59% de las emisiones globales netas de CO2 para 2030 y una reducción del 100% para 2050[20]; 2°) el 80,2% de estas emisiones se deben a la quema de combustibles fósiles; 3°) en 2019, los combustibles fósiles seguían cubriendo el 84,3% de las necesidades energéticas de la humanidad (se sabe desde hace años que se prevé que 9/10 partes de las reservas permanezcan bajo tierra, ¡pero la explotación y la exploración continúan como si nada! ); 4°) las infraestructuras fósiles (minas, oleoductos, refinerías, terminales de gas, centrales eléctricas, etc.), cuya construcción no se ralentiza, ¡o apenas! 5°) el valor del sistema energético de los combustibles fósiles se estima en 1/5 del PIB mundial, pero, amortizado o no, este sistema debe ser desechado, ya que las renovables requieren uno nuevo.
Así pues, con tres mil millones de personas que carecen de lo básico y el 10% más rico de la población que emite más del 50% del CO2 mundial, la «simple cuestión matemática» conduce a una serie de implicaciones políticas sucesivas:
– Dejar los fósiles en el suelo y cambiar el sistema energético manteniéndose por debajo de 1,5°C y dedicando más energía a satisfacer los derechos legítimos de los pobres es estrictamente incompatible con la continuación de la acumulación capitalista;
– la catástrofe sólo puede ser detenida por un movimiento doblemente planificado, que reduzca la producción global reorientándola para servir a las necesidades humanas reales, democráticamente determinadas, respetando los límites naturales;
– Este doble movimiento pasa necesariamente por la supresión de la producción inútil o nociva y de los transportes superfluos, y por la expropiación de los monopolios de la energía, de las finanzas y de la agroindustria;
– los capitalistas obviamente no quieren esta conclusión: según ellos, es criminal destruir el capital, incluso para evitar un monstruoso cataclismo humano y ecológico;
– La alternativa es, por tanto, dramáticamente sencilla: o bien una revolución permite a la humanidad liquidar el capitalismo para reapropiarse de las condiciones de producción de su existencia, o bien el capitalismo liquidará a millones de inocentes para continuar su curso bárbaro en un planeta mutilado, y quizás invivible.
Estas implicaciones estratégicas no significan que podamos repetir simplemente «una solución, la revolución». Quieren decir que no hay nada que esperar de los gobiernos neoliberales, de sus COP, de su sistema y de sus «leyes». Durante más de treinta años, los responsables han afirmado haber comprendido la amenaza ecológica, pero no han hecho casi nada. O, mejor dicho, han hecho mucho: sus políticas de austeridad, privatización, desregulación, ayudas para maximizar los beneficios de las multinacionales y apoyo al agronegocio han fragmentado las conciencias, erosionado la solidaridad, arruinado la biodiversidad y desfigurado los ecosistemas, al tiempo que nos han empujado al borde del abismo climático. Estos políticos no son más que gestores al servicio de la lógica de la muerte del capital. Es inútil esperar convencerlos de otra política: en el mejor de los casos, sólo pueden retroceder ante determinadas correlaciones de fuerza.

La esperanza está en las luchas

Es necesaria una alternativa y, por tanto, un programa de reivindicaciones. No existe una solución acabada, sino que hay que elaborarla paso a paso, partiendo del movimiento real. Para ello, no debemos preocuparnos principalmente por el nivel de conciencia de las clases trabajadoras, sino por proponer (el inicio de) una respuesta global coherente a la situación objetiva diagnosticada por la física del clima. En resumen: necesitamos un plan para mantenernos por debajo de 1,5°C de calentamiento dejando los fósiles en el suelo, sin rebasamiento temporal, sin compensación de carbono y salvando la biodiversidad; un plan que excluya las tecnologías peligrosas como la BECCS y la nuclear; un plan que desarrolle la democracia, difunda la paz, respete la justicia social y climática (principio de responsabilidades y capacidades diferenciadas); un plan que fortalezca el sector público; un plan que haga que el 1% pague por producir menos, transportar menos y compartir más: trabajo, riqueza y recursos. Este plan debe eliminar la producción innecesaria y perjudicial, garantizando al mismo tiempo la reconversión colectiva de los trabajadores en actividades útiles, sin pérdida de salario; debe, en particular, sacarnos de la agroindustria y de la industria cárnica y llevarnos a la agroecología. Es evidente que se trata de un plan anticapitalista. Pero su fuerza es que es vital, en el sentido literal de la palabra: es indispensable para salvar la vida.
No tiene sentido negarlo: hoy estamos lejos de ese plan. Se necesitará mucha determinación y firmeza para convencer a la gente, superando las derrotas sufridas por nuestro campo social. Los obstáculos a superar son terriblemente numerosos. En una situación así, no se puede descartar el peligro de la desesperación masiva. Pero la estupefacción melancólica no resuelve nada. Como decía Gramsci, sólo se puede predecir la lucha, no su resultado. No olvidemos las terribles lecciones del siglo XX: bajo el capitalismo, lo peor siempre es posible. Así que debemos seguir repitiendo: sólo la lucha colectiva puede invertir la tendencia y nunca es demasiado tarde para luchar. Por supuesto, lo que se pierde se pierde, y las especies extinguidas no volverán. Pero por mucho que nos adentremos en la catástrofe, la lucha siempre puede reabrir el camino de la esperanza.
Para luchar debemos ser conscientes, no sólo de los terribles peligros, sino también de lo que puede reforzar la alternativa. La propia magnitud del peligro puede fortalecernos, siempre que veamos en él la posibilidad de un cambio revolucionario necesario. La asombrosa crisis de legitimidad del sistema y de sus representantes nos refuerza: han dejado crecer la catástrofe ecológica sin hacer nada, aunque estaban informados. Los diagnósticos de la ciencia del cambio climático nos refuerzan: argumentan objetivamente a favor de un plan como el expuesto. La creciente movilización de la juventud internacional nos fortalece: se levantan contra la destrucción del mundo en el que tendrán que vivir mañana. La nueva ola feminista nos fortalece: su lucha contra la violencia difunde una cultura del cuidado, lo contrario de la mercantilización de los seres. La admirable resistencia de los pueblos indígenas nos fortalece: su visión del mundo puede ayudarnos a establecer otras relaciones con la naturaleza. Las luchas de los campesinos nos fortalecen: al decir no al agronegocio, ponen en práctica cada día modos de producción alternativos. Podemos ganar la batalla ética y mover montañas.
Se trata de articular y hacer converger las luchas contra todas las formas de explotación y opresión y de hacer circular los conocimientos que las acompañan. Esta confluencia es decisiva. Es la única manera de poner en marcha un movimiento tan masivo que permita vislumbrar de nuevo la posibilidad concreta de un cambio profundo de la sociedad, a la vez ecológico, social, feminista y ético. En el contexto actual, una poderosa corriente social será sin duda indispensable para que el mundo del trabajo y sus organizaciones rompan el compromiso productivista con el crecimiento capitalista, que los está mutilando. En cualquier caso, esta ruptura es un reto importante: no ganaremos la batalla por la Tierra si los productores no se levantan contra el productivismo. Tenemos que prepararnos para este levantamiento. A través de discursos y reivindicaciones que combinan lo rojo y lo verde (en particular la reducción masiva de la jornada laboral sin pérdida de salario), pero esto no es suficiente: hay que multiplicar las iniciativas concretas para reunir y poner en red a las izquierdas sindicales, ecologistas, feministas, campesinas e indígenas.
En este contexto, hay que prestar especial atención a las luchas territoriales contra los megaproyectos productivistas que destruyen la naturaleza y las personas. Es aquí donde lo social y lo medioambiental se enfrentan al reto de superar las barreras que el capital levanta entre ellos. Naomi Klein, en su libro sobre la crisis climática, ha propuesto llamar a estas luchas con el término general de Blockadia[21]. Es en el crisol de esta «Blockadia ecológica», y en su convergencia con una «Blockadia social» del tipo de los «Chalecos Amarillos», donde surgirá una alternativa a la apisonadora del Capital: un proyecto ecosocialista para vivir bien en esta Tierra, para limpiarla de las manchas del capital, y nosotros con ella.