Protestas contra la política de inmigración de Biden y el tratamiento a la migración haitiana

(Dan La Botz)

(AP Photo/Felix Marquez)

(AP Photo/Felix Marquez)

Fotos y videos de oficiales de la policía fronteriza de Estados Unidos en la frontera con México usando sus caballos y lo que parecían ser látigos contra personas haitianas que deseaban emigrar a los Estados Unidos despertaron indignación la semana pasada.

Las escenas de violencia han llevado a una condena y protestas generalizadas contra el presidente Biden, incluso por parte de líderes de su propio partido, que acusan a la administración de políticas inhumanas y racistas.

Impedir la entrada de las y los haitianos, un acto inhumano

Ya había habido protestas contra el mantenimiento por Biden de la Regla 42, heredada de la era Trump, que utiliza el covid como excusa para negar la entrada de las y los solicitantes de asilo, pero las escenas de las y los migrantes negros mantenidos en condiciones caóticas, peligrosas y sucias en Del Río, Texas, y luego agentes de la Patrulla Fronteriza que cabalgaban hacia migrantes, con las riendas de sus caballos que parecían látigos, despertaron indignación. El látigo es un símbolo de esclavitud en el que una vez se mantuvo a la gente negra.

La situación de las personas migrantes haitianas es extraordinaria. Haití, que ya era la nación más pobre del hemisferio occidental, sufrió recientemente el asesinato de su presidente, una poderosa tormenta tropical destructiva y un terremoto de magnitud 7,2 que se sumó al desastre. Miles de personas han buscado refugio en otros países. Sin embargo, Estados Unidos, en violación de sus propias leyes y acuerdos internacionales de asilo, utilizó la Regla 42 del expresidente Donald Trump para excluir a las personas haitianas debido a la crisis del covid en los Estados Unidos, luego las deportó a Haití, donde el covid es endémico y la tasa de vacunación es baja.

Luego, la semana pasada, 15.000 personas haitianas aparecieron repentinamente en las ciudades gemelas de Ciudad Acuña, Coahuila (México) y Del Río (Texas). Viviendo en sórdidos condiciones bajo un puente de carretera en México, las y los haitianos intentaron pasar a los Estados Unidos, donde los oficiales de la patrulla fronteriza les arrestaron. La forma en que la administración Biden les trató en Del Río es arbitraria. Miles de personas fueron metidas en aviones y enviadas de vuelta a Haití, miles más fueron admitidas temporalmente en los Estados Unidos y otras, finalmente, permanecieron en México.

Follón en el Partido Demócrata

Biden se había postulado para presidente como candidato de la comunidad negra y como partidario de una reforma migratoria.

El líder de la mayoría demócrata en el Senado, Charles Schumer, dijo: «Insto al presidente Biden y al secretario Mayorkas a poner fin de inmediato a estos desalojos y poner fin a esta política del artículo 42 en nuestra frontera sur. No podemos seguir las políticas odiosas y xenófobas de Trump que no tienen en cuenta nuestras leyes de refugio. Debemos permitir que las y los solicitantes de asilo presenten sus solicitudes en nuestros puntos de entrada y se beneficien de un procedimiento regular”. Un tribunal federal de los Estados Unidos declaró ilegal la Regla 42 aproximadamente al mismo tiempo.

El Caucus Negro del Congreso se reunió con personal funcionario de la Casa Blanca para expresar sus preocupaciones. La representante Barbara Lee, demócrata de California, pidió a la administración que detuviera los vuelos de deportación a Haití.

«Descorazonadora crueldad»

Derrick Johnson, presidente de la Asociación Nacional para el Avance de las Personas de Color, la histórica organización negra, emitió una declaración en la que dijo: «Esta crueldad es absolutamente repugnante. Los acontecimientos que tuvieron lugar hoy son demasiado familiares para quienes conocen la historia poco glamurosa de Estados Unidos. Las acciones que presenciamos hoy eran inhumanas bajo la última administración, y este sentimiento permanece. Ninguna persona que huya de la pobreza y el hambre debe ser tratada de esta manera. Durante demasiado tiempo, la comunidad haitiana ha sido maltratada por nuestra nación».

Además de personal político y organizaciones de derechos humanos, cientos de personas protestaron contra el trato a las personas haitianas durante las manifestaciones en San Francisco, Houston, Boston, Miami y otras ciudades.

Pero las propuestas del Partido Demócrata para la reforma migratoria están bloqueadas en el Congreso y es poco probable que se adopten. Las y los Socialistas Democráticos de América (DSA) y otros grupos de extrema izquierda están pidiendo la abolición de la policía de inmigración y la apertura de la frontera; pero estas demandas tienen poco apoyo.

29/09/2021

L’Anticapitaliste – 584 (30/09/2021)

https://lanticapitaliste.org/actualite/international/protestations-contre-la-politique-dimmigration-de-biden-et-le-traitement

Traducción: F.E. para antikapitalistak.org

El imperialismo estadounidense cambia su estrategia

(Dan La Botz)

El 29 de agosto, durante uno de los últimos días de la ocupación militar en Afganistán, un error del Ejército de los Estados Unidos acarreó la muerte de diez personas civiles, incluidos siete niños. Este horrible asesinato perpetrado contra víctimas inocentes es emblemático del fracaso global de la guerra de veinte años estadounidense.

Tanto en el campo republicano como en el demócrata, el apoyo popular a la guerra había desaparecido hace ya diez años. Es por eso que el expresidente Donald Trump ya había iniciado el proceso de retirada, que el presidente Joseph Biden completó recientemente.

Reorganización del imperialismo estadounidense

En una situación de corrupción generalizada y en ausencia de apoyo popular, el intento de hacer de Afganistán un estado moderno, liberal y democrático colapsó, a la vez que el ejército afgano, en el momento de la caótica retirada de los Estados Unidos y la toma del poder de los talibanes. En total, la guerra habrá costado la vida a 2.448 soldados estadounidenses y 3.846 mercenarios estadounidenses, mientras que las y los afganos y pakistaníes muertos en zonas de guerra son 241.000, más del 70% de los cuales son víctimas civiles. El costo total de la guerra fue colosal: 2 billones de dólares que podrían haberse utilizado para mejorar las condiciones de vida en los Estados Unidos y el resto del mundo.

Si esta guerra fue una derrota para los Estados Unidos, que ya se puede comparar con la de Vietnam, la teocracia talibán, con sus políticas autoritarias y misoginia, no es una victoria para el pueblo afgano. Los talibanes pueden resultar incapaces de gobernar un país golpeado por la pobreza y encontrarse enfrentados muy pronto a una guerra civil con el Estado Islámico, tan reaccionario como ellos.

Si, a primera vista, la retirada de las tropas de Afganistán y anteriormente de Iraq puede interpretarse como derrotas, también podrían verse como parte de un proyecto para reorientar la política exterior y la estrategia militar de los Estados Unidos.

Estos dejarían la gestión del mantenimiento del orden en Oriente Medio a sus aliados, Israel, Arabia Saudita, Egipto, así como a otras pequeñas potencias como Qatar o Bahréin. Este desplazamiento les permitiría redirigir su fuerza militar contra las dos superpotencias rivales: China y Rusia. El cambio en la política imperial de los Estados Unidos fue simbolizado por el anuncio el 15 de septiembre del acuerdo para la venta de submarinos nucleares a Australia. Al consolidar alianzas con países de Asia/Pacífico, Biden intentará revivir el proyecto de «giro hacia Asia» que fracasó con el expresidente Obama.

Reconstruir el movimiento antiimperialista

Por lo tanto, aunque algunos observadores consideran que la retirada de los Estados Unidos de Afganistán es una derrota significativa para el imperialismo estadounidense, el declive del poder de Estados Unidos no debe exagerarse. Estados Unidos sigue siendo la mayor potencia económica del mundo en términos de PIB. Los actores económicos más poderosos son los Estados Unidos (20,49 billones de dólares en PIB), China (13,4), Japón (4,9) y Alemania (4). El gasto militar de los Estados Unidos representa el 39 % del gasto mundial, este porcentaje es del 13 % para China y ningún otro país supera el 4 %. Los Estados Unidos todavía tienen 750 bases militares en todo el mundo y mantienen el liderazgo en tecnología de equipos de guerra; sin embargo, Rusia ha progresado en el desarrollo de su tecnología militar y China se está poniendo al día.

Para su rivalidad con China y Rusia, Estados Unidos podrá seguir utilizando sus fuerzas de élite, misiones secretas, armas y drones para intervenir en países de todo el mundo siempre que sus intereses se vean amenazados.

Mientras que el imperialismo estadounidense se reorienta y reafirma, el movimiento contra la guerra lleva desaparecido desde hace años. Frustrados por su incapacidad para bloquear las guerras libradas en Irak y Afganistán por el expresidente George W. Bush, las y los activistas que se opusieron a las guerras creían que Obama las pondría fin. Otra decepción que causó un desaliento en el movimiento.

En ausencia de movilizaciones, y con un número relativamente bajo de víctimas del lado del Ejército de los Estados Unidos, especialmente en comparación con conflictos anteriores, la mayoría de la gente no se sentía preocupada por las guerras y mostró poco interés en ponerles fin. Con el movimiento «Occupy Wall Street» que surgió hace diez años, después de la crisis de 2008, el activismo político se ha desplazado hacia las desigualdades económicas. En los últimos años, la epidemia de Covid-19 y el cambio climático se han convertido en las principales preocupaciones de la gente movilizada. Por lo tanto, la tarea crucial de crear un nuevo movimiento antiimperialista corresponderá a la izquierda.

23/09/2021

https://lanticapitaliste.org/actualite/international/limperialisme-us-modifie-sa-strategie

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p style=»text-align: justify;»>Traducción: F.E. para antikapitalistak.org

La crisis sanitaria en Italia continúa, la reacción está a la ofensiva

(Franco Turigliatto)

La situación italiana se caracteriza por la persistencia de la pandemia (y por su gestión por parte del gobierno) y por la ofensiva de las fuerzas patronales contra las clases trabajadoras en el campo del empleo y los salarios para concretar los proyectos de reestructuración industrial del «Plan de Recuperación».

En cuanto a la pandemia, los resultados de los dos gobiernos (Conte y Draghi) que se han sucedido en los últimos dos años son totalmente negativos, ya sea porque las «zonas rojas» no se establecieron a tiempo, o porque los cierres se abandonaron demasiado pronto y todas las actividades productivas se volvieron a poner en servicio gradualmente para garantizar la recuperación de las ganancias, pero también porque no se han tomado las medidas necesarias para recuperar  el sistema sanitario, los centros de estudio, los transportes, en gran parte destruidos por los recortes presupuestarios de los años precedentes.

El primero de los negacionistas es el gobierno

El gobierno utiliza hoy el establecimiento y la gestión del «Pase Verde» [Bajo esta medida, las y los empleados se verán obligados a estar vacunados contra el coronavirus con al menos una dosis, o si no es el caso, presentar una prueba PCR negativa realizada en las 72 horas previas o haber pasado la enfermedad en los últimos tres meses ndt] para tratar de descargar el desastre producido por su política sobre la responsabilidad individual de cada persona y permitir que las y los capitalistas tengan nuevos medios de chantaje contra las y los trabajadores.

La retórica del gobierno y los medios sobre la «seguridad» es pura hipocresía porque debido a la precariedad, al aumento ininterrumpido de los ritmos de trabajo, a la eliminación por parte de la patronal de las medidas de seguridad, todos los días hay trabajadores y trabajadoras que pierden la vida en su lugar de trabajo.

El primer negacionista es el gobierno y su acción contradictoria, con la imposibilidad de que un millón de personas migrantes obtenga la vacuna, y la opción compartida con otros gobiernos europeos de salvar las ganancias de las Grandes Farmaceúticas evitando el levantamiento de patentes y, por lo tanto, el acceso a las vacunas para la mayoría de la población mundial.

Por otra parte, la casi totalidad del personal que trabaja en los sectores de la salud y educativo ha sido vacunado y el porcentaje del conjunto de la población que ya ha recibido la segunda dosis es muy elevado.

Las y los reaccionarios salen a la calle

En esta situación, no debe haber malentendidos con respecto a las manifestaciones de «No Vax»: son manifestaciones en las que se expresan ideologías reaccionarias, defendiendo falsas libertades individuales, mientras que las libertades colectivas y una visión solidaria de la sociedad se niegan radicalmente incluyendo, por lo tanto, los derechos individuales y, en primer lugar, el derecho a la vida; están organizadas por fuerzas de extrema derecha o directamente fascistas, con el apoyo más o menos enmascarado de otras fuerzas de la derecha; las y los participantes provienen principalmente de los sectores sociales de la pequeña o media burguesía, en particular el sector del comercio y la restauración, caracterizados por un profundo individualismo. La presencia de fuerzas de extrema izquierda que se hacen ilusiones sobre los beneficios que podrían obtener de estas manifestaciones es completamente marginal.

Por el contrario, las principales fuerzas de la izquierda radical están llevando a cabo tanto una campaña para denunciar las políticas gubernamentales como una campaña para garantizar el acceso a las vacunas para todas y todos, incluidas las personas migrantes; también participan activamente en la campaña europea «No a los beneficios a costa de la pandemia» que pide el levantamiento de las patentes sobre las vacunas.

Luchas en las empresas

Vamos a nuestro segundo punto: el 30 de junio el gobierno puso fin a la congelación de los despidos (que sin embargo no había impedido que un millón de personas perdieran su empleo), aceptada vergonzosamente por la dirección de las principales centrales sindicales y asistimos a un fortalecimiento de la ofensiva patronal contra el trabajo: muchas empresas han decidido cerrar y deslocalizar sus producciones. Entre ellas, el GKN Florencia(componentes automotrices), que emplea a más de 500 trabajadores y cuyas producciones alimentan al grupo Stellantis (Grupo automotriz resultante de la fusión del grupo PSA y Fiat Chrysler Automobiles).

Esta empresa es propiedad de Melrose, un fondo de inversión británico que decidió cerrarla aún cuando es tecnológicamente avanzada y no estaba en crisis. Las y los trabajadores, con un nivel de conciencia sindical excepcionalmente alto, no han cedido, no solo han exigido garantías sociales sino que han ocupado la fábrica convocando una asamblea general permanente; han exigido la reapertura del establecimiento – diciendo de inmediato que podían reiniciar la producción – la denegación de cualquier despido y el mantenimiento de todos los derechos adquiridos. Al enfrentarse al gobierno y a Confindustria (CEOE italiana), están luchando por una ley real contra las deslocalizaciones y han redactado su propio proyecto de ley. Han sabido lograr una fuerte solidaridad en toda la Toscana, pero también a nivel nacional. Su llamamiento, “¡Insorgiamo!” (Levantémonos), que utiliza el lema de la insurrección de la Resistencia en Florencia (El 11 de agosto de 2021, el día en que Florencia celebró el 77 aniversario de la Liberación del nazismo-Fascismo, los trabajadores de GKN y la Asociación Regional de Partidarios se manifestaron juntos en la plaza central de la ciudad), está dirigido a las y los trabajadores de toda Italia: levantémonos todos y todas para defender los derechos laborales, para recuperar los derechos que están arrebatándonos. Esta lucha se ha convertido en un hecho político nacional y el sábado 18 de septiembre vivirá un nuevo momento decisivo con la manifestación nacional en Florencia.

Los sindicatos de base, a su vez, están preparando una huelga nacional para el 11 de octubre con una plataforma para defender el empleo, los salarios y los derechos sociales. La esperada victoria de la GKN y el éxito del 11 de octubre pueden cambiar positivamente el equilibrio de poder entre clases, en una situación que, en general, sigue siendo muy difícil para las clases trabajadoras.

17/09/2021

Traducción: F.E. para antikapitalistak.org

 

Argelia: «Una huida hacia delante represiva sin precedentes desde 2001»

Partido Socialista de los Trabajadores (Argelia)
Sección de la IVª Internacional

El gobierno, que tiene grandes dificultades para construirse una nueva legitimidad popular, se embarca en una huida hacia delante represiva sin precedentes desde 2001. Bajo el signo de una guerra contra fantasmas,emprende el establecimiento de un clima de terror en el territorio de la wilaya (provincia) de Bejaia y a nivel nacional. Este clima se caracteriza por una caza de activistas del Hirak (levantamiento iniciado en febrero de 2019 contra la Buteflika) bajo el disfraz de extravagantes acusaciones de pertenecer a un grupo terrorista. Se llevan a cabo arrestos y secuestros, se pronuncian provocaciones e insultos, se está llevando a cabo una cacería humana y simples expresiones en post de Facebook conducen a un enjuiciamiento.

Voluntad de someter

La represión en curso y los arrestos indiscriminados en Kherrata, Aokas, Adekar, Ait Rezine… tienen como objetivo inocular el miedo en la población. Los refuerzos de agentes de policía enviados al territorio de la wilaya y que nos recuerdan los días siniestros de abril de 2001, participan en este deseo de someter a una población históricamente rebelde y comprometida en la prosecución del Hirak.

Más allá del Hirak, esta ofensiva es parte de un deseo de romper la voluntad de la gente e inhibir cualquier resistencia social en vista de los ataques que se están preparando contra los logros sociales. ¿No ha anunciado el gobierno la próxima privatización de bancos y empresas públicas a favor de una nueva oligarquía? ¿No anunció el fin de los subsidios sociales después de las elecciones locales?

¿Deberíamos participar en las elecciones?

En este contexto de represión indiscriminada, de restricciones en el campo político y detención arbitraria de activistas inocentes, [las autoridades han anunciado elecciones locales para noviembre de 2021] ¿es política y democráticamente sostenible participar en el establecimiento formal de APC/APW (Asamblea Popular Comunal/Asamblea Popular de la Wilaya) cuya misión anunciada es gestionar la miseria prometida para las amplias masas populares y la depredación por las nuevas oligarquías? En estas condiciones, ¿no se está, al participar en estas elecciones, respaldando la continuación impuesta de la normalización institucional de un régimen que carece de legitimidad? ¿No se les está dando la espalda a los millones de argelinos y argelinas que aspiran al cambio, el progreso y la libertad, pero que mostraron su rechazo a las elecciones, por decenas de millones, en las elecciones del pasado 12 de junio?

La sección PST de Bejaia denuncia esta deriva represiva que pone en tela de juicio las libertades democráticas y viola los derechos fundamentales de la ciudadanía. El PST llama a la población a no ceder al pánico, a construir solidaridad y coordinar iniciativas.

16/09/2021

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p style=»text-align: justify;»>Traducción: F.E. para antikapitalistak.org

Las manifestaciones del 7 de septiembre

BRASIL

(Aline Schmidt y Luc Mineto))

La independencia de Brasil data del 7 de septiembre de 1822, cuando el Príncipe Regente derrocó a su padre Joao VI y se convirtió en Pedro I, Emperador de Brasil. Una independencia finalmente sin mucho drama y consolidada por una transacción financiera entre Brasil y Portugal bajo los auspicios de Gran Bretaña. Es una ocasión para un desfile militar. Fue esta fecha la que Bolsonaro había elegido para hacer una gran demostración de fuerza.

Una demostración de fuerza para enmascarar debilidades

El clan Bolsonaro eligió esta fecha del 7 de septiembre para hacer una demostración de fuerza, preparada durante mucho tiempo, con mucho dinero, tanto del presupuesto estatal como dinero sucio (¡el alcalde bolsonarista de un pequeño pueblo en el sur de Brasil fue interceptado el jueves pasado con más de 80.000 euros ocultos en sus calzoncillos!) No demasiado imprudentes, las y los Bolsonaristas habían decidido concentrar la mayoría de estas manifestaciones en Brasilia por la mañana y São Paulo por la tarde.

Bolsonaro necesita esta manifestación de fuerza. Está bajando en todas las encuestas, zarandeado por los avances de la CPI (Comisión Parlamentaria de Investigación) de la Pandemia, que demuestra cada día un poco más no solo su desastrosa, negacionista y criminal gestión de la pandemia, sino también la participación de su séquito en la corrupción que reina en el Ministerio de Salud. Sus dos hijos Flavio y Carlos son objeto de investigaciones policiales sobre las prácticas de rachadinha (cortar la pera por la mitad) por las que, durante años, han gravado en su beneficio una parte de los salarios de las empleadas de su oficina de diputado (Flavio) o de concejal municipal en Río (Carlos). Finalmente, sus repetidos excesos verbales contra el STF (Tribunal Federal Superior), la democracia y la constitución brasileña refuerzan su aislamiento; el sector financiero, el sector exportador de agronegocios, por ejemplo, se han distanciado públicamente. El gran temor de Bolsonaro es ser destituido y ver a sus hijos encarcelados.

Bolsonaro todavía tiene una mayoría en el Parlamento. Le protege del juicio político, pero no más allá. Y es una mayoría mercenaria, compuesta por los diputados del centro blando de la vida política brasileña. Su lealtad debe ser mantenida constantemente mediante puestos en la administración y dinero para su circunscripción. También serán los primeros en abandonar el barco en la primera señal de viento en contra.

Un balance gris

Obviamente, la marea amarilla y verde (los colores de Brasil) deseada por las y los Bolsonaristas no tuvo lugar. En Brasilia, esta mañana del 7 de septiembre, había 50.000, tal vez 60.000. Algunos miembros del clan incluso mostraron su decepción. En su discurso Bolsonaro repitió los perennes ataques contra los poderes judicial y legislativo y anunció la convocatoria del Consejo de la República, un órgano asesor con contornos poco claros. Finalmente, lo más destacado de esta parte de Brasilia fueron las escenas de disturbios protagonizados por las y los partidarios del presidente la noche anterior en un grotesco intento de desmantelar las barreras de seguridad instaladas para proteger el parlamento y el STF.

Muchas más personas en São Paulo por la tarde. 120.000 personas vinieron a llenar la Avenida Paulista. Bolsonaro, aún más agresivo, esta vez atacó nominalmente al juez de la STF Alexandre Morais (su bestia negra del momento). Volvió especialmente a las críticas al sistema de votación electrónica utilizado en Brasil para defender la impresión del voto por una impresora asociada con las urnas, cuestionando de antemano el resultado de las próximas elecciones (ya se ve perdiendo) que no usarían este sistema.

En las otras capitales de Brasil (Río de Janeiro, Belo Horizonte…) tuvieron lugar manifestaciones. Habiendo elegido los Bolsonaristas favorecer a Brasilia y São Paulo, no fueron un fracaso total ni un gran éxito y participan en este balance grisáceo.

La respuesta de la izquierda

Parte de la izquierda (el PT e incluso parte del PSOL) ha apostado totalmente por una estrategia electoral para elegir a Lula en 2022 y  no quería realmente abordar la tarea de convocar contramanifestaciones. Como Roberto Robaina anticipó el 6 de septiembre en la revista Movimento, en ausencia de un esfuerzo sistemático de movilización no podíamos esperar que las manifestaciones de la izquierda en contra fueran más amplias que las de la derecha fascista. En muchas ciudades, las fuerzas de izquierda habían elegido unirse a las manifestaciones del «Grito dos excluidos», que tradicionalmente reúne desde 1995 a todas aquellas personas, mujeres, negros, pobres, habitantes de las favelas que la Independencia y más tarde la República dejaron de lado.

Esto dio lugar a manifestaciones significativas en Río, Porto Alegre, Belo Horizonte y especialmente en São Paulo, donde al mismo tiempo y al menos 2 km, la izquierda reunió a 15.000 participantes en un mitin vibrante. En Brasilia, las y los manifestantes se unieron a las delegaciones de los pueblos originarios que han estado acampando durante más de una semana cerca de STF para oponerse a una restricción de sus derechos a sus tierras históricas.

En todas estas manifestaciones, jóvenes, mujeres, habitantes de favelas y barrios periféricos, algunas delegaciones sindicales. Y más en general, en todos los barrios, los discursos de Bolsonaro estaban salpicados de «panaços», los ahora tradicionales conciertos de cacerolas.

¿Y ahora qué? Unidad en la calle para alejar a Bolsonaro

Este 7 de septiembre fue, por lo tanto, un día en el que, de nuevo según Roberto Robaina, Bolsonaro mostró su fuerza y reveló su debilidad. De hecho, no ha intentado ninguna acción de envergadura efectiva contra las instituciones democráticas dominadas por la burguesía; Bolsonaro y su familia no se atrevieron a ir más allá del discurso. Pero la aparición de esta fuerza, por supuesto, no debe subestimarse. La extrema derecha ha levantado la cabeza y está en el gobierno. El poder ejecutivo tiene una fuerza de atracción y bazas que jugar. El golpe de Estado es una política del propio gobierno. Resulta que Bolsonaro no ha sabido cómo usar el poder ejecutivo para hegemonizar a la clase dominante. Sus orientaciones han producido una división irreversible. Una gran parte de la burguesía decidió, después de muchos intentos de conciliación y convivencia, enfrentarse a él. De ahí la simpatía que las acciones de los jueces de la Corte Suprema, por ejemplo, despiertan en millones de personas con conciencia democrática.

La manifestación de las y los Bolsonaristas no invirtió la dinámica de desgaste del gobierno. Después del 7 de septiembre, es el escenario de la pandemia, el desempleo, del aumento de los precios en general y de la energía en particular, de la posibilidad de racionamiento, lo que vuelve a un primer plano. También veremos el regreso de las acusaciones de corrupción gubernamental y descontento social contra Bolsonaro. Nada de esto va a cambiar. La debilidad siempre será la marca del gobierno y la posibilidad de derrocarle sigue en la agenda.

Un efecto óptico puede dar momentáneamente la impresión de que las fuerzas del gobierno y la extrema derecha salidas a las calles son superiores a las de la oposición en la calle. Este no es el caso: las manifestaciones del 19 de junio y especialmente del 24 de julio contra Bolsonaro no contaron con el apoyo del aparato estatal, pero reunieron a más personas, en más ciudades que las bolsonaristas de hoy. Es por eso que debemos rechazar cualquier política que no dependa de la fuerza de las y los trabajadores, y de las corrientes y los partidos que dicen ser de izquierda en la calle; que no les llame a salir a las calles con determinación y de manera organizada. Nos negamos a depender únicamente de la reacción de las instituciones democráticas burguesas. Somos más fuertes, más conscientes, incluso si este día 7 de septiembre nos vimos a la defensiva. Y debemos prepararnos para nuevas acciones y defender dentro de las fuerzas políticas la campaña «Bolsonaro vete» y que esta batalla se gane en la calle y en unidad.

8/09/2021

Traducción: F.E. para antikapitalistak.org

¿A dónde va la Argelia de Tebún?

(Abdel Raphi)
 
El Consejo de Seguridad argelino ha pasado de la ofensiva a la agresividad. Esta estructura, producto de la gestión de seguridad del país, decidió que el Mak (organización independentista de Kabilia) y Rachad (organización islamista) son dos organizaciones terroristas. Una pantalla eficaz para engañar a la opinión pública, reprimir a los opositores y enterrar al hirak.
 
Bajo el pretexto de una investigación para encontrar a quienes asesinaron a Djamel Bensmail, el joven quemado vivo de Miliana, los servicios de seguridad arrestan a cualquiera que tenga algún tipo de relación con el Mak en Kabilia. El Presidente del Consejo Mundial Amazigh, un ciudadano de Tizi Ouzou, acaba de ser arrestado. En total, más de 80 arrestos según el fiscal.
 
¿Dónde están las reglas de independencia del poder judicial? ¿Dónde está la presunción de inocencia? ¡El verdugo está listo y la gente debe aplaudir! Es el artículo 87 bis [modificaciones legales establecidas en junio de 2021 que amplían la definición de lo que es terrorismo ndt] el que impulsa el acoso judicial contra Mak y Rachad. Se está produciendo un condicionamiento para «makizar» o «rachadizar» cualquier pensamiento crítico. Las y los periodistas, blogueros, influencers y toda la gente activa en los medios sociales, por no hablar de los actores políticos y asociativos del hirak están en alerta, la espada de Damocles del 87 bis está ahí.
 
Argelia no sufre por culpa del Mak, del Rachad ni por los delirios de las redes sociales. Demonizarlos, como fue demonizado el FFS en 1963 o el FIS en 1990, produce claramente el efecto opuesto. Nuestro país sufre de una denegación de ley y justicia. Sufre de desigualdades sociales e injusticias. Sufre de depredación y corrupción. Sufre de la ausencia de un proyecto económico y social en línea con las necesidades y expectativas sociales. Argelia sufre la marginación de las y los jóvenes, la gran mayoría de los cuales tienen un alto nivel de estudios. A la desesperación social se añade el impacto mental y psicológico de una pandemia reducida al confinamiento y la arbitrariedad de la toma de decisiones públicas.
 
«Que todos se vayan»
 
El hirak iba en el sentido de la historia cuando lanzó su famoso «Yetnehaw ga3» («Que todos se vayan») dando una dimensión sistémica a esta crisis que Argelia está experimentando. Ni el Mak ni el Rachad y mucho menos el FIS, los partidos regionalistas, las docenas de partidos prefabricados fueron actores anticrisis, que plantearan escenarios alternativos para el país. El campo político debe reinventarse. El pensamiento crítico debe reconstruirse y la soberanía popular debe ejercerse en un contexto de cultura democrática. Argelia ya no puede ser administrada por núcleos opacos de tomadores de decisiones militares o civiles. Ya no podemos reducir la ideología a lo religioso o lo identitario, obsesiones de una sociedad aculturizada y desintelectualizada. Ya no podemos seguir esperando una perspectiva de modernidad y progreso social desde la globalización liberal y capitalista porque sus tomadores de decisiones se adaptan a todas nuestras «desviaciones» políticas e ideológicas por razones de geoestrategia y de los intereses de las multinacionales que lo mercantilizan todo, incluidas nuestras vidas.
 
El hirak no está muerto. Un ciclo de movimiento popular se ha cerrado bajo la presión de la represión, el artículo 87 bis y el covid, en un contexto de manipulación y unilateralismo administrativo. Los cientos de muertos en nuestros pueblos de Kabilia, el abyecto asesinato de Djamel Bensmail, las decenas de presas y presos de opinión injustamente encarcelados, los cientos de muertes covid víctimas del estado ruinoso de nuestra salud pública: todas y todos serán nuestra mala conciencia, la expresión de nuestra impotencia. Hay que decir que cuando no hay contrapoderes, contrapesos a poderes autoritarios que le dan la espalda a las libertades políticas e individuales, un país es permeable a todos los excesos, incluidos los totalitarios.

 
Hay que enterrar el liberticida artículo 87 bis. Las mediaciones y puentes con la sociedad plural que somos deben reconstruirse sobre bases democráticas. Las políticas públicas deben cambiar radicalmente de rumbo y poner fin a este neoliberalismo destructivo. Los actores políticos y sociales deben ser liberados de cualquier presión o represión.
Hebdo L’Anticapitaliste – 580 (09/02/2021)
 
 Traducción: F.E. para antikapitalistak.org