Resistencia a la ley antiaborto de Texas

(Dan La Botz)=>

Las mujeres en Texas y de todo el país se horrorizaron e indignaron al enterarse de que la Corte Suprema de los Estados Unidos, reunida en medio de la noche del 1 de septiembre, votó, por cinco votos contra cuatro, hacer cumplir una nueva ley de Texas que prohibiría el aborto para casi todas las mujeres.

Esta ley prohíbe los abortos desde el momento en que se puede escuchar un latido del corazón, por lo general alrededor de las seis semanas, es decir, antes de que la mayoría de las mujeres a menudo se den cuenta de que están embarazadas. En Texas, antes de la aprobación de esta ley, el 85% de las mujeres que se hicieron un aborto lo habían hecho después de seis semanas. Aunque hay «leyes del ritmo cardíaco» en otros Estados – Georgia, Mississippi, Kentucky y Ohio – esta ley va más allá. No hace excepción para los embarazos resultantes de violación o incesto, y define muy estrictamente las condiciones sanitarias que podrían permitir un aborto.

Premio de 10.000 dólares por denuncia

Para hacer más difícil declararlo inconstitucional, la aplicación de la ley no apela a las y los funcionarios estatales, sino que encarga a las y los ciudadanos perseguir a cualquier persona que realice un aborto o «ayude y aliente» tal acto. Incluso las personas que no están relacionadas con la paciente o la clínica podrán presentar una denuncia y recuperar los costos legales, así como un bono de 10.000 dólares si se produce una condena. Las mujeres de Texas ahora tendrán que ir a otros estados para abortar, una opción mucho más fácil para las ricas que para las trabajadoras y las pobres. La ley afectará desproporcionadamente a las mujeres negras y latinas que tienen menos recursos económicos. La ley amenaza inmediatamente a Planned Parenthood  (planing familiar), la organización de ayuda a la mujer más grande del país y de Texas, aunque una decisión judicial suspendió temporalmente los enjuiciamientos en su contra hasta el 17 de septiembre.

La ley de Texas, que fue aprobada por una asamblea de mayoría republicana y firmada por el gobernador republicano Greg Abbott, no solo afectará a los siete millones de mujeres en edad fértil en Texas, sino que también podría convertirse en un modelo para otros estados: la mitad eventualmente podría aprobar leyes similares. Y esto es parte de un intento más amplio por lograr que la Corte Suprema anule la sentencia Roe v. Wade de 1973 que confirmó el derecho al aborto de las mujeres, hasta 24 semanas de embarazo.

La respuesta se organiza

La ley de Texas y la decisión de la Corte Suprema asestan un golpe terrible al derecho de las mujeres a tomar decisiones sobre sus propios cuerpos y vidas. Los derechos al aborto, que culminan en la sentencia Roe v. Wade de 1973, fueron ganados por el movimiento de mujeres de las décadas de 1960 y 1970 a través de campañas educativas, manifestaciones masivas y presión política, e incluso hoy en día la mayoría de las y los estadounidenses apoyan los derechos de las mujeres al aborto. Según una encuesta nacional de 2019, 7 de cada 10 personas encuestadas dicen que la Corte Suprema debería mantener Roe v. Wade. El 61% dice que el aborto debe ser legal en todos los casos (27%) o en la mayoría de los casos (34%). Solo una minoría (28%) sostiene que la sentencia Roe v. Wade debería cancelarse.

En respuesta, el presidente Joe Biden denunció la ley como «desencadenadora de un caos inconstitucional» contra las mujeres y prometió que su administración «haría un esfuerzo de todo el gobierno» contra esta ley. Planned Parenthood, NARAL Pro-Choice America (otra organización de apoyo al derecho al aborto) y grupos de mujeres quieren presionar a las y los demócratas para que adopten una nueva legislación integral sobre el derecho al aborto, aunque es poco probable que se adopte en este momento dado el peso republicano en el Congreso.

Ha comenzado la resistencia a la nueva ley, dirigida por mujeres sin cargos representativos y organizaciones de mujeres. Cuando Texas Right to Life (derecho a la vida en Texas)  creó un sitio web, Prolifewhistleblower.com, para ser utilizado para denunciar a las y los proveedores de abortos o a quienes ayudan a las mujeres que buscan el aborto en Texas, que ahora bajo la nueva ley son crímenes,  mujeres y  hombres comenzaron a usar Tik Tok para inundar el sitio con acusaciones según las cuales el gobernador Abbott estaba buscando un aborto, que los Vengadores Marvel (superhéroes en una serie de películas) querían abortos, mientras que robots informáticos envían regularmente información falsa. La ley de Texas podría desencadenar un nuevo movimiento de mujeres, proclamando que «la vida de las mujeres importa»: ¡WomenLivesMatter!

07/09/2021

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p style=»text-align: justify;»>Traducción: F.E. para antikapitalistak.org

Desastre en Grecia… Los Incendios

Grecia Incendios: «El desastre en Grecia fue comparativamente mayor que en cualquier otro país de la región»
 
(Antonis Ntavanellos)

Una mirada retrospectiva a los dramáticos incendios que asolaron Grecia este verano.

El saldo de este desastroso mes de agosto, en el que las temperaturas y la sequía han alcanzado niveles récord, incluso para un país caliente y seco como Grecia, es literalmente trágico: enormes incendios incontrolables en la isla de Eubea, Ática, el Peloponeso y otras regiones han reducido unas 600.000 hectáreas de tierra boscosa a cenizas. Esta pérdida masiva es aún mayor para un país como Grecia, en el que la proximidad entre los espacios verdes libres y la población es la más baja de todos los países europeos.

Consecuencias dramáticas

Las consecuencias visibles son ya graves: miles de personas han perdido sus hogares, mientras que aún más han perdido sus empleos (gente trabajadora en la ganadería, la agricultura, la apicultura, pequeñas empresas de turismo familiar, etc.). Pero las consecuencias invisibles son aún más amenazantes: sabemos que las olas de calor del verano son seguidas de lluvias en otoño, y cuando esto sucede, las montañas, despojadas de sus bosques, amenazan a pueblos y pequeños pueblos con inundaciones y deslizamientos de tierra.

En el paisaje mediterráneo, la desaparición de los bosques generalmente va acompañada de la pérdida de tierras fértiles, porque la corrosión relacionada con los vientos y la lluvia las transforma en roca. Las grandes ciudades, y en particular Atenas, también se enfrentarán a graves problemas. Durante los incendios de este año, se quemaron los últimos «pulmones verdes» de Ática y las difíciles condiciones de vida en esta capital anárquica de 5 millones de habitantes se volverán aún más difíciles, especialmente para las y los pobres que se acumulan en los densos barrios del centro de la ciudad y los suburbios occidentales. No es casualidad que, desde hace algún tiempo, la gente rica haya abandonado sus residencias tradicionales del centro para establecerse en las barriadass de nueva construcción de la costa norte y sur.

Pánico del gobierno

Ante esta catástrofe, el gobierno de Kyriakos Mitsotakis reaccionó con pánico. Abandonó todos los esfuerzos para contener los incendios (en la isla de Eubea no se detuvieron hasta que llegaron al mar) y envió sucesivas directivas a la población de las aldeas, e incluso a las pequeñas ciudades amenazadas, para que evacuaran de inmediato. Esta «bandera blanca» de rendición de la máquina estatal se hizo tan obvia que una gran parte de la población no cumplió con las órdenes de evacuación, a pesar de la amenaza.

Las y los pobres, y especialmente la juventud, sin la formación ni los medios adecuados, se quedaron y lucharon para salvar sus aldeas, a sus semejantes, animales y campos. Todo lo que se salvó, incluyendo grandes partes de los bosques, se salvó gracias a su sacrificio, el arduo trabajo de los pocos bomberos y grupos de voluntarios que se apresuraron a ayudar.

Al día siguiente, Kyriakos Mitsotakis intentó blanquear a su gobierno centrándose en la amenaza de la crisis climática. Este reconocimiento público de la amenaza, aunque muy tardío, es correcto: la prolongada ola de calor y la sequía de este año fueron una experiencia sin precedentes, incluso en comparación con el caluroso y seco verano griego. Pero cuando Kyriakos Mitsotakis junto a las y los representantes del gobierno lo afirman, es pura hipocresía. La crisis climática no es un fenómeno nuevo. Numerosos informes del Servicio Forestal y del Departamento de Bomberos advirtieron al gobierno que las condiciones climáticas previstas transformarían los bosques de pinos del centro y sur de Grecia en materiales inflamables. En realidad, cuando los políticos de derecha comienzan a referirse a la crisis climática, no es solo la hipocresía tradicional (y esperada) del gobierno. Están preparando el terreno ideológico para que los proyectos de «reconstrucción» después del desastre estén en línea con la orientación neoliberal de Nueva Democracia.

Buitres del mercado

La «política verde» de Mitsotakis equivale a ceder la gestión forestal, la gestión del espacio público e incluso la gestión de desastres naturales al sector privado y a los sectores empresariales.

Hace veinte o treinta años, dijeron que la única respuesta viable a la austeridad y el desempleo era «liberar el mercado». En la misma línea, ahora afirman que la única respuesta viable a la crisis climática es «liberar» los esfuerzos del capital para actividades comerciales en bosques, montañas, aguas y aire. En la isla de Eubea, el gobierno pide ahora a los buitres del mercado que desempeñen un papel de liderazgo en la reconstrucción de la región destruida. Entre estos buitres hay grandes empresas de construcción que, antes de los incendios forestales, habían declarado su interés por la construcción de enormes «granjas eólicas» en los densos bosques del norte de la isla. El rechazo de sus ofertas anteriores por parte del servicio forestal y los municipios locales (incluso los controlados por el partido gobernante) ahora alimenta las sospechas de los habitantes del norte de Eubea sobre la posibilidad de que todo haya sido un incendio criminal organizado.

No hay necesidad de teorías de conspiración para entender que las políticas establecidas han jugado un papel de pirómano. Los desastrosos incendios de este verano adquirieron grandes proporciones porque la crisis climática fue acompañada de años de severa austeridad y recortes presupuestarios en el sector público, especialmente en la parte del sector público que se refiere a las condiciones de vida de los pobres.

El departamento de bomberos terminó con 250 (!) bomberos en sus unidades motorizadas y 1.200 bomberos en sus unidades de «infantería», ¡para cubrir las necesidades de todo el país! Hasta el año pasado, estos cuerpos se complementaban con bomberos «de temporada» que no estaban realmente entrenados. Fueron contratados para el verano y luego despedidos. Este año, el gobierno se negó a renovar la contratación de 5.000 bomberos «de temporada», a pesar de las advertencias sobre los peligros extremos esperados.

Incendios cada vez más desastrosos

En cuanto a los aviones de extinción de incendios, absolutamente necesarios dado el relieve geográfico particular de Grecia, solo hay 15 aviones Canadair obsoletos (de los cuales solo se ha demostrado que vuelan 8), y solo hay 250 bomberos para atender a todas las necesidades, tanto en tierra como en el aire.

La reducción del personal y de los equipos de extinción de incendios ha llevado a un aumento considerable de los efectos de combustión anual de cada «megaincendio» en los años posteriores a la gran crisis económica: de 2.430 hectáreas de tierra consumidas por «megaincendios» en 2008, se alcanzaron 8.100 hectáreas para cada uno de ellos en 2020. Los incendios forestales se han vuelto más desastrosos debido a la reducción de los recursos y del personal disponibles para que la sociedad los haga frente.

Esta escandalosa verdad es aún peor si tenemos en cuenta los peligros que representan los recortes de gasto en otros sectores relevantes: por ejemplo, en el campo de la limpieza de bosques y áreas periféricas, o en el campo del mantenimiento de la red eléctrica, que en muchos casos es responsable de desencadenar incendios.

El resultado final es que, en  el “test extremo” de este año, el desastre en Grecia fue comparativamente mayor que en cualquier otro país de la región. La tierra consumida por el fuego solo se puede comparar con la de la vecina Turquía (600.000), un país cuyo tamaño es seis veces mayor que el de Grecia.

10/09/2021

 

«Salir a la calle para derrotar al golpismo»

En Brasil el 7 de septiembre: «Salir a la calle para derrotar al golpismo»
(Editorial de Esquerda online)
Bolsonaro amenaza al pueblo brasileño. A medida que aumenta el hambre, la inflación se dispara, el desempleo nunca ha sido mayor y el covid sigue cobrando víctimas, las y los fanáticos partidarios de Bolsonaro son convocados para una acción estatal el 7 de septiembre, una iniciativa estructurada sobre la base de un enfrentamiento con el poder judicial (STF-Tribunal Supremo Electoral y TSE-Tribunal Electoral Superior). Con esto se avecina una crisis política e institucional muy grave en el país.
Debilitado y cada vez más rechazado por la población, Bolsonaro se radicaliza para tratar de sobrevivir. Su método es el del fascismo: movilizar a la base extremista, usar la intimidación de las milicias para imponer el terror. Es hora de poner fin al «golpismo». Salgamos a las calles el 7 de septiembre – pacífica y organizadamente – para mostrar que la mayoría del pueblo brasileño no acepta amenazas autoritarias y quiere poner fin a este gobierno criminal. Somos la mayoría: ¡fuera de Bolsonaro!
 
La estrategia de Bolsonaro
 
Uno de los principales objetivos de Bolsonaro es asustar a la oposición con amenazas y actos de golpe de Estado. La intención es asegurar que la mayoría democrática se someta a la minoría fascista a través del chantaje y la intimidación. Ceder al golpe de Estado, dejarle el protagonismo de la calle, es el peor error que la izquierda y las y los defensores de la democracia pueden cometer en este momento.
Bolsonaro sabe que es muy probable que pierda las elecciones de 2022. También es consciente de que su próximo destino y el de sus hijos podría ser la cárcel. Aterrorizado, recurre al último recurso a su disposición: la capacidad de movilizar a su base de extrema derecha. Y para ello, cuenta con el apoyo del ejército, la policía y los medios de negocios.
Esperar pasivamente las elecciones de finales del próximo año, como si Bolsonaro fuera a respetar el proceso democrático-electoral, sería un error enorme e imperdonable. En primer lugar, porque equivaldría a subestimar el peligro del fascismo, que, aunque debilitado, conserva una base considerable de gente que le sigue en el país y elementos infiltrados en diversas instituciones, en particular en el ejército y la policía.
En segundo lugar, porque crearía la posibilidad de una posible recuperación de la popularidad de Bolsonaro de aquí a finales de 2022. Debemos aprovechar el momento del mayor desgaste del gobierno para derrotarlo ahora, si es posible derrocando a Bolsonaro incluso antes de las elecciones. Además, su caída probablemente tendría como consecuencia la paralización de las contrarreformas neoliberales y privatizaciones en curso en el Congreso que están patrocinadas por el gobierno y el gran centro [un grupo de partidos que viven materialmente de sus vínculos con las instituciones].
 
La izquierda debe ir al combate
 
Debemos apoyar plenamente las medidas tomadas por el STF contra las acciones criminales y los intentos «golpistas» de Bolsonaro. No hay libertad para los enemigos de las libertades. Es necesario exigir una acción firme de las instituciones estatales contra estas amenazas y las acciones deliberadamente antidemocráticas de Bolsonaro y sus aliados, en particular en lo que concierne a la organización de las manifestaciones fascistas del 7 de septiembre. El silencio frente al «golpismo» -por parte de gobernadores, diputados, senadores, jueces, partidos políticos, fiscales, comandantes del ejército y la policía, empresarios, etc.- debe entenderse como complicidad, abierta o velada, con las acciones criminales de Bolsonaro.

 
Contra el bolsonarismo, la lucha en las calles es decisiva. Nuestro enemigo tiene su principal punto de apoyo en la acción directa fascista. Es fundamental contrarrestar la movilización de la extrema derecha con la fuerza de las masas populares en las calles. Por lo tanto, dejar libre el 7 de septiembre para el desfile fascista sería un grave error. El «golpismo» se fortalecería, ganando confianza y poder de intimidación.
La campaña Fora Bolsonaro (fuera Bolsonaro) ya ha construido cuatro grandes manifestaciones nacionales este año, llevando a cientos de miles de personas a las calles en manifestaciones mucho más grandes que las del bolsonarismo. Es hora de repetir la “dosis». Con un llamamiento firme y unitario de las direcciones y organizaciones de izquierda, movimientos sociales y todos los sectores democráticos que deseen luchar, es probable que la movilización de Fora Bolsonaro sea más importante en las calles que las iniciativas golpistas. Esto tendría un enorme valor político, porque representaría una derrota efectiva y simbólica de Bolsonaro.
En este sentido, la posición de Lula, en cabeza en las encuestas para las elecciones presidenciales, es de gran importancia. Mientras Bolsonaro llama abiertamente al «golpe» que amenaza al país, ¿Lula continuará preparándose para la presidencia a través de negociaciones y discursos electorales? ¿No es hora de que Lula llame al pueblo a salir a las calles, en manifestaciones pacíficas y organizadas, para defender la democracia y los derechos sociales y laborales amenazados? Lula tiene una responsabilidad histórica considerable en este momento crítico para Brasil.
A partir de hoy y hasta el 7 de septiembre, la tarea más importante es la construcción de grandes movilizaciones populares con motivo del Día de la Independencia Nacional. Garantizando la seguridad y la organización de manifestaciones democráticas, hay que dar prueba de coraje y firmeza para derrotar al fascismo.
 
¡Vamos a la batalla, porque es luchando como ganaremos!
¡Derrotar al «golpismo», fuera Bolsonaro! ¡Alimentos, empleos, vacunas y un ingreso básico para la gente!
 
¡Abajo las contrarreformas neoliberales y las privatizaciones! ¡Por un Frente de Izquierda en las luchas y en las elecciones! ¡Por un gobierno del pueblo trabajador y oprimido, sin alianza con la derecha!
 
25/08/2021
Traducción: F.E. para antikapitalistak.org

 

Solidaridad con el pueblo afgano, víctima del imperialismo y de los talibanes

 
Esta declaración fue adoptada por el Buró Ejecutivo el 30 de agosto 2021
Diez años después de la retirada del ejército estadounidense de Irak, la intervención norteamericana vuelve a sufrir una auténtica debacle, esta vez en Afganistán. Habrá que ver en el período que viene hasta qué punto esto afecta a las pretensiones del imperialismo norteamericano de gobernar y maniobrar la geopolítica mundial como primera potencia del mundo, como hizo al ocupar estos dos países con una fuerza militar criminal hace 20 años.
En el nuevo milenio, Afganistán fue el primero de los muchos que sufrieron estos asaltos militares. El establishment de la política exterior de Estados Unidos ya había identificado a China, Irán y Rusia como amenazas a tener en cuenta. Por ello, eran muy conscientes de que Afganistán, además de Pakistán, es vecino de Irán, China y de las repúblicas centroasiáticas prorrusas, estas últimas con grandes fuentes de petróleo y gas relativamente sin explotar.
La toma de Kabul por parte de los talibanes el 15 de agosto estuvo marcada por el derramamiento de sangre, los secuestros y los desplazamientos de personas, e implica un futuro incierto para la mayoría de los 38 millones de afganos. El hecho de que los talibanes hayan vuelto a tomar el poder -y lo hayan hecho mucho más rápido de lo que Estados Unidos esperaba- es un duro golpe para la credibilidad política del imperialismo estadounidense. Sus títeres afganos se han derrumbado.

Caos para el imperialismo

La victoria de los talibanes fue facilitada de muchas maneras por el imperialismo estadounidense. El Acuerdo de Doha con los talibanes allanó el camino para su retorno al poder. Con la participación directa o indirecta de Qatar, Pakistán, Rusia, Irán, China y Pakistán, EEUU y los talibanes llegaron a un acuerdo. Los 20 años de guerra dirigida por Estados Unidos en Afganistán no consiguieron nada. Con la retirada de las fuerzas estadounidenses de Afganistán, el país ha quedado a merced de unos talibanes envalentonados. En ningún momento el pueblo afgano participó en la decisión de su propio destino. Donald Trump se dedica ahora a culpar al presidente Biden. Pero en realidad, ambos son cómplices. Biden está continuando las políticas imperialistas de Trump, ya sea con respecto a Afganistán o a Cuba, Venezuela y otros lugares.

Mientras Trump impulsó este acuerdo, Biden lo implementó. La retirada de Estados Unidos atestigua la disminución del apoyo en Estados Unidos a la «guerra permanente» y permitió al imperialismo estadounidense escapar militarmente del atolladero de Afganistán y concentrar sus recursos en otros lugares. Los Estados Unidos querían abandonar Afganistán a toda costa. Se retiraron de la peor manera posible sin organizar primero la evacuación de los civiles.

La retirada sin contemplaciones de Estados Unidos ha provocado la ira incluso de sus aliados. Entre los políticos europeos, enfadados por no haber participado en los planes de retirada de Estados Unidos, se vuelve a hablar de la formación de una fuerza armada que pueda operar de forma autónoma a la de Estados Unidos y la OTAN. Si bien celebraron con euforia la toma de Kabul por las fuerzas imperialistas 20 años antes, la derrota y sobre todo el rápido derrumbe de su régimen títere ha abierto serios desacuerdos entre los aliados de EEUU. Uno de aquellos socios jubilosos de Bush en 2001, Tony Blair, condenó el «abandono» del país como «peligroso» e «innecesario».

China y Rusia, garantes del régimen talibán

El regreso de los talibanes abre la posibilidad de un mayor fortalecimiento de la influencia de los rivales de Estados Unidos, como Rusia y China, en la región. A diferencia de lo que ocurrió en la época de la ocupación estadounidense de Kabul en 2001, China y Rusia ya no están del lado del imperialismo estadounidense. Ambos países están discutiendo seriamente con los talibanes sobre cómo «desarrollar Afganistán» y completar los proyectos dejados por el imperialismo estadounidense. Rusia y China están abiertamente dispuestos a reconocer la dictadura talibán. Ni siquiera tienen que responder ante su pueblo de lo que le ocurrirá al pueblo afgano. Las dictaduras tienen esas “ventajas».
Las divisiones entre los aliados de EEUU y el fortalecimiento de la influencia de sus rivales muestran que el acuerdo de Doha fue un compromiso para el imperialismo estadounidense. En su lento y tortuoso declive se da cuenta de que es incapaz de controlar los acontecimientos de la manera que pretendía el gobierno estadounidense cuando lanzó la llamada «guerra contra el terror» hace dos décadas.
Tras la toma de Kabul por parte de los talibanes se llevó a cabo una gran y caótica operación de transporte aéreo. Las fuerzas de la OTAN evacuaron a decenas de miles de personas del aeropuerto de Kabul. Con decenas de muertos a causa de los disturbios y atentados, otros miles siguen esperando una salida milagrosa del país para evitar a los escuadrones de la muerte talibanes. A pesar de que miles de personas esperan en el aeropuerto la ayuda de Estados Unidos y la OTAN, el presidente Joe Biden sigue empeñado en terminar la dramática operación de evacuación antes del 31 de agosto. Tal es la indiferencia de Estados Unidos hacia los afganos.
Estados Unidos ha congelado los 9.500 millones de dólares de reservas extranjeras que tiene en su propio banco central, mientras que el FMI suspende 450 millones de dólares destinados a Afganistán como parte del programa de ayuda al coronavirus.
Esto significa que Afganistán, el séptimo país más pobre del mundo, dejado a merced de los talibanes, se hundirá aún más en la pobreza.
Lo que se ha gastado en Afganistán en nombre del desarrollo, la «democracia» y la formación de las fuerzas armadas durante los últimos 20 años no tiene precedentes en términos de inversión. Según el Proyecto Coste de la Guerra, Estados Unidos invirtió 2.226 miles de millones de dólares en Afganistán. Este dinero podría haber proporcionado educación básica y atención sanitaria en todo el mundo. Según un informe de 2020 del Departamento de Defensa estadounidense, Estados Unidos desembolsó 815.700 millones de dólares en gastos de guerra.
Las víctimas de la guerra pueden estimarse por el hecho de que en abril de 2021 habían muerto 47.235 civiles, 72 periodistas y 444 trabajadores humanitarios. 66.000 soldados afganos también fueron víctimas de esta guerra.
Estados Unidos perdió 2.442 soldados y 20.666 resultaron heridos. Además, murieron 3.800 miembros de la seguridad privada. En las fuerzas afganas de la OTAN participaron soldados de 40 países. De ellos, 1.144 soldados murieron. El número de personas que buscaron refugio fuera del país es de 2,7 millones, mientras que 4 millones han sido desplazados internamente. El imperialismo estadounidense se endeudó generosamente para financiar esta guerra. Se estima que pagó 536.000 millones de dólares sólo en intereses. Además, gastó 296.000 millones de dólares en gastos médicos y de otro tipo para las tropas de combate que regresaron. Se gastaron 88.000 millones de dólaresen el entrenamiento de los 300.000 soldados afganos que se rindieron sin luchar; 36.000 millones de dólares en proyectos de reconstrucción como presas, carreteras, etc.; 9.000 millones de dólares como compensación para que los afganos no cultivaran amapola y vendieran heroína.
El imperialismo estadounidense utilizó el peligro que representaban los talibanes y Al Qaeda para crear campos y cárceles secretas para torturar a la gente, perpetrar crímenes contra la humanidad, utilizando Guantánamo para encarcelar a la gente sin el debido proceso, para reforzar la CIA, la NSA, para aprobar la Patriot Act, etc.

Colapso del régimen violento, incompetente y corrupto

Estados Unidos y sus aliados prometieron que su ocupación traería el desarrollo y liberaría a las mujeres del régimen opresivo de los talibanes. Pero esto no ocurrió. Desde el principio, la ocupación se basó en la corrupción, la violencia y los acuerdos con los represores y los antiguos señores de la guerra, más que en un auténtico apoyo local. Como comentó la Asociación Revolucionaria de Mujeres Afganas, «la ocupación sólo dio lugar a derramamiento de sangre, caos y destrucción. Convirtieron a nuestro país en un lugar más corrupto, inseguro, narcomafioso y peligroso, especialmente para las mujeres». La ocupación fracasó estrepitosamente en su supuesto objetivo de erradicar la pobreza. En la actualidad, la tasa de desempleo en Afganistán es del 25 por ciento y el índice de pobreza es del 47 por ciento, según estimaciones del Banco Mundial. Ashraf Ghani y compañía estaban implicados en la megacorrupción. La división de clases era aguda.
Los afganos no lucharon por los estadounidenses; ¿por qué iban a luchar por sus agentes locales? El pueblo y los soldados afganos no tenían ninguna base ideológica para luchar en nombre del régimen contra los talibanes. El régimen se derrumbó no porque el apoyo a los talibanes fuera abrumador, sino porque su violencia, incompetencia y corrupción hicieron que pocos estuvieran dispuestos a luchar por él. La lección histórica de Afganistán es que las fuerzas creadas por la intervención militar extranjera no pueden defender el país ni mejorar significativamente las condiciones de la mayoría. Durante 20 años, las fuerzas de Estados Unidos y la OTAN estuvieron estacionadas en Afganistán, pero su ejército afgano entrenado se dispersó sin luchar. La anterior ocupación soviética, que también denunciamos, tampoco consiguió establecer un régimen a largo plazo.
Ashraf Ghani y compañía representan la peor forma de capitalismo. Los talibanes, en cambio, han sabido explotar la religión de forma inteligente. Tienen la idea de un Estado religioso. Ashraf Ghani nunca ha dejado claro qué Estado quiere. Hay pocas esperanzas de que surja una oposición seria a los talibanes en Afganistán en un futuro próximo. La mayoría de los señores de la guerra (a menudo antiguos muyahidines) que se pusieron del lado de Washington durante los últimos 20 años y que han permanecido en Afganistán están participando con los talibanes en las llamadas negociaciones de «gobierno de unidad para compartir el poder». Han aceptado su derrota y ahora están deseosos de aceptar cualquier migaja que los talibanes puedan arrojarles. Estos señores de la guerra serán utilizados por los talibanes, para luego ser perseguidos como excusa por sus fracasos a la hora de proporcionar algún alivio a las masas. La llamada «resistencia antitalibán» que ahora celebran algunos medios de comunicación occidentales está formada por señores de la guerra igualmente desacreditados y abusivos, y no son una alternativa.

Los talibanes consolidan su poder mediante la violencia

Los talibanes están consolidando su poder mediante una mezcla de estrategias. Por un lado, se están preparando y participan en asesinatos selectivos de sus oponentes en diferentes partes de Afganistán, y por otro, intentan ganarse el apoyo de los líderes tribales y de los antiguos funcionarios del gobierno. Esto es para dar una imagen de gobierno inclusivo. Estos gestos de inclusión no son más que una farsa. Con Kabul bajo su control, los talibanes pueden permitirse el lujo de conceder un reparto de poder simbólico a cambio del reconocimiento de su régimen.

De momento, los talibanes siguen trabajando con cautela en Kabul, pero desde hace unos meses hacen gala de su habitual violencia allí donde la ocupan. Las propias Naciones Unidas y Human Rights Watch han hecho declaraciones sobre los crímenes de guerra cometidos por los talibanes en las últimas semanas.

Los talibanes hacen de la barbarie su política. Su verdadera estrategia es mantener a la gente con miedo y disciplinarla mediante el terror. Por lo tanto, aplican castigos salvajes (cortar la nariz y las manos, lapidación, ejecuciones públicas, lanzamiento desde helicópteros) para sembrar el miedo lo más posible. Mediante el terror y el acoso, rompen la resistencia.

La última vez, sólo los Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudí y Pakistán reconocieron el régimen talibán. Pero ahora, los gobiernos de Turquía, Rusia, China, Pakistán y otros países están señalando su voluntad de cooperar con los talibanes. Y aunque los políticos de los países imperialistas occidentales condenan hipócritamente la violencia de los talibanes, también dejan abierta la posibilidad de un «compromiso» con ellos en el futuro. La historia está repleta de ejemplos de apoyo de EEUU a movimientos reaccionarios tanto en Afganistán como en la región. Estados Unidos forjó una alianza con la dictadura de derechas del general Zia-ul-Haq en Pakistán y el reaccionario régimen saudí para apoyar una red global de yihadistas contra el gobierno afgano respaldado por los soviéticos. Tras derrocar al gobierno de Najeebullah, los talibanes llegaron al poder en Afganistán como resultado de una sangrienta y prolongada guerra civil. La geopolítica imperial y la competencia se muestran con todas sus feas características. El precio lo pagarán los afganos y otros pueblos del mundo.

Una nueva fase de la guerra civil

El revés del imperialismo estadounidense en Afganistán no implica una victoria para las fuerzas antiimperialistas. El imperialismo estadounidense ha recibido un golpe de una fuerza reaccionaria que no tiene nada que ver con la democracia, los derechos humanos y de las mujeres, la ecología o el desarrollo social de los pueblos. El primer mandato del régimen talibán, de 1996 a 2001, fue una pesadilla para las minorías, las mujeres y el público en general en Afganistán. Los talibanes no han cambiado. Sólo tienen más experiencia y operan de manera más sofisticada que en el pasado. Los talibanes tienen un programa global de «victoria islámica». Repetirán en diferentes formas lo que hicieron durante sus anteriores años de gobierno en Afganistán. Esta vez, los talibanes podrían permanecer en el poder durante más tiempo.

La victoria de los talibanes no es, pues, una señal de paz, sino que abre una nueva fase de guerra civil. El establecimiento de otro estado fanáticamente religioso en el sur de Asia implica opresión dentro de sus fronteras y el fomento del sectarismo religioso en toda la región. La paz seguirá alejándose. La victoria de los talibanes es una mala noticia para los progresistas de todo el mundo. Nuestras críticas a los agentes estadounidenses no implican ningún apoyo a los talibanes.

Cualquier resistencia popular se enfrentará a una supresión brutal y a enormes obstáculos. Sin embargo, estamos viendo signos de resistencia. No es posible dictar al pueblo de Afganistán con el cañón de una pistola.

La oposición tanto al imperialismo como al gobierno reaccionario de los talibanes debe continuar. Sólo la victoria de las fuerzas verdaderamente democráticas y socialistas puede detener el futuro derramamiento de sangre en Afganistán. Las fuerzas progresistas y radicales internacionalistas deben hacer lo que puedan para mitigar el desastre en curso y abrir el camino a una alternativa en el futuro. El apoyo a las organizaciones sociales dentro de Afganistán y a los derechos sociales y políticos de la diáspora internacional son esenciales para la formación de una alternativa tanto al imperialismo como a los talibanes.
 

• Exigimos que ningún país reconozca al régimen talibán como gobierno representativo de Afganistán.
• No debe haber ninguna restricción para los que buscan refugio o asilo y deben tomarse las medidas adecuadas para que se queden o se reubiquen donde puedan.
• En lugar de bloquear la ayuda humanitaria o utilizarla como moneda de cambio con los talibanes, la ayuda debe prestarse a través de las organizaciones populares locales.
• Las fuerzas progresistas y radicales internacionalistas deben tratar de establecer vínculos con las organizaciones progresistas de afganos allí donde aparezcan y, en particular, ofrecer apoyo a los llamamientos de las organizaciones de mujeres afganas.
• Estas fuerzas deben resistir cualquier intento de organizar una nueva intervención imperialista.
• Deben oponerse a la propaganda racista que pinta a los talibanes como el producto del «atraso islámico» en lugar del imperialismo y la intervención.
• No al imperialismo, no a los talibanes.
31 de agosto 2021

Afganistanen “ondorioak” egongo direla esan dute talibanek, atzerriko tropek 31rako alde egiten ez badute

Abuztuaren 31 “marra gorria” dela adierazi du Suhail Shaheen talibanen bozeramaileak. AEBak eta Erresuma Batua beren tropak eta milaka afganiar ebakuatzeko prozesua luzatzea aztertzen ari dira. Kabulgo aireportuan 20 hildako zenbatu dituzte talibanek agintea lortu zutenetik.
 
IRAITZ MADARIAGA ETXEBARRIA
(Argia-tik hartua)

 

2021eko abuztuaren 24a
 

Afganistanen dituzten tropak eta funtzionarioak ebakuatzeko epea luzatzea aztertzen ari dira AEBak eta Britainia Handia. G7ko liderrek asteartean egingo dute bilera, talibanen aurkako erantzun bateratua adostu eta ebakuazioak abuztuaren 31rako bukatuko dituzten erabakitzeko.

Talibanek, ordea, mehatxu egin dute. Suhail Shaheen bozeramaileak adierazi duenez, ezarritako data “marra gorria” da, eta atzerriko gobernuek Afganistan uzteko epemuga hori betetzen ez badute, “ondorioak” egongo direla ohartarazi du. Datorren asteartean nazioarteko indarrek bertan jarraitzen badute, “esan nahi du okupazioaren luzapena egiten ari direla, horretarako beharrik ez dagoenean”. Bestalde, AFP agentziari adierazi dionez, gobernu berriaren osaketa AEBetako soldadu guztiek herrialdea uzten dutenean baino ez dute iragarriko.

Bitartean, atzerriko tropak funtzionarioen eta herrialdetik ihes egin nahi duten Afganistango biztanleen ebakuazioak azkartzen ari dira. Beldur dira talibanek ez dituzten Kabulgo aireportuko ateak itxiko. Halere, Shaneenek lasaitasunerako deia egin die herrialdea utzi nahi dutenei: Hilaren 31tik aurrera, beharrezko dokumentazioa aurkezten badute, ez diete “oztoporik” jarriko hegaldi komertzialetan alde egiteko.

AEBek 10.000 soldadu baino gehiago dituzte oraindik ebakuatzeko. Bestalde, Jake Sullivan segurtasun nazionaleko aholkulariak azaldu du 50.000-60.000 afganiar atera nahi dituztela datozen egunotan. Funtzionarioak hilaren 31rako ebakuatu ahal izango badituzte ere, herritar afganiarrak ordurako erreskatatzea zailagoa izango dela adierazi du.

20 hildako Kabulgo aireportuan

20 pertsona hil direla dagoeneko Kabulgo aireportuan, NATOk Efe agentziari komunikatu dionez. Astearte goizaldean tiroketa bat egon da. Identifikatu ez dituzten zenbait lagunek —CNNren arabera, frankotiratzaileak ziren— tiro egin diete soldadu afganiarrei, eta orduan hasi dira istiluak.

Zabihullah Mujahid talibanen bozeramaileak AEBei egotzi die hilketen errua: “Hamid Karzai aireportuan dauden Estatu Batuetako indarrak dira zibilak hiltzearen erantzuleak, haiek gonbidatu dituztelako bertara”. Momentuz, CNNk jakinarazi duenez, 18.500 pertsona daude aireportu barruan pilatuta, eta beste 2.000 ari dira sartzeko itxaroten.

Afganistan osoa hartu dute

Mujahidek twitter bidez adierazi zuen atzo probintzia bakar bat baino ez dagoela talibanen agintetik kanpo: Panjxir. Baina Afganistango Erresistentzia Frontea bertan “setiatuta” dagoela adierazi zuen, eta armak uzteko agindua luzatu dietela.

Solidaridad con el pueblo afgano

Desde la invasión en 2001, EE UU ha gastado cada día 300 millones de dólares en la pretendida “reconstrucción” de Afganistán. Calificar de fracaso la salida implica asumir que la ocupación tuvo en algún momento por objetivo la estabilidad institucional del país, la mejora de los derechos de su población o la consecución de objetivos como paz, bienestar o democracia. Sin embargo, nada de esto estuvo nunca en la agenda invasora, más allá de la propaganda y del soft power que suele acompañar cualquier injerencia exterior.

El rechazo frontal al regreso de los talibanes y el necesario abordaje de la urgencia humanitaria desencadenada no deberían ocultar el desastroso balance de la ocupación ni reconvertir en “menos malo” el reciente periodo de injerencia exterior. 20 años de ocupación dejan más de 100.000 civiles muertos, millones de personas desplazadas dentro y fuera del país, una economía destruida, una deuda externa abismal y la mitad de la población en situación de pobreza. Las pocas infraestructuras y avances positivos quedan ahora bajo mano de los talibanes. Con su desastrosa ocupación militar, el imperialista ha contribuido a crear la antesala del terror fundamentalista que ahora se abre. Urge romper las dinámicas internacionales que, en Afganistán o en Europa, pretenden limitar el campo de lo posible a la dicotomía tramposa entre capitalismo neocolonial y repliegue reaccionario.

Muchos países europeos, como el Estado español, apoyaron en 2001 la invasión estadounidense de Afganistán y han acompañado y legitimado la ocupación durante estas dos décadas. El seguidismo europeo ni siquiera le ha valido un asiento en la mesa de negociaciones entre EE UU y los talibanes. La creciente pérdida de peso de la UE en el tablero internacional se suma al rechazo e incapacidad de EE UU para ejercer de dirección política de la globalización neoliberal y muestra el agotamiento de la gobernanza “multilateral” vigente durante las últimas décadas. Un escenario global más fragmentado, imprevisible y espasmódico abre la puerta a nuevas dinámicas y desafíos también para las fuerzas transformadoras y clases populares de todo el planeta.

Como muestra de su incapacidad internacional e hipocresía estructural, la Unión Europea solo parece preocupada por la posible crisis migratoria que pueda generar la llegada de los talibanes. La preocupación por la situación de la población afganas, especialmente las mujeres y menores, contrasta con el cierre de fronteras, la militarización de las rutas migratorias y la criminalización de quienes buscaban refugio en Europa durante todos estos años huyendo de lugares como Afganistán. Desde la ultraderecha hasta el extremo centro neoliberal, las élites europeas no han tardado en pedir el fortalecimiento urgente de los mecanismos de la Europa Fortaleza ante la posible llegada de solicitantes de asilo desde Afganistán, mientras se prestaban rápidamente a dialogar con el nuevo régimen talibán (en contraste con las reticencias a reconocer a gobiernos electos en otras regiones del mundo, como América Latina, cuando estos no defienden los mismos intereses estratégicos). El cinismo es otro fantasma que también recorre Europa.

Los pueblos se liberan solos y son los únicos que pueden romper la triada gordiana de injerencia exterior, tiranías locales y fanatismo sin fronteras que atraviesa el mundo. Ni la clásica real politik conservadora ni el multilateralismo naïf neoliberal confían ni han otorgado nunca un mínimo de protagonismo a las fuerzas sociales locales. La geopolítica realmente existente se construye de espaldas a los pueblos. Urge construir un internacionalismo desde abajo y de las y los de abajo que haga bandera de la solidaridad entre los pueblos frente a las alianzas y disputas entre élites y oligarquías globales, regionales y locales.

En ese sentido, hacemos un llamamiento a la solidaridad activa con el pueblo afgano, condenado a sufrir la miseria, el saqueo, al analfabetismo, el patriarcado y la violencia contra las mujeres por los tiranos locales y los imperialistas extranjeros. Exigimos al gobierno español y la UE que abra las fronteras y garantice vías seguras a las refugiadas y refugiados afganos, sin distinciones: es la mínima responsabilidad que puede asumirse después de haber sido cómplices del desastre provocado.