
Después de dos meses de desarrollo de una nueva pandemia (aunque su impacto en nuestras vidas haya sido inesperado, la humanidad ha sufrido numerosas situaciones similares que han provocado millones de muertos en el pasado), desde las organizaciones internacionalistas, en cuanto parte constituyente del abigarrado escenario de la izquierda, disponemos de algunos insumos para analizar el contexto actual con un mínimo de realismo.
A lo largo de estos meses, en los que las medidas de limitación del contacto social se han expandido por todos los lugares del globo, las reacciones y actitudes de los diferentes gobiernos, aunque han sido diversas en función de las distintas realidades sobre las que han operado, nos permiten extraer una conclusión de carácter general. Así, podemos afirmar que la crisis de la Covid-19 ha generado las condiciones objetivas (recesión económica, destrucción de recursos, desempleo) y subjetivas (miedo, aislamiento, desarticulación de estrategias de resistencia colectivas) para profundizar en las dinámicas antidemocráticas y autoritarias preexistentes.
Esto es así porque el sistema capitalista solo puede responder con violencia, ya sea ésta estructural, simbólica o física, si quiere sobrevivir a las contradicciones que esta crisis ha planteado. Es imposible defender la mayor eficiencia de los mecanismos de mercado para la asignación de recursos o la necesidad de la privatización de los servicios públicos sin caer en la indigencia intelectual y demostrar la funcionalidad de estos postulados a los intereses de las élites dirigentes. Por esta imposibilidad de defensa racional de sus premisas teóricas, el sistema va a necesitar mostrar con mayor severidad su cara menos amable, restringiendo derechos y negando libertades.
Esta dinámica, que ya puede observarse en las cárceles de El Salvador, en las calles de Bolivia, en el Pacífico colombiano o en los barrios más desfavorecidos de Bilbao, se va a ver agudizada por la inestabilidad que va a provocar la pérdida de vigencia de la estructura institucional del neoliberalismo a escala global (FMI, Banco Mundial y OMC bajo la hegemonía estadounidense) y la aceleración de las transformaciones geoestratégicas que esta crisis atisba (desorientación de EEUU y la UE, auge del bloque euroasiático, mayor relevancia de Rusia y China).
Ya hoy, apenas dos meses después del inicio de la crisis en Europa, se empiezan a escuchar los avisos de los esfuerzos y sacrificios que la sociedad en su conjunto deberá realizar para superarla. El poder económico, cobijado tras la liberación de las fuerzas represivas, nos presenta un futuro ajustado a su necesidad de mantenimiento de la tasa de reproducción del capital en unos niveles radicalmente insostenibles social y ecológicamente, donde la solidaridad y el cuidado colectivo queden relegados al elemento caritativo y asistencial.
Desde las organizaciones internacionalistas, junto con los movimientos sociales y el conjunto de la izquierda, tenemos que involucrarnos en la construcción de alternativas no solo a nivel micro, sino también con una mirada estratégica de largo plazo. Es imprescindible ser parte del diseño de un proyecto antagonista y de emancipación de las mayorías sociales, asumiendo que el espacio de confrontación va más allá de los limitados mecanismos de las democracias liberales y situando la cooperación y el internacionalismo en el centro del mismo.
Desde el internacionalismo solidario, constituido en el componente vertebrador de las relaciones internacionales en ese proyecto emancipatorio, tenemos que definir los ejes estratégicos sobre los que construir una agenda política que vertebre las diferentes realidades y contextos.
Como respuesta al autoritarismo emergente, tenemos que explicitar un claro posicionamiento en favor de sociedades basadas en el respeto de los derechos humanos. Con todas sus insuficiencias en tanto fruto de un pacto entre bloques ideológicos en un contexto de Guerra Fría, los derechos humanos han adquirido un carácter antisistémico de gran potencia transformadora. En un escenario hegemonizado por el neoliberalismo, en el que el ejercicio de los derechos más elementales atenta contra la lógica de acumulación capitalista, debemos utilizar esta herramienta con una perspectiva revolucionaria y humanista.
Debemos asumir el feminismo como cuerpo político y teórico de una sociedad global en la que desaparezca el patriarcado en cuanto sistema de opresión. La lucha del movimiento feminista y su propuesta de un paradigma emancipatorio que pone en cuestión todas las certezas previas de la izquierda, debe ser incorporado como el hilo morado que conecte con el proyecto contrahegemónico las luchas diversas que se dan en distintas partes del mundo.
Y, por último, pero no por eso menos importante, incorporar el ecologismo, con la soberanía alimentaria y la agroecología en el centro, como modelo de relacionamiento con el medio ambiente del que obtenemos los alimentos para nuestra supervivencia y con las generaciones futuras (a las que les debemos un planeta mejor del que nos hemos encontrado). La tendencia suicida del sistema capitalista debe ser confrontada por un proyecto antagónico consciente de los límites del planeta y la necesidad de su cuidado.
Estos tres ejes de acción y su naturaleza antagonista a los mecanismos básicos de reproducción del capital en la era del neoliberalismo, tienen que ser integrados en una lógica relacional entre organizaciones que profundice en la cultura de la colaboración y la cooperación, generando espacios de articulación y coordinación estables. De lo contrario, las organizaciones internacionalistas mantendremos vínculos débiles con la lógica general del movimiento social y lucharemos aisladas en los espacios de confrontación que, inevitablemente, están por venir.
El artículo presenta un estudio interdisciplinar sobre los medios de comunicación en el conflicto vasco a la luz del Periodismo de Paz y la Psicología Social. El estudio expone los principales trabajos en Ciencias de la Comunicación sobre el comportamiento de los medios en dicho conflicto, y basa su apartado empírico en 22 entrevistas en profundidad con responsables de medios vascos. Los testimonios señalan que los medios fueron actores del conflicto, trasladaron visiones simplificadas y polarizadas de la realidad, y fueron víctimas de la violencia. Como reflexión final, se infiere que los medios practicaron un Periodismo de Guerra.
terminó a la muerte de Lenin y el ascenso al poder de Stalin, pero durante unos años casi se logró vislumbrar el nacimiento de una nueva haría caer a una de las dictaduras más sangrientas de Latinoamérica, manos aún, que después de muchos años de lucha, contra Francia primero, guerrilleros del FLN, vencerían al ejército más poderoso del mundo en las selvas de Viet Nam.
Ekainaren 14an, beste hainbat albisteren artean eta oihartzun handirik gabe, ezagutarazi egin CIAren agiri desklasifikatuak. Horien arabera, Felipe Gonzalezek, Espainiako presidente ohiak, ETAko buruzagiak hiltzeko mertzenario talde bat sortzeari onespena eman zion. Agiriek mertzenario talde hori GAL ote zen argitzen ez duten arren, argi uzten dute «armadak kontrolatuko» zuela. Hots, indar publikoak, guztion diruarekin ordaintzen ditugunak, gerra zikina egiteko erabili zirela azaleratu zen. Guztion zergetatik jasotzen diren etekinak norberaren onurarako erabiltzea ustelkeria da; baina sos hori jendea erailtzeko bideratu izana izendatuko lukeen hitz potolorik ez da oraindik asmatu! Polizia-indarrek eta armadak pertsonak torturatzeak eta desagerrarazteak pentsaezina izan beharko luke zuzenbide estatu eta demokrazia batean.
Iosu del Moral | Adinekoak duintasunik handienaz artatzeko gai ez den gizarte bat porrot egin duen gizarte bat da. Ezer gutxi espero daiteke mendebaldeko sistema kapitalistatik, gaztetasunaren gorespenean oinarrituta dagoena eta gure aitona-amonak zama higuingarritzat hartzen dituena. Kapitalismoari dagokionez, gure adinekoak ez dira errentagarriak.
Oraingoz, administrazio publikoak eremu soziosanitarioan azpikontratatutako zerbitzu guztiak publifikatzea eskatu dugu. Egoitzak publikoak izatea nahi dugu. Era berean, gertatutakoa azpimarratuko dugu, eta benetako balorazio bat egitea nahi dugu, ez dugu onartuko kontakizun faltsu bat inposatzea. Langileek dena eman dute baliabiderik gabe eta beren osasuna eta ingurukoena arriskuan jarri dute, baita euren eginbeharran bizia galduz ere. Bizi izan duten egoera traumatikoaz eta utz diezaiekeen ondorioez hitz egitea ere nahi dugu. Azkenik, Gipuzkoan grebara itzuliko gara, langileentzako eta erabiltzaileentzako arriskurik ez dagoela ikusten dugunean, eta ez gara geldituko gure asmoak lortu arte.
La mañana del 21 de mayo, la Confederación Española de Organizaciones Empresariales anunciaba su suspensión del diálogo con el gobierno, como consecuencia directa de la publicación del pacto por la derogación de la reforma laboral entre el Gobierno español y EH Bildu. No es de extrañar que organizaciones empresariales se postulen contrarias a esta derogación, al igual que tampoco lo será si estos, desesperadamente, acudieran en la búsqueda de apoyos externos que colocasen al gobierno de coalición entre la espada y la pared, aunque ante ese temor el PSOE ya doblegó la cerviz la noche anterior una «rectificación» sobre el acuerdo, haciendo volar por los aires los puntos acordados en la hoja de ruta del pacto.