Sobre la guerra en Ucrania: por una “bifurcación internacionalista”

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Elias Vola//

“Quizás lo más sorprendente de muchos de estos debates sobre la guerra ruso-ucraniana es que se desconoce la opinión de las y los ucranianos. En algunas discusiones de izquierda, los ucranianos todavía se presentan a menudo como víctimas pasivas con las que hay que simpatizar o como nazis que hay que condenar. Sin embargo, la extrema derecha constituye una clara minoría de la resistencia ucraniana, mientras que la mayoría absoluta de las y los ucranianos apoya la resistencia y no quieren ser simples víctimas pasivas”.  Taras Bilous /1

Las divisiones en torno a la guerra en Ucrania marcarán de forma duradera el paisaje de la izquierda mundial e iniciarán profundas recomposiciones políticas e ideológicas.

El estilo Putin de las negociaciones de paz

Desde el comienzo de la sangrienta invasión decidida por Putin, no deja de aparecer en la superficie un extraño estribillo: Rusia daría pruebas de buena voluntad, las y los ucranianos de un peligroso extremismo. Últimamente, el jueves 2 de febrero de 2023, Putin declaró que estaba listo para iniciar negociaciones de paz si los ucranianos tomaban nota de las “nuevas realidades territoriales” derivadas de la invasión. Una propuesta obviamente inaceptable para la parte ucraniana, en la medida en que equivaldría a aceptar la pérdida de los cuatro oblasts fraudulentamente anexionados mediante un referéndum militarizado, es decir, alrededor del 20% del territorio ucraniano. Sin embargo, incluso vale la pena dudar de este supuesto paso adelante del régimen ruso. Al mismo tiempo, los informes militares tienden a indicar que el ejército ruso está preparando una nueva ofensiva a gran escala a lo largo de toda la línea de frente. Entre 300.000 y 500.000 hombres habrían sido agolpados para un asalto a todos los niveles y según una estrategia que tiene muy poco en cuenta la vida de los soldados rusos /2.

No es la primera vez que el Kremlin usa este método del policía bueno y el policía malo, incluso es habitual. A finales de marzo de 2022, la reunión de Estambul, en la que ambas partes habían comenzado a plantear públicamente sus demandas de paz, coincidió con una reorganización de la ofensiva rusa en el sur y el este de Ucrania tras la derrota en campaña en el asalto a Kiev. Noviembre de 2022, cuando el G20 reunido en Bali pidió a Rusia que cesara los bombardeos para demostrar su voluntad de iniciar las negociaciones de paz, fue el comienzo de una ola de bombardeos masivos en todo el territorio ucraniano, con el objetivo de destruir la infraestructura energética y privar a millones de personas de calefacción y electricidad al borde del invierno. Dimitri Medvedev, vicepresidente del Consejo de Seguridad de la Federación Rusa, declaró al mismo tiempo que “Kiev es simplemente una ciudad rusa cuyos habitantes siempre han pensado y hablado en ruso. […] Esto es para que todo esté completamente claro, en cuanto a lo que debe recuperarse y cómo lo será ”.

Este posicionamiento belicoso del régimen ruso, indiscutiblemente opuesto a la paz, contrasta claramente con la claridad de las reivindicaciones del lado ucraniano. Recordemos, en primer lugar, que Zelensky fue elegido con el 73% de los votos sobre la base de un programa de reconciliación con Rusia que se comprometió a poner fin al conflicto larvado que afectaba a las regiones de Donbass y Crimea ilegalmente ocupadas. Si bien, obviamente, esta orientación no se encontró con la simpatía putiniana, la movilización popular y militar masiva de los ucranianos para defender su derecho a la existencia democrática no ha llevado al gobierno de Zelensky a formular desde entonces propuestas extravagantes. Las exigencias son claras: negociaciones de paz en público, restauración de la integridad territorial sobre la base de las fronteras de 2013, indemnizaciones por los daños infligidos, el enjuiciamiento de los criminales de guerra y la organización de referéndums en los territorios de Donbas y Crimea, de forma transparente y bajo los auspicios de la ONU /3. Estas son las condiciones para una paz justa y duradera.

Si, por tanto, hay dos racionalidades opuestas que se enfrentan, la voluntad real de lograr la paz está en un solo lado, y es lógicamente la que sufre de lleno y casi en su totalidad las consecuencias de esta guerra. ¿El extremismo de Putin se explicaría por la locura de este? Si bien la hipótesis es tan preocupante como tentadora, despolitiza las dinámicas que están en marcha en Rusia. En su reciente artículo, El Putinismo es el fascismo, Ilya Budraitskis, militante ruso, abre pistas de interpretación mucho más convincentes: “Todo cambió a finales de 2011, cuando Putin anunció su deseo de volver a la presidencia, marcando así el punto de inflexión del régimen hacia un poder explícitamente personalista. A finales de 2011 y principios de 2012, Moscú y otras grandes ciudades del país fueron sacudidas por manifestaciones masivas […] Sin embargo, una vez asegurada su reelección y aplastadas las protestas, Putin continuó perdiendo el apoyo de la población.[ …] En estas condiciones, la respuesta agresiva de Putin al Maidán de Kiev no solo tenía objetivos externos, sino también objetivos internos. El derrocamiento del régimen en Ucrania por protestas callejeras creó un peligroso precedente que, debido a la proximidad de los países, atrajo la atención de gran parte de la sociedad rusa. […] La política interior ha sido reemplazada por la política exterior, cuyo guía nacional y comandante en jefe se convierte en el único actor, mientras que el deber cívico de todos los demás es apoyarlo pasivamente” /4.

En esta carrera infernal, la política de agresión del Kremlin se ha convertido en una palanca fundamental de la política interior rusa, destinada a domesticar cualquier deseo de protesta. A partir de ahí, las negociaciones de paz son una preocupación secundaria para Putin, y esta es la sensación que predomina para cualquier persona que esté mínimamente atenta a lo que se dice en la esfera político-mediática rusa /5.

¿Cómo, entonces, explicar el posicionamiento de una parte de la izquierda mundial, que se opone a las entregas de armas a Ucrania y está convencida de que son la OTAN y Zelensky quienes bloquean el proceso de paz, mientras que Putin, a pesar de sus errores, buscaría proteger a las poblaciones de habla rusa del Donbass /6?  Al principio, la pregunta parece absurda. ¿Cómo hacer pasar seriamente a Putin, que inició por su cuenta una sangrienta agresión, devastando de paso los territorios que se suponía que debía defender, por un potencial partidario de la paz?

Son muchos los análisis que denuncian este escollo, en particular los que nos vienen de Ucrania y Rusia, como la notable declaración conjunta publicada a principios de abril de 2022 por el Movimiento Socialista Ruso y el Movimiento Social de Ucrania /7. Entre la miríada de argumentos desplegados en este debate que agita a la esfera progresista, quiero llamar la atención sobre un punto en particular: la relativización del peligro fascista y sus implicaciones para la izquierda mundial.

Según la retórica que justifica la invasión de Putin como reacción legítima al imperialismo estadounidense, estaríamos de hecho asistiendo al advenimiento de un “mundo multipolar”. Por el contrario, consideramos, junto con otros /8, que este “mundo multipolar” corresponde más bien al del ascenso de los regímenes neofascistas, y es una urgencia la derrota militar y política de Putin, punta avanzada del fascismo en el siglo XXI. Negar esto es borrar las diferencias entre la democracia burguesa-liberal y el régimen autoritario-fascista, en particular en lo que respecta a los posibles espacios de resistencia para las poblaciones y las condiciones de actividad de las organizaciones progresistas.

Cuando las y los ucranianos se movilizan en masa contra el imperialismo ruso y piden armas para defender su derecho a la existencia democrática y a la autodeterminación, es porque obviamente, para ellos, hay una diferencia muy concreta con el espacio no democrático encarnado por la Rusia putiniana. Y esta lucha hoy pasa principalmente por una correlación de fuerzas militar, independientemente del origen de las armas obtenidas, y por incómodo que pueda ser para la izquierda mundial asumir tal posición /9.

En palabras de Ilya Budraitskis, el régimen ruso de Putin es la expresión de un nuevo fascismo surgido de la crisis del capitalismo y cuyo objetivo “es [enterrar] definitivamente toda forma de participación democrática y [dar] definitivamente al capital la forma de un Estado” /10. Y mientras que son cada vez más numerosas las voces de nuestros camaradas de Rusia y Ucrania que evocan una nueva forma de fascismo para caracterizar el régimen vigente en el Kremlin, la ceguera de las organizaciones de izquierda y extrema izquierda que se niegan a ver que el principal obstáculo para la paz no es otro que el mismo Putin es, como mínimo, preocupante. Algunos y algunas siguen viendo un conflicto entre “grandes potencias” en el que hay que proporcionar una puerta de salida honorable a Rusia, sin que se entienda claramente lo que significa “un verdadero esfuerzo diplomático” para Putin. Otros y otras ponen en pie de igualdad el neoliberalismo de Zelensky y la fascistización del régimen ruso, y oponen a los “juegos sucios de la OTAN” una confraternización de los pueblos bajo el fuego de la artillería. Cuando la ideología prevalece sobre el análisis de la situación real, la acción política se convierte implacablemente en abstracción. En esto, nos enfrentamos a una gran bifurcación para el campo progresista, frente a la cual el desafío es adoptar la orientación internacionalista capaz de trazar un surco emancipador, por delgado que sea, en el peligroso período que atraviesa el mundo.

Luchas y resistencias en territorios fascistas

De hecho, existen diferencias muy concretas entre el neoliberalismo de Zelensky y el fascismo del régimen ruso para las formas de protesta y la actividad de las organizaciones progresistas, y a fortiori en los territorios ocupados o en su esfera de influencia directa. Si esta conciencia es aguda entre quienes resisten, es porque no faltan ejemplos, empezando por la evolución de la situación en las repúblicas “autoproclamadas” de Louhansk y Donetsk. Ocho años después del comienzo de la guerra, hay una degradación masiva de los derechos sociales y políticos, del nivel de vida y, finalmente, de cualquier forma de expresión democrática.

Estas regiones, consideradas prósperas para Ucrania antes de la intervención rusa, ahora están destrozadas. Estas zonas anexionadas perdieron entre el 45% y el 70% de su población antes de 2014; las pérdidas de empleo fueron masivas y el salario promedio cayó, desde 2016, a menos del 40% de su nivel de antes de la anexión; la mayoría de las fábricas que se encontraban allí producían en 2020 entre el 15% y el 20% de su nivel de antes de la guerra dado que muchas máquinas habían sido transferidas a Rusia o sencillamente robadas; los sindicatos independientes fueron prohibidos en 2014; los grupos feministas y LGTBQI+ cayeron bajo el impacto de la represión que prevalece contra ellos en Rusia; la práctica de detenciones ilegales, tortura y asesinatos se ha convertido en algo común; las manifestaciones han sido de forma sistemática severamente reprimidas, como en la mina Komsomolskaya donde, en junio de 2020, treinta y ocho personas fueron detenidas, tres de las cuales desaparecieron y no fueron encontradas /11. Este panorama no exhaustivo da una visión aterradora de lo que puede ser el futuro concebido por Putin.

Desde la segunda fase de la guerra, iniciada el 24 de febrero de 2022, la situación se ha deteriorado aún más. Taras Kobzar, militante anarcosindicalista originario de Donetsk, primero voluntario en la defensa territorial y luego en el ejército, cuenta: “En el plano político, se ha establecido un régimen autoritario, haciendo imposible cualquier actividad política y social libre. Las personas pueden, por ejemplo, ser detenidas en la calle y enviadas al frente. Conocemos la historia de un grupo de músicos de la Orquesta Filarmónica de Donetsk que fue movilizado por la fuerza y enviado al combate a Mariupol, directamente después de un ensayo. La mayoría de estos músicos han muerto. El orden ruso domina todas las esferas de la vida. Se infiltra en las escuelas, envenenando la mente de los niños y niñas, atiborrándoles de propaganda chovinista. Las “organizaciones infantiles” militarizadas más horribles se establecieron en los territorios ocupados: recuerdan a las “juventudes hitlerianas”, pero a la manera estalinista soviética. Desde septiembre, muchos videos realizados por soldados ucranianos en el óblast de Kharkiv liberado muestran a civiles que aclaman al ejército ucraniano. Como soldado, soy testigo directo de ello. Después de sufrir la ocupación y los bombardeos, los ucranianos ordinarios acogen con alegría a los libertadores, a sus compatriotas, a los soldados del ejército ucraniano. Esta es la reacción normal de personas que se respetan y aman su tierra, personas que han visto en la práctica que la “paz rusa” es  un verdadero “fascismo ruso”” /12.

Desde los suburbios de Kiev hasta los de Kherson, pasando por las fosas comunes de Izioum, Irpin o Boutcha, la “paz rusa” ha sido sinónimo de asesinatos, saqueos, violaciones masivas. También es la humillación diaria para todas las minorías enemigas del orden de Putin. Las y los activistas políticos, las feministas, las minorías de género, las y los sindicalistas y demás activistas son los primeros objetivos /13. Y el horror pasa un nuevo nivel cuando se acumulan las pruebas de las deportaciones masivas de niñas y niños ucranianos para ser adoptados en Rusia /14.

Recordar esta realidad, violenta y cruda, no significa sucumbir a las sirenas de la emoción como a veces se escucha en la boca de gentes de la izquierda, buscando así justificar su real politik de la abstracción. Es ser realista sobre lo que espera a la población local en caso de victoria rusa, y ninguna elucubración geopolítica hecha a miles de kilómetros de distancia la protegerá. ¿Quién aceptaría esto para sí mismo, para sí misma? Tomar las armas, implicarse en la defensa territorial, rechazar la “paz rusa” es, lamentablemente, la única posibilidad que se le ofrece en el estado actual.

Además, aquellos y aquellas, fuera de Ucrania, que lo han entendido mejor, son todas las personas comprometidas contra Putin en la propia Rusia. En este país donde la palabra guerra está prohibida y donde las cárceles están llenas de verdaderos pacifistas, la oposición solidaria con la población ucraniana se reduce a formas de resistencia “silenciosa”: escribir consignas en los billetes; hacer grafitis con el símbolo de la paz; atar cintas verdes a las farolas; reemplazar las etiquetas de precios por el número de personas muertas /15

En Rusia, la destrucción de los derechos sociales y políticos, la represión de todas las formas de asociación no integradas en el aparato estatal, se aceleran día a día, a imagen de lo que sucedió en estas famosas repúblicas populares que Putin “defiende” a los ojos del resto del mundo. Sean cuales sean las legítimas críticas al neoliberalismo en tiempos de guerra de Zelensky, la actividad política y sindical, los grupos y movimientos LGBTQI + y feministas, las organizaciones estudiantiles y otras formas de activismo, existen, critican, actúan, gracias a salvaguardas democráticas. El balance político de 2022 publicado por nuestros compañeros y compañeras de Sotsialnyi Rukh (Movimiento Social) es rico en enseñanza sobre los márgenes de maniobra persistentes en Ucrania /16. Como activista por la emancipación, olvidar esto es en parte olvidar lo que somos.

La urgencia de un compromiso internacionalista más fuerte

A medida que aumenta la presión para silenciar la voz de las y los ucranianos en favor de las abstracciones, es más necesario que nunca que nuestra acción internacionalista se escuche más ampliamente. Las organizaciones que han optado por un internacionalismo que se coloca decididamente al lado de la población ucraniana se distinguen desde el comienzo del conflicto por la multiplicación de vínculos y contactos con nuestros compañeros y compañeras en el lugar. Esta intensa actividad de circulación de la palabra, en parte coordinada por el RESU, donde participa el NPA, ha permitido obtener información de campo lo más cerca posible de quienes están en lucha, armadas o no, comprender mejor las relaciones de fuerzas y los problemas político-sociales que agitan a estas poblaciones, y poder transmitir sus decisiones sobre este conflicto sobre el que muchas personas, en otras partes tienen una opinión bien definida. Solo a partir de este trabajo se puede construir un internacionalismo desde abajo tal como lo defendemos, un internacionalismo que se construye con las y los primeros concernidos y en el que la solidaridad debe traducirse en actos concretos. Este fue el objetivo de las delegaciones del RESU que fueron a Ucrania y de los múltiples convoyes de solidaridad, de los sindicales en particular. Este es también el sentido de las manifestaciones y eventos organizados en Francia.

Para responder a esta emergencia internacionalista, ¡sumémonos a este compromiso!

Revista L’Anticapitaliste n° 143 (febrero de 2023)

https://lanticapitaliste.org/opinions/international/sur-la-guerre-en-ukraine-pour-une-bifurcation-internationaliste

Traducción: F.E.

Notas

1/  Taras Bilous “Soy un socialista ucraniano: he aquí por qué lucho contra la invasión rusa” artículo publicado en https://vientosur.info/soy-un-socialista-ucraniano-he-aqui-por-que-lucho-contra-la-invasion-rusa/     el 30/07/2023. Taras Bilous es historiador, redactor jefe de Commons y miembro de Sotsialnyi Rukh (movimiento social). Actualmente está incorporado a las fuerzas armadas en la Defensa Territorial.

2/ Ver los blogs de Michel Goya (presse@legrandcontinent.eu) y de Cédric Mas (https://www.mediapart.fr/biographie/cedric-mas), especialistas en cuestiones militares.

3/  Estas condiciones encuentran el apoyo muy mayoritario de la población ucraniana. Ver a propósito de esto el artículo de Denys Bondar et Zakhar Popovych “La izquierda y las perspectivas de negociaciones de paz” el 22/12/2022 en https://vientosur.info/la-izquierda-y-las-perspectivas-de-negociaciones-de-paz/

4/ Ilya Budraitskis, “Le Poutinisme c’est le fascisme. Pourquoi est-il nécessaire de le dire aujourd’hui ?”, Inprecor, n°701/702, octobre-novembre 2022.

5/ L’Ukraine en toutes lettres, Brigades éditoriales de solidarité , éditions Syllepse, 2023.

6/ Sobre este tema ver el artículo de Daria Saburova, https://vientosur.info/preguntas-sobre-ucrania/ que repasa las demasiado numerosas falsedades que circulan. 

7/  Contra el imperialismo ruso, declaración conjunta del Movimiento Socialista Ruso y del Movimiento Social de Ucrania, en https://vientosur.info/contra-el-imperialismo-ruso/

8/  Ver en particular los artículos del militante ucraniano Zakhar Popovitch, « Vers le fascisme », trad. Patrick Le Tréhondat, Soutien à l’Ukraine résistante, vol. 15, Brigades éditoriales de solidarité , y de la feminista marxista india Kavita Krihsnan, “La multipolarité, le mantra de l’autoritarisme”, trad. AplutSoc, décembre 2022.

9/  Ver Catherine Samary, Contra la guerra de agresión rusa, la urgencia de una izquierda radicalmente descolonial, en https://vientosur.info/contra-la-guerra-de-agresion-rusa-la-urgencia-de-una-izquierda-radicalmente-descolonial/

10/ Ilya Budraitskis, art. citado.

11/ Ver Natalia Savelyeva, Eight Years of War before the War, Rosa Luxemburg Stiftung. La autora ha sido profesora adjunta en la Escuela de Estudios superiores de la Universidad de Tiumen en Rusia entre 2017 y 2019.

12/ « Face à la contre-offensive ukrainienne, l’impuissance russe », entrevista con Taras Kobzar, en Soutien à l’Ukraine résistante, vol. 12, Brigades de solidarité éditoriale.

13/ Ver  Syndicalistes dans la guerre en Ukraine : témoignages, sur le blog Syndicollectif.

14/  Ver la investigación “Pour chaque soldat tué, nous prendrons 10 enfants” realizada por el medio Les Humanités.

15/ Vanessa Rodríguez, « Protester en silence », Soutien à l’Ukraine résistante, vol. 6, Brigades éditoriales de solidarité.

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p style=”text-align: justify;”>16/  Ver https://www.antikapitalistak.org/damos-la-palabra-a-sotsialnyi-rukh-movimiento-social/

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