<F.E.>
Desde el inicio de los lanzamientos de cohetes por parte de militantes de Hamas desde Gaza que han producido 7 muertes en Israel y la “respuesta” israelí en forma de bombardeos masivos de aviación y artillería que han causado a fecha de 15 de mayo 126 personas muertas, de ellas 31 niños y niñas, 950 heridas y 10.000 desplazadas, han comenzado a oírse llamamientos a la calma, a la vuelta a la situación anterior al pasado 10 de mayo, por parte de la llamada “comunidad internacional”. Antes de esta fecha la “comunidad internacional” no decía ni pío ni sobre el intento de desalojo de gente palestina en el barrio de Sheikh Jarrah, ni sobre la represión masiva en la ciudad vieja de Jerusalén, ni en la explanada de Al Aqsa ni el la Puerta de Damasco de la misma ciudad. Tampoco se oyen protestas por la muerte de gente palestina que se manifestaba en Cisjordania en contra de la barbarie sionista en Gaza. Por citar solo algunos acontecimientos recientes.
Veamos, además, algunas cifras que ilustran esta “calma” a la que alguna gente se refiere:
Entre el 1 de enero de 2019 y el 10 de mayo de 2021, 167 palestinos fueron asesinados por las fuerzas armadas israelíes (en comparación con 12 israelíes muertos).
Entre el 1 de enero de 2019 y el 10 de mayo de 2021, 330 hogares palestinos fueron destruidos por Israel, poniendo a casi 1200 personas en la calle, el 50% de las cuales eran niños.
Entre el 1 de enero de 2019 y el 10 de mayo de 2021, más de 11.500 palestinos fueron arrestados por Israel, incluidos más de 1.500 menores.
Entre el 1 de enero de 2019 y el 1 de enero de 2021, el número de colonos judíos en Cisjordania aumentó de alrededor de 438.000 a alrededor de 475.000 (un aumento del 8,5%). Al incluir a los colonos de “Jerusalén Oriental” (unos 230.000), se cruzó la marca de 700.000.
Entre el 1 de enero de 2019 y el 1 de abril de 2021, colonos llevaron a cabo más de 1200 ataques contra palestinos y/o sus propiedades (tiendas, campos, etc.). Eso es más de uno por día en promedio.
Lo que ilustran estas cifras, que podrían multiplicarse, es la situación que viven lsa y los palestinos a diario, compuesta de violencia, expulsiones, arrestos, desposeimiento.
Y más allá de las cifras, también podríamos hablar de los controles diarios de puntos de control para cualquiera que quiera / deba moverse, las humillaciones infligidas en estos puestos de control, la omnipresencia del ejército israelí, con la intención de recordarnos quién es el amo.
Controles diarios que materializan la total falta de libertad de movimientos, dejados a la buena voluntad de las autoridades israelíes que pueden cambiar arbitrariamente las reglas todos los días y decretar que nadie se mueva.
Por no hablar del bloqueo de la Franja de Gaza, que ha durado más de 15 años, con dos millones de personas encerradas en 365 km2 de territorio, más de la mitad de las cuales viven por debajo del umbral de pobreza y el 80% dependen de la ayuda alimentaria.
Por no mencionar la discriminación institucionalizada contra las y los palestinos en Israel y las y los palestinos en Jerusalén, de la que varias ONG, entre ellas Human Rights Watch, ahora hablan de un “crimen de apartheid”, al igual que la gente palestina en Cisjordania y Gaza.
Por no hablar de los millones de personas refugiadas palestinas a las que Israel les prohíbe regresar a sus tierras, mientras que, al mismo tiempo, se pide regularmente a judíos y judías de todo el mundo que se establezcan en Israel, Jerusalén y Cisjordania.
Esto es lo que llaman “calma”.
Esto en realidad se llama opresión colonial.
Y es contra esta opresión que las y los palestinos se rebelan, para recordar al mundo que tienen derechos y que no tienen la intención de renunciar a ellos.
Merecen nuestro pleno apoyo, mientras que los defensores de la “calma” colonial no merecen nada más que nuestro desprecio.
14/05/2021