(Berouse Farahany)
Las y los iraníes fueron llamados a las urnas para elegir a su 13º Presidente de la República de entre los candidatos convenientemente filtrados por el “Consejo de Guardianes”, algo que sucede en todas las elecciones, lo que elimina automáticamente la calidad “democrática” de todas estas elecciones.
Hasta ahora, el poder siempre dejaba en liza a un candidato del llamado campo “reformista”, para dar una apariencia de verdaderas elecciones, y al mismo tiempo usarlo como chivo expiatorio, responsable de todos los males de la sociedad. Pero esta vez el bloqueo ha ido más allá de lo imaginable. El Líder Supremo, titular del verdadero poder, en la práctica y de acuerdo con la Constitución, decidió eliminar a cualquier candidato que no estuviera subordinado al círculo restringido del poder. Quería fortalecer los lazos a su alrededor, incluso eliminando a personas cercanas al presidente saliente Hassan Rouhani.
Y en medio de una indiferencia casi general y una abstención récord imposible de ocultar, se produjo el anuncio de la victoria de Ibrahim Raïssi, actual jefe del poder judicial.
Múltiples crisis en Irán
Este miembro de la “Comisión de la Muerte” responsable de las masacres de miles de prisioneros políticos en el verano de 1988 es considerado un criminal contra la humanidad por Amnistía Internacional. El anuncio de su elección no fue seguido por ningún desfile de sus partidarios y partidarias en las calles, ninguna escena de alegría ni siquiera alguna señal de entusiasmo.
Las razones de esta situación son muchas. Irán está pasando por múltiples crisis:
– Una crisis económica sin precedentes debida a la aplicación de políticas neoliberales, agravada por las sanciones estadounidenses. Se caracteriza por el desempleo masivo, el colapso de la moneda nacional, una caída vertiginosa de la producción (tres años consecutivos de recesión), una inflación de dos o incluso tres dígitos que afecta a ciertas necesidades básicas, el impago de salarios durante meses, una crisis bursátil, una corrupción sistémica y a gran escala, etc.
– Una crisis ecológica que se manifiesta principalmente en torno a la falta de agua (después de sequías sucesivas y debido a una política irracional de construcción de presas), repetidos incendios forestales, contaminación de ríos…
– Una verdadera crisis política y un divorcio casi total entre el poder iraní y el pueblo que se traduce en un boicot activo y declarado, no solo por facciones políticas o activistas y movimientos sociales, sino también de una masa de personas pertenecientes a diferentes estratos de la población trabajadora. Por primera vez en muchos años, se escucharon consignas a favor del boicot durante las manifestaciones de pensionistas y huelgas de trabajadoras y trabajadores, ¡a pesar de las amenazas del gobierno y del propio Guía!
Luchas sociales en ebullición
El régimen islámico está en una posición muy mala. Después de dos levantamientos populares en 2016 y 2018, brutalmente aplastados en sangre, en Irán se da una ebullición de luchas sociales. Se han registrado en un año 1915 movimientos, huelgas, bloqueos de sitios y otras acciones organizadas a nivel nacional por trabajadoras y trabajadoras industriales, en magisterio, personas jubiladas, personal del sector salud durante la pandemia del Covid-19. Y ya hace años Irán ha venido siendo sacudido por manifestaciones y huelgas de personas empleados, pensionistas y desempleadas.
Y estas luchas dan sus frutos. Las y los trabajadores han logrado obtener satisfacción de sus demandas en varias ocasiones. El movimiento más importante fue la larga lucha victoriosa de las y los trabajadores de la fábrica de azúcar Haft-Tapeh, que obtuvieron la cancelación de la privatización de su fábrica mediante huelgas sucesivas, aprovechando las divisiones dentro del gobierno sobre este tema, incluida la opinión favorable de Ibrahim Raïssi es consciente de la gravedad de la situación y de la base social muy estrecha del régimen. Quiere caminar sobre dos patas: por un lado un puño de hierro, por el otro unos gestos sociales para negociar con Occidente y salir de la crisis. Pero la tarea es imposible. La división entre el pueblo y el poder es abismal.
Hebdo L’Anticapitaliste – 574 (24/06/2021)
Traducción: F.E. para Antikapitalistak