
Durante las últimas semanas hemos asistido a una nueva oleada de movilizaciones masivas en todo el mundo —también en Euskal Herria— contra el genocidio que el Estado de Israel lleva perpetrando históricamente sobre el pueblo palestino. La brutal ofensiva actual del gobierno de Netanyahu, sostenida con la complicidad de las potencias imperialistas, ha desbordado los límites de la indignación social. Miles de personas han salido a las calles, en todos los territorios, para exigir el fin del genocidio y denunciar la impunidad del Estado sionista y sus aliados.
Desde Antikapitalistak Euskal Herria queremos subrayar que este proceso de movilización no surge de la nada. Son muchos años de trabajo constante de activistas, colectivos y movimientos solidarios con Palestina, que han mantenido viva la llama del boicot, la desinversión y las sanciones (BDS/BDZ) frente a la ocupación y el apartheid israelí.
El mérito de este nuevo ciclo de protestas pertenece a esas redes militantes, que han sabido sostener la denuncia y la solidaridad internacionalista incluso cuando el silencio y la indiferencia eran la norma.
Esta base previa ha sido fundamental para orientar las consignas y reivindicaciones del movimiento, evitando caer en condenas morales estériles y orientando la indignación hacia los gobiernos y empresas que sostienen a Israel con su complicidad.
En las últimas semanas, esa presión social creciente ha obligado a diversos gobiernos y agentes institucionales a mover ficha, aunque lo hayan hecho tarde y mal. La mayoría de las declaraciones de gobiernos europeos reconociendo al estado Palestino, el genocidio y hablando de sanciones a Israel son gestos vacíos. En la mayoría de casos, no se han traducido en medidas reales que alteren la complicidad material y política con el régimen sionista. Declaraciones cosméticas que intentan contener la ola de protesta, sin avanzar en las demandas esenciales.
Del mismo modo, instituciones como universidades o administraciones públicas han comenzado a pronunciarse, pero sin adoptar decisiones efectivas: romper relaciones con el Estado de Israel, aislarlo internacionalmente, suspender convenios, intercambios y colaboraciones culturales, académicas o económicas. Todo lo demás es discurso sin consecuencias.
La única respuesta a la altura de este crimen histórico pasa por el aislamiento internacional del Estado de Israel, la ruptura de relaciones económicas, políticas y culturales y el enjuiciamiento de sus responsables por crímenes de guerra y de lesa humanidad ante los tribunales internacionales.
La llamada “Flotilla por la Libertad” ha cumplido un papel relevante al colocar nuevamente el debate sobre Palestina en el centro mediático y político, obligando a múltiples actores a posicionarse. Sin embargo, esa misma visibilidad ha puesto de manifiesto la hipocresía de quienes, en Euskal Herria y en el Estado, han llegado tarde, mal y con un discurso radicalizado de palabra, pero vacío en la práctica.
Tanto el Gobierno español como el Gobierno vasco y navarro se limitan a declaraciones sin medidas concretas, mientras continúan sus relaciones políticas y económicas con un Estado genocida. El Decreto-Ley aprobado por el gobierno estatal de PSOE-Sumar no establece un embargo integral a las relaciones armamentísticas con Israel. Deja fuera elementos como la contratación de la industria militar israelí, la escala de barcos que suministran armamento a Israel, o el paso de material militar a través de las bases de Estados Unidos. El Gobierno del PNV-PSE en la Comunidad Autónoma Vasca defiende la participación de CAF en el proyecto colonial del tranvía en Cisjordnia, afirmando que “no contribuye al genocidio”. El Gobierno de PSN-Geroa Bai-Zurekin en Navarra otorga subvenciones a la empresa M. Torres, mientras participa en la producción de aviones de guerra para la industria armamentística israelí, y financia a través del Servicio Navarro de Salud a la farmacéutica israelí Teva.
En el ámbito sindical, los pasos dados también han sido lentos e insuficientes. La convocatoria de paros en base a consignas claras pidiendo la ruptura de relaciones con Israel por parte de empresas y gobiernos es positivo. Sin embargo, en esta fase de lucha son necesarios métodos más contundentes, que permitan a la clase trabajadora paralizar la producción y presionar a aquellas cientos de empresas de Euskal Herria que mantienen vínculos con Israel. Para eso, es necesario unificar esfuerzos, marcos unitarios y construir una respuesta colectiva.
Nos preocupa que estas convocatorias sean fragmentadas, insuficientes y tardías. Fortalecer la causa palestina requiere unidad de acción para golpear de forma efectiva al imperialismo y al sionismo.
Nos preocupa también que dentro de los movimientos sociales se hayan producido actitudes oportunistas y tentativas de cooptación del movimiento propalestino. Algunas plataformas, que abandonaron hace tiempo los espacios de boicot, desinversión y sanciones, han intentado ahora apropiarse del trabajo colectivo y de la representación política del movimiento, buscando réditos institucionales ante la ola de simpatía social. Más grave aún, en algunos actos se ha intentado censurar o limitar la expresión de los activistas, prohibiendo la denuncia directa de empresas vascas y navarras con relaciones económicas con Israel —como CAF o Irizar—, en un intento de domesticar el movimiento y neutralizar su potencial de ruptura.
Ese es siempre el riesgo cuando los partidos o instituciones intentan dirigir desde arriba lo que nace de la calle: cooptan, encauzan y vacían de contenido el impulso popular.
Frente a todo ello, desde Antikapitalistak Euskal Herria afirmamos que es el momento de reforzar la unidad en la diversidad, desde la independencia política de los movimientos sociales y el respeto al trabajo militante que viene sosteniendo la solidaridad con Palestina desde hace años.
Como internacionalistas que somos, entendemos que la coordinación con otros territorios es crucial, sin abandonar la autonomía política y la construcción en el marco de Euskal Herria, con perspectiva propia y voluntad de ruptura.
Lo importante no es el rédito político que cada organización obtenga, sino la fuerza colectiva que la sociedad está demostrando al ponerse en pie contra el genocidio y la barbarie sionista.
Desde Antikapitalistak nos sumamos al llamado de convocar una huelga general el próximo 15 de octubre. Animamos a todos los sindicatos, partidos de izquierda y movimientos sociales a que consideren, apoyen e impulsen esta iniciativa. Es el momento de construir una huelga general para exigir sanciones reales, la ruptura efectiva de todo tipo de relaciones con el Estado de Israel. Una huelga general para profundizar la coordinación internacionalista con quienes luchan en todo el mundo por una Palestina libre, laica, socialista y democrática, desde el río hasta el mar.
Solo con una acción unitaria, sostenida y radicalmente anticapitalista podremos frenar la complicidad de nuestros gobiernos con el genocidio y avanzar hacia un mundo sin opresión ni colonialismo.
Antikapitalistak | 10 de octubre de 2025