Boris Johnson y la orbanización de Gran Bretaña. 

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(Joseph Healy)

En enero de 2020, Viktor Orban, primer ministro y hombre fuerte de Hungría, calificó a Boris Johnson como “uno de los políticos más valientes de Europa”. Felicitó al Partido Conservador por ganar las elecciones generales el mes anterior a pesar de que “todo el mundo” está en contra de Johnson.

Un elogio tan exagerado de un líder profundamente autoritario y antidemocrático es inusual, pero no era la primera vez que los caminos de Johnson y Orban se cruzaban. Ambos salieron del entorno de Steve Bannon y ambos estaban comprometidos con el populismo, el fin de la Unión Europea y el derrocamiento de la democracia liberal. Bannon, el gurú ideológico anterior de Trump y director de campaña en las elecciones estadounidenses de 2016, había tenido durante mucho tiempo el objetivo de cultivar un grupo de populistas europeos que promovieran sus ideas de extrema derecha en todo el continente y el Brexit era uno de sus proyectos favoritos. En sus comentarios del año pasado, Orban también elogió el Brexit y lo señaló como: “Una oportunidad fantástica”, y agregó: “Estoy seguro de que se está gestando una historia de éxito”.

Los vínculos de Orban con el partido conservador (Tory) se remontan al referéndum del Brexit, en el que Johnson jugó un papel tan importante. Las y los eurodiputados conservadores habían sido criticados por quedarse casi solos entre los principales conservadores de Europa occidental y negarse a censurar a Hungría por violaciones del Estado de derecho. Orban había sido uno de los primeros invitados de Theresa May en Downing Street después de convertirse en Primera Ministra en 2016.

El régimen de Orban en Hungría ha sido un caso de manual de desmantelamiento de la democracia manteniendo una fachada pseudodemocrática. Se ha posicionado como el defensor de una Europa de “valores cristianos” opuesta al liberalismo, los derechos humanos, las minorías y la Unión Europea. Esta es la guerra cultural en general y está sacada directamente de las ideas de Steve Bannon. Para que Fidesz (el partido de Orban) ganara terreno, Orban tuvo que apelar a las imágenes populistas de la historia húngara, la principal de las cuales es el odio y el miedo a los turcos y al Islam, que gobernaron Hungría durante siglos en tiempos del Imperio Otomano. En 2015, cuando las y los refugiados de Siria subían por los Balcanes a través de Grecia, Hungría selló sus fronteras y erigió vallas de alambre de púas, emitiendo una declaración de que no aceptaría personas refugiadas y que cualquiera que se encontrara en Hungría sería detenido. Muchos refugiados se encontraron durmiendo en la estación principal de trenes de Budapest o cerca de ella de camino a Alemania o Austria. Un reportero de la BBC preguntó a un camarero de un restaurante cercano por qué Hungría no estaba dispuesta a aceptar ninguno y su respuesta fue que Hungría era “el escudo cristiano de Europa igual que lo había sido durante siglos”. Orban logró explotar este rico campo de sentimiento islamófobo y prácticamente ningún refugiado se estableció en Hungría.

También ignoró las exhortaciones de la UE a aceptar algunas personas inmigrantes y su planteamiento fortaleció su posición de la pequeña y simpática Hungría burlándose de los grandes estados europeos y negándose a diluir su cultura de cualquier manera. Aquí hay paralelismos con el Brexit.

Otro rasgo tradicional de la cultura húngara ha sido el antisemitismo que fue utilizado en referencia a George Soros, el financiero judío, que también apoyó a la Universidad Europea en Budapest caracterizada como una fuerza maligna que estaba tratando de debilitar las raíces cristianas de Hungría e imponer el liberalismo y la presencia de gente refugiada en el país. Orban usó imágenes de Soros en sus carteles electorales que eran tan profundamente antisemitas que recordaban las caricaturas antijudías de la era nazi.

Paso a paso y frente a la oposición de la UE, Orban ha marginado a la prensa, al mundo académico y al poder judicial, aprobando el año pasado una ley que establece que cualquiera que publique información sobre la pandemia de Covid de manera extraoficial estaría sujeto a una pena de prisión. De hecho hay una censura total. Todavía hay algunos focos de resistencia ,como el recientemente elegido alcalde de Budapest de un partido de oposición. Pero de manera similar a los líderes populistas en otros lugares, no es en la capital donde obtiene su apoyo, sino en las pequeñas ciudades y el campo. Poco a poco, los derechos de las personas LGBTQ y de las mujeres se han eliminado en nombre de los “valores cristianos”.

En 2018, como ministro de Relaciones Exteriores, Johnson causó indignación al felicitar abiertamente a Orban por su reelección como primer ministro. En su estrategia de desmantelar gradualmente la oposición política en el Reino Unido, Johnson ha visto Hungría como un modelo. Suspendiendo el parlamento, amordazando a los medios de comunicación, con la BBC ahora convertida en portavoz del gobierno, prohibiendo las manifestaciones y haciendo que sus ministros aparezcan con banderas siempre de fondo, Johnson sigue el mismo camino que Orban y una UE para garantizar los derechos después del Brexit, está dispuesto a utilizar el nacionalismo y los “valores británicos” como tapadera de la misma manera que Orban ha utilizado los valores cristianos en Hungría.

Hungría ahora está clasificada como una semidemocracia y es efectivamente un Estado de partido único. El objetivo de Johnson es hacer lo mismo en el Reino Unido y emular a su buen amigo de orillas del Danubio. Ya es tarde, pero no demasiado tarde para evitar que esto se convierta en realidad.

15/04/2021

* Joseph Healy es miembro de Anti*Capitalist Resistance y está en el comité nacional de  Another Europe is Possible.

 

https://www.anticapitalistresistance.org/post/boris-johnson-and-the-orbanisation-of-britain

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