Ante el inicio del juicio en el Tribunal Supremo de los presos y las presas independentistas. Salir de la farsa judicial con libertad y democracia

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Comunicado de Anticapitalistas

Hoy, 12 de febrero, se inicia el juicio contra el 1-O en el Tribunal Supremo. Un juicio que afecta a 12 personas de diferentes partidos y entidades de la sociedad civil catalana. Lo que vamos a presenciar las próximas semanas es, en todo caso, una auténtica causa general contra el independentismo en un juicio de carácter netamente político. Más allá de este proceso, no podemos olvidar tampoco que la persecución judicial al independentismo catalán afecta ya a miles de personas investigadas, entre ellas más de setecientos alcaldes y alcaldesas, personas exiliadas, activistas… Una política de micro y macro-represión que busca imponer por la fuerza, sin diálogo ni proyecto democrático, la “razón de Estado”, plegándose al discurso, la práctica y las reivindicaciones de la “minoría peligrosa” que se concentró este domingo en Colón, dirigidos por Casado, Rivera y Abascal.

Una minoría que ha buscado ocultar con su catalanofobia y su discurso de miedo y odio los nuevos casos de corrupción del PP, los beneficios fiscales a los ricos, los nuevos EREs de una banca rescatada con dinero público pero con beneficios millonarios, los nuevos pelotazos, la subida de la factura de la luz, las agresiones al medio ambiente y su guerra contra los salarios. No hay proyecto para los de abajo en esa España del odio, la represión y la ausencia de libertades. Y no puede haber proyecto de país para la mayoría trabajadora basado en la imposición, cualquiera que sea su forma.

En el juicio que se inicia en el Tribunal Supremo, las acusaciones hacen referencia a supuestos delitos de rebelión, malversación y desobediencia grave. Un juicio politizado, a través de la justicia de este país que hace tiempo que requiere una reforma democrática, que sigue vinculada a los intereses más oscuros y que, con excepciones brillantes y ejemplares, trabaja para esa minoría que se asienta sobre el machismo, el deterioro ambiental, la ausencia de libertades, la precariedad laboral o el maltrato animal, entre otros. Todavía nos acordamos del WhatsApp del portavoz del PP, Cosidó, justificando el acuerdo con el PSOE para repartirse el Poder Judicial y controlarlo desde atrás.

Casos como los de la manada, Altsasua, las hipotecas en el mismo Supremo, contra trabajadores en Huelga o distintas sentencias restrictivas con la libertad y derechos democráticos así lo atestiguan. No cabe duda de que este juicio se dirige en connivencia con el poder político y pretende maquillar de imparcialidad una operación que aspira a cerrar de la peor manera la cuestión catalana abierta. Sobre la mesa unas peticiones de condena que suman hasta 214 años de cárcel. En este sentido, observamos cómo tanto Fiscalía y la acusación particular (por parte de una fuerza de extrema derecha como VOX) coinciden en la invención de un supuesto delito de rebelión que, por cierto, ya fue claramente rechazado por la justicia alemana.

Por ello es necesario construir el reverso de lo que vaya a suceder en la sala del Tribunal. No saldremos de este proceso con un país más libre, más democrático y con más derechos sobre la base del odio y de la imposición. Un proceso que el nacionalismo español más ultra, el de Colón de este fin de semana, va a querer convertir en una venganza contra el 1-O y contra las legítimas aspiraciones del pueblo catalán por hacer efectivo el derecho a decidir.

Desde Anticapitalistas hacemos un llamamiento a todas las organizaciones y movimientos que apuestan por una salida democrática para la cuestión catalana para activar la denuncia y la movilización contra un proceso de carácter político que debería servir, en última instancia, para hacer constatar los límites democráticos del Estado español y buscar una salida dialogada, democrática y solidaria. Una salida que sirva también en el resto del país para poner encima de la mesa la necesidad de decidir sobre las cuestiones esenciales que nos afectan y parecen pertenecer a la esfera de políticos y grandes empresas.

Por último, deseamos que las personas procesadas dejen desde ya estar privadas de libertad y puedan volver con sus familias, a casa, sin aceptar el chantaje ni los desmanes de la ofensiva reaccionaria reunida en Colón.

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