Península coreana: geopolítica de crisis en el noreste de Asia

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<Pierre Rousset>

Reanudación de las grandes maniobras militares conjuntas de Estados Unidos-sur-coreanas, disparos en ráfaga de misiles balísticos por parte de Corea del Norte que desarrolla un programa de miniaturización de armas nucleares: Asia del noreste es una vez más un foco de tensión entre las grandes potencias.

La atención internacional se centra en Ucrania y Taiwán, sin embargo, la península coreana también es un foco de tensión nuclear que se aviva periódicamente. Este es el caso hoy en un contexto de crisis regional.

“Invasión territorial de hecho”

La situación interna en Corea del Norte, azotada por una crisis alimentaria, se ha deteriorado mucho a partir de una ola mortal de epidemia de Covid. Yoon Seok-youl, el nuevo presidente de Corea del Sur mal elegido el pasado mes de mayo, es un conservador con un perfil de halcón. Las grandes maniobras militares anuales de Washington y Seúl habían sido suspendidas en 2018 por su predecesor, Moon Jae-in; recientemente se han reanudado. Finalmente, Pyongyang desarrolla un programa de miniaturización del arma atómica y refuerza sus capacidades balísticas; Kim Jong-un ha multiplicado el disparo de misiles en octubre-noviembre y sugiere que pronto podría realizar una nueva prueba nuclear (la última se remonta a 2017).

Se había llegado a un acuerdo entre Pyongyang y Seúl para evitar cualquier provocación militar. Este acuerdo incluía el establecimiento de zonas de amortiguación en el mar y la exclusión aérea sobre la zona desmilitarizada que separaba los dos Estados. El desacuerdo entre Donald Trump y Kim Jong-un, después de un período de abrazos, ha socavado esta política de desescalada. Ahora está invertida.

Al menos veintitrés misiles balísticos norcoreanos se dispararon solo el 2 de noviembre, más que durante todo el año 2017, cuando Kim Jong-un y Donald Trump se insultaron copiosamente a golpe de tweets. Uno de estos misiles cayó cerca de las aguas territoriales de Corea del Sur, más allá de la línea marítima que actúa como frontera entre los dos Estados, lo que el presidente surcoreano denunció como una “invasión territorial de facto”. El 9 de noviembre, se realizó un nuevo disparo en una fecha políticamente elegida: durante el recuento de votos para el Congreso de los Estados Unidos y dos días antes de la reunión de una cumbre de líderes de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN).

Esta ola de disparos en octubre-noviembre se produjo cuando las grandes maniobras aéreas EEUU/Corea del sur , llamadas “Tormenta vigilante” y que Pyongyang calificó de “agresivas y provocativas”, movilizaban medios particularmente importantes: cientos de aviones, incluidos bombarderos pesados B-1B.

Hacer frente a la escalada

Así que estamos en medio de una escalada. La perspectiva de las negociaciones sobre la congelación del programa nuclear norcoreano está estancada, ya que Seúl no tiene nada que ofrecer en este campo y Kim Jong-un recordó el pasado mes de mayo que “el arma nuclear no [no era] negociable. ». Pyongyang quiere dar un salto cualitativo tanto en lo que concierne a la calidad de los lanzadores como a la miniaturización de la bomba para que su capacidad ofensiva sea operativa

Toda crisis coreana tiene desde el principio una gran dimensión internacional porque se refiere a las armas atómicas y porque involucra muy directamente a las grandes potencias, todas ellas activamente presentes en este espacio geopolítico: Rusia, China, Estados Unidos y Japón. Rusia y China no controlan el régimen norcoreano a pesar de su dependencia económica de ellos, porque Kim Jong-un está convencido de que seguirán oponiendo, con más o menos entusiasmo, su veto a una condena en el Consejo de Seguridad de la ONU.

La ocupación militar del Japón imperial ha dejado profundas huellas en Corea del Sur. El movimiento ciudadano está muy vivo, y exige que Japón reconozca oficialmente y repare los crímenes cometidos contra las “mujeres de confort” (víctimas de la prostitución forzada de coreanas por el ejército japonés), algo que los líderes nacionalistas japoneses siempre se han negado a hacer. Esto impidió una cooperación completa entre Seúl y Tokio. Sin embargo, es posible que en el contexto actual, el gobierno surcoreano pase definitivamente esta página.

También es posible que el movimiento contra la guerra en la región adquiera una nueva magnitud, incluyendo además de Japón y Corea del Sur, Estados Unidos y la cuestión de Taiwán. ¡Una perspectiva que hay que apoyar!

Hebdo L’Anticapitaliste – 637 (17/11/2022)

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p style=”text-align: justify;”>Traducción: F.E. para antikapitalistak.org

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