Palestinarekin Elkartasuna

A partir de hoy desde EAU de CAF inician una campaña en redes sociales para volver a intentar hacer descarrillar el tranvía que está construyendo la empresa de ferrocarriles CAF en Palestina. Un proyecto ilegal según el derecho internacional, ya que conectará Jerusalén con las ilegales colonias israelíes en Territorio Ocupado Palestino.
¡Tú también puedes sumarte a esta campaña!
✅ Publica una foto en tus redes sociales con el cartel de la manifestación, etiquetando las redes sociales de la campaña @eaudecaf.
✅Súmate a la movilización y la campaña de comunicación en redes sociales, compartiendo y difundiendo los materiales que publiquemos.
✅Participa en la manifestación nacional en Vitoria el 28 de noviembre.
📢 Manifestación Nacional
📅 28 de noviembre
📍 Vitoria – Gasteiz
¡Os esperamoas!

LO QUE ESTÁ EN JUEGO EN BOLIVIA

Antonio José Montoro Carmona (@amontoro1979)

El próximo 18 de otubre, las clases populares de Bolivia y América Latina se juegan su futuro. Aunque la distancia nos dificulte establecer una relación directa, probablemente el nuestro también se encuentra concernido. En las elecciones presidenciales que se celebrarán ese día no se decide únicamente el nombre del próximo presidente de esta nación sudamericana, sino que se somete a examen las limitaciones de los proyectos de transformación social en el marco de la democracia liberal.

Un año atrás, la oligarquía boliviana llegó a la conclusión de que el proceso político liderado por Evo Morales debía finalizar. Pese a que los cambios llevados a cabo los últimos 15 años no habían puesto en tela de juicio su papel hegemónico en la vida económica del país, el aumento de la presión fiscal para la financiación de políticas redistributivas básicas suponía un desafío inadmisible a la lógica de dominación construida a lo largo de dos siglos. La intervención del ejército y la policía boliviana, que contó con el apoyo de la OEA, demostró que los cambios acometidos por el gobierno del MAS en el sistema político e institucional habían logrado desactivar instancias de poder determinantes para el éxito de los golpes de estado blandos de la derecha en otros países de la región.

El gobierno surgido del golpe de estado de noviembre de 2019 se ha mostrado absolutamente incapaz de estabilizar la situación política y social. Al no definir con claridad una fuente de legitimidad que justifique su usurpación antidemocrática del poder, el gobierno liderado por Jeanine Añez no ha podido capitalizar el descontento de las clases medias ni de parte de la base social del MAS. Frente a esto, el recurso a la represión y a la movilización del racismo atávico de las clases profesionales desplazadas por la emergencia del sujeto político campesino e indígena, ha estrechado la posibilidad de construir un proyecto democrático de la derecha boliviana (y posiblemente regional).

Más allá del gobierno conformado después del golpe de estado, los disensos que existen al interior de la élite empresarial que lo sustentó política y económicamente, impiden la consolidación de un nuevo grupo dirigente capaz de liderar una alternativa de largo plazo. La difícil convivencia entre la extrema derecha supremacista, el fascismo ortodoxo, el fundamentalismo cristiano o, entre otros, el social-liberalismo más proclive al juego democrático, lastran la consolidación de un bloque dirigente que dibuje un proyecto de país sustentado en el consenso social y no en la fuerza de las armas.

Esta debilidad explica la renuncia de la actual presidenta a su candidatura a las elecciones del 18 de octubre, que se enmarca en el intento de concentrar el voto de la derecha en los candidatos con mayores posibilidades de parar lo que parece una victoria segura del candidato del MAS. Pese a ello, ningún candidato ha conseguido desequilibrar la correlación de fuerzas existente en la amalgama ideológica de la derecha boliviana. Ni Carlos Mesa, ex vicepresidente con Sánchez de Lozada y representante del neoliberalismo más clásico, ni Luis Fernando Camacho, producto de la pujante extrema derecha evangélica latinoamericana y forjado en las organizaciones juveniles del fascismo cruceño, tienen la capacidad de imponerse como hegemón que articule el sentimiento anti Evo Morales en un proyecto político autónomo y con entidad en sí mismo.

Por su parte, los movimientos sociales, las organizaciones populares y los sindicatos campesinos, indígenas y originarios que han sustentado el “Proceso de Cambio” desde 2005, han conseguido rearticular un proyecto unitario bajo la imprecisa consigna de la lucha contra la dictadura. Al igual que en el pasado el figura de Evo Morales fungía como elemento cohesionador, la existencia de una gobierno ilegítimo ha permitido aparcar las contradicciones internas (campesinado/pueblos indígenas; urbano/rural; clase/identidad étnica) y aglutinar toda la energía organizativa alrededor de una candidatura de naturaleza tecnocrática, cuyo máximo valor es la eficiencia en la gestión macroeconómica durante los gobiernos de Evo Morales y en la que la referencia intelectual aymara se ubica en la vicepresidencia como polo de atracción del otrora bloque dirigente.

Si bien esta configuración dual se erige sobre las mismas lógicas que desgastaron la hegemonía del sujeto campesino e indígena (centralidad absoluta de lo electoral que debilita la construcción del movimiento social), en el momento actual constituye la única opción para hacer retroceder el proyecto fascistizante de la derecha boliviana y latinoamericana. En caso de victoria de la candidatura del MAS, no cabe la menor duda de que asistiremos al uso de tanta violencia como sea necesaria por parte del gobierno para mantener en el poder a las élites reaccionarias. Todas las posibilidades están abiertas, desde el fraude electoral hasta la represión militar.

En este contexto concreto, el movimiento internacionalista tiene que demostrar un alto grado de madurez y, pese a las insuficiencias del “Proceso de Cambio”, situarse en el lado correcto del conflicto, donde se encuentra el campesinado, los pueblos indígenas y la clase trabajadora urbana. Apoyar la profundización de las medidas de transformación económica y social, llevar a cabo una crítica constructiva permanente y contribuir al fortalecimiento de los movimientos sociales y las organizaciones populares, campesinas e indígenas, debe constituirse en nuestro horizonte político y dar sentido estratégico a nuestra acción.

La expresión libre y democrática de los pueblos y naciones de Bolivia es una necesidad histórica para este país y para América Latina en su conjunto. De ello depende la estabilidad en toda la región y la posibilidad de desarrollar pacíficamente proyectos políticos alternativos al orden neoliberal. 

Moverse a favor de la Salud Mental

2020ko urriaren 10a

Osasun mentalaren alde mugitzea; horretan inbertitzea

Osasun Mentalaren Mundu Eguna dela eta, eta Osasunaren Mundu Erakundearen (OME) gomendioei jarraituz, Leioako herritar talde batek bat egin nahi du mundu mailako mugimendu horrekin, argazki- erakusketa batekin. Erakusketa horren edukiak erakusten du guztiok daukagula Osasun Mentaleko Zerbitzura sartzeko eskubidea Lehen Mailako Arretan.

Azalpen honekin bat egiten dugu, halaber, OMEren adierazpenekin:

«Bizitzaren aldeko apustua egitea: maila indibidualean, gure osasun mentalaren aldeko neurri zehatzak hartzea eta nahasmendu mentalek kaltetutako lagunei eta senideei laguntzea; […] gobernu mailan, osasun mentaleko zerbitzuak ezartzeko edo zabaltzeko konpromisoa hartzea».

Era berean, COVID-19 pandemiaren ondorioz, datozen hilabete eta urteetan laguntza psikosoziala eta osasun mentala nabarmen handituko direla espero da. Orain inoiz baino garrantzitsuagoa da osasun mentaleko programetan inbertitzea, nazioan eta nazioartean, azken urteotan gaizki finantzatu baitira.

Leioako herritar taldea.


10 de octubre de 2020

Moverse a favor de la Salud Mental; invirtamos en ella

Con motivo del Día Mundial de la Salud Mental, y siguiendo las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), un grupo de ciudadanos de Leioa queremos unirnos a este movimiento mundial con una exposición de fotografías cuyo contenido muestra el derecho que tod@s tenemos al acceso del Servicio de Salud Mental en la Atención Primaria.

Con esta exposición nos sumamos, también, a las declaraciones de la OMS: «Apostar a favor de la vida: a nivel individual, de tomar medidas concretas a favor de nuestra propia salud mental y apoyar a los amigos y familiares afectados por trastornos mentales; […] a nivel gubernamental, de comprometerse a establecer o ampliar los servicios de salud mental».

Asimismo, como consecuencia de la pandemia de COVID-19 se espera que las necesidades de apoyo psicosocial y en materia de salud mental aumentarán considerablemente en los próximos meses y años. Invertir en los programas de salud mental en el ámbito nacional e internacional, infrafinanciados desde hace años, es ahora más importante que nunca.

Grupo de ciudadanos de Leioa.

LOS DOS INTERNETS

Francisco Louça *

La ofensiva de Trump contra China, dirigida contra Huawei, TikTok y WeChat como objetivos inmediatos, es la guerra fría de nuestro tiempo. El resultado será la polarización del mundo entre dos redes.

El poder de mandar

La orden de la Casa Blanca de prohibir los suministros de semiconductores a partir de este mes es un poderoso golpe contra Huawei. La empresa china, que domina el 5G, depende de la compra de chips y puede no tener acceso a sus proveedores. El efecto es mundial: una empresa taiwanesa, MediaTek, ha solicitado autorización a las autoridades estadounidenses para seguir vendiéndole, pero el Departamento de Comercio, que dirige la operación siguiendo instrucciones del presidente, debe rechazar la licencia. Incluso el principal proveedor chino, SMIC, puede tener que cerrar sus negocios con Huawei, ya que depende de equipos importados de EEUU y no puede arriesgarse a quedarse sin ellos.

Varios aliados de Trump, como Boris Johnson o el Gobierno australiano, habían obedecido previamente la orden de cancelar los contratos con Huawei. Portugal se encuentra en una posición curiosa, dado que está bajo presión de la Casa Blanca para cortar lazos con Huawei, ya que es una empresa con vínculos con el gobierno chino, pero Passos Coelho vendió las empresas energéticas al mismísimo capital oficial de Pekín. En cualquier caso, Huawei, dada su ventaja efectiva en 5G, aumenta su participación de mercado, por lo que Washington ha decidido atacar su cadena de suministro. Este bombardeo es, por ahora, efectivo, dado que la industria norteamericana aún domina algunos segmentos de máquinas sofisticadas y tiene una ventaja científica en semiconductores. Pero tiene una consecuencia: China buscará avanzar rápidamente en la producción de esos equipos y en la investigación de chips o en sistemas operativos. Y se puede poner al día en unos años. Por lo tanto, las empresas chinas pueden volverse autosuficientes en tecnología de punta.

La venganza

Como sabe que el conflicto no tiene solución en la guerra contra Huawei, y que es una disputa por el mercado global, Trump, que aún controla los circuitos financieros y algo de alta tecnología, también ataca las redes de difusión y de fidelización de clientes. Por eso apuntó contra TikTok, con 100 millones de usuarios en EEUU, y WeChat, dos de las empresas chinas que mejor penetran en el mercado norteamericano.

El argumento de la sospecha es débil. De hecho, hay muchas más evidencias de abuso de posición dominante y de falta de respeto de los derechos de los usuarios por parte de Facebook y Twitter que por parte de TikTok, sobre la cual solo pende la alegación sobre la nacionalidad de la empresa propietaria y la venganza por el flagrante fracaso de un mitin electoral del presidente estadounidense. Pero, hasta donde sabemos, Cambridge Analytica se basó en datos puestos a disposición por Facebook, y no por la empresa china. En cualquier caso, estamos ante otro proceso más de dividir el mundo en dos Internet: en China, Facebook y Google están prohibidos, y si Trump gana, las empresas chinas serán prohibidas en Occidente.

Y además están los juegos

La tecnología de producción y los sistemas de acceso son, por tanto, los dos primeros frentes de esta batalla. Y hay un tercero, los juegos. La empresa china Tencent, propietaria de WeChat y que ya tiene un margen operativo mayor que Facebook, está apostando por la transmisión de juegos en streaming, fusionando las plataformas Huya y DouYu. Tendría 300 millones de usuarios en China, a lo que hay que sumar su posición dominante en otros mercados: cuando Tencent compró la empresa RiotGames norteamericana, adquirió League of Legends, cuyo final del campeonato fue visto online por 44 millones de personas, el doble que la que vió la final de béisbol. En este dominio, sigue predominando la pugna entre empresas, Apple y Google contra Epic Games, que produce Fortnite, y todas las empresas estadounidenses contra Tencent, pero pronto será una pugna entre Gobiernos.

Las dos redes luchan por la atención y los datos, las armas más poderosas de nuestro tiempo. La guerra ya ha comenzado.

* Francisco Louça, Economista y activista del Bloco de Esquerda de Portugal, es miembro del Consejo de Estado. Artículo publicado en Expresso (Portugal)

¡Apoyo total a las movilizaciones contra la autocracia de Lukashenko!

(Declaración del Buró Ejecutivo de la Cuarta Internacional)

1. A pesar de una represión extremadamente brutal (ya más de 12.000 detenciones, centenares de heridos y al menos cuatro muertos), la rebelión de masas de la población bielorusa está entrando en su novena semana extendiéndose socialmente y más allá de la capital, Minsk, sin lograr por el momento transformarse en una huelga general. Desde el fraude en los resultados de las elecciones presidenciales del 9 de agosto, en este país de 9,5 millones de habitants, ubicado entre la Unión Europea y Rusia, cada semana cientos de miles de manifestantes pacíficos, en particular mujeres, han estado exigiendo:

• La marcha de Lukashenko (quien organizó su investidura el 23 de septiembre en medio del mayor de los secretismos, bajo la protección del ejército y la policía, que bloquearon el centro de la ciudad);

• Elecciones libres y limpias;

• El fin de la violencia policial y la puesta en libertad de los presos politicos.

Esta impresionante movilización de la Resistencia popular ganó impulso tras las primeras manifestaciones posteriores al anuncio de los resultados oficiales de las elecciones se topó con el terror gubernamental. Pero sus raíces son más profundas: durante más de cinco años —en el contexto de la crisis ucraniana y de las sanciones contra Rusia— el deterioro económico y social del regimen autocrático de Lukashenko, su política neoliberal en el terreno laboral (incluida la substitución de los convenios colectivos por un sistema de contratos totalmente individualizados) y la persecución de los desempleados, la congelación salarial desde 2015, el aumento de la edad de jubilación, la negación de la dignidad de los trabajadores frente a la pandemia… La población bielorusa se ha levantado contra un régimen que trata a las gentes como mercancías de usar y tirar, esto es, los tortura y les miente acerca del coronavirus.

2. Tras alcanzar el poder en 1994 con un discurso populista, cuando la población se estaba movilizando contra las privatizaciones, Lukashenko formó un regimen autoritario para alcanzar la restauración capitalista. Es un sistema perculiar de capitalismo semiperiférico, en el que el poder politico y económico no se basan en lo esencial en el gran capital privado, sino en un aparato de Estado burocrático-paternalista del que Lukashenko constituye un símbolo (sin que le pertenezca). Pero destinando una parte substancial de los recursos estatales a mantener la industria, el sector agrario, las infraestructuras y la población, este régimen ha subordinado los elementos del capital privado a sus cargos públicos, limitando (a diferencia de Rusia) el crecimiento de las desigualdades. De ahí que sea la nomenklatura, entremezclándose con el capital privado, la que subyuga y explota a los trabajadores tanto desde el punto de vista económico, administrativo, politico y cultural-ideológico. Es este sistema el que entró en un un estancamiento creciente desde 2013 y que hoy se ha sumergido en una crisis multidimensional.

3. Proclamada a finales de los años 90, la Unión de Rusia y Bielorusia, que representó un intento de reintegración del espacio postsoviético durante la última década, finalmente se convirtió en una forma de dependencia económica del país en relación con Rusia mientras se mantenía la autonomía del régimen bieloruso. Quedó claro que la Rusia de Putin entiende la intergración de países postsoviéticos tan sólo como una oportunidad para la expansión del gran capital ruso y su papel clave en la privatización de antiguas empresas soviéticas. Para Lukashenko dicha integración, no sólo significaría la pérdida de control sobre la propiedad, sino también la pérdida del poder político, que habría pasado a los burógratas y a la alta gerencia rusa.

El modelo económico y político de Lukashenko en Bielorusia tenía que maniobrar constantemente entre la Unión Europea y Rusa para sobrevivir. De ahí que Occidente, a pesar de su incomodidad ante el autoritarismo de Lukashenko, le tenía en buena estima por su deseo de mantener su independencia de Rusia y su resistencia ante la expansión de bases militares rusas a Bielorusia. Este estatus neutral de Bielorusia permitió a Minsk convertirse en la principal plataforma para las negociaciones entre Rusia, Ucrania y la UE en 2014. Para Putin, por otro lado, Lukashenko seguía siendo un líder que jamás permitiría a su país un acercamiento a la OTAN y mantuvo buena parte de la economía bielorusa orientada hacia Rusia. Por consiguiente, Lukashenko no contaba con la confianza ni de Rusia ni de Occidente, pero a su vez les satisfacía al mantener la estabilidad de la posición actual de Bielorusia.

Las protestas de masas que se iniciaron en Bielorusia tras las elecciones presidenciales del 9 de agosto tienen, ante todo, causas internas. Durante los últimos años hemos visto como Lukashenko fracasaba totalmente en la resolución de esta crisis por sí solo y se volvía hacia Rusia en busca de ayuda. Asesores políticos y representantes de agencias especiales de seguridad rusas han llegado a Bielorusia y Putin ha expresado abiertamente su voluntad de mandar a la policía antidisturbios rusa para ayudar a Lukashenko. Ahora, si Lukashenko consigue mantenerse en el poder, su dependencia política de Rusia se va a incrementar dramáticamente y se volverá extremadamente impopular en su país.

Tras conversaciones recientes entre Putin y Lukashenko, se hizo evidente que Moscú ve la crisis en curso en Bielorusia como un modo de llevar adelante una transformación gradual desde arriba del modelo autoritario. Es una cuestión de modificaciones de fachada (reforma constitucional) con el objetivo de facilitar la privatización de las grandes empresas estatales bielorusas por parte del gran capital ruso. La UE en su conjunto está dispuesta a aceptar dicho modelo, ya que no puede ofrecer a Bielorusia ninguna alternativa distinta y teme provocar que Putin cree otro punto de conflicto (político y posiblemente militar) en Europa del Este.

En última instancia, tan sólo el pueblo que se ha levantado para protestar está interesado en una transformación y una democratización profunda del país.

4. Si bien tras las “elecciones” presidenciales de 2001, 2006, 2010 y 2015 —cuyos resultados siempre habían sido contestados por la oposición (según una declaración reciente por parte del presidente del Comité Ejecitivo Regional de Grodno, no hay “método alguno de recuento electoral”)— hubo protestas reprimidas, la nueva ola de movilizaciones se inició en 2017, cuando el régimen intentó imponer un nuevo impuesto por decreto a los desempleados, a los que se acusaba de “parasitismo”. No sólo en Minsk, sino también en ciudades de otras regiones, miles de manifestantes cantaban “¡No al decreto n.3. Fuera Lukashenko!”, forzando al régimen a substituir el impuesto por una reducción en las ayudas gubernamentales. Esto se reveló como el primer retroceso del régimen.

Cuando se inició la pandemia de la Covid 19, si bien Bielorusia tiene un sistema de salud pública superior al de muchos países desarrollados (5,2 médicos por cada 1000 habitantes, comparado con los 3,9 de la Eurozona y los 2,6 de Norteamérica), el sistema burocrático fue incapaz de adaptarse a la crisis. El régimen se refirió a la pandemia en términos de “neurosis”, fue incapaz de proveer equipo y suministros médicos para los trabajadores sanitarios y faltaban ambulancias, mientras que Lukashenko se refierió a la primera víctima mortal (un actor conocido) en los términos “pobre bastardo” que no podía “resistir”. Y el personal sanitario que se atrevía a hablar de la pandemia fue reprimido. Fue entonces cuando se inició la autoorganización de la población: la campaña porCovid19 fue capaz de suplir la incapacidad del Estado, proporcionando equipo y trabajadores voluntarios, creando una red de coordinación en cada región. El régimen osciló entonces entre la represión y la colaboración con dichos voluntarios, cuya iniciativa “puso de relieve la necesidad del cambio”, tal como señaló el coordinador de la campaña PorCovid19.

Temiendo que “vendrán a por mí con horquetas” (26 de abril de 2020), Lukashenko decidió advertir a sus principales oponentes liberales —Viktor Babaryko (director general de Belgazprombank), Valery Tsepkalo (antiguo embajador, primer ministro y administrador del Alto Parque Tecológico de Bielorusia) y Sergei Tikhanovsky (empresario, bloguero y administrador del conocido canal de YouTube Un país en el que vivir)— de que no se presentaran a las elecciones presidenciales. Como buen macho, creía que una mujer candidata sería “incapaz de cargar con esta responsabilidad y se hundiría” y obtuvo la validación de los centanes de miles de firmas, permitiendo a la mujer de Sergei, Svetlana Tikhanovskaya, que se presentara. Esta profesora, una mujer normal que decía no aspirar al poder, cuya imagen se correspondía con la de la mayoría de los votantes, apoyada por la esposa de Tsepkalo y directora de campaña de Babaryko, fue capaz de reunir decenas de miles de personas en sus mítines preelectorales en todo el país. Y su resultado oficial —10,9%— no podía ser admitido por nadie.

La represión extremadamente violenta de los primeros actos de protesta popular los días 9, 10 y 11 de agosto hicieron el resto: como dijo el sociólogo bieloruso Andrei Vardomatsky, “cuando alguien dispara a tu ventana, el conjunto del edificio lo ve”. Contra la injusticia y el terror, la extensión del movimiento de protesta fue inmediata: el régimen de Lukashenko ahora tan sólo es capaz de mantenerse gracias a las fuerzas represivas. ¿Cuánto puede uno reinar “sentándose sobre las bayonetas”?

5. Al responder con el terror, el régimen de Lukashenko intentó evitar concentraciones de manifestantes. De hecho, empujó a los manifestantes a concentrarse ante sus hogares, en los patios de sus edificios y en los pueblos de las afueras, multiplicando por consigueinte las protestas y promoviendo formas de autoorganización en torno a las relaciones vecinales —muy fuertes, puesto que el sistema burocrático de gestión de los edificios y los servicios sociales es deficiente y fuerza a los barrios a resolver por sí mismos problemas urgentes—. Con el papel de las redes sociales y los canales de internet —populares entre la gente joven y la principal fuente de información en un país en el que el régimen controla y censura los medios— el resultado ha sido la aparición de una gran red de protestas locales espontáneas que no tienen ningún centro y ninguna dirección clara, sino una “dirección fluida”: nada más ser represaliada una persona que aparezca como “líder”, otra ocupa su lugar con naturalidad a nivel local. Lo que caracteriza al movimiento es una gran creatividad, las gentes movilizadas inventan constantemente nuevas formas de control, de lucha pacífica, y todo ello circula, se expande y se enriquece a través de las redes sociales.

A partir del 10 de agosto los trabajadores se incorporaron a las movilizaciones en tanto que tales. Sanitarias (en su mayoría mujeres, doctoras y enfermeras) de los heridos tomaron las calles para protestar contra la tortura. Hubo paros en gran número de empresas (a veces con el apoyo de los propietarios en el sector privado) y, sobre todo, en al menos una docena de grandes empresas de propiedad estatal, conduciendo a concentraciones de trabajadores en las fábricas, a veces polémicas con los gerentes y con los representantes locales del régimen e incluso con Lukashenko (echado por los trabajadores de la Planta Automobilística de Minsk al grito de “fuera” el 17 de agosto), aparecieron comités de huelga, pero parece que en ningún lugar ha habido intentos de huelga con ocupación. Al contrario, los trabajadores salieron de las fábricas para manifestarse. Y con represión (a veces con despidos masivos en la Televisión estatal o el Teatro Nacional de Minsk, o amenazas de despido, detenciones seguidas de encarcelamientos de “líderes” reales o imaginarios), la debilidad o la ausencia de sindicatos reales, y a veces las “recomendaciones” de los directores de ir a la huelga de celo (esto es, trabajar  cumpliendo la normativa, de un modo invisible, atomizando a los trabajadores), el movimiento huelguístico retrocedió, los proletarios se disolvieron en un gran movimiento de protesta. Las fábricas no se han convertido en el centro de la revuelta y el proletariado (¿todavía?) no ha logrado afirmarse como clase en torno a sus propias reivindicaciones en el seno del movimiento democrático que lucha contra el régimen.

Frente a una represión brutal de los manifestantes, las mujeres en tanto que tales organizaron numerosas “cadenas solidarias”, ofreciendo flores a las fuerzas y desbordarlas con su masividad, muy pacíficamente, lo cual paralizó a este sector muy “macho” antes de que las autoridades ordenaran reprimir a las mujeres e incluso a sus hijos. En cualquier caso, las reivindicaciones de derechos para las mujeres (¿todavía?) no han aparecido en estas iniciativas.

6. Mientras los candidatos de la oposición a las presidenciales rechazados por el régimen (V. Babaryko, V. Tsepkalo y S. Tikhanovsky), así como Andrei Dmitriev (candidato por “Decir la verdad”, que oficialmente obtuvo el 1,21% de los votos) defendían programas económicos liberales, orientados en particular hacia la “libertad de empresa” del sector privado y la necesidad de “dejar de subvencionar a empresas deficitarias”, este tema prácticamente desapareció de la campaña presidencial de Svetlana Tikhanovskaya (sin ser rechazado por la candidata). Desde el 9 de agosto tampoco han aparecido en la revuelta contra el régimen. Los manifestantes tan sólo plantean las tres reivindicaciones democráticas.

Los partidos liberales de oposición, marginados desde 1994 y privados de cualquier representación significativa en las instituciones del régimen, son, de facto, muy débiles. Lo mismo sucede con los partidos que se dicen de izquierdas (a menudo con una mezcla de nostalgia por el viejo régimen del llamado “socialismo real”), reducidos a clubes de debate.

Finalmente, siendo obligatoria la afiliación sindical, el movimiento sindical oficial no tiene nada en común ni tan siquiera con el sindialismo altamente burocratizado, sino que actúa como una correa de transmisión para Lukashenko y posiblemente como un marco de ascenso social para sus cargos. Hay que subrayar la ruptura que supuso a este nivel la represión de las poderosas movilizaciones obreras y sindicales de principios de los años 90 en la misma época en la que puso fin a las terapias de shock neoliberales: las “protecciones sociales” de este capitalismo estatalista estaban orgánicamente ligadas a la atomización y a la supervisión burocrática de los trabajadores. Los sindicatos independientes —Como el Congreso Bieloruso de Sindicatos Democráticos (BKDP), afiliado a la Confederación Sindical Internacional— tolerado mientras que era a su vez reprimido, son muy débiles y no están muy presentes en las grandes empresas. La sociedad moldeada por Lukashenko es, por consiguiente, una sociedad atomizada. Esto es lo que ha cambiado en los últimos meses, especialmente desde el principio de la revuelta popular. Los llamamientos a la solidaridad con los trabajadores y el pueblo de Bielorusia desde las redes de la Confederación Europea de Sindicatos —especialmente desde la CGT (Francia), recientemente afialiada a la ETUC— marcan un posible punto de inflexión importante.

Independientemente de sus límites, estamos asistiendo a una intensa politización en el seno de este movimiento de masas, un aprendizaje de la autoorganización cívica que pone a la orden del día la aparición de una estructuración política totalmente nueva. Este movimiento por la democracia deberá construir, tarde o temprano, un proyecto de sociedad. Si logra “desembarazarse” de Lukashenko y su régimen burocrático se dividirá y quizás emerjan las condiciones para la cuestión de clase y de género y debates acerca de qué construir en su lugar. Entonces el papel de la clase trabajadora (cuyas huelgas incipientes forzaron a Lukaschenko, durante un tiempo, a limitar la represión, mostrando por consiguiente su poder), el papel de las mujeres (cuyas manifestaciones de los sábados sentaron las bases para la continuación de las manifestaciones de masas de los domingos) y las cuestiones ecológicas (Bielorusia ya ha conocido un grave inicio de cambio climático, conviertiéndose el sur del país en una zona esteparia cuando hace tan solo cincuenta años estaba cubierta de bosques pantanosos) estarán en el centro del debate.

7. De modo que las cuestiones democráticas, de salud, feministas, de clase y ambientales que alimentan la politización actual de la sociedad bielorusa permiten el surgimiento de un frente ecosocialista, la izquierda internacional (sindical, política, asociativa) debe ser capaz de desarrollar lazos de solidaridad concreta, desde abajo, con el movimiento democrático bieloruso en su conjunto.

La solidaridad no significa el alineamiento con tal o cual decisión de quienes hoy dicen simbolizar el movimiento: el consejo de coordinación en torno a Svetlana Tikhanovskaya (que la represión ha debilitado severamente) o los antiguos partidos políticos que se han incorporado al movimiento mientras callan acerca de su verdadero programa y objetivos —privatizaciones pro o antirusas, antisociales y antidemocráticas—. Este asunto está emergiendo cada vez más a la luz, en un momento en el que la situación económica se está deteriorando: será necesario oponerse tanto a la retórica pseudoproductiva de Lukashenko como a la retórica pseudodemocrática de sus oponentes.

La solidaridad significa una defensa democrática contra la represión, defensa de un derecho pluralista a la libertad de expresión y el apoyo a las manifestaciones y las huelgas que están teniendo lugar. Solidaridad también implica independencia de las maniobras de los gobiernos de otros países y del capital financiero internacional, que intentará sacar tajada de las movilizaciones de masas en Bielorusia.

¡Solidaridad internacional de los trabajadores con el movimiento democrático de Bielorusia!

¡Abajo Lukashenko y su régimen!

¡Elecciones libres en Bielorusia!

¡Libre autoorganización del debate sobre el futuro de Bielorusia!

¡Hacia una Bielorusia ecosocialista: ¡lazos internacionales entre sindicatos, movimientos de mujeres, la juventud y los trabajadores!

26 de septiembre de 2020

La guardia civil detiene a dos ex-presos.

(Declaración de Antikapitalistak)                                                                                
Imanol Jairo, Ekhiñe Eizagirre eta Kepa Arkauz preso ohien atxiloketak ezin dira ulertu Euskal Herrian bizi izan dugun gatazka politikoaren biktima bakar bati ere justizia eta erreparazioa emateko ekimen bezala. Aitzitik, epailetzaren eta estatuko segurtasun-indarren etengabeko erasoaldian kokatu behar dira, bizikidetza dinamitatzeko eta ETA desegin ondoren garaile eta garaituen kontakizun bakarra ezartzeko.

Antikapitalistak-etik aurrez aurre arbuiatzen dugu Estatuaren etengabeko mendeku politika, eta berriz ere aldarrikatzen dugu errekonziliazioa eta gatazka politikoa konpontzeko bide bakarra elkar aitortzea eta eragindako sufrimendu guztia onartzea dela.


La detención de los expresos Imanol Jairo, Ekhiñe Eizagirre y Kepa Arkauz no puede entenderse de ninguna manera como un ejercicio de justicia y reparación hacia ninguna víctima del conflicto político que vivimos en Euskal Herria, sino que debe encuadrarse en la ofensiva permanente de la judicatura y las fuerzas de seguridad del estado para dinamitar la convivencia y establecer un relato único de vencedores y vencidos tras la disolución de ETA.
Desde antikapitalistak rechazamos frontalmente la política de venganza permanente del Estado y reiteramos nuestra apuesta por el reconocimiento mutuo y el fin definitivo de todo el sufrimiento causado como único camino hacia una verdadera reconciliación y resolución del conflicto político.

 

HASTA AQUÍ HEMOS LLEGADO

POR UNA SANIDAD PÚBLICA, DE CALIDAD Y CON DERECHOS

Los recortes de los últimos años han desencadenado un debilitamiento preocupante de la sanidad pública que ha quedado de manifiesto en la actual crisis sanitaria. Situaciones vividas entonces y también durante el verano en los centros de Atención Primaria son un ejemplo de la escasez de medios humanos y materiales de los que adolece nuestro sistema.

A ello se suma la ausencia de dialogo y la nefasta política sobre negociación colectiva de Osakidetza, dirigida desde el Dpto. de Salud y que se concreta en:

  • La persona ha dejado de ser el centro, tanto paciente, como profesional.
  • Una progresiva desinversión en la sanidad pública, que ha provocado un recorte de personal y medios, en especial el Atención Primaria, con el consecuente aumento de las cargas de trabajo, pérdida de la calidad asistencial e incremento de las listas de espera.

Una situación límite que nos empuja a SATSE, ELA, LAB, SME, CCOO, UGT y ESK a retomar las protestas en Osakidetza hasta que no se aborden los problemas de fondo. Por ello exigimos:

  • Presupuestos para la sanidad pública equiparables a la media de la UE, de él, un 25% a la Primaria.
  • Aumento de la plantilla, con la incorporación a la plantilla estructural de los empleos ocultos en
  • Consolidación de personal eventual: estabilización de la plantilla y que se evite la fuga de
  • Reversión de todos los recortes: poder adquisitivo, Itzarri, desarrollo profesional, primas de jubilación anticipada y negociación de nuevo acuerdo
  • Reversión de los servicios privatizados, mantenien­ do el

•   Medidas para garantizar la salud y la seguridad de la plantilla.

18 DE SEPTIEMBRE

Concentraciones en todos los centros de trabajo de Atención Primaria.

13.00h

ACCIONES DE PROTESTA

25 DE SEPTIEMBRE

Concentraciones en la entrada de todos los hospitales

11.00h

3 DE OCTUBRE

MANIFESTACIÓN

Sagrado Corazón(BILBAO) 12.00h

 

 

KITTO, NAHIKOA DA

ESKUBIDEDUN KALITATEZKO OSASUN PUBLIKO BATEN ALDE

 

Bizi dugun krisi sanitarioak ederki asko erakusten digu azken urteetako murrizketek osasun publikoaren ahultze kezkagarria ekarri dutela. Lehen Arreta zentruetan hasieran bizi izandako egoerak, eta baita uda partean bizi izandakoak ere, gure sistemaren gabeziak ageri­agerian ipini ditu, bai giza baliabideen aldetik, bai bitarteko materialen aldetik.

Horri gehitu behar zaizkio, elkarrizketarik eza eta Osasun Saila gidari Osakidetzak negoziazio kolektiboaz garatu duen politika negargarria zeina honela laburbil daitekeen:

  • Pertsona dagoneko ez da erdigunea, tez pazientea, ez profesionala.
  • Inbertsioen etengabeko murrizketa dela medio, giza baliabideak eta bitartekoak gutxitu egin dira, batik bat Lehen Arretan; horrek ekarri du lanean dihardutenen lan­ karga handitzea, arretaren kalitatea okertzea eta itxaron zerrendak

Egoera oso larria delako SATSE, ELA, LAB, SME, CCOO, UGT

eta ESK sindikatuok, protestekin hasi beste erremediorik ez daukagu, Osakidetzak sakoneko arazoei benetan hel diezaion. Horregatik zera eskatzen dugu:

  • Osasun publikoaren aurrekontua Europako Elkartea­ renaren batezbestekoaren pare jartzea, eta haren %25a Lehen Arretari
  • Langile kopurua gehitzea, ezkutuko lanbideetan dihar­ duten langileak egituraren plantilan
  • Behin behineko langileak egonkortzea: plantillak sen­ dotuz profesionalen alde egitea
  • Murrizketa bidez galdutakoa berreskuratzea: erosteko ahalmena, Itzarri, garapen profesionala, aurrejubilazio sariak eta hitzarmen arautzaile berriaren
  • Esku pribatuetan jarritako zerbitzuak . berreskuratzea, enplegua
  • Plantillaren segurtasuna eta osasuna bermatzeko neurriak

 

 

 

 

IRAILAREN 18an

Lehen Arretako zentru guztietan

BILKURAK

13.00ean

PROTESTA EKINTZAK

IRAILAREN 25an

Ospital guztietako sarrera ateetan BILKURAK

11.00ean

URRIAREN 3an

MANIFESTALDIA

BIhotz Sakratuan (BILBO) 12:00ean

 

Informe político de la C. Confederal de Anticapitalistas

Irailaren 26an, larunbata, Anticapitalistas-en Koordinadora Konfederalak onartutako txosten politikoaren laburpena argitaratu dugu. Txosten honetan, nazioarteko eta estatuko egoeraren azterketa azaltzen da, bai eta ziklo berri honetan erakundeak landuko dituen ildo politikoak ere:


Vivimos unos meses marcados por la crisis del COVID. La pandemia ha condicionado todo el ambiente político y ha servido como factor detonante de una crisis social y económica profunda, cuyas consecuencias aún están por entreverse. En ese sentido, entramos en una fase incierta, pero marcada por un empeoramiento de las condiciones de vida de la mayoría social y que golpeará con dureza a la clase trabajadora. La resolución de la crisis sanitaria puede durar meses y tener de nuevo picos bruscos, agudizados por la debilidad del sistema sanitario público, incapaz de dar una respuesta eficaz ante un reto imprevisto.

La crisis económica mundial no tiene precedente en sus causas y manifestación, pues en esta ocasión se ha debido a una paralización brusca y global de la cadena de valor internacional en un contexto previo en el que, a su vez, se estaba produciendo ya una profunda reorganización de la correlación de fuerzas económica y política a nivel global. En el Estado Español se ha visto agudizada por el tipo de modelo productivo -con gran peso del turismo y la construcción- y actividades subalternas y de bajo valor añadido asignadas por su inserción en la división internacional del trabajo. La crisis se está expresando ya, a través del aumento del desempleo, el cierre de empresas y pequeños negocios, y la concentración bancaria.

A nivel internacional, observamos como las tendencias que preveíamos se continúan desarrollando. En EEUU ha estallado una gran revuelta popular liderada por el movimiento negro, al que se han sumado de forma transversal otras minorías y sectores sociales opuestas a la deriva política impulsada por Trump. Este movimiento ha conseguido aglutinar toda una serie de descontentos, contra el racismo y contra la profunda desigualdad que atraviesa el primer país capitalista del planeta. La derrota de Bernie Sanders ha provocado que la dinámica de la oposición contra Trump se desplace a la lucha social. Estamos ante un movimiento de largo recorrido, que tiene expresiones a nivel político (como el auge de un nuevo movimiento socialista, materializado fundamentalmente en DSA), pero que también se traduce en una renovación del movimiento negro y que se articula con centenares de iniciativas de carácter social que han germinado durante años por abajo. Es posible que la victoria de Joe Biden, si es que finalmente se produce, y la falta de una perspectiva de “poder” ralenticen el movimiento antagonista a corto plazo en EEUU, pero estamos ante algo mucho más profundo: es el inicio y a la vez un paso más en la reconstrucción de una fuerza social impugnadora en el corazón de un país atravesado por una crisis y decadencia de larga duración. Sin duda, es una tarea fundamental estar atentos a lo que sucede en EEUU y considerarlo como una avanzadilla clave en el largo proceso de recomposición del movimiento antagonista. Lo que allí suceda tendrá réplicas en otros países y estará también ligada a la posibilidad del desarrollo de China como nuevo hegemón del capitalismo global.

En ese sentido, la situación global sigue siendo profundamente conflictiva. Todos los gobiernos del mundo se ven enfrentados a esta gran crisis. En algunos países como Líbano o Bielorrusia ya han estallado movimientos que, a pesar de sus características particulares y de sus diferentes composiciones políticas, tienen como objetivo enfrentarse a sus clases políticas gobernantes. En Chile la gran explosión social anti-neoliberal ha dejado un poso político que está por ver como se traduce en los próximos meses. Aunque en la UE la situación política parece ralentizada y congelada por la crisis del COVID y el shock de la incertidumbre económica, estas revueltas avanzan formas de descontento que podrían repetirse en otras partes del globo, tal como ya se podido comprobar en Colombia, cuyas características son: crisis orgánicas y de confianza de las clases populares en sus gobernantes, ambivalentes en su dirección política y con una composición heterogénea.

Tampoco debemos infravalorar el auge y ascenso de opciones políticas reaccionarias. La extrema derecha ha consolidado avances en países clave, como Brasil, Italia, EEUU y Francia (en unos ostentando el poder, en otros encabezando la oposición), surfeando la radicalización de unas clases medias adictas al nacionalismo de Estado, al que ven como salida ante la incierta competencia global. En países como Bolivia han sido capaces de orquestar golpes de estado, sin que la izquierda haya sido capaz de armar una respuesta ante su ofensiva. Todo ello en un contexto mundial que ha virado a derecha, conoce diversas expresiones -pese a su actual crisis- de las políticas neoliberales y donde la mayor parte de la población vive bajo gobiernos muy autoritarios (Filipinas, India o Rusia) cuando no directamente dictatoriales de diverso signo (China o las monarquías petroleras absolutistas). Nos encontramos ante un escenario de profunda crisis económica y ecológica que marcará la próxima década. La extrema derecha parece ser la respuesta de las clases medias radicalizadas; la clase dominante sistémica (progresista o conservadora) se encuentra atrapada en una profunda crisis de legitimidad, dependiente del ciclo económico, pero sin adversarios de envergadura enfrente debida a la profunda debilidad de las fuerzas socialistas.

En ese sentido, como apuesta estratégica y tarea de fondo en el terreno de esta recomposición, apostamos por una política que priorice la independencia política de las fuerzas sociales antagonistas. En este contexto, esa diferencia estratégica atraviesa todo el globo: nos negamos a aceptar la dicotomía entre las fuerzas sistémicas oficiales y la extrema derecha, porque eso borra la posibilidad de una alternativa sistémica. Obviamente, somos conscientes de que en algunas circunstancias concretas son necesarios acuerdos entre fuerzas sociales diferentes: pero a nivel general, la construcción de un movimiento anti-sistémico no debe subordinarse a la lógica del mal menor frentepopulista con el liberalismo. Este es quizás el debate central de nuestra época: dentro del movimiento anti-sistémico hay diferentes estrategias y opciones políticas, pero la constitución de una fuerza social opuesta al poder económico sigue siendo la línea de demarcación fundamental.

En el Estado Español, los primeros meses del gobierno progresista confirman las tendencias que analizamos en su momento, aunque por desgracia, esta confirmación no augura automáticamente posibilidades de contrapesarla. El gobierno ha renunciado a los puntos más avan- zados de su programa, como la derogación de la reforma laboral o el fortalecimiento de los servicios públicos. El PSOE ha iniciado un giro a la derecha al que UP es incapaz de responder. La actitud gubernamental ante la fuga del Rey Juan Carlos, el fracaso estrepitoso del escudo social (desahucios, IMV, despidos), inexistencia de reforma fiscal o la fusión de Bankia son elementos que impiden, más allá de la propaganda oficial, caracterizar a este gobierno como “progresista”, en un sentido de que impulsa reformas y relaciones de fuerza favorables a la clase trabajadora. La pandemia también ha acelerado el proceso de caos en el funcionamiento de la administración estatal y ha puesto encima de la mesa la profunda debilidad de los mecanismos redistributivos del raquítico estado del bienestar español. Solo la existencia de una extrema derecha radicalizada (muy activa, con capacidad de marcar la agenda política del PP, con una fuerte imbricación en diversos sectores de la sociedad y un buen manejo del potencial de las redes sociales, aunque ahora mismo minorizada) sostiene a este gobierno como mal menor.

La desmovilización, pasividad y cierto desencanto de la base social progresista no se traducen en una radicalización hacia la izquierda, sino, más bien, en un paulatino y apenas perceptible retiro de la escena pública de buena parte de la base social de la izquierda. Dicho esto, el gobierno aún tiene margen para aguantar. No existe una alternativa ni política ni aritmética a este gobierno ahora mismo. Está por ver si el PP concreta su famoso “giro al centro”, que le permita situarse como una alternativa creíble al PSOE. Pero ha quedado claro que la estrategia gobernista de UP es un rotundo fracaso: no controla mejor al PSOE y su combinación de propaganda de mala calidad y rabietas públicas les hace perder credibilidad de forma constante. La experiencia de los meses del gobierno de coalición indica que el PSOE determina la orientación en lo fundamental -tanto en el plano político como económico- sin que UP tenga capacidad alguna de modificarla. Aunque UP ha perdido la mitad de su electorado durante los últimos años, ahora entra en proceso de perdida de “adhesiones”: veremos qué repercusiones tiene a nivel político y electoral. Pero la consecuencia más obvia es la recuperación total del social-liberalismo como hegemón en la izquierda.

En ese sentido, la crisis de la izquierda afecta también a los movimientos sociales y sindicales. CCOO y UGT, rehenes de su fallida estrategia de concertación social a toda costa, se encuentran completamente entregados a la dinámica gubernamental, paralizados y sin voluntad ni capacidad de movilizar. Los sindicatos radicales, pese a su actitud combativa, carecen de una estrategia de movilización y convergencia con otros sectores sociales, así como de implantación y arraigo suficientes para contrarrestar la hegemonía de los mayoritarios. Los movimientos que han sido la vanguardia en el ciclo anterior (feminista, ecologista, vivienda) se hayan desarticulados organizativamente y bloqueados políticamente, incapaces de ser alternativa sistémica, pero tampoco de presionar en temas concretos a los poderes públicos.

Es obvio que la pandemia ha acelerado procesos que ya venían de antes y que se relacionan con una cuestión poco tenida en cuenta: las derrotas políticas afectan también a los movimientos sociales, sobre todo cuando generacionalmente tienen la misma composición de clase. Desde luego, sigue siendo central para nosotras participar y seguir presentes en ellos, con una perspectiva resistencialista (movilizar lo que queda) y a la vez de apertura (ser conscientes de la necesidad de un nuevo impulso). Pero también debemos iniciar un proceso de reflexión autocrítica: existe una tendencia en ver a los movimientos como algo alternativo a lo político y, en realidad, la configuración está tan profundamente imbricada que es difícil pensarlos, más allá de lo conceptual, como esferas separadas. Sin proyecto político, no hay movimiento, y viceversa.

La única excepción a esta crisis de la izquierda se da en las naciones sin estado. Hablamos de izquierdas socialdemócratas (con excepción de la CUP), pero con una fuerte base social y capacidad electoral. Nuestra apuesta por Adelante Andalucía trata de empalmar con este proceso y dotarlo de un contenido anticapitalista: proceso que se puede acelerar en todo el Estado ante el evidente caos de las administraciones. La crisis nacional-territorial será uno de los ejes centrales durante los próximos años y una gran oportunidad por construir opciones políticas centradas en el auto-gobierno, entendido como la emancipación directa de la gente trabajadora que vive en un territorio concreto. Auto-determinación, en definitiva, como el gobierno de las fuerzas sociales subalternas sobre un territorio, con un horizonte que huya de los repliegues identitarios propios de los nacionalismos de Estado. Se trata de fortalecer y adaptar nuestro proyecto confederal-republicano a las realidades existentes.

En definitiva, nos enfrentamos a un año particularmente duro, en donde la crisis del COVID se entrecruzará con la materialización de una profunda crisis social y económica (y política, como hemos podido ver con el escándalo de la monarquía) que se traducirá en el aumento del paro y la pobreza. El gobierno del PSOE-UP seguirá su senda social-liberal con una UP cada vez más achicada e insignificante, pero con poco margen para romper con el gobierno en buenas condiciones. La debilidad y crisis de la izquierda social seguirá magnificando a Vox mientras el PP trata de recolocarse como partido de gobierno. No descartamos a medio plazo explosiones sociales o de corte anti-político. Estas ya no serán hegemonizadas por la ex-nueva izquierda. En el caso de las primeras, pueden dar lugar a fenómenos progresivos como los chalecos amarillos. En el caso de las segundas, al auge de populismos de extrema derecha que trasciendan el tradicionalismo de Vox. El anticapitalismo debe reorientarse en este escenario y actualizar sus consignas desde la lucha de clases, el feminismo, el ecologismo y la radicalidad democrática, viendo si, por ejemplo, ponemos encima el horizonte (a construir y no a proclamar) de una huelga general en casos como la Comunidad de Madrid. Es decir, se trata de proponer formas de lucha que combatan la debilidad e impotencia estructural del poder político. Hemos entrado en una fase en la que, ante el fracaso evidente de la izquierda institucional, es necesario impulsar formas de lucha que saquen la política de los límites de lo parlamentario, pero también empezar a (re)construir una perspectiva política que recupere el eje “abajo vs arriba” (aunque adopte nuevos lenguajes) frente a una clase política totalmente dependiente o sumisa ante los poderes económicos.

27 DE SETIEMBRE, 45 AÑOS DE LOS ÚLTIMOS ASESINATOS DEL FRANQUISMO

El 27 de Setiembre se cumplen 45 años de los últimos asesinatos cometidos por el estado franquista. El dictador mes y medio antes de su muerte, desapareció de este mundo como vivió toda su vida, haciendo lo que mejor se le daba, matando. El general Franco no escribió ningún tratado sobre la ideología que le mantuvo en el poder casi 40 años, sólo escribió en toda su vida el guion de una película que no pasaría ni los controles de una serie z, solo se especializó en asesinar.

Juan Prdes Manot, «Txiki», Angel Otaegui, militantes de ETA, José Humbert o Baena, José Luis Sanchez Bravo y Ramón García Sanz, militantes del FRAP, fueron asesinados en la madrugada del 27 de Setiembre de 1975, Txki en Barcelona. Ángel Otaegui en Burgos y los tres militantes del FRAP en Madrid.

Antes de las ejecuciones hubo grandes movilizaciones en Euskadi para tratar de pararlas, todas fueron reprimidas con la dureza acostumbrada por la policía y la guardia civil, después de perpetrados los asesinatos se declararon tres días de huelga general en toda Euskadi, el paro fue total y absoluto, fábricas, escuelas, transporte público, hasta la totalidad de la flota pesquera quedó amarrada en los puertos. El franquismo declaró el estado de excepción en Guipuzkoa y Bizkaia, hubo manifestaciones en todo el territorio, reprimidas con fuego real. Un niño resultó herido de bala.

Las protestas internacionales también fueron numerosas, hubo masivas manifestaciones de

repulsa en las principales capitales europeas, el gobierno de Mexico pidió que España fuese expulsada de la ONU, rompió relaciones diplomáticas con el estado franquista y expulsó a su embajador, en Lisboa la embajada española fue asaltada y quemada.

En el resto del estado también hubo numerosas manifestaciones en contra del régimen, yo estaba estudiando en la Universidad de Barcelona y le mismo día que asesinaron a Txiki en Cerdanyola, acudimos aquella tarde militantes de OIC, LCR y CNT a manifestarnos, seríamos unos 200. El pueblo estaba tomado por la guardia civil, aun así logramos manifestarnos durante unos minutos, rápidamente nos dispersamos y volvimos como pudimos a Barcelona, con rabia, mucha rabia.

Aquellos infaustos días Luis Eduardo Aute escribió la canción «Al alba» que cantada por Rosa

León pasó curiosamente la censura:

                 Ni sé que sangra la luna

                 Al filo de la guadaña

                 Presiento que tras la noche

                 Vendrá la noche más larga

                 Quiero que no me abandones

                 Amor mío al alba

 

Mauricio Rodriguez-Gastaminza

SATORRALAIAK METROAREN AURKAKO PROTESTA EGIN DU

SATORRALAIAK METROAREN AURKAKO PROTESTA EGIN DU ETA DONOSTIAKO UDALETXEAREN INKOHERENTZIA SALATU DU “OINEZKOENTZAKO HIRIKO SAREAREN PLANO BERRIA”REN AURKEZPENEAN:
1.EUSKARA
2.CASTELLANO

Satorralaia bizilagunen mugimenduak Donostiako Metroaren eraikuntza salatzeko protesta egin du gaur goizean Udaletxeak “Hiriko oinezkoentzako sarearen plano berria» aurkezteko egin duen ekitaldian. «DONOSTIA OINEZ: METROA ZERTARAKO?» ozenki oihukatu dute hogei bat manifestarik Pilar Arana zinegotzia buru zuen ekitaldi ofizialaren aurrean. Era honetan, Udaletxearen inkoherentzia salatu dugu, hain zuzen ere desplazamenduak oinez edo bizikletaz eroso eta arin egin daitezkeen eta autobus zerbitzu ona daukan gure hirian Metroaren obrak inongo justifikaziorik ez duela aldarrikatzeko. Pilar Arana zinegotziari aurrez-aurre adierazi dio manifestari batek inkoherentzia hori, mugikortasun zinegotzia gure protestarengatik kexuka pankartara hurbildu denean. Zinegotziak ez dio erantzunik eman ahal izan.  Satorralaiak Udaletxearen kontraesana nabarmendu nahi du beraz, “Mugikortasun Jasangarriaren Astea»ren harira gure «hiriak oinez ibiltzeko duen bokazioa indartu»  eta «Donostia bere tamainagatik oinezkoei egokitutako hiri bat dela ikustarazi» nahi omen duen bitartean, Metroaren obra erasokor eta zeharo behargabekoa bultzatzen duelako.

Ertzaintzaren isuna: Gaurko protesta ekintza ekitaldi ofizialera bertara eramateagatik, Ertzaintzak isun bat jarriko duela jakinarazi digula salatzen du Satorralaiak.


SATORRALAIA PROTESTA CONTRA EL METRO Y DENUNCIA LA INCOHERENCIA DEL AYUNTAMIENTO ANTE LA PRESENTACIÓN DEL “NUEVO PLANO DE LA RED PEATONAL” DE DONOSTIA:

El movimiento vecinal Satorralaia ha realizado esta mañana una concentración de protesta contra la construcción de la pasante de Metro ante el acto convocado por el Ayuntamiento para presentar el «nuevo plano de la red peatonal de la ciudad». “DONOSTIA  A PIE: ¿EL METRO PARA QUÉ?” han coreado una veintena de manifestantes ante el acto oficial encabezado por la concejal Pilar Arana. De esta forma, hemos denunciado la incoherencia del Ayuntamiento, manifestando que la construcción de la pasante de Metro no está justificada en nuestra ciudad que permite fáciles desplazamientos peatonales o en bicicleta y que cuenta, además, con un buen servicio de autobuses urbanos. Una manifestante le ha reprochado directamente esta incoherencia a la concejala de movilidad Pilar Arana cuando ésta se ha acercado a la pancarta mostrando su queja por la protesta. A lo cual la concejal no dado respuesta. Satorralaia quiere por tanto poner de manifiesto la contradicción del Ayuntamiento, puesto que impulsa la construcción de la obra eminentemente agresiva e innecesaria de la pasante de Metro en Donostia, mientras que nos presenta con motivo de la «Semana Europea de Movilidad Sostenible» un plano con el que pretende «buscar reforzar la vocación peatonal de la ciudad» «visibilizar que Donostia es una ciudad hecha a escala de los peatones».

Multa de la Ertzaintza:  Satorralaia denuncia por otra parte que la Ertzaintza ha comunicado que pondrá una multa por haber llevado la protesta al acto oficial.