Moción sobre la lucha por el clima de cara a la COP26

1.    Las catástrofes, causadas principalmente por fenómenos meteorológicos extremos ligados al cambio climático, se han duplicado en los últimos 20 años, causando la muerte de más de 1.2 millones de personas en el mundo desde 2000. La catástrofe climática está en curso, con temperaturas estivales sin precedentes en el hemisferio norte y en el sur (incluso en el Ártico y el Antártico), fuegos mortíferos, inviernos excepcionalmente templados y sin nieve en numerosas regiones, perturbación de las tempestades, fenómenos meteorológicos extremos más frecuentes y violentos. Su avance es más acelerado que lo proyectado, debido sobre todo a la subestimación de las retroacciones del calentamiento. Los fuegos monstruosos de Australia han precipitado el riesgo mayúsculo de desencadenar reacciones que desemboquen en un vuelco súbito e irreversible del régimen climático. Produciría en particular un aumento de varios metros en el nivel de los océanos, lo que traería consecuencias terribles para cientos de millones de seres humanos, principalmente en Asia y África, por no hablar de la desaparición de numerosos Estados insulares. 

2.    Mientras que la amenaza se acrecienta cada vez más, la decisión formal de la COP 21 (París) de “mantener el calentamiento netamente debajo de los 2°C mientras continúan los esfuerzos por no rebasar 1.5°C respecto de la era preindustrial” sigue sin aplicarse. La COP 24 (Katowicze) y la COP 25 (Madrid), patrocinadas siempre más por inversores capitalistas, concluyeron en fracasos. La responsabilidad principal recae en los gobiernos estadounidense, chino, brasileño y australiano, así como en el de Arabia Saudí y sus aliados del Golfo. Sin embargo, más allá de las maniobras de bloqueo negacionistas del cambio climático, lo que revelan esos fracasos es fundamentalmente la imposibilidad de la existencia de un capitalismo verde. El calentamiento no puede limitarse por debajo de 1.5°C (o incluso de 2°C) sin arrancar el mal de raíz : la acumulación capitalista basada en la bélica competencia por la ganancia, es decir, el modo capitalista de producción, distribución y consumo que se basa en la propiedad privada y la explotación de la fuerza de trabajo (lo que implica asimismo la explotación de los otros recursos naturales). 

3.    Para materializar el objetivo de la COP 21, las negociaciones deberían apuntar en primer lugar a cerrar la brecha existente entre el objetivo de 1.5°C adoptada en París, por un lado y, por otro, las contribuciones determinadas por país, sobre las cuales el GIEC proyecta un calentamiento de 3.3°C de aquí a finales del siglo. En su lugar, tropiezan desde hace cinco años con el establecimiento del “nuevo mecanismo de mercado” decidido en principio en París para dar mayores medios a remplazar las reducciones de emisiones por supuestas “inversiones limpias” que generen “derechos de emisión”. La experiencia acumulada desde el protocolo de Kyoto muestra que esos dispositivos no suelen ser más que medios para evitar reducir las emisiones, así como un neocolonialismo pintado de verde que acapara los bosques y otros recursos naturales a costas de las poblaciones. Empero, es justamente ese el desafío clave para los capitalistas : hacer creer a la opinión pública que luchan contra la catástrofe, mientras continúan con su obra de acumulación mediante el despojo y la destrucción de la biodiversidad. Antes de discutir cómo cerrar la brecha, los capitalistas y sus representantes políticos quieren conocer la amplitud de esas posibilidades y trincheras. Esa será la condición para el “aumento de las ambiciones”, lo que debería constituir el desafío mayor de la COP 26 (Glasgow).

4.    Más de un cuarto de siglo después de la Cumbre de la Tierra (Río, 1992) y la adopción de la convención marco de Naciones Unidas sobre el cambio climático, las emisiones anuales de CO2 han aumentado un 60%. La concentración atmosférica de bióxido de carbono, en aumento constante, es hoy en día superior de un 50% de los niveles preindustriales y será pronto superior a los del Plioceno, hace entre 2,6 y 5,3 millones de años, cuando no había casquete glaciar permanente en el hemisferio norte y que el nivel de los océanos era 25 metros más elevado que hoy.
Sea en el marco de las COP o en otros, las negociaciones climáticas se subordinan a los imperativos del crecimiento capitalista y de las rivalidades geoestratégicas. Es ilusorio esperar de aquellas medidas objetivamente suficiente a una solución real, respetando la justicia social y climática Norte/Sur, dado que esta solución es incompatible con la acumulación capitalista. Por eso, apoyamos a Greta Thunberg, quién declaró durante la COP 25 en Madrid, la solución no saldrá de esas negociaciones, solo puede resultar de las luchas de los pueblos.

5.    Los años 2019-2020 atestiguaron un desarrollo espectacular del movimiento mundial por el clima con huelgas de bachilleratos, manifestaciones de masas en ocasiones muy nutridas (más de medio millón en Montreal), acciones de desobediencia civil, ocupaciones para bloquear inversiones fósiles, etc. La juventud, las mujeres, los pueblos indígenas y el campesinado confirman su papel motor. La eco-ansiedad ha permitido la eclosión de nuevas redes de activistas (FFF, Rise 2020, XR…) orientadas a la acción, principalmente en los países llamados “desarrollados”. En el mismo tiempo, los movimientos indígenas continuaron y, a menudo, intensificaron su organización contra el capitalismo extractivista y el aumento de robos de tierras, de semillas y de la destrucción de territorios donde vivieron durante siglos, en armonía relativa con la Pachá Mama. Los movimientos indígenas, lxs campesinxs y las mujeres encabezaron muchas luchas de masa en el mundo entero- Argentina, Chile, Ecuador, India etc.- en movimientos no centrados directamente en las reivindicaciones ecológicas. Sin embargo, son aliados esenciales para el movimiento para la justicia climática. En unos contextos, la solidaridad entre movimientos del Norte y del Sur se reforzó. 

 Frente a ello, los gobiernos –cuando dejan de funcionar sus intentos paternalistas de recuperación y cooptación en el dispositivo de la “gobernanza”– responden mediante calumnias, criminalización y represión. Sus formas son especialmente violentas con los pueblos indígenas y las comunidades rurales, cuyos numerosos activistas son asesinados, mientras que los destructores de bosques y otros contaminadores permanecen impunes. Fueron arrasados más de 11 mil km² de selva amazónica en doce meses, resultado directo de la política extractivista y pro agroindustrial de Bolsonaro, que sacó provecho de la pandemia para actuar cuando el mundo miraba hacia otro lado. La aceleración de la deforestación y la multiplicación de los incendios nos acercan a un “desplome” irreversible de la Amazonía. La Cuarta Internacional hace un llamado a la solidaridad más amplia con las víctimas de la represión y del proyecto genocida contra los pueblos autóctonos. Apoya cada iniciativa con voluntad de boicotear las empresas multinacionales o locales implicadas en la destrucción de la Amazonia. Considerando la importancia decisiva de la selva amazónica para el equilibrio ecológico del planeta, la Cuarta llama a movilizaciones internacionales de apoyo a las poblaciones que intentan resistir al proyecto ecocidio del gobierno brasileño. Apoya la campaña en contra de los acuerdos de libre-comercio entre la Unión Europea y el Mercosur, que tendrían consecuencias dramáticas para la Amazonia. 

6.    La única posibilidad realista de detener la catástrofe es trabajar sin descanso por una movilización mundial de masas, sostenida en el largo plazo. Hay que actuar por reunir a todos los movimientos de las y los explotados y de las y los oprimidos para que salgan a las calles decenas de millones, cientos de millones. En lugar de ofrecer consejos a quienes toman las decisiones, como acostumbran unas grandes asociaciones ambientales, hay que desacreditarlos y desestabilizarlos ética, social y políticamente. No será sino cuando la clase dominante vea su dominación amenazada que ciertas corrientes dentro de su seno considerarán abandonar la idea neoliberal del mercado todopoderoso para empezar a adoptar medidas de regulación que son indispensables para atajar, así sea parcialmente, el frenesí productivista. Medidas parciales contribuirán a reforzar la confianza del movimiento social en su capacidad para avanzar en la vía de “cambiar el sistema, no el clima”. Fue en este sentido que la Cuarta Internacional llama a organizar las movilizaciones con ocasión de la COP 26, incluso movilizaciones lo más grande posible en Glasgow, si las condiciones de la pandemia lo permiten.

Esta nueva dinámica en el movimiento climático ya tomó una casilla de salida prometedora. La convocación de la Coalición Cop 26 para “From the Ground Up” en noviembre de 2020 permitió registrar más de 8000 militantes, con muchas personas del Sur, para cinco días de conversación, la mayoría con una base radical, a menudo anticapitalista y ecosocialista. Esto indica posibilidades de juntar movimientos del Sur y del Norte, sindicalistas y militantes de acción directa para ir hacia esta dirección.

El proceso del Galsgow Agreement, que es una plataforma de acción y de articulación estratégica para la justicia climática, que cuenta con más de 30 organizaciones y colectivos de 40 países de 4 continentes. Este acuerdo integra un programa político para la justicia climática, totalmente alineado con el ecosocialismo y la acción directa de masa tanto en el nivel local como internacional.

7.    La derrota de Trump, la crisis sanitar y sus efectos en la producción, aunque también la mejoría de la competitividad de los renovables, en particular en la generación de electricidad mediante energía solar (la solar fotovoltaica y la eólica en tierra son ahora menos caras que el carbón y el petróleo, y pronto aventajarán al gas) : todos estos acontecimientos de los últimos meses modifican la ecuación. Ya ahora, el programa de Biden, el Green Deal europeo y las declaraciones de Beijing comparten el propósito de lograr “emisiones netas de CO2 a nivel cero para 2050”. Parece probable que Estados Unidos, China y la Unión Europea converjan en la COP 26 en relanzar el “capitalismo verde”, como se había decidido en la COP 21.

No obstante, esta convergencia está por debajo de los compromisos requeridos para no rebasar el aumento de 1.5°C. Según el GIEC, para alcanzar este objetivo, las emisiones netas deben bajar 58% mundialmente para 2030 y 65% por lo menos en la Unión Europea y más aún en Estados Unidos.
Además, cero emisiones netas no son cero emisiones, sino una “neutralidad en carbono” compatible con el productivismo capitalista que implica recurrir a soluciones falsas, como la energía nuclear, diversas tecnologías de emisiones negativas con captura de bióxido de carbono, diferentes mecanismos de compensación que van en detrimento de los países del Sur y sus pueblos, incluyendo el despliegue de la geoingeniería. Esta política climática, resueltamente anclada en el mercado y la competencia, aparentemente ambiciosa, le da la espalda al principio de las responsabilidades comunes pero diferenciadas y pone en movimiento una nueva fase de imperialismo verde. Sobre todo, se inscribe sin decirlo en un escenario insensato : el de “superación temporal” del umbral de 1.5°C de aquí a 2050, para después avanzar hacia un hipotético enfriamiento mediante el empleo de tecnologías de emisiones negativas. Aún suponiendo posible dicho enfriamiento tecnológico, la situación es tan grave que hay altas probabilidades de que ocurra un viraje irreversible durante la llamada “superación temporal” del límite. Jamás el antagonismo absoluto entre acumulación capitalista y los límites del planeta había sido tan evidente. Amenaza directamente la supervivencia física de cientos de millones de seres humanos y condena a los demás (y a sus hijas e hijos) a vivir en un mundo devastado, en una biodiversidad desfondada. 

8.    La solución de la contradicción entre nivel de conciencia y necesidad objetiva no reside en identificar una reivindicación inmediata que tienda el puente entre, por un lado, lo que parece políticamente realizable en la coyuntura actual y, por el otro, el programa anticapitalista radical objetivamente necesario para detener la catástrofe. Tampoco consiste en abandonar artificialmente peticiones basadas en los principios revolucionario y ecosocialistas por estar desfasadas con el movimiento de masas. La clave radica en que el movimiento adopte un conjunto de exigencias intransigentes basadas tanto en diagnósticos científicos reconocidos (sin exageraciones catastrofistas) como en los principios de justicia social, igualdad de derechos, emancipación y democracia, y en el derecho de las generaciones futuras a heredar un buen planeta en el cual vivir.

La Cuarta Internacional propuso al movimiento concretizar esta fórmula para adoptar una actitud de desafío, frente a quienes toman las decisiones, en torno de los siguientes puntos :
–    Realizar planes para reducir las emisiones en los distintos sectores de transporte, construcción, energía y agricultura de manera que se mantenga el calentamiento por debajo de la elevación de 1.5°C.
–    Rechazar la idea de la “superación temporal”. Por ejemplo, el GIEC sitúa el punto de inflexión del casquete glaciar entre 1.5 y 2°C. De rebasar estos límites, ningún enfriamiento posterior permitirá volver atrás.
–    Luchar contra las tecnologías peligrosas (nuclear, transgénicos, geoingeniería, bioenergía con captura y almacenamiento de carbono, BECCS por su nombre en inglés). Ninguna captura y almacenamiento pueden servir de excusa para seguir explotando las energías fósiles.
–    Respetar a los pueblos del Sur Global y en particular a los pueblos indígenas, lo que implica el fin de los mecanismos de compensación. Tales mecanismos ponen en el Sur Global la carga de las compensaciones por las emisiones globales de gases a efecto invernadero emitidas por los más ricos, en su propio beneficio, mientras expropian tierras y bosques a los pueblos.

8. La política aborrece el vacío. Y al rellenar este vacío, el movimiento de massa favorecerá las recomposiciones políticas y los esbozos de alternativas, concretizando la posibilidad de construir otro futuro. El “Green New Deal” propuesto por Bernie Sanders y Alexandria Ocasio-Cortéz a los EE-UU debe ser visto en este cuadro. Este Green New Deal no es un programa suficiente para parar la catástrofe: entre otras cosas, no implica rupturas con la dinámica capitalista de acumulación, y no cuestiona los mecanismos neo-coloniales, como la compensación de carbono. Sin embargo, contrariamente a su sustituto propuesto por la Comisión de la Unión Europea, el Green New Deal es un proyecto, y este proyecto desea resolver tanto la crisis social (el empleo, los ingresos, las condiciones laborales) como la crisis ecológica/climática. Ambas características importantes hacen del Green New Deal un evento político y una palanca para ampliar el debate sobre los recursos para parar la catástrofe. En cuanto a esto, el impacto de la propuesta en el movimiento laboral es particularmente importante y tiene que ser privilegiado. 

9.    Evidentemente, no se cambiará el modo de producción sin las y los productores y menos aún en su contra. Es decir, la cuestión estratégica mayor es, más que nunca, la de que el movimiento obrero asuma el compromiso de la lucha por el clima y contra la catástrofe ecológica en general. Durante el último período han ocurrido algunos acontecimientos limitados, pero significativos, que merecen ser divulgados, ya que muestran que este compromiso es posible. Por ejemplo, los “chalecos amarillos” en Francia y el movimiento por el clima han convergido en la lucha contra el gobierno de Macron ; las y los trabajadores altamente calificados de la sede central de Amazon en Seattle desafiaron a Jeff Bezos al ponerse en huelga, se manifestaron por la convocatoria de Greta Thunberg, y exigieron que la empresa se comprometa a salvar el clima ; en Suiza, en el cantón de Ginebra, responsables sindicales colaboraron estrechamente con el movimiento juvenil por el clima y el movimiento feminista en la preparación de la “huelga por el futuro” del 15 de mayo de 2020 ; la pandemia y el confinamiento reposan sobre la cuestión de las producciones inútiles que pueden y deben detenerse, y sobre actividades indispensables, pero desvalorizadas, de apoyo a la vida que son efectuadas en su gran mayoría por mujeres. La Cuarta Internacional llama al sindicalismo de izquierda a apoyarse en este tipo de iniciativas y reflexiones para extender la conciencia entre sus camaradas de trabajo con el propósito de que se comprometan con las luchas ecosociales. La meta a seguir consiste en llevar al movimiento obrero a establecer su propia agenda de reivindicaciones a partir de la forma en que el cambio climático afecta a las y los trabajadores, tanto en sus condiciones de trabajo como de su existencia en general, y a organizarse para una “transición justa” que significa algo.

10. Para resumir, la Cuarta Internacional convoca sus secciones y simpatizantes a organizar la movilización lo más fuerte posible para la COP26 en Glasgow a finales del año, y antes, a lo largo de todo este mismo.

La Cuarta Internacional reafirma que sea imperativo realizar reducciones de emisiones necesarias para mantener el aumento de la temperatura bajo del 1,5 grados. Esto incluye la adopción de un nuevo conjunto de contribuciones muchas más radicales en el nivel nacional, con un calendario centrado en la próxima década y no en 2050, y una transferencia masiva de dinero hacia el Sur para financiar la justicia climática. 

Respecto a la COP26, se trata de construir movilizaciones para plantear un desafío a las elites a actuar para invertir la tendencia actual y de rechazar sus excusas para no hacerlo. Los gobiernos pueden pronto suministrar cambios mayores cuando deciden hacerlo- por ejemplo, para hacer la guerra, pueden convertir sus ahorros en unos meses. La propia crisis del Covid nos enseñó que los gobiernos pueden encontrar enormes sumas de dinero cuando deciden hacerlo. ¡Qué lo hagan para el clima!

Los puntos de apoyo y las propuestas para la movilización son las siguientes: 
a) La segunda edición del evento de la Coalición COP26, “From The Ground Up” al fin de marzo, esta vez intitulada “Taking Action Now”, cuyo objetivo será desarrollar planes de movilización, al nivel local y mundial. 
b) Una movilización máxima para la propia COP de Galsgow. En función de las posibilidades, esto podría incluir manifestaciones físicas en Glasgow, y en otras partes del mundo, acciones descentralizadas y una convergencia en linea si un cumbre de los pueblos en Glasgow no fuese posible. 
c) La actividad de la red “Glasgow Agreement”.
d) La propuesta de una huelga mundial para el clima por el “Golbal Ecosocialist Network” en relación con la COP26 en noviembre de 2021.

Partiendo de la actividad y de las perspectivas en los distintos países, una asamblea específica aportará una precisión sobre nuestras propuestas para la construcción de una movilización. 

24 de febrero 2021

Resolución adoptada (52 a favor, 4 NV) por el Comité Internacional de la Cuarta Internacional

Funtsezko emakumezko langileen prekarietaterik ez!. Aberastasun eta lan-banaketa, orain!

(Abajo en castellano)

Azken urtean mundua kolpatu duen pandemiak agerian utzi ditu, are gordinago, emakumeoi eragiten diguten zapalkuntza ugariak. Era berean, adierazi behar da murrizketa desberdinek, konfinamenduak eta covid-ak eragindako krisi ekonomikoak ez digutela guztioi berdin eragiten.

Osasun-krisiak agerian utzi du zaintza-lanak ezinbestekoak direla bai lan-munduan bai familia-inguruneetan, eta gehienak emakumeek egiten dituztela. Hala eta guztiz ere, gizartean gutxien ezagutzen diren eta okerren ordaintzen diren lanak izaten jarraitzen dute. Pandemiak osasun- eta zaintza-sistema publikoak eraginkortasunez indartzeko balio beharko luke, pribatizazioekin irabaziak lortzen dituzten enpresa pribatuen kontrola hartuz eta langileen lan-baldintzak hobetuz. Hala ere, erabat alde batera utzi da langileek eta erabiltzaileek erabakietan parte hartzea, eta aurretik jarri dira azpikontratazioen bidez zerbitzuak ematen dituzten korporazio handien interesak. Hala aldarrikatzen dute egoitzetako, etxeko arretako edo haur-eskoletako langileek, oraindik ere mobilizatzen jarraitzen baitute, lan- eta zerbitzu-baldintza duinak lortzeko.

Etxeko konfinamenduak eta horren aldaerek errenta eta klase desberdintasunak areagotu dituzte. Beste behin ere, emakumeak dira, oro har, etxebizitza duina eskuratzeko zailtasun handienak dituztenak, eta, bereziki, ama ezkongabeak, emakume langile prekarioak eta gaizki ordainduak edo emakume migratzaileak.

Bestalde, krisi ekonomikoak, sanitarioak, sozialak eta ekologikoak gure auzoak eta bizitzak asaldatzen dituen bitartean, enpresa handiek aberasten jarraitu dute. Horrela, ikusi dugu aberastasun eta enpresa handiak krisiaz baliatu direla aberatsago ateratzeko eta desberdintasunek gora egiten jarraitu dutela. Gainera, etxegabetzeek, argi etenek eta kaleratzeek jarraitzen duten bitartean, Europako erreskatearen milioiak enpresa handietara joango dira, Iberdrolara eta Petronorrera, esaterako. Erreskate horrek ez digu mesederik egingo, baina, beste behin ere, behekoek ordainduko ditugu: pentsioen murrizketak, pribatizazioak, eskubideen galera, kapitalismoaren makillaje berdea…

Antikapitalistok argi daukagu, orain inoiz baino gehiago, etorkizun emantzipatzaile eta alternatibo bat adierazi behar dugula, guztientzako bizitza duinak bermatzeko. Eta mugimendu feministak -antikapitalista eta antiarrazistak- ekarpen handia egin behar dio eraikuntzari. Kapitalismo ekozida da jasaten ari garen krisi anitzen erantzulea, eta giza bizitzaren eta planetaren kontura bizirik dirauen eredu baten aurrean, ekofeminismoa konponbidea dela baieztatzen dugu. Erregai fosilen amaiera, makrogranjen amaiera, patenteen amaiera eta mugen amaiera, ugalketa- eta klima-justiziaren alde.

Kontua ez da soilik diskurtso handiak eraikitzea, baizik eta eskubideak murrizteko eta publikoa pribatizatzeko politika neoliberalak iraultzeko eta eskubideak berriz konkistatzeko gai izatea. Horregatik, Etxeko Langileak Gizarte Segurantzaren erregimen orokorrean sartzea eskatzen dugu, migratzaileen egoera administratiboa erregularizatzea, lanaldia murriztea lanak banatu ahal izateko edo erreforma fiskala egitea aberastasuna birbanatzeko funtsezko neurri gisa. Gainera, eguneroko erresistentziak, zaintza-sareak eta alternatibak zabaltzen jarraituko dugu auzo eta herrietan, bizitza erdigunean jartzeko eta korporazio handien mende egoteari uzteko.

M-8 honetan, berriz ere, kaleak eta espazio publikoa okupatzeko deia egiten dugu, osasun-neurriak zorroztuz eta segurtasun-neurriak bermatuz.

 


 

Basta de precariedad para las trabajadoras esenciales. ¡Reparto de riqueza y trabajos, ya!

La pandemia que ha golpeado el mundo en el último año ha puesto de manifiesto, con todavía mayor crudeza, las múltiples opresiones que nos atraviesan a las mujeres. También hay que señalar que las diferentes restricciones, el confinamiento y la crisis económica desencadenada por el covid no nos afectan por igual a todas.

La crisis sanitaria ha visibilizado que las tareas de cuidados tanto en el mundo laboral como en los entornos familiares son imprescindibles y son llevadas a cabo en su inmensa mayoría por mujeres. A pesar de ello, siguen siendo los trabajos menos reconocidos socialmente y peor pagados. La pandemia debería servir para reforzar, de forma efectiva, los sistemas públicos de salud y cuidados, tomando el control de las empresas privadas que se lucran con las privatizaciones y mejorado las condiciones laborales de las trabajadoras. Sin embargo, se ha obviado totalmente la participación de trabajadoras y usuarias en la toma de decisiones y se han puesto por delante los intereses de las grandes corporaciones que prestan los servicios a través de subcontrataciones. Como reivindican las trabajadoras de residencias, atención domiciliaria o haurreskolas, que siguen movilizándose para conseguir condiciones laborales y de servicio dignas.

El confinamiento domiciliario y sus variantes ha acrecentado las diferencias de renta y clase. Una vez más, son las mujeres en su conjunto las que más dificultades tienen para acceder a una vivienda digna, y especialmente las madres solteras, trabajadoras precarias y mal pagadas o migrantes.

Por otra parte, mientras la crisis económica, sanitaria, social y ecológica asola nuestros barrios y nuestras vidas, las grandes empresas han seguido enriqueciéndose. Así, hemos visto cómo las grandes fortunas y empresas se han aprovechado de la crisis para salir más ricas y cómo las desigualdades han seguido en aumento. Además, mientras siguen los desahucios, los cortes de luz y los despidos, los millones del rescate europeo van a ir a las grandes empresas como Iberdrola o Petronor. Un rescate que no nos beneficiará pero que pagaremos, una vez más, las de abajo: recortes en las pensiones, privatizaciones, pérdida de derechos, maquillaje verde del capitalismo…

Desde Antikapitalistak tenemos claro que, ahora más que nunca, necesitamos señalar un horizonte emancipador y alternativo, para garantizar vidas dignas para todas. Y el movimiento feminista -anticapitalista y antirracista- tiene mucho que aportar a su construcción. El capitalismo ecocida es el responsable de las múltiples crisis que estamos sufriendo, y ante un modelo que sobrevive a costa de la vida humana y del planeta, afirmamos que el ecofeminismo es la solución. Una alternativa que pasa por el fin de los combustibles fósiles, el fin de las macrogranjas, el fin de las patentes y el fin de las fronteras, en favor de una justicia reproductiva y climática.

No se trata solo de construir grandes discursos, sino de ser capaces de revertir las políticas neoliberales de recortes de derechos y privatización de lo público y volver a conquistar derechos. Por ello reclamamos la incorporación de las Trabajadoras de Hogar al régimen general de la seguridad social, regularización de la situación administrativa de las personas migrantes, reducción de la jornada laboral para poder repartir trabajos o una reforma fiscal como medida fundamental para redistribuir la riqueza. Además, seguiremos ampliando las resistencias cotidianas, las redes de cuidado y las alternativas en los barrios y pueblos para poner la vida en el centro y dejar de depender de las grandes corporaciones.

Este 8-M, una vez más, llamamos a ocupar las calles y el espacio público, extremando las precauciones sanitarias y garantizando las medidas de seguridad.

   
 

 

SOLIDARIDAD CON MYANMAR/BIRMANIA

Últimas noticias: el domingo 28 de febrero, la policía antidisturbios y los soldados dispararon, a menudo de forma indiscriminada, contra la población en muchas partes del país, matando, según el diario birmano The Irrawady, al menos a 13 personas e hiriendo gravemente a muchas otras (informe provisional). Se trata de un esfuerzo concertado para romper el movimiento de desobediencia civil. Está en marcha una nueva oleada de detenciones, con más de 830 personas posiblemente detenidas o en busca y captura. El lunes 1 de marzo continuaron las detenciones, pero el ejército no parece haber reanudado los intensos ataques del día anterior ante la construcción de barricadas por parte de los manifestantes para proteger sus barrios. Se ha alcanzado una nueva etapa en la represión, lo que hace más urgente el fortalecimiento de la solidaridad internacional. (1 de marzo de 2021)

El ejército birmano (Tatmadaw) ha ostentado el poder de forma ininterrumpida desde 1962 – no lo ha conquistado con el reciente golpe de estado del 1 de febrero de 2021. Este tampoco es la expresión de una simple lucha entre facciones militares, como ocurrió en ocasiones anteriores, aunque sirva a las ambiciones políticas del Jefe del Estado Mayor, Min Aung Hlaing, que alcanza la edad de jubilación este año. El golpe de Estado es, en gran medida, un «golpe de Estado preventivo» ante una situación política que se ha ido de las manos. Birmania atraviesa una profunda crisis socioeconómica y político-institucional que refleja la magnitud de las convulsiones que se están produciendo en la sociedad, así como el impacto de la crisis sanitaria provocada por el Covid-19 cuya gestión por parte del régimen ha sido catastrófica.

Al no haber tomado la medida de estas revueltas, el personal del Tatmadaw probablemente no esperaba el inmenso movimiento de desobediencia civil, inicialmente en gran parte espontáneo, provocado por el golpe. La anterior movilización masiva contra la dictadura militar, protagonizada por el movimiento estudiantil y los funcionarios, se remonta a 1998, cuando el régimen la aplastó por la fuerza. Hoy, la movilización parece ser aún más amplia. Casi todos los estratos sociales, al menos en las ciudades, participan en la protesta, al igual que casi todos los componentes de la Unión de Birmania, multiétnica. Rápidamente se ha formado un órgano para la acción, el Comité de Desobediencia Civil (CDM), una novedad respecto a 1988.

Tras las elecciones de 2015, ganadas mayoritariamente por la Liga Nacional para la Democracia (LND) de Aung San Suu Kyi, al año siguiente se alcanzó un acuerdo (muy desigual) de reparto del poder entre el ejército y Suu Kyi, que debía iniciar una «transición democrática pacífica». El golpe de Estado del 1 de febrero sancionó el fracaso de esta transición. Sin embargo, durante este periodo, la sociedad civil pudo reforzarse y adquirir nuevas experiencias, amplificando una dinámica iniciada una década antes, tras la apertura económica del país, con el desarrollo de la masa asalariada industrial a menudo formada por mujeres jóvenes, sindicatos (sobre todo en el sector de la confección orientado a la exportación), asociaciones y ONG, una prensa crítica o sindicatos, y la celebración de elecciones. Se han forjado lazos de solidaridad internacional y la lucha por los derechos sociales y democráticos ha ganado en legitimidad. Sin embargo, hay que señalar que la LND ha intentado conducir estos movimientos en su propio beneficio únicamente hacia el terreno electoral y que su gobierno ha adoptado leyes que restringen las libertades.

El conflicto entre Aung San Suu Kyi y los líderes del ejército no se centró principalmente en cuestiones de orientación política general. Los militares sospechan ciertamente que Pekín ha financiado la campaña electoral de la LND. Han luchado y probablemente lucharán contra los movimientos nacionales que han recibido ayuda de China. Sin embargo, tienen que lidiar con su gran vecino, que está invirtiendo masivamente en el país, desarrollando infraestructuras, especialmente para la construcción de un puerto de aguas profundas en la región de Rakine (Arakan). Para Xi Jinping, Birmania tiene una importancia estratégica: constituye un «corredor» que le permite acceder al océano Índico, evitando el estrecho de Malaca, que podría cerrársele en caso de conflicto regional.

La tragedia de 2017 confirma que la crisis entre la LND y el Estado Mayor no era respecto a esta cuestión, sino todo lo contrario. Bajo la égida del general Min Aung Hlaing, los militares y los paramilitares atacaron a los rohingyas, una población predominantemente musulmana que sufrió una terrible masacre, para facilitar el establecimiento de los intereses chinos e indios en su territorio. La extrema violencia de las persecuciones provocó el éxodo masivo de 730.000 miembros de esta comunidad. Lejos de denunciar las matanzas, Aung San Suu Kyi -¡ayer Premio Nobel de la Paz! – ha hecho campaña, incluso en el ámbito internacional, para defender con uñas y dientes el régimen genocida, perdiendo toda credibilidad democrática y humanitaria. En efecto, al igual que el núcleo del régimen militar, Suu Kyi propugna el etnonacionalismo bamar (población mayoritaria de Birmania), que impregna su concepción de la Unión Multiétnica, y no ha mostrado ninguna consideración por los rohingyas, cuyo nombre se negó incluso a pronunciar. En el calvario, los rohingyas no han recibido ningún apoyo de las nacionalidades de la Unión.

El pulso entre Suu Kyi y Min Aung Hlaing ha sido principalmente institucional. El compromiso de 2016 no resolvió la cuestión de la reforma constitucional. La Constitución de 2008 concede al ejército el 25% de los escaños (designados por el Estado Mayor y no elegidos) tanto en el Parlamento como en el Senado. Se necesita un mínimo del 75% de los votos para modificarlo. Los legisladores no elegidos, junto con sus aliados, son capaces de bloquear cualquier enmienda que vaya en contra de sus intereses. Además, aunque la presidencia del Estado es por derecho una personalidad civil, la Junta ha introducido una cláusula en la Constitución especialmente redactada para impedir que Aung San Suu Kyi ocupe el cargo: las personas con cónyuge o hijos extranjeros (que es su caso) no pueden presentarse a él. Por lo tanto, sólo era Jefa de Estado «de facto», como Consejera, y no con título.

En las elecciones libres de noviembre de 2020, la LND obtuvo un éxito abrumador (83% de los votos) a costa del partido militar. Gracias a sus sucesivos éxitos electorales, Suu Kyi estaba en condiciones de exigir el desbloqueo de la situación institucional, a lo que el Estado Mayor y Min Aung Hlaing se negaron, a pesar de que ninguna modificación de la Constitución podía adoptarse en contra de su voluntad gracias a la cuota de escaños no elegidos de la que disfrutan en el Parlamento. Cada vez más ilegítima, la junta recurrió a un golpe de estado preventivo.

Signo de los nuevos tiempos, la resistencia al putsch adquirió inmediatamente una dimensión masiva. Los jóvenes vuelven a estar al frente de la lucha, incluidos los jóvenes que cursan estudios preuniversitarios. Esta generación -Gen Z- es muy diferente de la que protagonizó la movilización de 1988. Especialmente abierta al mundo, domina los modernos modos de comunicación, es muy inventiva y reactiva, e integra las mismas formas de acción que sus homólogos de la región, en particular de Tailandia, desde el teatro callejero hasta el símbolo de los tres dedos apuntando al cielo, en referencia a la serie de novelas y películas Juegos del Hambre. El cambio de época es especialmente evidente en este caso, ya que el país había permanecido aislado durante mucho tiempo por el régimen militar.

Asimismo, el personal sanitario, los funcionarios, los profesores, los periodistas, los empleados públicos y privados, los recolectores de basura, los bomberos, los empresarios y los comerciantes también se mostraron en desacuerdo. Toda la sociedad está preocupada. La Confederación de Sindicatos de Myanmar (CTUM) convocó una huelga general el 8 de febrero, que afectó a muchas empresas de propiedad militar. El movimiento se ha extendido al campesinado, desestabilizado por el flujo de inversiones extranjeras. Las comunidades locales se oponen a los proyectos mineros o a la construcción de presas. Entre los componentes que desempeñan un papel especialmente significativo en esta movilización están la Generación Z, los mayores de la generación del 88 y el movimiento sindical, que cooperan en el Comité de Desobediencia Civil (CDM). Defendiendo la no violencia activa, llevan a cabo huelgas paralelas, así como acciones «fluidas» o concentraciones masivas. El CDM ayuda en particular a organizar la solidaridad con los huelguistas que se encuentran sin ingresos. Otro componente de la resistencia es la LND, cuyos cuadros son sistemáticamente objeto de represión. Las movilizaciones en el país de Bamar suelen tener lugar bajo las banderas de la Liga y el retrato de Aung San Suu Kyi.

La mayoría de las nacionalidades también han entrado en movimiento. Sin confiar en Suu Kyi, una etno-nacionalista bamara, ven en el golpe un mayor peligro de intervención militar contra ellos. Dado que la cuestión de la reforma constitucional está en el orden del día, plantean sus propias reivindicaciones, planteando la cuestión de un verdadero federalismo. Los derechos de las nacionalidades son una cuestión clave para el futuro de la Unión de Birmania.

La generación de oficiales superiores al frente del ejército no tiene la misma formación que la que antes tenía la dictadura birmana. Dirige dos grandes conglomerados cuyos beneficios dependen del comercio regional, pilares del «capitalismo kaki», así como del lucrativo comercio de jade y otras piedras preciosas, narcóticos y madera. Probablemente pensaron (con razón) que sus vecinos asiáticos, las cámaras de comercio y las transnacionales se acomodarían al golpe. Sin embargo, el poder del movimiento de desobediencia es tal que los socios económicos de Birmania (con algunas excepciones como China) tuvieron que tenerlo en cuenta. Las transnacionales, en particular, temen enfrentarse a campañas de boicot, como ocurrió en el pasado.

La junta puso a prueba la represión policial, que se saldó con cinco víctimas. Detuvo a más de 700 personas. Mostró su fuerza sacando al ejército de los cuarteles. Esto sólo sirvió para radicalizar la protesta. Parece que ahora está jugando con el tiempo, esperando que el movimiento se agote, debido al terrible empobrecimiento de la población. Busca dividir a la oposición (cooptando a ciertas personalidades para un gobierno civil). La extensión geográfica del capitalismo clientelar le permite cooptar a miembros de la élite local. También llega a acuerdos con algunos representantes de distintas nacionalidades. Promete elecciones (controladas) para apaciguar a los gobiernos extranjeros. Sin embargo, no se puede excluir que un día opte por una represión masiva y sangrienta.

En estas difíciles condiciones, la Cuarta Internacional afirma su total solidaridad con el gran movimiento de desobediencia civil en curso, cuyo alcance, compromiso y dinamismo saluda.

  • Exige la liberación incondicional de todos los presos políticos.
  • Apoya a las nacionalidades en la defensa de sus derechos.
  • Pide la derogación de todas las leyes represivas (sobre todo en el ámbito de la ciberseguridad) que permiten la represión sin obstáculos; la protección de manifestantes y huelguistas; el respeto a la libertad de expresión y de prensa, la libertad de asociación y los derechos sindicales…
  • La participación de Birmania en las organizaciones internacionales, empezando por la ASEAN, debe suspenderse hasta que se celebren elecciones democráticas y se forme un gobierno civil, libre de la tutela militar.
  • Los militares poseen dos enormes conglomerados, la Myanmar Economic Corporation (MEC) y la Myanmar Economic Holdings Limited (MEHL). Hay que poner fin a toda cooperación con estos conglomerados y congelar los activos en el extranjero de los miembros de la junta y sus aliados. Hay que boicotear los productos de las industrias controladas por los militares.
  • Deben cumplirse las condiciones para una amplia reforma constitucional. Una simple vuelta a la situación anterior al 1 de febrero no tiene sentido: el ejército ya estaba en el centro del poder, podría de nuevo bloquear cualquier transición democrática.
  • La experiencia regional (Tailandia…) e internacional demuestra que la tendencia general al endurecimiento de los regímenes autoritarios se topa con revueltas populares capaces de obtener victorias significativas. El pueblo birmano recibió inmediatamente el apoyo de la Alianza informal del Té con Leche, activa en Hong Kong, Taiwán, Birmania y Tailandia. ¡Ha llegado el momento de afirmar un nuevo internacionalismo basado en la solidaridad!

REFLEXIONES SOBRE LAS ELECCIONES EN CATALUNYA

Opinion. : Mauricio Rodriguez-Gastaminza Suarez.

Las últimas elecciones en Catalunya han dejado varias incertidumbres y también varias certezas. La única fuerza que ha subido en votos ha sido el PSC , el resto ha descendido. El descenso más pronunciado lo ha protagonizado Ciudadanos. Esto se ha debido a la confluencia de varios factores.El ascenso espectacular del PSC, con el antiguo ministro de Sanidad como aspirante a presidir la Generaltat, es un voto útil moderado alejado de posiciones independentistas, pero también lejos de posiciones furibundamente españolistas y anticatalanistas.

  1. Este ascenso del PSC corrobora, una vez más, la complejidad y diversidad de la actual sociedad catalana.
  2.  Los votos de la CUP. En estos momentos la CUP está muy fragmentada endiferentes posiciones. La postura que prioriza el independentismo se concentra sobre todo, en las zonas de la Catalunya más profunda, Girona, Lleida, norte de la provincia de Barcelona y ciertas zonas de Tarragona, sin embargo, en las zonas más industrializadas, como el Baix Llobregat, un sector nada desdeñable de los anticapitalistas ha puesto en primer término la demanda de soluciones socialesradicales y la denuncia de los innumerables recortes en Sanidad y Educación que los anteriores gobiernos han llevado a cabo. Curiosamente ha sido en estas zonas industriales donde la Cup ha obtenido sus mejores resultados.
  3. JxC y ERC. Las dos fuerzas han descendido en votos, no así en escaños debido a la fuerte abstención. JxC enmascarando sus recortes neoliberales en un sospechoso radicalismo independentista ha recogido los votos de la burguesía catalanista y en menos medida de sectores independentistas rurales. ERC con una larga tradición republicana, ha recogido los votos de la gente que ve a esta fuerza como la postura histórica más republicana y catalanista. Su pérdida de votos, además de la abstención, también puede ser debido a la visión que el electorado tiene de su complicidad en los recortes que los últimos gobiernos de la Generalitat de los que ha formado parte, han perpetrado.

    Nota – Para conocer mejor los desmanes, robos y recortes cometidos por los gobiernos de Pujol y Cia. Recomiendo el libro de Jordi Amat “El hijo del chófer” Ed. Planeta.

  4. PP, Ciudadanos y Vox. Tanto el PP como Ciudadanos han pasado a ser fuerzas residuales en Catalunya, especialmente el PP. Los anticatalanistas más recalcitrantes han preferido a Vox que ha sabido tocar su fibra más sensible y ha apelado al racismo cada vez más presente en la sociedad catalana. También ha utilizado con inteligencia la islamofobia que late en una parte del electorado cada vez mas amplio. Ha ligado demagógicamente delincuencia con inmigrantes de origen árabe, 10% de la población, y el mensaje ha calado en una parte de la población mas conservadora y rural de Catalunya.
  5. EnCP, Se ha librado un poco de la deriva estatal de UP, debido sobre todo a la figura de Ada Colau y a la tradición que recoge IC, y el PSUC histórico, poco más.

A modo de conclusión. Estas elecciones han demostrado por un lado la gran abstención y al hartazgo que la gente tiene de los diferentes gobiernos que no han sabido o no han querido solucionar sus problemas más cotidianos, como la Sanidad, Educación o Vivienda. Por otro lado, al polarizarse la sociedad catalana entre independentismo y españolismo, nadie ha utilizado la opción soberanista como eje que seguramente aglutinaría más voluntades.

Mauricio Rodriguez-Gastaminza Suarez.

 

Solidaridad con Mamadou #MamadouFica (Mamadou se queda)

Portugal

«En carne y hueso con Mamadou Ba», para oponerse a los perfiles falsos y los bots utilizados por la extrema derecha en las redes sociales, es el nombre de una campaña de solidaridad que en pocos días movilizó a cientos de personas enviando vídeos, textos, canciones u otras formas de participación en una respuesta virtual conjunta al racismo y la persecución de activistas antirracistas en Portugal.

La campaña fue una forma creativa de superar las dificultades actuales impuestas por la pandemia (el país está en confinamiento desde finales de 2020) para responder a una petición que exigía la deportación de Mamadou y que obtuvo 15.000 firmas (muchas de las cuales eran falsas). A diario siguen llegando múltiples contribuciones, tanto de desconocidos como de conocidos artistas, periodistas, políticos y activistas, véase aquí.

Mamadou Ba es un camarada de la Cuarta Internacional en Portugal. Es un activista negro con una trayectoria de décadas. Nació en Senegal y se organiza especialmente en esa comunidad, pero tiene nacionalidad portuguesa. Por su papel como portavoz de la organización antirracista SOS Racismo, Mamadou ha sido a menudo objeto de campañas y amenazas por parte de la ultraderecha, con el apoyo de empresas que fabrican bots y perfiles falsos, manipulación de vídeos y noticias falsas para atacar a los activistas antirracistas, así como a las primeras mujeres negras elegidas como diputadas. Recientemente, una petición exigiendo su deportación alcanzó las 15.000 firmas (muchas de las cuales eran falsas).

Lo que distingue a esta petición en particular de otras es el eco que ha obtenido en los medios de comunicación, que han vuelto a amplificar acríticamente las narrativas de la extrema derecha en un momento en que el candidato del partido de extrema derecha Chega ha demostrado su potencial de crecimiento al obtener más del 11% del voto popular en las elecciones presidenciales del 24 de enero (frente al 1,29% en las anteriores elecciones legislativas, con las que eligió a su único diputado).

Este particular ataque a Mamadou Ba tuvo lugar en el contexto de la muerte de Marcelino da Mata, el soldado más condecorado del ejército portugués, que sirvió en más de 2.000 operaciones en la Guerra Colonial de Guinea, algunas de las cuales fueron calificadas como crímenes de guerra y Portugal fue condenado por las Naciones Unidas por estas operaciones. Era un guineano que luchaba a favor del poder colonial. Da Mata, que se jactaba de sus actos de tortura y era un militante de extrema derecha, falleció el 18 de febrero como consecuencia de una enfermedad covídica, a los 80 años. Otro partido de la oposición de derechas, el CDS-PP, que lucha por su supervivencia ante el ascenso de Chega, propuso un voto de pesar por su muerte en el Parlamento portugués y la expulsión de Mamadou Ba del grupo de trabajo gubernamental sobre el racismo.

Ba fue una de las numerosas figuras públicas que condenaron este homenaje a un criminal de guerra que colaboró con el régimen fascista de Salazar. Pero como activista negro, es contra él que se dirige la mayor campaña de odio.

Aunque la petición de deportación no tenga éxito, eso no disminuye la necesidad de que nos solidaricemos con él en particular y condenemos a los que fomentan el odio racista. Por el momento, la campaña sólo acepta contribuciones en portugués.

Como Mamadou Ba y muchas otras personas, estamos de acuerdo en que Marcelino da Mata es un criminal de guerra que no merece ningún respeto». Solidaridad con Mamadou #MamadouFica

25 de febrero de 2021

A continuación, publicamos una declaración de SOS Racismo

Nota de repudio

Las posiciones del activista antirracista Mamadou Ba, basadas en el pleno ejercicio de una democracia plural, han sido blanco frecuente de ataques que van más allá de la legítima contradicción, para convertirse en insultos, un ataques difamatorios e incluso amenazas personales.

Esta escalada de odio e intolerancia ha alcanzado recientemente un nuevo nivel tras las declaraciones de Mamadou Ba sobre la visibilidad y los honores de Estado concedidos a Marcelino da Mata.

Siguiendo una opinión que ni siquiera es aislada (varias personas e instituciones han condenado los elogios a Marcelino da Mata), Mamadou Ba ha sido el centro de varias peticiones pidiendo su expulsión del país, una de ellas con unas 15.000 firmas.

Aunque la validez jurídica de estas peticiones sea nula, su repercusión en el espacio público y su proyección en las redes sociales y los medios de comunicación merecen nuestra máxima preocupación. Revelan:

– La permeabilidad del espacio público no sólo a la calumnia y al escarnio, sino, sobre todo, al mensaje que considera la deportación como un castigo adecuado para una especie de delito de opinión;

– El magnetismo ejercido en ciertas instituciones y partidos, desde los más recientes hasta algunos que se proclaman cofundadores de la Democracia Portuguesa, por el ímpulso racista, por el discurso del odio, por la furia nacionalista;

– La forma en que este tipo de peticiones son aceptadas rápida y expresivamente por los mismos que se revuelven ante la acusación de racismo.

Por todo ello, SOS Racismo repudia el contenido de estas peticiones, apelando a la solidaridad de otras personas e instituciones, en el necesario afán de una sociedad democrática, plural y crítica.

18 febrero 2021

El Pacto de Toledo, contra el Sistema Público de Pensiones

 

Comunicado del Área de Pensionistas de Anticapitalistas
– El Pacto de Toledo, –en adelante P.T.– viene siendo desde hace más de 25 años, el medio a través del cual se lleva a cabo la política de colaboración de clases en el tema de las pensiones públicas, entre las direcciones de CCOO y UGT, la izquierda del régimen y la derecha política, bajo la atenta supervisión de la banca y los fondos de inversión, y de las diversas instituciones a través de las que se expresa la orientación sobre las pensiones del neoliberalismo dominante. El P.T. ha sido así el instrumento mediante el que se han ido aceptando –y proponiendo cuando se estaba en el gobierno– por parte de la izquierda reformista, política y sindical, modificaciones legislativas y recortes de derechos, que han ido deteriorando y dificultando el acceso a la jubilación y reduciendo la cuantía de las pensiones, dentro de la lógica neoliberal, de que no hay recursos para garantizar pensiones públicas dignas para todas : En sus más de 25 años de vida, no ha promovido ni una sola medida que mejore el acceso a la pensión y la cuantía de la misma, de la inmensa mayoría de las personas asalariadas. En eso precisamente consiste la colaboración de clases: en pintar como producto del acuerdo y la negociación, lo que no es sino aceptación de las medidas y propuestas de los de arriba.
– Durante la anterior legislatura, la comisión parlamentaria no alcanzó el consenso sobre las recomendaciones propuestas, básicamente por la oposición de Podemos entonces en la oposición, a las mismas. Con la constitución del nuevo gobierno de coalición, y la entrada en el mismo de UP, la comisión reinició sus trabajos donde los había dejado en 2019, pero esta vez, contando con el apoyo a las recomendaciones de UP, que tras la entrada en el gobierno, ha cambiado de posición, dando así la espalda al movimiento pensionista. Así, la comisión aprueba las recomendaciones por amplia mayoría, con la sola abstención de EH- Bildu y ERC, y el voto en contra de Vox. Las recomendaciones se encuentran en fase de enmiendas, antes de ser sometidas a votación en el pleno del congreso.
– Las recomendaciones, han sido presentadas por los medios de la manera habitual: resaltando las que suponen mejoras –muy pocas– y ocultando aquellas que consolidan recortes en el acceso y cuantía de la pensión, y que suponen mantener en vigor las reformas de pensiones de 2011 y 2013, –una parte importante de las mismas– y sobre todo las que significan un avance en la privatización del sistema público de pensiones . Porque no cabe duda, que las recomendaciones que recogen propuestas positivas para las y los pensionistas, son producto de las movilizaciones del movimiento pensionista contra la subida del 0,25% y el factor de sostenibilidad y por el mantenimiento del poder adquisitivo de las pensiones, y mas en general, de la presión del movimiento para conseguir un sistema de pensiones públicas sostenible y suficiente para garantizar pensiones dignas.
Publicamos a continuación la valoración sobre las 22 recomendaciones realizado por el movimiento de pensionistas de Hego Euskalerria, valoración que compartimos plenamente, junto a las medidas alternativas que propone para mejorar y sostener el actual sistema de pensiones públicas.

La deuda o la vida

El Parlamento de Navarra, a propuesta de Geroa Bai, tiene a bien debatir la modificación del Convenio Económico en su art. 54.2.c) que hace referencia a “los intereses y cuotas de amortización de todas las deudas del Estado” que, como carga no asumida por la Comunidad Foral, Navarra tiene que pagar en un 1,6%.


<Laura Lucía Pérez Ruano, Javier Onieva Larrea Ahora Navarra-Nafarroa Orain Bai>

Teniendo en cuenta que la deuda del Estado supera los 1,3 billones y que supone el 114 % del PIB, no se trata de una cuestión menor. No se clarifica, sin embargo, en qué sentido pretenden modificarlo.

Como ya adelantaba el Diario de Noticias el 13 de febrero, este debate no es nuevo. De hecho, la necesidad de auditar la deuda fue uno de los ejes de la acción política de Orain Bai durante la pasada legislatura y en esa línea, propusimos, en reiteradas ocasiones, la eliminación del citado artículo del convenio, del término “todas” las deudas, para sólo hacer frente a aquellas que se consideren legítimas. No hay que olvidar que, según los informes de los técnicos de Hacienda, de los 560 millones que Navarra aportará este año al Estado, el 60%, es decir, aproximandamente 320 millones, se destinarán a pagar una deuda que se ha visto engrosada en gran medida por la corrupción, los rescates a la banca, infraestructuras megalómanas, como el TAV, o unas políticas de desfiscalización por las que los que más tienen cada vez pagan menos.

Sólo los intereses suponen un 28,7% frente al 0,4% del fondo de compensación interterritorial, por lo que la solidaridad con otros pueblos del Estado no es el problema, sino que es el origen ilegítimo y contrario al interés general de esa deuda lo que hay que cuestionar y que Geroa Bai nunca ha hecho.

Entre la vida y la deuda, sea la estatal o la navarra, eligen deuda. Hasta tal punto, que durante el gobierno de Uxue Barkos, lejos de abordar la posibilidad de negarse a pagar una deuda que no nos corresponde, o plantear un debate público al respecto, fueron sus perfectos gestores. ¿Realmente ahora sí, estarían dispuestos a desafiar al Estado y llegar hasta el final? ¿Sabían que cuando Aranburu acogió de buen grado esta propuesta de la que ahora Geroa Bai se apropia, el ministro Montoro del Partido Popular, mostró su disposición a negociarla, pero la ministra Montero, nombrada por Sánchez tras la moción de censura, la retiró de la mesa? Lo recordamos, porque se trata del partido con el que cogobiernan en Navarra y el PNV sustenta en Madrid. El mismo que nos impuso la reforma del artículo 135 de la Constitución por la que se antepone el pago de la deuda a cualesquier otra necesidad social; y que, dicho sea de paso, no ha sido derogada por el nuevo “gobierno progresista”, ni por los grupos que lo sustentan, que se han conformado con suspender temporalmente la Ley de Estabilidad Presupuestaria.

Estamos de acuerdo en que Navarra no puede seguir engrosando una deuda que alcanza ya los 2.961 millones: más del doble que lo presupuestado este año para salud y casi cuatro veces más que para educación. Pero a diferencia de Geroa Bai, que plantea esta cuestión en términos puramente competenciales, sin revisar en qué medida sus políticas neoliberales y su modelo de desarrollo económico contribuyen a agravar el problema, desde Ahora Navarra-Nafarroa Orain Bai respaldamos la postura de movimientos sociales como el Parlamento Social, recogiendo la tradición que ya mantuvimos en las instituciones: la auditoría de la deuda, el impago de su parte ilegítima y políticas fiscales justas que, confinen de una vez por todas la desigualdad. De modo que la solidaridad, en defensa de la vida, sea el más contagioso de los virus.

India: «El movimiento de los agricultores es un contragolpe frente al giro a la derecha de la sociedad, a la extrema derecha en el poder»

Copyright By Randeep Maddoke; randeepphotoartist@gmail.com – Provided by eMail from Randeep Maddoke, CC0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=97507123

Protesta Punjaben hasi zen, 2020ko abuztuan, eta India osora hedatu zen. Protesta hori 2020ko azaroaren 26an iritsi zen, nekazariek Delhira egin zuten martxarekin batera 250 milioi lagunek 24 orduko greba egin zutenean. Protesta mugimenduak aurrera jarraitzen du, eta urtarrilaren 26an Delhiko Fort Sarea hartu zuten. Sushovan Dhar, CADTMkoa eta Radical Socialist Indiakoa, aurrekariak azaltzen dizkigu.

Una protesta que comenzó en el Punjab en agosto de 2020 y se extendió por toda la India alcanzó un punto álgido el 26 de noviembre de 2020, cuando la marcha de los agricultores sobre Delhi fue acompañada por una huelga de 24 horas de 250 millones de personas. El movimiento de protesta continúa, y el 26 de Enero, los manifestantes tomaron por asalto el Red Fort de Delhi. Sushovan Dhar, del CADTM y de Radical Socialist India, nos explica los antecedentes.

¿Puede hablarnos de las movilizaciones de los agricultores en la India?

Desde que el partido fascista BJP ganó las elecciones en 2014, esta es la mayor movilización en la India. Supera a todas las demás en términos numéricos y de impacto político. Decenas de miles de campesinos han rodeado la capital india, Nueva Delhi, y planean acampar allí durante semanas o incluso meses hasta que se retiren las leyes anti-campesinas.

Los agricultores piden la derogación de tres leyes del gobierno: La Ley de Promoción y Facilitación del Comercio Agrícola, la Ley de Acuerdo de Garantía de Precios y Servicios Agrícolas y la Ley de Productos Esenciales. Hay una enmienda a la Ley de Productos Esenciales – 14 productos básicos como el arroz, el trigo y el azúcar – que deben ser distribuidos con control de precios por el gobierno.

El gobierno compra los productos a los agricultores a un precio garantizado. Se supone que este precio mínimo de apoyo ayuda a los agricultores a vender sus productos a un precio fijado por el gobierno.

Los manifestantes se oponen al desmantelamiento de esta medida, sobre todo en el norte, en Punjab y en Haryana, porque la ley está desmantelada de facto en la mayoría de las regiones, pero se ha mantenido en estas regiones porque son el laboratorio de la «revolución verde» que quiere el Banco Mundial, para el aumento de la producción agrícola.

También está en cuestión el desmantelamiento del mandi (mercado rural, tradicional, donde se suelen comprar y vender los productos).

Pero hay una crisis más amplia en el sector agrícola desde la imposición de las políticas y la economía neoliberales a principios de los años 90. Un dato llamativo lo ilustra: aparentemente se han producido 400.000 suicidios de campesinos en los últimos 25 años, aunque no hay una cifra verificada, debido al grave endeudamiento de los campesinos. Este endeudamiento se prolonga desde hace treinta años. Se han desmantelado las diversas subvenciones – sobre pesticidas, fertilizantes, agua para el riego, electricidad -.

Tradicionalmente, los campesinos tenían problemas cuando la producción era baja, pero hoy en día también es así cuando es fuerte porque el mercado y el gran capital hacen bajar los precios. En la región que rodea a Calcuta se cultivan patatas a gran escala. En las últimas semanas, todo indica que habrá una cosecha abundante, por lo que los agricultores temen que se produzca una gran caída de los precios.

Los comités creados por el gobierno habían votado a favor de un precio mínimo garantizado, el precio mínimo de apoyo, correspondiente al coste de producción más el 50%. Pero en lugar de aplicar estas recomendaciones, el gobierno suprimió el precio mínimo de apoyo. Estas son las razones de la movilización de los campesinos, en Delhi y en todo el país. Los proyectos de ley sobre la agricultura, así como las nuevas leyes laborales, son intentos de aplicar un programa que cuenta con un amplio apoyo dentro de la gran burguesía. Es la respuesta de la derecha a la crisis agraria.

Nola antolatzen dira?

Duela lau urte, nekazarien koordinazio-batzorde bat egon zen, eta berrehun nekazari-erakundek parte hartu zuten bertan. All India Kisan Sangharsh koordinazio batzordeak martxa handiak antolatu zituen Delhin, Mumbain eta India osoan 2018an. Orain, koordinazio-batzorde horrek antolatzen ditu ekintza gehienak, baina bat-bateko mobilizazio asko ere egiten dira, gizarte zibilaren eta klase ertainen babesarekin, bereziki Punjaben.

Nekazari txiki eta handien koalizio ikaragarria bildu dute, baita nekazaritzako langileen erakunde batzuk ere. Mugimenduaren hedapenean ere arrakasta handia izan dute.

¿Cuál es el significado político de estas movilizaciones?

Es un reto. Hubo movilizaciones sobre la ciudadanía, las leyes discriminatorias, que han unificado al campo anti-Modi, a la izquierda y a los musulmanes, pero también han homogeneizado el apoyo de la derecha y la extrema derecha al gobierno. Hoy, la movilización de los campesinos es un reto para el BJP. De hecho, la gente que lo había votado se está apartando de él. Actualmente hay movilizaciones obreras, pero son demasiado débiles y están demasiado divididas para enfrentarse al gobierno. El movimiento campesino puede dar confianza y fomentar las movilizaciones de los trabajadores, especialmente de las mujeres.

El movimiento no es revolucionario, pero tiene una dimensión anticapitalista, contra las grandes empresas agroindustriales, la agricultura por contrato, el control de las grandes empresas sobre la tierra; empresas como Pepsi, que tienen contratos individuales con los campesinos y controlan el mercado.

Nuestra esperanza debe provenir del hecho de que la agenda neoliberal sigue enfrentándose a desafíos desde las bases. La fuerza y la debilidad del movimiento y sus posibilidades de éxito dependen de la inquebrantable determinación de los campesinos del Punjab, en su mayoría dirigidos por diferentes organizaciones que se consideran, políticamente hablando, como el más izquierdista de los partidos políticos existentes.

¿Qué perspectivas plantean los socialistas radicales y los militantes de la Cuarta Internacional?

No se trata de una movilización por el poder del Estado, como afirman los maoístas, pero tampoco es un movimiento de campesinos ricos como afirman otros. Es un movimiento en el que la mayoría está luchando por su supervivencia inmediata y a largo plazo y, para la izquierda, es necesario tomar la iniciativa, construir una batalla contra el neoliberalismo y la extrema derecha en la India.

Nuestra orientación debe ser la de profundizar y reforzar el ejemplo de democracia real mostrado por las protestas de los agricultores. De hecho, incluso más que el soborno del Estado por parte del BJP, es la actual debilidad de la respuesta de la clase trabajadora al movimiento de los agricultores lo que constituye la señal más preocupante en el firmamento.

Lo que diferencia estas protestas de otras protestas contra el régimen de Modi es la participación dominante de las fuerzas de izquierda. Muchas de estas fuerzas pueden caracterizarse como la izquierda no parlamentaria. Si bien este hecho abre posibilidades no vistas en protestas anteriores, el sectarismo ideológico de estas fuerzas también limita el potencial de los actuales disturbios.

Por desgracia, la izquierda institucional es débil y la izquierda radical muy sectaria. Este movimiento es también una oportunidad para reforzar la oposición de los agricultores al orden establecido. Durará varios meses; hay que construir la movilización, para organizar un contrafuego ante el giro a la derecha de la sociedad, a la extrema derecha en el poder. Esta movilización nos da la oportunidad de reflexionar y avanzar en la construcción de una verdadera izquierda, una izquierda radical, una nueva izquierda.

Entrevista realizada por Antoine Larrache

Próximo paso en Cuba: desemplear 300mil personas

(Tomado del Blog Comunistas) Cuba


La solución no es cerrar las empresas estatales en quiebra sino entregarlas a quienes trabajan en ellas. La clase trabajadora no debe pagar la ineficiencia de la burocracia.

Próximo paso en Cuba: desemplear 300mil personas

La solución no es cerrar las empresas estatales en quiebra sino entregarlas a quienes trabajan en ellas. La clase trabajadora no debe pagar la ineficiencia de la burocracia.

por Yaíma Rodríguez

Tras eliminar la mayoría de las gratuidades -al menos sin tocar la salud y educación gratuita y universal-, elevar los precios del sector estatal en cuestiones tan elementales como el transporte público (en La Habana se elevó al 500%), suprimir la subvención de la canasta básica financiada por el Estado y el almuerzo de los trabajadores, ahora el Gobierno anuncia el cierre de empresas, las cuales dantrabajo a 300 mil personas.

El pasado 14 de octubre, el jefe de la “Comisión Permanente para la Implementación y Desarrollo”, Marino Murillo Jorge informaba que “en el sector gastronómico no habrán más subsidios para asumir pérdidas. Si dan pérdidas cerrarán”. Tres meses después, este 11 de enero, el mismo funcionario recordó  “que habrá empresa que no serán rentables”, las cuales “ocupan aproximadamente a 300 mil personas”.

La pregunta que se impone es cuál será el destino de esas 300 mil personas. Ante ello, la mejor respuesta que pudiera dar el Gobierno, sería no cerrar esas empresas sino entregarlas a quienes trabajan en ellas o sea, socializar verdaderamente los medios de producción.

Sin embargo, la medida económica presentada por Murillo, no solo está enfocada en generar eficiencia en el sector estatal, sino también dirigida a crear condiciones para la expansión del sector privado de la economía. No es secreto para nadie que se tiene planificado una política de expansión del sector privado y, por tanto, si este crece, necesita más fuerza de trabajo. Visto de manera ingenua, el Gobierno se desentiende de 300 mil personas las cuales deberían ser acogidas de manera inmediata en el sector privado. Todo debería ser una cuestión de mero trámite.

Pero uno de los principales problemas radica en que el sector privado no ha crecido aún lo suficiente y, debido a la crisis económica, es evidente que habrá de demorarse algo. Salta entonces otra vez la pregunta de cómo vivirán estas 300 mil personas y sus familias en lo que el sector privado decide –y puede- contratarlas. Para la trabajadora, el trabajador y le trabajadore, ese tránsito estará marcados de angustias. Tampoco es que el sector privado esté obligado a contratar a cada una de esos 300 mil desempleados. Como también hay que ver cuál es la oferta de trabajo que propondrá la burguesía a sus futuros explotados.

Por ello, todo apunta a que no es la autogestión lo pensado para solucionar el destino de esas 300 mil trabajadoras y trabajadores.

Encontrarse en el paro es algo traumático. Salvo casos puntuales, cada una de esas futuras 300 mil personas desempleadas tienen familias. Por si fuera poco, vivimos una situación crítica. No solo subieron los precios en el sector estatal, sino que la misma crisis vivida ya durante el 2020 hizo que el costo de los alimentos en el libre mercado se dispararan. Por no hablar de quienes tienen hijos pequeños y necesitan comprarle la ropa y los zapatos para ir a la escuela.

Todo esto, sin detenernos en los conflictos y necesidades puntuales, o subjetivas y espirituales de esas cubanas, cubanes y cubanos que se quedarán sin trabajo. No olvidemos que en este análisis solo se tiene en cuenta los conflictos básicos de estas 300 mil personas como una masa y no reparando en todos los dilemas individuales, los cuales como seres humanos, viven estos futuros desempleados ¿Cómo estarán viviendo hoy quienes presumen que mañana se quedarán sin trabajo? ¿Cómo será la espera de quien teme mañana ser despedido y arrojado a la crisis económica más grande que vive Cuba en 30 años? ¿Cómo será ese amanecer de la persona que despierta y ve que ya no tiene a dónde ir?

La clase trabajadora no tiene culpa de las ineficiencias de la burocracia. Si estas empresas que ahora cerrarán no son rentables, no es precisamente porque fallaron las decisiones de las trabajadoras y trabajadores, sino por la mala gestión de la administración.   

Evidentemente, quienes justifican las actuales medidas económicas pueden desayunar, almorzar y comer, como también pagar el ómnibus y no temer que ellos, ni sus padres, se queden sin empleo. Cabe preguntarse si, quienes hoy con tanta fuerza atacan a los intelectuales “pagados por Soros”, lo harán igual contra la decisión de despedir 300mil trabajadores ¡Qué bien prepara su mascarada el pequeñoburgués!

«Y qué estamos haciendo nosotros? Hipotecando la moral de la Revolución! Así no se hizo la Revolución!

Una mirada geopolítica para una crisis inesperada

(Tomado de Naiz)
*Iosu del Moral y Mikel Labeaga
Militantes de Antikapitalistak Euskal Herria
 
«Tiempos complicados para políticas de cambio real, donde los Trump, Bolsonaro y compañía hacen buenos a los Biden y las Merkel.»

Al tratar de analizar la crisis de la covid-19 desde una perspectiva geopolítica, algunos de los interrogantes claves que se nos presentan son aquellos que tratan de discernir los movimientos que en esta coyuntura se están dando por parte de los diferentes actores y cuál será el escenario que se produzca tras dichas implicaciones.

Nada de esto debiera parecernos algo nuevo o cogernos por sorpresa, ya que la OMS, en los últimos años, había anunciado hasta en siete ocasiones el peligro de posibles pandemias a nivel global. Enfermedades como el virus del Ébola, el Zika, o las gripes porcina y aviar, hace tiempo ya que venían revelándose como una amenaza real. Algo muy ligado a las dinámicas de un sistema capitalista desenfrenado y a su modus operandi de explotación y destrucción de grandes ecosistemas, con los consecuentes desplazamientos masivos de población humana y de fauna salvaje, que sin duda son el germen perfecto para que una pandemia de este tipo se produzca.

Así que, como afirman algunos, de consecuencia indirecta nada, esta enfermedad es una injerencia directa del capitalismo, ahora bien, otra cosa es que como si de un hijo bastardo se tratase, éste lo haya provocado pero no lo reconozca. De ahí que sea primordial reflexionar acerca de cuál será la reordenación del escenario mundial en este nuevo tablero de juego y qué papel desempeñarán los distintos países y el propio capitalismo como sistema hegemónico.

De lo que no cabe duda es que los efectos están siendo mucho más globales que nunca, posiblemente bastante más de lo que lo fueran en la segunda gran guerra, por lo que habrá que luchar por una salida global y de carácter social, y no permitir como ya estamos viendo que los estados pongan en práctica el individualismo proteccionista del sálvese quien pueda.

Grandes potencias a las que un establishment les marca su hoja de ruta y que como remedio son peor que la propia enfermedad. Entidades a las que poco o nada les importa la gente y que no dudan un segundo en priorizar sus propios intereses económicos frente a la salud de las personas. Países que siguen obcecados en dar soluciones cerrando sus fronteras, esas líneas imaginarias que solo existen en sus mentes y que por supuesto el virus curiosamente logra cruzar con mucha mayor facilidad que con la que se le permite al propio ser humano. El tiempo sin duda será un factor determinante y que cuanto más se alargue esta situación, de mayor calado será su impacto. No es que esta crisis suponga per se un cambio, si no que más bien, al igual que ya sucediera con el 11S, sea un catalizador que haga que muchos de los acontecimientos que ya venían sucediéndose en los últimos años se cristalicen.

Acaecimientos que apuntan a un declive de los EEUU que como un excampeón noqueado y venido a menos, suelta en el ring golpes al aire sin sentido. El problema está en que muchas veces un luchador sonado puede suponer mayor peligro y que al igual que un jabalí herido quiera morir matando. Al otro lado un joven aspirante encarnado por la República de China que en poco más de medio siglo ha pasado de la revolución cultural de Mao Zedong, a aquello que se decía y que se sigue diciendo de una China dos sistemas, pero que en su praxis, no va más allá de una China, un partido, un sistema. Una única forma de hacer basada en la producción masiva a bajo coste, hiper contaminante y que de derechos laborales poco tiene de marxista.

Frente a ambos, la siempre omnisciente Rusia que cuando de crisis internacionales se trata, aguarda agazapada cual carroñero su momento, y una Unión Europea que ni está, ni se le espera, la cual continúa en su particular parálisis. Ante este panorama poco podrán hacer las gentes del cono sur más allá de surfear como puedan otra ola de miseria hasta que el tsunami abandone en la orilla sus restos.

Por un lado no olvidemos que los Estados Unidos, considerados hasta el momento como la primera potencia del mundo, tras el final de la guerra fría simbolizada con la caída del muro y el triunfo de las tesis de los Reagan y las Thatcher, habían podido gozar durante dos décadas de un liderazgo internacional prácticamente unilateral. Hegemonía que a partir de la crisis financiera del Lehman Brothers y compañía, sumada a la llegada del gigante chino que se confirmaba como una realidad competitiva a nivel macroeconómico y tecnológico, hacía tambalear dicha supremacía. Si además a esto le sumamos la inestabilidad política agudizada con la llegada de Trump y la animadversión que dicho personaje suscitaba a nivel internacional, por primera vez en mucho tiempo comenzaba a resquebrajarse el liderazgo en solitario del Imperio Yanqui. Eso sí, no descartemos tan rápido a los USA, ya que no debemos olvidar que EEUU sigue siendo la primera potencia tanto económica, como militar del mundo, además de que mantiene una preeminencia descomunal a nivel cultural dentro de la sociedad de consumo.

Por otro lado la llegada de China, que con un crecimiento económico sin parangón, le ha ido comiendo terreno a los estadounidenses, sobre todo a niveles macro cuando a economía nos referimos. Además, previo a la crisis, ya se mostraba como un claro competidor en el ámbito de las nuevas tecnologías, donde ya se estaba dando una gran disputa con la llegada del 5G a los mercados. Pero sobre todo, si en algo le ha ido ganando espacio, ha sido en la influencia internacional que ha logrado adquirir China en las últimas dos décadas, donde ha sido capaz de ocupar grandes áreas de influencia en lugares como Oriente Medio, Latinoamérica o África, tradicionalmente zonas de dominio estadounidense. Pero sobre todo a China, si algo le ha supuesto esta crisis sin ninguna duda, es que ha terminado de consolidar al país asiático como una alternativa real al poder de los Estados Unidos, quedando en el imaginario de una gran parte de la población mundial como el gran salvador a semejanza de lo que ya sucediera con los EEUU tras la Segunda Guerra Mundial.

Esta crisis dejará grabada en las retinas de muchísima gente la instantánea de unos Estados Unidos zozobrando en el más absoluto caos. Hospitales colapsados y un sistema sanitario totalmente desbordado, mientras muchos de sus dirigentes permitían que un Donald Trump, día sí y día también, hiciera el mayor de los ridículos con su retahíla de declaraciones más acordes a un demente que al presidente de la supuesta primera potencia mundial. Una sociedad entregada incondicionalmente a un individualismo producto de décadas de una apuesta ultra-liberal, donde lo público y lo colectivo carece de cualquier importancia, que ha terminado abarrotando las calles con multitud de negacionistas, que como auténticos yonkis del vil metal contemplaban con total parsimonia la muerte de miles de sus conciudadanos. Y como colofón a un proceso decadente, en las últimas fechas asistimos al asalto al capitolio por parte de una mezcolanza de ultraderechistas y supremacistas, en aquella que se autodenomina la democracia más consolidada del mundo.

Algo que ha contrastado con la fotografía que China ha proyectado fuera de sus fronteras, mostrándose como un país serio, capaz y preparado a todos los niveles, tanto en lo material como a nivel de personal cualificado, demostrando otra forma de afrontar una crisis de semejante magnitud. Desde el primer momento no hemos dejado de asistir a como centenares de convoyes llenos de productos sanitarios, médicos y científicos llegaban a multitud de rincones, sin duda algo que ha mejorado ostensiblemente la imagen que de China se tenía en el exterior. Más allá de segundas intenciones y de si se ha tratado de una ayuda a modo de softpower (poder blando), como ya lo hiciera Estados Unidos con el plan Marshall, la realidad es que China se ha encumbrado a nivel internacional como el actor principal de esta crisis.

Y en medio de ambos colosos aparece la Unión Europea, cada vez menos unión y cada vez más desdibujada y alejada de aquello que alguna vez pretendiera ser. Una UE que desde sus primeros pasos no tuviera mayor intención que la de fundamentarse en principios económicos lo cual deja ahora al descubierto todas aquellas carencias. Toda una batería de debilidades a la hora de abordar la crisis, reflejadas en la habitual desunión entre los estados del centro y norte frente a los del sur, dejando como guinda del pastel, en su particular crisis territorial, la firma definitiva del Brexit. Una Europa, que en palabras de la propia Merkel, hace tiempo ya que dejara de ser relevante en la escena internacional pasando a ser un actor secundario. De lo que no cabe duda es que habiendo sido durante décadas un aliado estratégico de los EEUU, en los últimos años comenzaba a mostrarse dubitativa oscilando entre su viejo amigo al otro lado del Atlántico y el creciente poder de los chinos, donde al parecer la crisis ha decantado definitivamente la balanza hacia oriente.

Más allá de cualquier otra consideración, quien no puede quedar fuera de ningún análisis geo-político es Rusia. Una Rusia que en manos de Putin es experta en aprovechar las situaciones convulsas donde afloran las debilidades del resto, volviendo a la primera plana durante toda esta crisis y recuperando por momentos la relevancia internacional. Solo había que ver como su maquinaria informativa difundía imágenes de aviones de carga llenos de ayuda llegando a prácticamente todos los continentes, incluidos puntos de Europa del sur como Italia, durante los momentos más complicados. Una Rusia que en estos momentos es uno de los lugares del mundo donde el capitalismo más voraz campa a sus anchas en su versión más atroz, cuando no directamente mafiosa. Pero si algo le cuesta es dejar de seguir siendo ese viejo gigante con pies de barro que agoniza por la crisis del petróleo, que sigue sufriendo un goteo constante en su desmembramiento territorial y que cuenta con una población que además de envejecida no deja de decrecer como fiel reflejo de lo que es la actual Rusia.

Por desgracia, uno de los efectos inmediatos que tendrá esta crisis es el aumento en la brecha de desigualdad entre los más ricos y los más pobres. Latinoamérica, la parte del planeta donde más personas subsisten afinadas en inmensos centros urbanísticos donde prácticamente es imposible mantener ningún tipo de distanciamiento o confinamiento correcto que ayude a paliar la expansión del virus. Si a ello le añadimos un sistema sanitario precario, un mercado informal bastante amplio y en general unos países con economías débiles, el resultado es el drama que ya se está viviendo. Lo que sí, es que parece que la región, en gran parte de sus estados, ha apostado por la colaboración con Rusia y China más que con el eje Estados Unidos, Unión Europea. De hecho para China hace tiempo ya que el continente es un punto clave en su política de expansión, donde destaca como proyecto estrella la construcción de un canal en Nicaragua para ejercer como competencia directa del de Panamá, con el fin de hacerse con el control del comercio marítimo intercontinental.

Entre los más desfavorecidos, el norte de África y Oriente Medio, una parte del mundo siempre agitada y en constante conflicto, en gran parte debido a los intereses de las grandes potencias en la región. El control por el canal de Suez y el atractivo por el provecho energético del gas y del petróleo, nunca han pasado desapercibidos para los poderosos. Qué decir de los enfrentamientos armados como el de Siria, Yemen o las revueltas del Líbano, que si ya antes de esta crisis estaban pasando totalmente desapercibidos, ahora durante la pandemia han quedado absolutamente invisibilizados. Si ya era vital la cooperación internacional, ahora que los países pudientes guardarán todos sus recursos para salvar sus economías, difícilmente veremos algún gesto de solidaridad en la zona. Además recordemos que estos países, desde hace tiempo, están soportando sin apenas medios, ni recursos y mucho menos la colaboración internacional, la llegada de miles de refugiados y de inmigrantes llegados de territorios de Asia Central y del África subsahariana como paso previo a Europa.

Por último, el África negra, la siempre olvidada, que seguramente cuando todo pase veremos las típicas tardías e insuficientes campañas de solidaridad tratando de maquillar el problema y de limpiar la conciencia del hombre blanco. Una tierra para la cual la crisis es un statu quo permanente y que ya antes de esta pandemia convivía con infinidad de brotes víricos como el SIDA o la malaria entre otros muchos. Su situación económica, un mercado informal casi como modus vivendi y los grados de insalubridad derivados de la pobreza extrema, hacen casi imposible tratar de luchar contra la covid-19. Un continente, en su día, explotado por los gobiernos europeos y estadounidense y que ahora China se ha hecho en los últimos tiempos con el control casi total de la mayoría de sus recursos. Hipócritas a los que se les llenan las bocas hablando de las virtudes de las democracias occidentales y de lo escandaloso de los totalitarismos africanos, pero que llegada la hora, no dudan un ápice en negociar económicamente con muchos de sus dictadores.

Tiempos complicados para políticas de cambio real, donde los Trump, Bolsonaro y compañía hacen buenos a los Biden y las Merkel. Algo que se traslada a la sociedad, donde aquellos que luchaban por salir de la precariedad y la miseria, al asomarse al precipicio del apocalipsis en forma de pandemia, seguramente, durante un tiempo al menos, den por buena la vuelta a la pérdida de derechos y la explotación laboral. Se viene una época complicada para las tesis idealistas, en un horizonte casi por seguro plagado de políticas posibilistas. Con lo que la apuesta de los gobiernos, no cabe duda que pasará, en el mejor de los casos, por un estéril reformismo, por lo que ahora más que nunca será necesario mantener el espíritu revolucionario candente. Lo que está claro es que, otra vez más, los únicos rayos de esperanza en esta crisis están llegando desde los sectores públicos, frente a unos mercados y a un sistema capitalista que adolecen de la capacidad para dar salida a un problema que ataña a toda la humanidad.