Las elecciones y los votos en el Congreso ponen en dificultades a progresistas y socialistas

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(Dan La Botz)

El Partido Demócrata y, en particular, las y los legisladores progresistas, incluidos algunos miembros de Socialistas Demócratas de América (DSA), están a la defensiva después de las elecciones de este mes y las votaciones del Congreso sobre los proyectos apoyados por el presidente Biden.

Los republicanos hicieron campaña en las últimas elecciones sobre los temas del empleo, los impuestos y contra la enseñanza del racismo en las escuelas. Y atacaron a todos los demócratas, llamándolos gastadores progresistas, socialistas y laxos en materia de criminalidad. La derrota más importante del Partido Demócrata tuvo lugar en Virginia, donde Biden ganó las elecciones presidenciales diez puntos por delante. El republicano Glen Youngkin derrotó al demócrata Terry McAuliffe en las elecciones a gobernador. Y en Nueva Jersey, donde los votos finales aún no se han contado, parece que el gobernador liberal demócrata Phil Murphy ganó las elecciones solo con un puñado de votos por delante de su rival republicano. Estas dos elecciones sugieren que a las y los demócratas les resultará difícil mantener su mayoría en el Congreso en las elecciones de mitad de período del próximo año. Y podrían ser un buen augurio para el posible regreso de Donald Trump a la presidencia en 2024.

Varias derrotas electorales

Al mismo tiempo, varios candidatos progresistas fueron derrotados en diferentes elecciones y las propuestas legislativas progresistas fueron rechazadas en varias ciudades. India Walton, miembro de DSA, que ganó las primarias demócratas para alcalde de Buffalo, en el Estado de Nueva York, perdió en gran medida la carrera por la alcaldía ante un demócrata moderado Byron Brown, porque todo el establishment republicano y demócrata se volvió contra ella. En Seattle, dos miembros progresistas del ayuntamiento fueron derrotados porque estaban a favor de reducir el presupuesto policial o porque habían tomado posiciones firmes contra el racismo. Y en la misma ciudad, Nicole Thomas-Kennedy, que afirmó la necesidad de poner fin a la criminalización de la pobreza y la discapacidad con el fin de poner en marcha políticas para reducir la necesidad de una fuerza policial, perdió la elección al cargo de fiscal de la ciudad en beneficio de un candidato que promueve la ley y el orden. En Minneapolis, la ciudad donde, en mayo de 2020, la policía asesinó a George Floyd, desencadenando enormes manifestaciones contra el racismo, las y los votantes votaron no en un referéndum sobre la reforma del departamento de policía. La mayoría de las ciudades han rechazado los recortes en los presupuestos policiales y otras reformas.

No todas las candidaturas demócratas han perdido. La mayoría de las principales ciudades están gobernadas por demócratas (al igual que la mayoría de los Estados están dirigidos por republicanos), y las y los progresistas (la izquierda del Partido Demócrata) han tenido unos buenos resultados en varios de ellos. En Boston, Michelle Wu, descrita como “una protegida progresista de la senadora Elizabeth Warren”, ganó la carrera por la alcaldía, convirtiéndose en la primera mujer racializada en ocupar este cargo. En Pittsburgh, el progresista Ed Ganey ganó la carrera por la alcaldía, al igual que Justin Bibb en Cleveland.

Programas sociales rechazados

Las divisiones dentro del Partido Demócrata han aumentado. Al mismo tiempo que se celebraban las elecciones, Biden estaba tratando de aprobar sus dos programas de 2 billones de dólares en el Congreso, a saber, el proyecto de ley de infraestructuras y la legislación social progresista del proyecto de ley “Build Back Better/Reconstruir mejor”. Se suponía que los dos proyectos de ley se aprobarían juntos en el Congreso, con la esperanza de que el apoyo bipartidista a las infraestructuras ayudara a aprobar el proyecto de ley de programas sociales. Pero después de que los funcionarios electos demócratas conservadores paralizaran el proceso y redujeran significativamente los presupuestos sociales, los dos proyectos se separaron[1].

Joe Biden y la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, convencieron a los aproximadamente cien miembros del Caucus Progresista (que reúne a la izquierda del Partido Demócrata) para que se unieran a los moderados para aprobar el proyecto de ley de infraestructuras. En total, solo los seis miembros de la Cámara de Representantes de Izquierda Democrática conocidos como “Squab” – Alexandria Ocasio-Cortez, Ilhan Omar, Cori Bush, Jamaal Bowman, Ayanna Pressley y Rashida Tlaib – votaron en contra del texto. Estas y estos electos, muchos de los cuales son socialistas, no confían en que los demócratas moderados apoyen los programas sociales de “Reconstruir mejor”. Dado que el Senado ya aprobó el proyecto de ley de infraestructuras el 5 de noviembre, la Cámara de Representantes votó a favor, con la excepción de estos seis demócratas y, por razones totalmente diferentes, 13 republicanos.

En este contexto, los republicanos están entusiasmados, y la izquierda está a la defensiva en el Congreso, en los Estados y las ciudades.

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p style=”text-align: justify;”>[1]     https://www.antikapitalistak.org/los-proyectos-de-ley-de-bide/ ndt

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