LA SOCIALDEMOCRACIA, LA OTRA CARA FALLIDA, DEL CAPITAL.

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susa La socialdemocracia europea, hace años que ha perdido su sitio en el abanico político actual, su encaje en el ámbito social y económico ya lo efectuó a principios de la década de los 80, del lado de los recortes, la desigualdad. Recientemente, su apoyo incondicional al TTIP y al CETA, echa a toda la población asalariada europea en manos del capitalismo más salvaje, poniendo en manos privadas, todos los servicios públicos, la legislación laboral y los tribunales que diriman los contenciosos venideros por encima de las leyes reguladoras de los estados miembros de la UE. En definitiva, pone los aspectos más importantes que aún quedan de la antigua Europa del Bienestar en manos de las multinacionales.

Durante décadas ha enmascarado su verdadera cara. Intentado hacer ver a las clases trabajadoras, a sus bases y a sus, cada vez menos, votantes, que estaban intentando ir reformando poco a poco el actual sistema capitalista para construir una sociedad más amable para las clases más desposeídas. Todo ese entramado de cartón-piedra hollywoodense se ha ido desmoronando con el paso de los años hasta su derrumbe total.
En el Estado Español, se acaba de consumar la “tragedia” o la “farsa” que llevaba años gestándose, digna del mejor Shakespeare o Quevedo. La supuesta crisis interna del PSOE, no es más que el acto final del proceloso y fracasado intento de servir a un amo, queriendo hacer ver que intentaba servir al pueblo.
El espectáculo que nos ha servido el pasado domingo demuestra que no hay dos posturas enfrentadas, sino diferencias tácticas para seguir siendo una de las dos piezas fundamentales, hasta ahora, del régimen del 78 y continuar como alternancia al PP en el corsé bipartidista que nos ha atenazado hasta hace poco. La socialdemocracia española y el PP han sido durante cuarenta años, el policía bueno y el malo, policías a fin de cuentas, la cara y la cruz de la misma moneda, el enriquecimiento de una clase, como la cara A y la B, de un disco de coplas de la época franquista, intentando tapar nuestro siniestro pasado y sus crímenes.
Fueron cómplices necesarios para la elaboración de una Constitución que impedía, poniendo como garante a un ejército franquista, los derechos de las nacionalidades, firmaron unos Pactos de la Moncloa que instituyeron a los sindicatos mayoritarios como gendarmes de los incipientes procesos asamblearios de los que se iban dotando las clases trabajadoras, desde el año 82, mantuvieron a su secretario general simultaneando dos jefaturas, la del gobierno y la del G.A.L., le hicieron el trabajo sucio a la oligarquía financiera llevando a cabo un brutal desmantelamiento industrial, bajo el eufemismo de “reconversión industrial” echando a miles de gente trabajadora a la calle y dejando un panorama de tierra quemada y un páramo de dudoso futuro y de viento variable, de turismo, constructoras y corrupción generalizada.
También tienen en su debe, los social-populares españoles, haber acogido con entusiasmo a un Borbón nombrado por el dedo manchado de sangre de un general fascista que cubrió de cadáveres de gente buena y luchadora, nuestras tierras, y de votar sistemáticamente con el PP, cualquier intento de juzgar públicamente a la dictadura franquista y sus criminales aún vivos. Su vergonzoso papel en 1986, con su alineamiento con el bloque militarístico atlántico y su engañoso, “de entrada no, pero sí”, y su apoyo a los intereses de la banca por encima de las necesidades de la población, firmando la reforma del artículo 135 de la constitución de la mano del PP.  Así pues, la oligarquía europea, ha perdido su plan B, el campo de batalla se ha clarificado, sólo ha habido dos bandos, pero ahora todo el mundo lo puede ver sin filtros que distorsionen la realidad: el bando de los explotadores y el de las clases explotadas.
A partir de ahora, ¿que hacer?, unificar fuerzas, luchas y voluntades. Ir caminando en  la construcción de un Bloque Histórico y Anticapitalista que englobe a la verdadera izquierda transformadora, a los movimientos sociales de todo tipo, feministas, ecologistas, municipalitas y sectoriales, y a todas las clases más desfavorecidas, que son el sujeto activo objetivamente proclive a un radical cambio social que vaya sentando las bases de un verdadero Poder Popular.

Mauricio Rodriguez-Gastaminza

 

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