LA INFLACION: MECANISMO DE REBAJA SALARIAL

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En la crisis de los años 1970 llegó a registrarse una inflación muy alta. Posteriormente durante las últimas décadas apenas se había registrado una gran inflación. Actualmente se está volviendo a una inflación alta.

La economía ortodoxa se muestra incapaz de explicar estos fenómenos. La explicación monetarista relaciona la inflación con el incremento de la oferta monetaria. Los keynesianos vinculan la inflación con el incremento de los costes empresariales como consecuencia de los incrementos salariales. Los hechos empíricos desmienten a ambas teorías. Ha habido períodos en los que ha crecido muy fuertemente la oferta monetaria sin que se haya producido una gran inflación, lo que desmiente la teoría monetarista. También ha habido períodos en los que se ha registrado alta inflación simultáneamente a un estancamiento económico y crecimiento del desempleo. Esto desmiente la teoría keynesiana.

La inflación supone una oportunidad de incrementar los beneficios de las empresas atacando el poder adquisitivo de los salarios. Siendo muy difícil que los trabajadores acepten una rebaja nominal de los salarios, la inflación supone una devaluación salarial que genera menos protestas entre los trabajadores. Los asalariados no aceptan que su salario se rebaje de 1.000 a 900. Sin embargo si hay una inflación del 10% los 1.000 del período final suponen un valor de compra de los 900 del periodo inicial.

Lo que ninguna de las dos teorías de la economía ortodoxa tienen en cuenta es que lo mueve el capitalismo es el beneficio. Lo que los capitalistas persiguen con sus inversiones es el máximo beneficio. La dinámica capitalista de innovaciones tecnológicas, para intentar lograr una mayor productividad y ahorro de mano de obre, conduce a una tendencia a la disminución de la tasa de ganancia. Los capitalistas intentan revertir esta tendencia y por ello suben los precios. En situaciones convulsas, como la que se esta produciendo actualmente, de dificultades de suministro generadas primero por la paralización industrial por la pandemia del Covid-19, y posteriormente por la invasión de Ucrania por Rusia, se producen además, operaciones especulativas. Los grandes monopolios y oligopolios aprovechan la situación para incrementar los precios más allá de estas dificultades de suministro y con ello incrementar su beneficio.

Los salarios no son los causantes de esta situación, sino quienes la sufren. El neoliberalismo critica las reivindicaciones salariales que tan solo pretenden mantener su poder adquisitivo. Hablan de pactos de renta y consensos. En la práctica estas propuestas tan solo buscan una moderación salarial que favorece a los empresarios, por favorecer una disminución del poder adquisitivo de los salarios. También se habla de no incrementar los beneficios empresariales, pero esto es muy difícil de controlar. Actualmente el reparto de dividendos y el incremento de los beneficios está siendo muy superior al de los últimos años. En los últimos resultados del segundo trimestre las empresas energéticas y bancos han incrementado su beneficio de un 35% a 100%. El objetivo que persiguen es incrementar los beneficios a costa de una disminución de los salarios.

Los análisis empíricos muestran que el factor fundamental del incremento de los precios es el aumento de los beneficios empresariales. Según un estudio realizado por CCOO (1) un 87% de la subida de los precios está compuesta por el aumento de los beneficios en el Estado Español. Otro análisis realizado en la economía estadounidense muestra que el aumento de los beneficios es el 54% del incremento de precios, siendo la subida salarial tan solo el 8% (2).

También debemos recordar que la inflación registrada en el Estado Español (10,2%) es de las más altas, cuando la situación de dificultades de suministro son las mismas para todos los países. Francia registra la mitad de inflación (un 5%), y Alemania 7,9%.

Por todo ello, para que los salarios no pierdan poder adquisitivo la reivindicación a defender es la escala móvil de salarios. Los salarios deben incrementar en un porcentaje igual al incremento del IPC. Sin esperar a que pase un año para que se produzca tal actualización. La actualización debe producirse cuando se produzca una subida predeterminada, por ejemplo, un 2% ó 2,5%. Si esa subida se produce a los dos meses en ese mismo momento debe haber una subida salarial que compense el incremento del IPC.

No debemos olvidar que para que la participación en la plusvalía o renta generada se mantenga constante no es suficiente que el incremento salarial sea igual al aumento del IPC. Para que el porcentaje siga constante el incremento salarial debe ser el aumento del IPC más el incremento de la productividad. Si el aumento salarial es el IPC el incremento de la productividad va en su integridad al beneficio capitalista, aumento de esta forma, su porcentaje de participación. Por eso en la firma de convenios se recoge a veces, como subida salarial, el incremento del IPC más un porcentaje. El incremento de productividad suele ser de un importe del 1%-1,5% anual. En las últimas décadas esta participación de los salarios en la renta no está disminuyendo de forma prolongada en el tiempo.

La respuesta a esta inflación está siendo la subida de tipos de interés, tanto por parte de la Reserva Federal americana como el BCE (Banco Central Europeo). Esta inflación está ocasionada por un descenso de la oferta, y no por un exceso de demanda. En estas circunstancias esta subida de tipos originará una recesión. Los primeros signos de recesión ya empiezan a aparecer en Estados Unidos. En Alemania los últimos datos reflejaban un crecimiento muy débil, por lo que la probabilidad de que entre en recesión, tras la subida de tipos de interés, es muy alta.

Carlos Lasarte, economista, Antikapitalistak

  • (2022) Gabinete Económico de CCOO, Análisis de la inflación, los beneficios empresariales impulsan la escalada de los precios,.
  • (2022)  Michael Roberts, Inflación: salarios versus ganancias.  
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