La gran renuncia

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IXONE REKALDE
<Miembro de Antikapitalistak>

Se ha perdido la oportunidad de derogar las reformas laborales de Rajoy y Zapatero y asistimos a la gran renuncia por parte de esa izquierda española que venía a asaltar los cielos y se ha quedado en mera sumisión de las élites económicas.

Pues ya tenemos Reforma Laboral, después de una votación in extremis y muy esperpéntica, dejando al descubierto el circo de trileros que es la política institucional española.

Sale la Reforma Laboral que no es tal, con los votos favorables de entre otros, C’s, y el aval de la CEOE, FAES, Aznar y el de Botin.

Aprobar esta Reforma Laboral supone el aval definitivo que le viene a dar esa izquierda española que venía a asaltar los cielos.

Y tal y como nos temíamos, es la confirmación de la Gran Renuncia a derogar las reformas laborales del 2010 y 2012. Hasta aquí ha llegado la izquierda española institucional. No se vislumbra en absoluto la intención de seguir dando pasos adelante, ni siquiera en derogaciones parciales de algunos artículos lesivos, tal y como prometían en su día sus líderes (ya derogaron el artículo 52.d que regulaba el absentismo laboral), sobre todo, porque la Reforma Laboral aprobada no ha sido nada más que un pacto de necesidad a tres.

  1. La palabra dada de Diaz, toda esa hemeroteca, la obligaba a liderar una Reforma Laboral por encima de Calviño, y además de la mano del mal llamado diálogo social. Es un proyecto personalista de la ministra donde ha fiado todo su capital político. Porque hoy su proyecto no tiene una base militante y esta reforma, «la más importante de la legislatura», es su capital político. Con carnet del PCE, es pasmosa su aceptación del marco neoliberal de la UE.
  2. Una CEOE que sólo le interesa recibir cuanto antes los fondos europeos NextGeneration, y que para eso debía atender a la solicitud de Bruselas de una legislación laboral que atajara la temporalidad de los contratos en España, que ciertamente es un escándalo. La CEOE algo tenía que ceder, y ahí tenemos la ultraactividad ilimitada. Pero nada más. Ha conseguido mantener el despido barato y ha evitado cualquier intento de mejora en el parlamento ejerciendo un derecho a veto.
  3. Y unos sindicatos cuya estructura burocrática es monstruosa que hay que alimentar, y que están muy desprestigiados, lo que ser sujetos de este pacto los volvía a poner en el centro de la actualidad política.

¿Y ahora dónde estamos?

Estamos con una patronal satisfecha porque la esencia de las Reformas laborales anteriores no se altera. Estamos ante un PSOE satisfecho también porque nunca tuvo la mínima intención de enfrentarse a Bruselas, el IBEX y la CEOE. Son la otra pata de este régimen corrupto y no se esconden. Y estamos ante la ruptura por primera vez del bloque de investidura para regocijo del PSOE que anhelaba precisamente una estrategia de geometría variable para sacar la legislatura adelante.

Nada queda ya del 15M en el mundo de Unidas Podemos. No se cuestiona nada el régimen del 78, y se han dejado en la estacada reivindicaciones hasta ayer de primer orden, como las derogaciones de los artículos 155 o 135 de la Constitución. Estamos ante un desprestigio absoluto de la izquierda parlamentaria que no ha sido capaz de imponer tan siquiera las derogaciones de las Reformas de Rajoy y Zapatero, algo que llevaban en su programa, y excusa necesaria para integrarse en un gobierno socioliberal. ¿Se acuerdan que nos decían que al PSOE lo iban a doblegar desde dentro del gobierno?

La izquierda independentista institucional ha estado en la posición que tenía que estar, muy condicionado asimismo por la presión que les han hecho los sindicatos de sus propias naciones. Suscribiría cada palabra de Oskar Matute en el debate de la tramitación parlamentaria, pero me llena de dudas esa insistencia de tender la mano, de decir una y otra vez que esto no acaba aquí y que mañana tendrán que recomponer el bloque de investidura. Parece además que desde una posición de subordinación y en espera en efecto que el gobierno de coalición tome esa mano. ¿Recomponer el bloque para qué? ¿Recomponerlo a cambio de qué? Si tal y como dice la propia ministra Diaz y corroboran los socios de investidura, esta ley era central y la más importante de la legislatura, ¿la deriva neoliberal de la misma no les hace ponerse alerta y en una posición de confrontación? Es un gobierno que lejos de inquietar a las élites busca el consenso con ellas. ¿Quién está aquí necesitado de escaños para sacar las leyes adelante? Nosotras siempre hemos apostado por un apoyo externo y una oposición responsable y firme de izquierdas. Lo que no es admisible es un escenario de paz social ni para las élites vascas ni para las españolas.
Distrito único.

En un país autonómico y supuestamente plurinacional la negociación y la decisión se toma en distrito único. Los grandes sindicatos españoles, con la gran patrona española y sin debate parlamentario donde se supone reside la soberanía popular, el parlamento español. No importa la correlación de fuerzas de los grupos parlamentarios en Euskadi y Nafarroa. Tampoco importan las mayorías sindicales en nuestras comunidades. La sensación de la ciudadanía vasca y del conjunto de la clase trabajadora es de imposición de una legislación española nociva para nuestros intereses de clase.
Desde posiciones republicanas confederalistas interpelamos a nuestros compañeros militantes de formaciones independentistas que la apuesta por una república confederal es viable. Pero la realidad hoy es que la la izquierda institucional española genera mucha desconfianza en los sectores soberanistas. Va a ser muy difícil en mucho tiempo revertir esta desconfianza.

¿Y ahora qué?

Ahora nada cambia en cuanto a que tenemos que seguir organizándonos para derogar las reformas laborales. Y hoy tenemos una reforma más que derogar. Pero volvamos a dejar claro que no se trata de derogar las precarizantes reformas anteriores. Se trata de rehacer un nuevo contrato social desde cero, donde pongamos los derechos de la clase trabajadora en el centro de este contrato.
Las fuerzas que se dicen de izquierda, las que se sitúan a la izquierda del PSOE y UP, en el Estado y en Euskal Herria, deberían volver a medir qué alianzas tejen, qué presupuestos pactan, y qué gobiernos sostienen.

Se ha perdido la oportunidad de derogar las reformas laborales de Rajoy y Zapatero y asistimos a la gran renuncia por parte de esa izquierda española que venía a asaltar los cielos y se ha quedado en mera sumisión de las élites económicas. Pero la clase trabajadora seguiremos luchando, hoy como ayer.

Organicémonos por un nuevo contrato social. Recuperemos la confianza en la lucha obrera. A lo largo de la historia los avances sociales, las conquistas y reconquistas de derechos, han venido antes de la movilización ciudadana que de gobiernos y parlamentos, y ni qué decir del falso diálogo social.

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