Dos siglos de transformismo al estilo italiano

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(Hélène Marra)

Los fracasos y secretos de Estado, la plaga de las mafias, la corrupción generalizada y la brecha sistémica entre el Norte y el Sur hacen de Italia una especie de laboratorio político europeo.

La geografía de la votación de marzo de 2018 confirmaba la persistencia de esta anomalía con un Sur que plebiscitaba al Movimiento 5 Stelle (M5S) y un Norte en el que triunfaban la Lega de Matteo Salvini y el centro-derecha, mientras que el Partido Demócrata perdía su electorado incluso en regiones tradicionalmente rojas[1].

Compromiso histórico, Penta Partido[2], coaliciones entre la derecha y la izquierda parlamentarias: durante dos siglos, un escurridizo tejido de alianzas ha seguido entretejiéndose indiferente a las necesidades expresadas por las masas populares del país. El riesgo, en Italia como en otros lugares, es el de un colapso del sistema sin que las y los trabajadores puedan construir una verdadera alternativa política para reemplazar la democracia burguesa.

La amplificación del sentimiento de desafección que las clases trabajadoras sienten cada vez más hacia las instituciones de la democracia representativa se puede atribuir en parte a las estrategias y prácticas políticas asociadas con el concepto de “transformismo”. Para Antonio Gramsci, el transformismo implica “el desarrollo de una clase dominante cada vez más amplia […] con la absorción mediante métodos diversos pero eficaces, de elementos activos provenientes de grupos aliados e incluso grupos adversarios que parecían enemigos irreconciliables[3]“.

El objetivo principal del transformismo es asegurar el liderazgo político a través de la absorción de las élites de los grupos enemigos que se encuentran destruidos y domesticados a través del juego de alianzas.

Esto explica la forma en que se produjo la dinámica del Risorgimento italiano[4] como una “revolución sin revolución”,  no implicando pues un levantamiento o un cambio real en las condiciones de vida de las masas campesinas, especialmente en el sur de Italia.

La hegemonía consiste precisamente en la construcción y el ejercicio de una dirección política, intelectual y moral. En Italia, ha sido gracias al transformismo como la hegemonía de las y los “moderados” se ha construido y mantenido a lo largo del tiempo.

Esto no se reduce a las prácticas políticas de una izquierda pervertida a los ideales de la derecha, es el signo de la hegemonía de una fracción conservadora de la burguesía que “dirige”, incluso cuando no “domina”, incluso cuando es la fracción progresista la que está en el poder.

La génesis de la Liga del Norte

La hegemonía de la facción conservadora se explica en particular por la naturaleza compacta de la burguesía industrial en el norte de Italia. Esto también puede explicar el éxito logrado por la Liga del Norte, el partido más antiguo de la mayoría actual del gobierno, que sobrevivió a la crisis de principios de la década de 1990 causada por el proceso “manos limpias” que barrió casi toda la clase dirigente de la época (constituida en particular por la Democracia Cristiana y el Partido Socialista Italiano).

Por lo tanto, el surgimiento de la Liga Norte puede interpretarse como una respuesta a la crisis de los partidos tradicionales y al vacío representativo, político y cultural, que dejaron. Su génesis está íntimamente vinculada a las visiones delirantes de su creador, Umberto Bossi. En 1979, seducido por el programa autonomista del Val d’Aosta e inspirado por la nueva Liga Véneta, Bossi fundó la Unión Lombarda del Noroeste, luego, en 1982, la Liga Autonomista Lombarda. Su ideología resulta de un extraño remix que mezcla federalismos italianos, suizos y estadounidenses, la defensa del dialecto y referencias a Rousseau, Kant o Proudhon.

A finales de la década de 1980, la Liga del Norte se basó en el repertorio de la tradición, tanto real como imaginaria, para construir una nueva entidad cultural: “la Padania”. Uniendo las regiones ricas de la llanura del Po, esta comunidad artificial es construida sobre la idea de la superioridad económica del Norte sobre el Sur. Su fundamento teórico se basa en la división estereotipada entre dos identidades culturales y sociales: por un lado, el industrial laborioso del Norte y, por otro lado, el terrone (cerca de la tierra, campesinado) del Sur que vive con poco y no tiene propiedad de los medios de producción. El proyecto de autonomía federal de Padania, que se construye en paralelo con el desarrollo de la Unión Europea, asume entonces los rasgos racistas de una negación del reparto de las riquezas con las poblaciones del Sur.

Tras de una frágil alianza con la coalición liderada por Forza Italia de Silvio Berlusconi, la Liga del Norte accede al gobierno en 1994. Desprofesionaliza el lenguaje de la política utilizando un tono relajado con acentos a veces vulgares (¡cómo olvidar las declaraciones sobre la dureza del falo del pueblo Padanio!). Esto le permite conseguir un acercamiento con el pueblo que al mismo tiempo está garantizado por la entrada de categorías socioprofesionales que generalmente están subrepresentadas en las instituciones (pequeños empresarios, comerciantes o artesanos), así como jóvenes de profesiones liberales que contrarrestan la fuerte presencia de altos funcionarios de la administración pública[5]. El tejido de las pequeñas unidades industriales y las y los trabajadores por cuenta propia es de hecho una particularidad del capitalismo “familiar” italiano. Bossi se convierte así en el portavoz de este área, que se siente económicamente fuerte pero políticamente marginal[6].

La Liga Norte se convierte entonces en el lugar de encuentro y agrupamiento entre católicos integristas, ultraliberales y secesionistas en busca puntos de referencia identitarios y culturales en un mundo globalizado.

El transformismo de la Liga Salvini

Fue con la dirección de Matteo Salvini, a partir de 2013, como la derechización del partido se acentuó y estabilizó. La nueva estrategia de la Liga (el Norte desaparece de su nombre) tiene como objetivo afirmar la identidad, el carácter nacionalista y xenófobo para expandir su presencia a todo el territorio nacional. Inspirada por el movimiento neofascista del tipo FN, La Liga pasó gradualmente de una ideología europeísta y federalista (en efecto, la pequeña patronal del Norte se había beneficiado de la devaluación de la lira y el cambio al euro) a una identidad nacionalista y euroescéptica. Cuando asumió la dirección del partido, Matteo Salvini describió la moneda única europea como un “crimen contra la humanidad[7]“.

Pero este posicionamiento se dejó de lado rápidamente. Tras el éxito electoral de las elecciones legislativas de 2018, la Liga se está transformando, llegando a un acuerdo con el partido del cómico Beppe Grillo y luego se disfraza de una componente “euro-responsable” del actual gobierno técnico guiado por el ex número uno del Banco Central Europeo Mario Draghi.

Con el pacto de gobierno firmado con el M5S después de las elecciones generales, la Liga negocia leyes racistas para reservar plazas de guardería para los italianos y se asegura el control de las fronteras.

El caso de la Lega Norte ilustra un complejo proceso de construcción simbólica de un “pueblo” (regional o nacional) y categorías de “otros” polisémicos (el Sur, inmigrantes, Europa) y variables según reconfiguraciones y cuestiones políticas[8]. A la vez que se basa en los residuos malolientes del fascismo, la Liga pasa de defender una identidad regional y federal contra el gobierno central de la “Roma ladrona” a la celebración de la identidad nacional. La extrema fluidez de su discurso e ideología le permite, por lo tanto, posicionarse como una nueva fuerza de la derecha italiana y extender su influencia a todo el territorio.

El MoVimiento 5 estrellas, el alter-ego “progresista” de la Liga

Alter-ego “progresista” de La Liga para alguna gente, una nueva Democracia Cristiana para otra, el Movimiento de 5 Estrellas nació del fuerte movimiento de decepción con la política del centroizquierda italiano y el hundimiento del sistema de alternancia.

Se trata de otra figura política camaleónica que ha iniciado un proceso de normalización en los últimos años. Desde la denuncia de la “casta” y los llamamientos a un referéndum para la salida del euro, el movimiento se está posicionando como un nuevo actor en la estabilidad del orden capitalista y burgués del país. De las declaraciones de rechazo categórico de cualquier alianza con los partidos tradicionales, no queda mucho. De acuerdo con la tradición del transformismo italiano, el M5S está ahora listo para cualquier tipo de acuerdo político.

La génesis del M5S se remonta a principios de la década de 2000, cuando el cómico Beppe Grillo se embarcó en la creación de colectivos locales que coordinaban reuniones ciudadanas a través de la red social MeetUp. Como en el caso de Bossi o Salvini, tenemos aquí a una figura que es ajena a la política tradicional aunque conocida por el público en general gracias a sus espectáculos.

El paso de la pequeña pantalla a la arena política le da cierta legitimidad a Grillo, que implementa una estrategia digital eficaz que le permite simular una conexión directa entre el “hiperlíder” y su “superbase” de usuarios, hombres y mujeres, ciudadanos-internautas[9]. En 2005, Grillo lanzó su blog de contrainformación administrado por la compañía de Gianroberto Casaleggio, futurólogo y cofundador del movimiento. En 2007, organizó el V-Day (donde el V se refiere tanto a la famosa “V de Vendetta” como al “Día del Vaffanculo”). Este evento tuvo como objetivo recoger firmas para la ley de iniciativa popular “Parlamento Limpio” con el fin de expulsar del Parlamento a los convictos.

El movimiento utiliza dispositivos digitales para construir su discurso e imponerse como un sujeto político antisistema. Una vez más, se trata de una retórica anticorrupción que quiere desconectarse de las divisiones políticas tradicionales. La estrategia del movimiento se articula en torno a la tensión entre la creación de un contradiscurso mediático y político y la liberación de la palabra ciudadana. La oferta de participación digital del blog luego se trasladó gradualmente a una plataforma dedicada (Rousseau) siempre administrada por la familia Casaleggio. El hijo del empresario, Davide Casaleggio, se hizo cargo de la gestión del proyecto tras la muerte de su padre en 2016. La institucionalización del movimiento fue de la mano con el proceso de domesticar la participación de las y los activistas. Supervisados y sujetos a las decisiones y preselecciones de la cumbre, los formatos de “democracia digital” se reducen al “participacionismo” de principio. Normalmente, las decisiones ya están tomadas cuando se envían preguntas a activistas que nunca han contradicho la línea del líder. El conflicto actual entre Grillo y el ex Primer Ministro Giuseppe Conte fue una vez más una oportunidad para demostrar la naturaleza ilusoria de la participación en línea. Se convoca una comisión de siete personas sabias (elegidas entre las y los representantes electos) para evaluar el nuevo estatus, actualmente mantenido en secreto, propuesto por Conte. Después de esta primera fase de negociaciones en la cumbre, se llevará a cabo una votación en la plataforma Rousseau. La plataforma desempeña en última instancia un papel periférico frente al marco legislativo oficial.

 

¿Una contrarrevolución?

 

Como en el caso de La Liga, el pueblo de Grillo es un sujeto amplio compuesto por “ciudadanos honestos”, por ¡”inteligencias colectivas” capaces de encontrar soluciones a los males de la sociedad italiana!. Las estructuras socioeconómicas y los conflictos de clase se difuminan en favor de un discurso tecno-determinista donde Internet se considera una fuente directa de cambio y emancipación. El M5S aboga por entrar en una era post-ideológica en la que los partidos y los organismos intermediarios son reemplazados por grupos de ciudadanos activos conectados a la red. Esto recordará a algunos lectores la propaganda de los primeros momentos del macronismo.

 

Al integrar un polo conservador y autoritario con una retórica “progresista” que aboga por la organización horizontal y participativa[10], la franquicia 5 Estrellas funciona como un acelerador del proceso de despolitización y mercantilización de las sociedades. La fluida retórica del Movimiento de las 5 Estrellas y de la Liga, por lo tanto, da la ilusión de que los intereses de los jefes se pueden conciliar con los del mundo del trabajo. Los dos sujetos políticos nacieron y se difundieron en el contexto de la economía de mercado, que determina sus valores y lógicas de acción y colisión con las élites. A la vez que se presentan como nuevas formas partidistas que quieren romper con las ideologías de los partidos de masas, terminan restableciendo una legitimidad al sistema moribundo del Estado neoliberal. Lejos de constituir fuerzas de oposición, participan en una transformación que solo es aparente y terminan por acentuar el alejamiento y la desilusión de las masas populares respecto a la política. Borradas por una retórica falsa y enfrentadas a falsos enemigos, éstas no permanecerán en silencio por mucho tiempo.

16/07/2021

Revista L’Anticapitaliste n° 127 (julio de 2021)

https://lanticapitaliste.org/actualite/international/deux-siecles-de-transformisme-litalienne

Traducción: F.E. para antikapitalistak.org

[1]      CAVALLARO, Matteo, Giovanni DIAMANTI et Lorenzo PREGLIASCO (2018), Una nuova Italia, Dalla Comunicazione ai risultati, un’analisi delle elezioni del 4 marzo, Rome, Castelvecchi.
[2]      Fuerza política compuesta por los partidos  PSI, DC, PPI, Parti Républicain (PRI) et PSDI (Partido Socialista Démocratico Italiano) en los años 90, NDLR
[3]      Antonio Gramsci, Cahiers de prison, cahier 19, § 24, Gallimard, 1991, traduction de Claude Perrus et Pierre Laroche.
[4]      Proceso de unificación de Italia en la segunda mitad del siglo XIX NDLR.
[5]      Barberis Corrado. 1992, La Classe politica municipale, Milan : Franco Angeli.
[6]      Diamanti Ilvo. 2003, Bianco, rosso, verde… Mappe e colori dell’Italia politica, Bologne : Il Mulino.
[7]      https://www.ansa.it/web/notizie/rubriche/politica/2013/12/15/Lega-Salvini-contro-euro-Crimine-contro-umanita-_9781968.html
[8]      Gilles Ivaldi et Maria Elisabetta Lanzone, « De l’usage politique du peuple Padano », Cahiers d’études romanes, 35 | 2017, 505-520.
[9]      Gerbaudo, P. (2019), The Digital Party. Political Organisation and Online Democracy, London, Pluto Press.
[10]    CARUSO, Loris (2017), « Digital capitalism, populism, and the end of politics. The case of the Italian Five-Star Movement », Politics & Society, 45(4) : 585-609.

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