Manifestación de decenas de miles de personas en Bilbao por el fin de la dispersión y para el cumplimiento de los derechos de presos y presas vascas.
(REDACCIÓN EL SALTO-REDACCIÓN HORDAGO)
Miles de personas procedentes de distintos puntos de Euskal Herria y de otros puntos de la península ibérica y Francia han tomado hoy las calles de Bilbao en una nueva demostración de solidaridad para con presos y presas vascas. En la agenda, un punto principal: el fin de la dispersión de reclusos. Más de 250 reclusos cumplen condena fuera de la Comunidad Autónoma Vasca y de Navarra, en una anomalía que la sociedad vasca ha denunciado con manifestaciones como la que hoy ha copado las calles de la capital bizkaina.
La llegada de Pedro Sánchez a La Moncloa apenas ha supuesto cambios en la situación de los 241 reclusos que cumplen penas fuera de las comunidades vasca y navarra y siguen siendo las Juntas de Tratamiento de los diferentes centros las que propongan a Instituciones Penitenciarias las medidas concretas a llevar a cabo con cada uno de los presos de manera individualizada. En julio, Etxerat denunciaba la situación especialmente alarmante de 23 reclusos con enfermedades graves e incurables y de otros tres presos mayores de 70, pero la reclamación se extiende hasta el conjunto de los presos, porque, como reclaman allegados y familiares, la condena se extiende al entorno de los reclusos que no ha sido “juzgado ni condenado” por tribunal alguno.
A la manifestación han acudido familiares de presos como Juan Ramón, padre de Gorka, preso en la cárcel de Topas (Salamanca) desde hace once años: “Estamos aquí reclamando los derechos humanos puesto que desde que ingresó en la cárcel está en primer grado y creemos que eso no no es de recibo. Concretamente, ahora le han hecho una revisión de grado y, a pesar de lo que diga la gente que se está abriendo, sigue en primer grado”. La madre de Gorka explica que lleva dos años y medio sin ver a su hijo porque no puede viajar y cree que el Gobierno debe dar pasos una vez que ETA se ha disuelto: “Estamos pidiendo sus derechos y los nuestros, porque nosotros no hemos sido juzgados, pero estamos cumpliendo una condena. Pedimos lo que nos pertenece por ley”.
Chino, amigo de un recluso, explica que la lucha por los derechos de los presos viene de lejos: “Llevamos un montón de años recorriendo kilómetros y kilómetros para visitar a nuestros amigos, familiares presos, reivindicando años y años que termine la dispersión, que se respeten los derechos, y el estatus político de nuestros compañeros presos”. Este activista explica que “en algunas cárceles ha habido movimientos, en otras siguen en aislamiento total”, como reconoce “ha habido unos pocos acercamientos con los presos enfermos pero lo que exigimos el acercamiento sea total a las cárceles de EH para que el paso sea traerlos para casa”.
“Tengo a mi hermano preso desde hace 16 años”, explica Ana, “cuando le trajeron a España, desde Francia, estuvo dos años en Algeciras, en la otra punta. Luego pasó otra vez dos años en París y de ahí lo llevaron a Molins, que está a 900 kilómetros y ahora hace poco le han acercado a 300 kilómetros. Siempre está la esperanza de que se encuentre una solución pero, de momento, pasan los años y seguimos igual”, concluye esta hermana de preso.
Más testimonios: “Soy Itziar, pareja del preso político vasco Rufino Arriaga que se encuentra en la cárcel de Sevilla 2, en Morón de la Frontera. Cada viaje nos supone casi mil kilómetros de ida y otros tantos de vuelta”. Una familiar de Mikel Otegi explica que está enfermo, en Valdemoro: “Está en segundo grado pero le tienen allí”.
Amalia, hermana de Xabier Pérez, que está en Córdoba, “a 800 kilómetros de Pamplona, que es donde nosotros vivimos. Tenemos a mi madre con alzheimer; no puede ir a ver a mi hermano a Córdoba. Son distancias terribles. Son ocho horas de camino y no podemos hacerlas con ella. Todas las semanas tenemos que ir alguno, con el peligro que ello conlleva”.
INTERNACIONALISMO
Junto a los convocantes, Orain Presoak, el protagonismo lo han copado las plataformas internacionalistas que se han dado cita para mostrar su solidaridad. Rosario es una de las personas que se ha acercado a la manifestación. Vino desde Nicaragua como consecuencia de la represión que el régimen Ortega-Murillo ha desatado desde el 18 de abril. Rosario ha querido expresar su apoyo “a los presos políticos que están muy lejanos de sus familiares y porque es necesario que se acerquen para que sus familiares tengan el derecho y puedan verlos”.
Un portavoz del Comité de Apoyo al Rif en Euskal Herria ha subrayado el paralelismo entre la situación de los presos vascos y los más de 750 represaliados rifeños del movimiento Hirak. A la manifestación se han desplazado rifeños, también saharauis y solidarios con el pueblo kurdo. Este portavoz enviaba un discurso a través de Hordago: “Siempre hemos dicho ellos globalizan la opresión nosotros vamos globalizar la solidaridad y el apoyo entre los pueblos”.
En la misma línea, Óscar Reina, del Sindicato Andaluz del Trabajadores resaltaba el compromiso “con el género humano”, que ha llevado a este sindicato de origen agrario a las calles de Bilbao: “Es una barbaridad que en el siglo XXI se sigan aplicando las políticas de dispersión, que atentan contra la legalidad de su propia Constitución y contra los derechos humanos”, ha explicado Reina a Hordago.