6 DE DICIEMBRE, NADA QUE CELEBRAR, MUCHO POR ENTERRAR

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Consti“Las Fuerzas Armadas, constituídas por el Ejército de Tierra, la Armada y el Ejército del Aire,tienen como misión garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional”. Ya en sus títulos preliminares, la Constitución española se impregna de un cierto tufillo cuartelero que nos apunta por donde van los tiros. Dicho claramente, cualquier pueblo del estado que intente alguna veleidad soberanista tendrá enfrente al ejército para cortarla de raiz.

“En ningún caso se autorizará la federación de Comunidades Autónomas”.Por lo que una hipotética confederación de repúblicas soberanistas, no tiene ninguna posibilidad de prosperar en el actual corsé constitucional español.

” El Rey es el Jefe del Estado. símbolo de su unidad y permanecia”. Una jefatura del Estado no sometida para su nombramiento a ningún plebiscito popular, teniendo como única base histórica y “jurídica” el dedo del general Franco, previo juramento del anterior Jefe del Estado de los Principios Fundamentales del Movimiento, una base jurídica surgida de la sublevación militar fascista de 1936. Principios de los que ni él, ni su heredero han abjurado, ni rechazado públicamente. En el siglo pasado, dos países europeos, mediante referéndum popular, decidieron constiruirse en república y enterrar a sus respectivas monarquías, Italia y Grecia. Italia después de la II Guerra Mundial y Grecia después del desalojo de los coroneles golpistas del 68 a los que había apoyado el monarca griego.

“Ninguna confesión tendrá carácter estatal”

Esto es una broma de mal gusto. Concordato con el Vaticano, prebendas y aportación de miles de millones de dinero público a la iglesia católica, barra libre en el sistema educativo, imposición de la enseñanza nacional-católica en la red pública, etc….

Estas son varias de las patas fundamentales en las que se sustenta una mesa constitucional ajada, obsoleta y que no representa, ni de lejos, las aspiraciones democráticas de los pueblos del estado, de sus clases trabajadoras, ni de sus mujeres.

El Estado Español de 2015 no es el que salió de una larga noche, como el de 1978. La participación democrática era un concepto que la gente no había practicado durante cuarenta años y lo ha ido recuperando poco a poco. Lo que los “padres de la constitución” cocinaron en la trastienda, a nuestras espaldas, tiene que pasar a la historia.

No puedo dejar pasar, como dato referencial, que en la Comunidad Autónoma Vasca, la abstención fué del 70% en el referéndum constitucional.

A modo de conclusión, deberíamos enterrar definitivamente esta Constitución y hacer surgir unos procesos constituyentes soberanistas en todas las nacionalidades del Estado que así lo demanden. Unos procesos constituyentes que recojan las justas aspiraciones democráticas

de los diferentes pueblos del estado, procesos solidarios, inclusivos y participativos. Que respondan a los inereses y necesidades de la mayoría de la población, las clases trabajadoras y populares, y no a los de una minoría que sólo representa a una oligarquía económico-política.

Por todas esta cosas, yo no saldré a la calle el día 6 de Diciembre a celebrar nada, seguiré, con cada vez más, multitud de gente, a continuar la lucha para quemar, simbólicamente, esta Biblia postfranquista que una minoría nos impuso a hurtadillas.

Para terminar, no quiero que este estado siga siendo, en palabras del extinto Luis Carandell, “Un país de chiste y pandereta”.

 

Mauricio Rodriguez- Gastaminza. Historiador y militante de Antikapitalistak.

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