30 MINUTOS CON UCRANIA

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OPINION
Marcelino Fraile y Josean Sánchez
<Son militantes de Antikapitalistak>

“Una vez más, la autoorganización de la sociedad se pone en primer plano. ¡Cuánto se podría aprender!…”
“Pero la izquierda no quiere mirar en esa dirección para comprender las posibilidades y limitaciones de la época. Y esa ceguera no es casual ni gratuita”

Juan Manuel Vera. “Contra las oligarquías”

30 Minutos. Tan solo 30 minutos en Varsovia bastaron para hacernos sentir, en lo mas profundo de nuestras conciencias y nuestros corazones. Todo el dolor y desesperación al que están siendo sometidos la población ucraniana. Por la destrucción y devastación de sus ciudades, pueblos, viviendas, colegios, hospitales, teatros, comercios, etc. Y por los millares de personas asesinadas, junto a los millones, que se han visto obligadas a abandonar sus hogares o a cruzar las fronteras para salvar sus vidas. En una de las mayores emergencias humanitarias de los últimos tiempos.

Llegamos el 30 de marzo a las 11h de la mañana, a una pequeña casita en los extrarradios de Varsovia. Con las ruedas bajas por el peso de la carga transportada y aun calientes por los 2.500 Kilómetros realizados sin parar, en la furgoneta que alquilamos, para poder cruzar Europa desde el Pais Vasco. Y gracias a la impable ayuda de un auxiliar de clínica donostiarra que nos acompaño y asistió en toda la logística del viaje ida y vuelta.

Transportamos una enorme carga de mercancías imprescindibles. En el momento de aparcar, se monto una cadena humana de 11 refugiados y refugiadas, y nosotros dos. Toda la carga que traíamos la transvasamos rápidamente, de una furgoneta a otra. Varios centenares de cajas y paquetes cargados de medicinas, material sanitario de todo tipo, chalecos de protección,… más de 200 kilos de alimentos infantiles, leche, potitos, chocolates,… pañales, alimentos no perecederos, etc. Los acercamos a su destino.

La furgoneta ucraniana, salió zumbando hacia la frontera, en 15 minutos. Mientras se alejaba, en nuestras caras se dibujaba una grata sonrisa. Sabíamos, que el destino de parte de esa carga iba dirigida abastecer un orfanato abarrotado niñas y niños. Por fin, la mitad de nuestros objetivos ya se habían cumplido. Conseguimos apoyar materialmente la resistencia del pueblo ucraniano.

Unos instantes después, nos presentaron, una a una, a las 7 personas, que estaban dispuestas a viajar con nosotros hasta el otro extremo de Europa. Yanina, Rada, Lada, Alona, Galina, Andrei y Yura.

Algunas llevan varias semanas hacinadas en esa pequeña casita. Esperando un rescate o un transporte hacia algún lugar de acogida, tras abandonar sus hogares y su país. En el momento de las presentaciones, las emociones empezaron a cambiar. En cada apretón de manos, que cruzamos con estas familias, “a medias”, separadas por la violencia, de la ocupación militar, notamos en sus ojos la angustia, la fragilidad, la vulnerabilidad, la inseguridad y la legitima desconfianza ante el futuro de sus destinos, lejos de los suyos.

Comprendimos, al instante, que nuestra justa indignación y rabia, por los crímenes y el dolor causado por las tropas rusas. Debería de convertirse, no tanto en trasladar de un lugar a otro a estas personas refugiadas; sino en restaurar esa confianza, seguridad, bienestar, acogida y Paz que ya habían perdido tratando de escapar de la ambición y de la barbarie desatada por los oligarcas de la Federación Rusa.

La primera pregunta que nos estrujo el corazón fue: ¿Cuanto miedo y dolor acumularán estas 3 mujeres y sus hijos e hijas? Las respuestas fueron rápidas, con la mediación de los traductores de los móviles.

Pronto supimos porque una mujer y dos hijas de 10 y 12 años huían de Mariupol, porque otra joven mujer huía sola de un pueblito del Donbas, o porque una madre con sus dos hijos de 15 y 16 años había salido de su casa, en 20 minutos con lo puesto, sus documentos y nada más. Todas ellas huían de la muerte y del terror que están sembrado los misiles y las tropas del genocida Vladimir Putin.

Su primera pregunta para nosotros fue: ¿porque nos ofrecéis esta ayuda altruista? Nuestra respuesta, salió de nuestras convicciones: Porque pensamos que allí donde se trate de conculcar la Libertad, los derechos democráticos y La Paz, por la fuerza a cualquier personas, sea de donde sea, nos obliga algunos y algunas a hacer algo por defenderlas, sino las queremos perder también nosotros.

Esta iniciativa solidaria en la que nos comprometimos mi compañero y yo, nos obligo a salir de nuestra zona de confort local, de los debates abstractos geo estratégicos y de las equidistancias estériles, de las consignas grandilocuentes, pero alejadas e insensibles con la realidad concreta, con la inhumana agresión que estan sufriendo nuestros vecinos y vecinas ucranianos.

Construir una Red solidaria, para este viaje nos obligó, como a muchas otras personas, a autoorganizarnos, y a coordinarnos con la autoorganización de las comunidades ucranianas asentadas  aquí y en Polonia. Aquí encontramos la clave de todas las soluciones.

Desde el primer instante, de este viaje solidario, arrancamos sin contar con el apoyo de ninguna institución, ni municipal, ni nacional. Ni de ningún agente social (partidos, sindicatos, plataformas u ONGs). Teniendo que superar numerosos obstáculos de todo tipo económicos, de conductores, de tiempo, de vehículos, de acogida, de información y contactos, etc. Pero gracias a la autoorganización de los de abajo y las víctimas los hemos superado.

Hoy podemos decir que logramos todos nuestros objetivos. Que las personas refugiadas que pudimos rescatar desde Varsovia, y otras 7 más que nos encontramos ya en Gipuzkoa, están en casas de acogida de familias particulares, con diversos apoyos de personas anonimas. Todo ello, a pesar de la falta de ayuda del Gobierno Vasco y de los ayuntamientos de todo color político a los que hemos recurrido.

Tenemos que señalar, que más allá de la nieve, lluvia y viento, que nos encontramos en este camino de 6000 kilómetros, en 6 días. Nos dimos cuente que esta apareciendo una enorme ola de solidaridad ciudadana y trabajadora, inesperada.

Esta solidaridad ha partido de nuestros seres mas queridos familiares y amigos, de las fraternas relaciones que hemos tenido en nuestras vidas, con compañeros y compañeras de diversas experiencias sociales y políticas. De la espontaneidad altruista de trabajadores de la banca, la sanidad (nuestro compa Zuhaitz imprescindible) o de la enseñanza entre otros. Junto al banco de alimentos, las donaciones anónimas y las asociaciones de Ucranianos en Euskadi. Hicieron que lo necesario fuese posible.

Sin la solidaridad de más de 80 personas directas y otras tantas indirecta, nada de esto habría sido posible. La gratitud de estas familias acogidas y la nuestra propia es infinita. Gracias por el animo y apoyo, que nos habéis dado, y hemos recibido para poder hacer de conductores de vuestra buena, altruista y solidaria voluntad. Sin ella, todo esto habría sido imposible llevarlo a término. Sin vuestra ayuda, no habríamos podido asistir a las víctimas de esta barbara y criminal invasión de Ucrania.

Gracias una y mil veces. Mila esker.

Pd.- Parafraseando la canción de “Te recuerdo Amanda” “La vida puede ser eterna en 30 minutos,… ”

Marcelino Fraile y Josean Sánchez

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