El próximo 14 de marzo de 1883 se cumplen 140 años del fallecimiento de Karl Marx. El destino quiso que el mismo año, el día 5 de junio, naciera John Maynard Keynes. Son dos personas que han influido decisivamente en la historia del siglo XX. Todavía hoy siguen siendo referencia de muchas personas. Todavía son numerosos las personas que se reclaman del marxismo o del keynesianismo. En este artículo haré un breve análisis tanto de su biografía como de sus aportaciones en materia económica.
Ambos eran personas de gran inteligencia y capacidad. De ello dan fe tanto su familia como aquellas personas que los conocieran. Por ello no es extraño que hayan tenido tanta influencia en el transcurso de la historia.
BIOGRAFIAS
Karl Marx nació, en 1818, en el seno de una familia acomodada, su padre era abogado. Estudio en la Universidad de Bonn y de Berlín. Toda su vida fue un revolucionario. Sus estudios, obras y diversas actuaciones estuvieron relacionadas con la lucha por la revolución. Analizó el capitalismo y lo hizo en varias áreas: filosofía, derecho, historia, economía, etc. No se limitó a una especialidad, sino que quería conocerlo en su globalidad. De todas formas le dio prioridad a las relaciones de producción, pensando que las relaciones económicas son la base del resto de elementos sociales. Aunque la base económica no determina otras relaciones (política, cultura, etc.) de forma mecánica, sino que influye decisivamente en ellas.
Por influencia de su padre inició sus estudios universitarios en Derecho. Más tarde se pasó al campo de la filosofía. Forma parte de los conocidos como hegelianos de izquierda. Inicialmente no era comunista. Tuvo una evolución progresiva hacia el comunismo. Dirigió el periódico Gaceta Renana. Por sus críticas hacia el poder establecido, defendiendo a los más humildes se vió obligado a exiliarse. Alemania en aquel momento no había iniciado la industrialización y en el poder estaban militares y terratenientes. Primero fue a Bélgica, y posteriormente a París. Siguió haciendo publicaciones para los exiliados alemanes. Por presiones de Alemania las autoridades francesas le obligaron a abandonar el país. Se instaló en Londres, donde era posible escribir y expresar sus opiniones sin presiones de la autoridad. Económicamente tuvo una vida dura y apretada. A veces era incapaz de generar los ingresos que su vida familiar requería. Contó con el apoyo económico de Friedrich Engels. Engels fue su gran amigo y colaborador y también le apoyó económicamente.
John Maynard Keynes nació en 1883 en una familia muy acomodada. Su padre era profesor de Economía y su madre también cursó estudios universitarios. Su padre era amigo de Alfred Marsahll, el economista de mayor prestigio en esa época posterior a Marx. Estudio en un colegio de élite. En este colegio estudiaba la nobleza y también hijos de familias pudientes. Por su capacidad realizó tales estudios logrando la concesión de una beca. Cursó estudios de estadística y economía. Tuvo como profesores tanto a Alfred Marshall como a Pigou, grandes economistas. Su primer trabajo fue en la India, ocupándose de la administración de Gran Bretaña en la India. Por la reducida jornada de trabajo tuvo ocasión de estudiar y analizar los movimientos de divisas y el dinero internacional. Volvió de la India y participó en las reuniones del Pacto de Versalles, tras la finalización de la I Guerra Mundial. En este pacto se impusieron las tesis francesas que establecían unas enormes cargas financiera a Alemania. A Keynes le parecieron excesivas y publicó “Las consecuencias económicas de la guerra”. En este libro defendía que los pagos eran excesivos y que sería imposible que Alemania los pudiera efectuar. Alemania pronto empezó a no pagarlos y fue una de las excusas de Hitler para iniciar la II Guerra Mundial. Posteriormente ingresó en la universidad de Cambridge, dando clases de economía. Tras el choque de la crisis de 1929 publicó “La teoría general del empleo, el interés y el dinero“. En tal obra, frente a la doctrina liberal dominante, defendía que era necesaria la intervención económica del Estado para salir de la crisis. También se oponía a adoptar el patrón oro en las relaciones económicas internacionales. Tras sufrir un infarto en 1937 su salud se debilitó fuertemente. Tras la II Guerra Mundial participó en las negociaciones de Bretton Woods, para establecer un nuevo sistema económico internacional. Se acabó adoptando el patrón oro y Estados Unidos salió como la potencia hegemónica. Por discrepar con ello acabó abandonando las negociaciones. Además de ello también se dedicó a especular con divisas y otros productos financieros. Se arruinó en dos ocasiones, pero al final consiguió por tal actividad una gran fortuna. También fue director de una compañía de seguros. Murió en 1946 a causa de un infarto
APORTACIONES TEORICAS
MARX
Resulta difícil encasillar una única materia la obra de Marx. Analizo el “modo de producción capitalista” en sus diversas áreas: derecho, filosofía, historia, economía. Empezó estudiando filosofía, pero por recomendación de Engels se dedicó a la economía. Leyó prácticamente todo lo que publicó en tal área. Prueba de ello son la gran cantidad de citas y referencias que se dan en sus diversas obras. Todo ello pensando en que la sociedad se organizara como “una asociación libre de productores” en la que cumpliera que a cada uno según su necesidad y de cada uno según su capacidad.
Su gran aportación en la teoría del valor fue “la plusvalía”. Si bien la teoría del valor trabajo daba pie a la condena moral, ética, del capitalismo, por ser el trabajo la fuente de riqueza, Marx lo demostró económicamente. Basándose en la teoría del valor-trabajo de Ricardo demostró como era posible la explotación cuando el intercambio se realiza en el mercado, en principio, entre partes iguales y a su precio de mercado (justo, en términos capitalistas). La razón es la diferencia entre el valor de uso y el valor de cambio del trabajo. El capitalista paga al obrero el importe de su fuerza de trabajo, lo necesario para reproducir la fuerza de trabajo y sus necesidades básicas, mientras que con la duración de la jornada de trabajo obtiene mucho más de lo que paga. Del trabajo realizado también surge un excedente del que se apropia el capitalista.
Marx analizó el capitalismo y fue quien mejor supo captar la dinámica económica del capitalismo. Lo que mueve el capitalismo es la ganancia. Los capitalistas invierten para obtener beneficios y para ello no reparan en obstáculos: lo hacen aunque sea a costa del bienestar de la mayoría de la población.
Partiendo de que su motor es la ganancia estableció las principales tendencias del capitalismo:
- Concentración y centralización del capital: Este es un hecho que nadie puede negar. Las grandes corporaciones son cada vez mayores. En todos los sectores industriales hay menos empresas y éstas son de mayor tamaño. El presupuesto de algunas corporaciones es mayor que el de muchos Estados. Esto y la colusión de intereses entre políticos y capitalistas plantea un problema a la democracia burguesa. El poder de los lobys es muy grande e incluso se adoptan medidas en contra de la mayoría. Una prueba de ello fue la imposición de la austeridad en Grecia cuando los griegos dijeron claramente “Oxi” (NO) al programa de austeridad impuesto por la Unión Europea.
- Depauperación de los trabajadores: Algunas personas siguen diciendo que Marx defendía la “miseria creciente del proletariado”. Este tema es uno de los más manipulados sobre lo que Marx dijo. Debemos ir a los textos de madurez, tras el análisis de la economía. No podemos quedarnos en un texto repetido del “Manifiesto Comunista” escrito cuando tan solo empezaba a analizar el tema económico. Siempre se opuso a la “ley de bronce de los salarios” de Lasalle, que defendía que el salario era y siempre sería el mínimo físico de subsistencia. Reconocía que en el salario hay un componente cultural, que en los diversos países el salario muy distinto, siendo la calidad de vida de unos países muy superior al de otros. En los ciclos económicos reconoce que hay subidas de salarios en los momentos de bonanza y reducciones si hay recesión, por la influencia del “ejercito industrial de reserva” (desempleo y empleados precarios) en el establecimiento de los salarios. De todas formas, cuando hablamos de que los trabajadores disfrutan ahora de un mayor de vida pecamos de una visión occidental del tema, desde los países desarrollados. Nos olvidamos de las condiciones de vida en otros países y regiones. En los países subdesarrollados se pueden observar situaciones de explotación, jornadas de trabajo interminables y falta de condiciones higiénicas y sanitarias, similares a las descritas por Marx en El Capital. De todas formas, Marx no habla de depauperación absoluta, de un salario real que desciende. Se refiere a una depauperación relativa, a que en porcentaje, el trabajo, cada vez recibirá una parte inferior de la nueva riqueza creada, independientemente que los salarios sean altos o bajos. El análisis de los ingresos y de la riqueza acumulada por el 1% superior de la sociedad confirma este pronóstico.
- Tendencia decreciente de la tasa de ganancia: Este tema es muy debatido. El motivo es que la creciente automatización incrementa la composición orgánica del capital y la mayor tasa de plusvalía que se consigue no llega a compensarla. El trabajo representa, por la automatización y el uso de maquinaría mayor y más potente, una parte inferior del valor del producto final. Siendo el trabajo lo que crea la plusvalía, ésta representa un porcentaje inferior sobre el capital utilizado. Es un tema complejo. Hay tendencias y tendencias contrarrestantes. La evolución no se produce de forma rectilínea, sino con altibajos. De todas formas los análisis empíricos confirman la realidad de tal tendencia. Así lo prueban los trabajos de Michel Roberts, Andrew Kliman, Alan Freeman, etc.
Sobre todo Marx nos dejo un muy buen método de análisis económico. La realidad ha cambiado mucho desde la realidad que él pudo conocer. Pero su método sigue ahí para facilitarnos el análisis de la realidad actual. No todo está escrito por Marx sino que debemos adaptarlo a lo que sucede en la actualidad. Por ejemplo, en el análisis del dinero, del crédito, de las finanzas, del “capital ficticio” Marx solo pudo ver sus inicios. A pesar de ello nos dejo una gran teoría monetaria para estudiar la actualidad. Prueba de ello es el estudio del dinero (del dinero, de las finanzas y de la actual y creciente financiarización) realizado, entre otros, por Costas Lapavitsas.
Como conclusión decir que personalmente ha sido la economía marxista la que me ha ayudado a entender la economía: porqué hay ciclos, que papel juega el desempleo, porqué unos tienen tanto y otros tan poco, etc. Una experiencia similar he leído de autores de reconocido prestigio.
KEYNES
Para medir lo que supuso la obra de Keynes hay que tener en cuenta el gran giro que dio la economía posterior a Marx. Para evitar las consecuencias del socialismo la economía dio un giro de 180 grados. De analizar las magnitudes agregadas a nivel de Estado (macroeconomía) se paso a estudiar las magnitudes a nivel de empresa y de consumidor individual (microeconomía); de la lucha por el reparto de la plusvalía entre trabajo y capital a la fijación objetiva del ingreso de cada parte; de las relaciones sociales de producción a la relación individual objetiva de cada consumidor o cada fabricante con el producto que consume o que produce; de analizar la dinámica de la economía a examinarla de forma estática, del constante movimiento de la economía a buscar el punto de equilibrio estático; de examinar cada situación concreta con sus propias características y circunstancias históricas a establecer leyes económicas a todas las sociedades humanas, de igual validez que las leyes físicas y naturales, como la ley de la gravedad. Es una teoría económica que parte de supuestos que no se dan en la realidad y llega a conclusiones que no explican lo que sucede en el mundo económico. Un ejemplo es la ley de Say (toda oferta crea su propia demanda) y cuya conclusión es que las crisis no pueden suceder. Esta teoría solo se puede calificar de “apología del capitalismo” porque es una abstracción que ni explica la realidad ni ayuda a entenderla.
En esa teoría se educó Keynes. Hay que recordar que su padre era amigo de Alfred Marshall, economista de gran prestigio a finales del siglo XIX. Respecto a la actuación del Estado eran liberales: debía ser la mínima y se debía limitar a vigilar que se cumplieran las normas de libre competencia, “laissez faire, laissez passer”.
La Gran Depresión de 1929 fue todo un choque teórico. Se producían numerosos cierres de empresas y el desempleo no cesaba de crecer. Estaba sucediendo lo que según la teoría era imposible, por la ley de Say (toda oferta crea su propia demanda). La respuesta académica fue la liberal: hay que dejar actuar al mercado y así se consigue llegar al equilibrio (=pleno empleo). Le devolvió su importancia a la demanda agregada y a la macroeconomía (la economía de los grandes agregados a nivel de Estado frente a las decisiones individuales de empresas y consumidores del neoclasicismo).
La respuesta de Keynes a esta situación es que era compatible la situación de desempleo con el equilibrio estático. Es decir, era posible lo que estaba sucediendo. Para solucionar esta situación el Estado debía intervenir. Ante el déficit de demanda efectiva, por la situación de crisis, el Estado debía actuar para cubrir ese déficit. Debía contratar desempleados para realizar obras públicas, como carreteras y otras infraestructuras básicas. No se trata de entrar en competencia con la empresa privada y hacer lo mismo. El Estado debe actuar en otras áreas que la empresa privada. A esta nueva teoría Keynes la califico de “revolucionaria”.
Keynes no fue el único en defender que el Estado debía intervenir para con su demanda pública incrementar la demanda efectiva. Hubo otros teóricos: Myrdal (Suecia), Kalecki (Polonia), etc. Sin embargo, el más conocido y quien tuvo difusión es Keynes. La obra de Kalecki, es, por lo menos, de igual calidad que la de Keynes, pero no tuvo la misma fama. La razón es la pertenencia de Keynes a la élite dirigente, a que escribía en inglés mientras que Kalecki lo hizo en polaco, y a que Gran Bretaña era la potencia hegemónica en ese momento.
Lo único que pretendía Keynes era salvar al capitalismo. Con la situación de crisis y las ideas socialistas y comunistas al alza, atravesaba una grave crisis de legitimidad. No concebía otro sistema económico que no fuera el capitalismo. Esta defensa de la intervención ha sido utilizada por socialistas y socialdemócratas. Sin embargo, Keynes estaba lejos de compartir tales ideales. Era elitista, conservador, miembro del Partido Liberal.
Aunque no había leído a Marx se atrevió a llamarle economista vulgar. Sin embargo, ambos tenían varias coincidencias: la crítica a la Ley de Say y la importancia de la demanda efectiva. Joan Robinson, discípula de Keynes, llego a decir que si Keynes hubiera leído a Marx habría llegado a las mismas conclusiones bastante antes de lo que lo hizo.
Una de las ideas extendidas es que se salió de la crisis de 1929 gracias a las medidas de intervención estatal aplicadas por Roosevelt en Estados Unidos por medio del New Deal. Consistía en la realización de Obras Públicas contratando a parados. Esta idea no responde a lo que sucedió. Las medidas del New Deal remediaron algo la situación a corto plazo, pero a medio plazo volvieron a surgir los mismos problemas anteriores. En 1938 todavía había 10 millones de parados. Lo que realmente permitió salir de la crisis fue la II Guerra Mundial. Como dijo Mandel entonces se cumplieron las condiciones que permitieron salir de la depresión de la onda larga e iniciar la expansión:
- Se había producido una gran desvalorización y destrucción del capital. Tanto la situación de crisis, con cierre de empresas. como la destrucción ocasionada por la guerra mundial contribuyeron a que fuera imperiosa la actividad económica en la reconstrucción de Europa. Esto hizo que la necesidad y la demanda de productos fuera muy grande.
- Como consecuencia del fascismo y el nazismo la clase obrera sufrió una gran derrota. La relación de fuerzas estaba del lado de los capitalistas y ello les permitió incrementar la tasa de ganancia. En la II Guerra Mundial tan solo en Yugoslavia triunfó la revolución encabezada por Tito. Se inició la Guerra Fría y una vez finalizado el fascismo y nazismo el objetivo de la burguesía fue combatir las ideas socialistas y comunistas.
Coincidieron una gran demanda efectiva por la destrucción de la crisis y la guerra mundial con una clase obra obrera debilitada. Ello hizo posible la salida de la crisis del 29 y no la intervención estatal en los años 30.
LOS LIMITES DEL KEYNESIANISMO
Lo que expongo a continuación es tanto aplicable al propio Keynes, como a los keynesianos. Entiendo por keynesianos a aquellos que quieren salvar el capitalismo, corregir sus defectos, pero dentro del propio sistema capitalista, sin considerar necesario un cambio de sistema. A nivel de nombres se pueden incluir en esta categoría a Stiglitz, Krugman, Piketty, etc.
Al igual que Keynes presentan un diagnóstico de los problemas muy racional y lógico: desigualdad social tanto en ingresos como en riqueza, reparto desigual de la riqueza producida, desempleo, precariedad, etc. La exposición de los problemas no es muy distinta de la que se realiza desde posturas de marxismo revolucionario. Las soluciones son igualmente lógicas y racionales. Consisten en una mayor intervención del Estado. Esta intervención es tanto en una mayor inversión pública para incrementar la demanda efectiva, como en una mayor fiscalidad, que grave tanto los ingresos como riqueza de los que obtienen mayores ingresos, así como efectuar con los mayores ingresos una política redistributiva a favor de los que tienen menores ingresos.
En muchos casos, su deseo es volver a la situación de la década de 1950. En esos años se produjo un crecimiento de la economía, una mejora del nivel de vida de los trabajadores, produciéndose una situación de pleno empleo. Si se produjo esta situación tan solo fue por las circunstancias extraordinarias que hemos mencionado más arriba. Es una época histórica que ya pasó y que no volverá.
Pero no tienen en cuenta, olvidan, que la sociedad no se mueve por la razón y la lógica, sino por intereses sociales. El capitalismo desea obtener mayores ganancias y es la única lógica que conoce. Para ello está dispuesto a sacrificar las necesidades de la mayoría de la población. Los dirigentes de la sociedad no están por esas razones lógicas que solucionen los problemas existentes. Solo desean seguir obteniendo mayores beneficios. Por ello es imposible llevar a la práctica las soluciones racionales que proponen los keynesianos dentro del capitalismo. Las propuestas de los keynesianos chocan con los intereses de quienes tienen la dirección de la sociedad: grandes corporaciones y multimillonarios.
La cuestión es porque si ello es así goza de tan buena reputación el keynesianismo entre sectores sindicales y progresistas. Como dice Michael Roberts es porque abre una tercera vía entre el neoliberalismo y la revolución. Ello atrae a quienes quieren cambiar la situación actual del capitalismo, pero tienen miedo a los cambios que una revolución trae consigo. Aunque ello sea una mera fantasía.
En este sentido la interpretación de Mandel es funcional. El keynesianismo triunfó después de la II Guerra Mundial, porque en un momento de crecimiento le fue útil al capitalismo para legitimar el sistema y facilitar la cohesión social. Posteriormente, cuando en la década de 1970 se redujo la tasa de ganancia las necesidades del sistema cambiaron. Era fundamental incrementar la tasa de ganancia y lo hicieron con el neoliberalismo, con el que subió la tasa de plusvalía (uno de los factores que determina la tasa de ganancia). El neoliberalismo redujo los salarios reales, rebajo la fuerza de los sindicatos, precarizó el trabajo creando una dualidad en el mercado de trabajo (unos trabajadores tienen contrato indefinido mientras otros solo consiguen empleos precarios), privatizó servicios que inicialmente eran públicos, etc.
Cada vez queda más claro que la obtención de los derechos sociales no es permanente. Una vez conseguidos hay que seguir defendiéndolos, en caso contrario hay riesgo de que se pierdan. Ejemplos de ello son el aborto en Estados Unidos, los derechos laborales en retroceso con las reformas laborales en el Estado Español en la década de 2010, la precarización laboral, los derechos a una asistencia sanitaria pública digna y a una educación gratuita y universal, etc. Si no se defienden por una movilización activa y lucha permanente se pierden tales derechos.
La única forma de conseguir que la actividad económica esté al servicio de las necesidades de la mayoría de la población es por medio de un cambio de sistema. En esta nueva sociedad la prioridad debe ser atender las necesidades de la población. Mientras el objetivo sea maximizar el beneficio, los capitalistas lo seguirán intentando obtener las mayores ganancias posibles, aunque sea a costa del bienestar de la mayoría. No hay más que echar la vista hacia atrás para comprobarlo.
Además de todos estos argumentos económicos debemos de tener en cuenta los límites físicos de la propia Tierra. Ahora se cumplen el 50 aniversario de la publicación del Club de Roma, sobre la limitación medioambiental de los recursos utilizados. Analizando los recursos disponibles, solo podemos llegar a la conclusión que el desarrollo capitalista es incompatible con los recursos actualmente existentes. Muchos analistas, entre ellos Tanuro han llegado a la conclusión que el capitalismo verde es imposible. Por todo ello el dilema que actualmente se plantea es “ecosocialismo o barbarie”. No caben vías intermedias.
Carlos Lasarte, economista, Antikapitalistak